Apenas detalles

Imagen de Jack Culebra

Y de algún modo son claves para que el desasosiego, la tensión, la incertidumbre o cualquier otro sentimiento similar calen en el espectador con inusitada fuerza.

No he sido nunca particularmente analítico con las películas de cine. Se me olvidan las bandas sonoras, confundo a los actores más inverosímiles, mezclo unos argumentos con otros... pero, curiosamente, hay detalles que se me clavan muy profundo. Apenas detalles, sí, pero en justicia también elementos de peso que han hecho que algunas películas funcionen muy bien.

 

No querría exagerar. Estoy seguro de que los filmes que mencionaré a continuación llegaron a donde llegaron -sea arriba o abajo- por muchos otros méritos que los detalles que voy a resaltar, pero creo que, al mismo tiempo, tampoco hubieran sido lo mismo. Es más, tengo el íntimo convencimiento de que muchos directores y guionistas saben que se la juegan, precisamente, en los pequeños detalles, como si fueran las cacareadas distancias cortas de las colonias.

 

Empezaré por el que me hizo reflexionar sobre este tema la primera vez, y que vino presentado de la mano de mi hermana: la ausencia de banda sonora en Los pájaros, de Hitchcock. Sin duda, es un golpe magistral en una narración que reposa sobre el animal musical por excelencia. ¿Dónde, si no, iban a pesar tanto los silencios? Éste, sin duda, es de los más llamativos, pero no el que más me llama la atención a mí, quizás porque, a veces, pasa desapercibido por su malévola sutileza.

 

Supongo que si oís un tintineo de llaves, y sois más o menos de mi generación, a muchos os vendrá a la memoria -o directamente a las entrañas, como un fantasma- la presencia del misterioso perseguidor de E.T. Es un recurso sencillo, pero eficaz. Sin entrar en metáforas excesivas sobre los ecos de las cadenas de los condenados, es innegable que ese tintineo metálico, esa posesión de unas llaves -que abren qué, cabe preguntarse-, que delata una presencia que sabiamente no se nos revela del todo -porque no se le ve el rostro, ¿verdad?- siembra la tensión a pesar de no ser, estrictamente, un malo de película. Muchas películas de terror hubieran querido causar tanto impacto con tan poco...

 

Y es que a veces los recursos simples son los que más tocan. Por eso, no es de extrañar que en Aliens se volviera a los detectores de movimiento de Alien: el octavo pasajero. ¿En qué se basan? En microcambios de la densidad del aire, pero, sobre todo, en acumular desasosiego a través de un simple "bip" que aumenta su cadencia anunciando el terrible momento crucial. En esta segunda película hay otra escena que usa un recurso similar, cuando las ametralladoras automáticas emprenden una cuenta atrás de munición, el cual es, sin duda, angustioso -pues el espectador sabe que es una cuenta atrás-, pero que no llega a la eficaz elegancia del primero.

 

Otro de la misma familia sería el mostrar nubes de vaho en El sexto sentido cuando se acerca un espíritu cabreado, que quizás visto fríamente -valga el comentario- resulte un poco obvio, pero que en el metraje, junto a la interpretación del chiquillo, resulta tremendamente eficaz. Y es que esa nubecilla pálida es, ni más ni menos, una clara perturbación del entorno, y eso cala mucho en el espectador -ya lo decían en La guerra de las galaxias: noto una perturbación en la...-

 

No voy a extenderme más en poner ejemplos, pues seguro que a vosotros se os ocurren muchos más, y probablemente más acertados, pero sí que querría dedicar una breve reflexión a sus características, más que nada por dar un poco de empaque a esta caprichosa temática.

 

En primer lugar, creo que está bastante claro que son elementos que sirven para generar tensión. Por ello, son idóneos para películas de suspense, acción o terror, aunque tampoco lo sean en exclusiva. Pero más allá de servir para generar tensión, sirven sobre todo para caracterizar: el fumador de Expediente X es muy distinto al hombre de las llaves de E.T., del mismo modo que los marines de Aliens y los de Starship Troopers tienen poco que ver, aun dedicándose a menesteres similares.

 

En segundo lugar, creo que todos estos recursos han de cumplir un base: han de ser fáciles de captar por el espectador pero al mismo tiempo guardar una discreción que se basa, simplemente, en encajar bien con el escenario. Si en vez de llaves el tipo de E.T. hubiera llevado un manojo de cuchillos el efecto hubiera sido muy distinto. También es innegable que los detectores de movimiento funcionan bien en pantalla con ese sistema de pulsos porque resultan muy gráficos -sobre todo con el apoyo interpretativo de Hudson-; si se hubiera optado por un gadget de ci-fi que no fuera totalmente intuitivo, parte de la tensión se diluiría por distraerse el espectador.

 

Finalmente, son detalles que tienen que repetirse, que generar una cierta sensación de ya estamos otra vez, que ofrece la oportunidad al espectador de anticiparse a lo que se acerca. Después de todo, es ésa certeza de saber que las cosas van a complicarse la que pone mal cuerpo al público, ¿no?

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