Con mi ordenador en el hospital y mis apuntes de lengua egipcia abandonados sobre la mesa, me he cogido una taza de leche con colacao y me he sentado en el sillón, a ver qué ponían. Y en la 6 me encuentro con esa famosa miniserie, El Pacto.
Hace poco ha terminado. Durante toda la serie he pensado "esto lo han hecho para hacer enfadar a Zapatero con el tema del aborto de las chicas de 16 años". Pero, aunque tenía la vana esperanza de que al final abortarían todas, resulta que no, que sólo la que estaba enferma aborta (y era la más imbécil de todas). Aun así, me ha gustado que todas estén puteadas por la carga de ser madres. Todas con caras largas, enfadadas, mirando con anhelo a los despreocupados jóvenes no padres, a las alegres parejas sin hijos que pasean en bicicleta... esa nota de "chicas, no abortéis si no es estrictamente necesario, pero cuidado, que ser madres tampoco es un chollo" me ha disgustado y gustado a partes iguales.
La serie tiene un mensaje horrendo, una especie de panfleto grupusculario donde se tiene que seguir la corriente al grupo. ¿Alguna de las pobladoras de por aquí le hubiese seguido la corriente a la líder rebelde esa? Es decir, si fuese algo como la huelga, quizá sí. Todos nos sentimos más fuertes y más satisfechos cuando hacemos algo en grupo, especialmente si es algo que marca la diferencia. Pero estas chicas se decían las unas a las otras "verás la jeta que se le queda al director cuando no pueda expulsarnos a todas" o "¡tía, cuidaremos a los bebés juntos, eso mola!".
¡Coño, estas muchachas están como una regadera! ¡A quíen se le ocurre! Llegas a sentir cierta simpatía con la líde rebelde y con la morena que tiene novio, pero también es satisfactorio que se muestro cómo tamaña subnormalidad les acarrea problemas. "Menuda putada, eso del embarazo", parecen decir todas al final.
Y eso es todo. Ahora a dormir un poco.
Andronicus dixit
Pero esta miniserie acabo ayer por la noche no?
Todo tiene su fin