La sombra de la abadía

Imagen de Destripacuentos

Escenario pensado para el juego de rol de “El príncipe valiente” pero fácilmente adaptable para cualquier otra partida medieval caballeresca. Está pensado para ser jugado en una tarde y puede servir de misión inicial para ganarse las espuelas de caballero

Un petición real

 

Hace unos días llegó a la corte una noble dama con una petición para el rey Arturo: esclarecer el origen de una misteriosa aparición en la comarca de Havenbridge.

 

Según relata la dama, iba con su séquito camino de la corte del rey de Gales cuando, en las inmediaciones de la abadía de Sainte Clotilde, se vieron sorprendidos por la aparición de un siniestro fantasma. Acababa de caer la noche y en mitad de la floresta la oscuridad era grande, pero, a pesar de ello, todos pudieron contemplar a la espectral aparición. Ésta tenía el aspecto de una vieja señora, pero medía como dos buenos mozos de alta gracias a sus extremadamente largas y huesudas extremidades. La comitiva al completo salió despavorida en todas direcciones, y, por suerte, encontraron refugio en la citada abadía.

 

Si se le pregunta por sus pertenencias, la dama confesará que algunos de sus objetos personales ya no estaban cuando volvieron a la mañana siguiente. No obstante, insistirá en que su preocupación no son los bienes materiales, sino la seguridad de las devotas monjas de Sainte Clotilde.

 

El rey Arturo pedirá voluntarios entre sus caballeros y, lógicamente, los aventureros serán designados para la misión.

 

La abadía de Sainte Clotilde

 

Este complejo religioso fue en tiempos una rica comunidad. Su cercanía al bosque de Havenbridge, sin embargo, ha hecho que entre en un franco declive estos últimos tiempos. El arzobispado, de hecho, quiere que las escasas y ancianas monjas que se obstinan en trabajar en ella la abandonen.

 

La mayor parte de la abadía está en ruinas, y los aventureros podrán moverse libremente por ella. La comunidad de monjas, con sor Ignacia a la cabeza, les dará la bienvenida y todas las facilidades que necesiten. La madre abadesa es todo un personaje: ha peregrinado a Roma, Santiago y Jerusalén, es una gran erudita y, a pesar de sus ochenta años, una mujer vital. No mostrará ningún temor hacia la aparición e intentará restar importancia al asunto.

 

Si los caballeros indagan un poco en la biblioteca real o en las notarías de las arcas del arzobispado, verán que la religiosa también hace milagros. Desde hace algún tiempo, y a pesar del deplorable estado de la abadía, no sólo consigue pagar al obispo los diezmos obligados con increíble puntualidad sino que, además, realiza importantes obras de caridad entre los aldeanos, a quienes, según ella misma, debe servir.

 

El misterio

 

En realidad, como ya habrá supuesto más de uno a este punto del módulo, no existe ninguna aparición misteriosa, sino un ingenioso ardid de sor Ignacia para equilibrar la desigualdad entre ricos y pobres que existe en la zona. El plan es sencillo: disfrazada de aparición infernal, la monja hace huir a mercaderes y nobles séquitos. Después, mientras les refugia en la propia abadía, da cuenta de sus ricos enseres abandonados por el camino. El beneficio se utiliza para pagar al arzobispado y hacer caridad entre los pobres, quienes nunca son víctimas de la llamada Dama Blanca.

 

Para que su disfraz sea efectivo, sor Ignacia ha ideado unos zancos y unas extremidades hechas con ramas secas que, cubiertas por harapos blancos e impregnadas de una solución fluorescente que fabrica gracias a sus conocimientos alquímicos, resultan francamente aterradores. Por supuesto, sor Ignacia no usará su disfraz en presencia de los caballeros, excepto para salvarles, si se diera el caso, de los salteadores sajones que se esconden en el bosque.

 

De este modo, únicamente será posible descubrir el ardid encontrando el disfraz, que se encuentra oculto en la cripta, o los rastros de sustancia fluorescente, que se encuentra presente tanto en el bosque como en la cocina de la abadía. Dependiendo del momento, será posible también encontrar parte del tesoro entre los huesos de las antiguas madres abadesas que reposan bajo la iglesia.

 

Por otro lado, si deseas complicar el módulo o hacer que las cosas se muevan, puedes preparar un encuentro del fantasma con unos mercaderes mientras los caballeros están todavía en la abadía. Es posible que las monjas les droguen para dormirlos si no quieren dejar pasar la oportunidad de un rico botín.

 

La comarca de Havenbridge

 

Seguramente, los caballeros recorrerán la comarca para recabar información sobre la aparición. Es necesario tener en cuenta algunas cosas sobre la misma a la hora de desarrollar el módulo.

 

Havenbridge es una región pobre y asolada, frecuentemente, por merodeadores sajones que se ocultan en su frondoso bosque. En tiempos la abadía era el refugio de la zona, pero actualmente está prácticamente en ruinas. Es por ello que los aldeanos consideran una bendición a la Dama Blanca. Están a salvo de sus robos y ahuyenta a ricos y bandoleros. ¿Qué más podrían desear?

 

En cuanto al bosque, en él se refugia todavía una banda de una docena de vagabundos sajones desastrados. Su pericia con las armas es poca (entre 4 y 6 monedas; 2 ó 3 de cuerpo, 1 ó 2 de armas, y 1 de habilidad), pero la suficiente para aterrar a pequeños grupos desprotegidos o a los aldeanos. Por fortuna, la Dama Blanca les aterra. Si alguno de los aventureros fuera muy descuidado, podrían hacerle prisionero y llevarle a la caverna en la que habitan en el corazón del bosque.

 

Si los aventureros quedaran en jaque porque no consiguieran que la aparición se moviera, podrías utilizar a la partida de sajones para forzar su presencia en la aldea, la cual defenderá aunque sea a la desesperada.

 

Finales y recompensas

 

Si los aventureros descubrieran el ardid de la madre abadesa y la convencieran para que no siguiera con sus actividades, consiguiendo resolver la misión y salvar la abadía, otórgales al menos 500 puntos de fama.

 

Si, por el contrario, la abadesa es descubierta y delatada, otórgales sólo 300 puntos y atormenta sus conciencias. Después de todo, lo que hace lo hace con buena voluntad y es una anciana religiosa.

 

Si equivocadamente desbandan a los sajones creyendo que son los responsables de la aparición, dales 100 puntos de fama. Hay que tener en cuenta que los ridículos también tienen su resonancia y, además, nunca está de más librarse de unos malhechores.

 

Eventualmente, puedes otorgar 100 puntos más por desembarazar a la comarca de los criminales como complemento a los dos primeros finales.

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