¿Dónde están mis portadas?

Imagen de Anne Bonny

Estoy cumpliendo el viejo sueño de completar mi colección de Conan el bárbaro gracias a la reedición de la serie por parte de Planeta DeAgostini. Apenas un punto oscuro asoma en el horizonte: ¿dónde demonios se han metido las portadas?

Cuando empecé con mi colección de Conan el bárbaro, tenía unos diez años. Algo menos, quizás. Desde entonces, corría el número 155 de la serie regular, fui siguiendo los avatares del personaje, intentando mantener completa la colección a pesar de cambios de formato, de recomienzos de la línea argumental y, finalmente, de cambios de títulos. En un momento dado, desistí.

 

Cuando la reeditaron, años después, con aquellos tomos de colorines y los magníficos artículos de Roy Thomas, decidí volver al ruedo e intentar completar lo que me faltaba. Unos cuantos tomos después y algunas confusiones (porque la nueva edición sí que seguía la numeración original americana e intentaba ceñirse al formato de ésta) más tarde, mi proyecto, como tantos otros, fracasó.

 

Ahora, de nuevo años después, parece que llega la tercera oportunidad, que suele ser buena señal para la victoria, y he empezado a comprarme -seguramente ya con demasiado retraso- las llamadas Crónicas de Conan. No sé si por mi proverbial naturaleza despistada o por una mala campaña publicitaria por parte de Planeta DeAgostini, por aquí seguía yo despistado sin caer en la cuenta de que las Crónicas de Conan eran los cómics descatalogados que intentaba cazar por otro lado. Sea como fuere, descubierto mi error y puesto sobre la buena pista, ya me estoy haciendo con ellos, y la impresión es más que buena.

 

Unas magníficas tapas duras que siempre hubiera querido para mis Conan, páginas de calidad alta y, aquí sí que me he llevado una buena alegría, artículos de Roy Thomas al cierre. Creo que son algo más breves que los que se iban dando en la anterior reedición, pero, en cualquier caso, son más que suficientes para saciar al lector aficionado. Y junto con este pack de sobresaliente, la primera sorpresa: han vuelto a colorear los originales.

 

Demonios, cuando empecé a leer el tomo creía que me había vuelto a confundir, que aquello no era Conan el bárbaro. No soy muy amigo de ordenadores para poner colores y, hay que decirlo, entré con el pie izquierdo. Además, aunque esto igual es una impresión falsa, tengo la sensación de que algunas páginas las han "reordenado" para que luzcan en más grande determinadas viñetas, y ya se sabe que los dibujos no suelen ser amigos de los zoom.

 

Pero poco a poco, esta impresión negativa inicial fue dando paso a mi reconocimiento. No quiero imaginarme cómo estarán los fotolitos de las primeras tiradas de Conan el bárbaro, pero estoy seguro de que no en condiciones para reimprimir el cómic como Dios manda. La opción de restaurarlos a partir de los lápices originales no es mala, desde luego, y hay que reconocer que los trazos ahora se ven más claros y que, globalmente, se disfruta más el cómic. Además, algunos efectos de luz creados con los nuevos sistemas de coloreado, aportan una dimensión mayor a los dibujos de Buscema (de momento, son los únicos que he visto). No tiene el mismo sabor que los cómics que leía de crío, pero el resultado es bueno, muy bueno, indiscutiblemente mejor en ocasiones. Yo, por lo menos, me he reconciliado con el restaurado e incluso me planteo pillarme los números que ya tenía por tener toda la colección uniforme y presentable.

 

Si hay algo que me tira para atrás, son las malditas portadas. Demonios, ¿dónde están? Dejando ya de lado que para la cubierta de los tomos hayan elegido portadillas (esas primeras páginas de viñeta completa a las que estamos acostumbrados), mi sorpresa ha sido mayúscula al ver que no estaban las cubiertas, por ningún lado. Ni recopiladas al final, ni abriendo boca frente a cada número original.

 

Una auténtica decepción. Entiendo que hayan podido existir problemas de derechos de autor, o que no se haya podido conseguir la calidad de las páginas restauradas, pero da una sensación de vacío desoladora. Para más INRI, han incluido unas "portadillas" de lo más soso como imitando falso cuero, unos separadores de capítulos de lo más anodino que, a mi parecer, hubieran podido ahorrarse.

 

Las portadas de Conan el bárbaro no han sido nunca grandes obras de arte, pero sí algo mítico. En sí, son como una aventura propia que, muchas veces, no tiene nada que ver con el cómic en el interior. Con esa receta mágica de "tiene que aparecer Conan con un monstruo (o varios) y una tía buena", los distintos portadistas han hecho malabarismos de lo más sugerentes, incluso creando una especie de escuela de "espada y brujería". ¿Quién no ha soñado con alguno de sus trabajos?

 

No pretendo darle más importancia de la que tiene (una sombra sobre una reedición que merece mucho la pena, sobre todo al precio que trae), pero no deja de reconcomerme un poco que se hayan quedado a medias con el buen rumbo que habían tomado. Y, todo sea dicho, que las portadas de Conan el bárbaro, con todos sus desatinos y su incomparable sabor a épica, se hayan quedado fuera de juego. Una lástima. Pequeña, pero una lástima.

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