Los cómics de Star Wars: ¿Una nueva esperanza?

Imagen de Anne Bonny

Ha caído hace poco en mis manos uno de los tomos de la serie de Star Wars sobre las Guerras Clon que está publicando Planeta DeAgostini, y me ha dado renovadas esperanzas en la franquicia

Fui uno de los grandes decepcionados con la segunda trilogía de Star Wars, ésa que nos llevaba a los primeros capítulos de la macrosaga espacial. No profundizaré sobre el tema, me voy a limitar a remitir al que quiera al artículo Star Worse, pero creo que es un punto importante para explicar por qué, al leer "Luz y Oscuridad", cuarto volumen del cómic "Star Wars: Las Guerras Clon", he recuperado mi fe en la franquicia.

 

Durante años, los que vimos La Guerra de las Galaxias de niños tuvimos que alimentar nuestra imaginación con las dos películas de los ewoks, una serie de dibujos animados sobre los androides -demonios, podrían haber elegido cualquier otra cosa-, el juego de rol -que aportó de las mejores cosas al trasfondo de la saga- y algunas irregulares colecciones de tebeos.

 

Los primeros fueron directamente adaptación de la segunda película, El Imperio Contraataca, publicados por Forum. Luego vinieron otros que exploraban territorios más lejanos, quizás influidos por esas raras novelas a las que accedíamos muy de vez en cuando. Así, vimos cosas de los Jedi antes de la caída de la República, secretos del palacio de Jabba el Hutt y mil historias más en un universo que parecía infinito. Y luego llegó el jarro de agua fría: la nueva trilogía cinematográfica.

 

Como se suele decir, para tanto viaje, no hacían falta alforjas. Creo que más de uno nos preguntamos en ese momento si no fueron capaces de encontrar dentro de la insondable legión de guionistas y artistas que habían contribuido a enriquecer el universo de Star Wars en paralelo a alguien adecuado para cumplir con la deseada papeleta de explicar la caída de la República. Porque, francamente, para el desatino de los priones de la fuerza, la acelerada historia de amor, el conejo de los clon en la chistera de Bobba Fett y la todavía más acelerada caída de los caballeros jedi... pues no hacía falta siquiera guionista, ni sentido común.

 

Lo bueno de caer tan bajo -en expectativas, quiero decir- es que en seguida se vuelve a subir. Así, la historia que nos plantea John Ostrander, ejecutada con profesionalidad por los artistas Jan Duursema, Dan Parsons y Bran Anderson deja buen sabor de boca. No es que sea una obra maestra, pero deja buen sabor de boca.

 

El porqué es sencillo: después de las prisas vividas en la segunda trilogía, aquí tenemos tiempo de sumirnos en ese periodo fascinante del escenario que fueron las Guerras Clon, con la consiguiente caída de los caballeros jedi y el final de la República. Por fin, podemos pararnos un poco y revivir esos momentos claves sin que los efectos especiales nos eclipsen los mínimos momentos argumentales, echando un vistazo a cómo funcionaban los jedis, la propia República o todos esos sistemas espaciales antes de que el Imperio los unificara.

 

En cierto modo, con estos cómics recuperamos esa sensación de navegar por el insondable universo en guerra, saltando a través del hiperespacio de un sugerente escenario a otro, descubriendo todas las razas, complots, complicaciones y misterios que latían bajo esa historia aparentemente sencilla que tejió el equipo de Lucas cautivando nuestra imaginación. Y es una experiencia más que agradable.

 

Es una experiencia esperanzadora.

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