Ronin

Imagen de Anne Bonny

Reseña del cómic de Frank Miller y Lynn Varley publicado originalmente entre 1983 y 1984 por DC Comics como una miniserie de seis números y editado en nuestro país por Norma Editorial en un tomo recopilatorio

Ronin es uno de los cómics más emblemáticos de Frank Miller, y al mismo tiempo uno bastante atípico en algunos aspectos. Sin ser un gran conocedor de este autor -ni del mundo del cómic en general- son dos elementos que he creído percibir con claridad en su lectura.

 

Por un lado, en el cómic se ven, efectivamente, unas claras influencias manga que no he reencontrado -al menos al mismo nivel- en otras obras de Miller. Es algo que encaja muy bien con la trama -que se articula gracias a una concatenación implacable de escenas de acción-, el escenario -aunque el telón de fondo es un futuro distópico anclado en una urbe norteamericana, la ambientación recurre constantemente a elementos de la tradición oriental- y el tono de la historia -épico, dinámico y sangriento-.

 

Este recurrir al imaginario nipón para el desarrollo de la historia, desde luego, es uno de los puntos más interesantes del cómic, a mi parecer. Es algo que permite al autor desarrollar conceptos que son muy de su estilo, como el sacrificio personal, el honor o la exaltación de la bravura en el combate. Y hacerlo, al mismo tiempo, aportando una carga de exotismo que deviene doble precisamente por la dualidad del escenario.

 

Si Ronin se hubiera enclavado directamente en el Japón mítico, incluso con viaje temporal incluido, hubiera sido una obra bastante más clásica. Al dar la vuelta de la tortilla y hacer que este lado de la ambientación fluya a través de una base de ciencia ficción occidental, la historia adquiere una dimensión adicional muy interesante.

 

Es en ésta donde realmente brilla, desde mi punto de vista, este cómic. Los paralelismos entre las gentes de ambos mundos, o el juego de contrastes de los personajes principales -que se acentúan todavía más al hacerlos naufragar el guión por los escenarios más rocambolescos-, son los que potencian ambas facetas del escenario y el propio interés de la narración, la cual, todo sea dicho, no sería mucho más que una sucesión de combates sin este ingenioso entrecruzamiento.

 

Con este guión, el estilo manga para desarrollar la trama se muestra como el idóneo, no sólo por el dinamismo que consigue imprimir a las constantes escenas de acción, sino por el desbocado dramatismo que sublima, asimismo, cuando llegan los momentos culminantes que el trasfondo, pacientemente, ha ido tejiendo en las bambalinas. Demonios, corporaciones insaciables, inteligencias artificiales, engendros del submundo... todos encuentran su hueco para empujar al lector hacia los momentos claves.

 

El resultado es una obra que se lee de un modo muy ligero, al estilo de un cómic de acción, pero que está repleto de detalles ambientales y reflexiones implícitas que lo hacen susceptible de una segunda lectura. Una buena combinación, en definitiva, de historia y trabajo gráfico, de ritmo y fondo. Merece la pena echarle un vistazo.

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carlos gallego
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Poblador desde: 19/09/2009
Puntos: 4

Muy pronto además contará con una versión cinematográfica del film. Una aportación más del maestro Miller al 7º arte.

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