Se puede perder (CF)

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Jecholls
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Se puede perder

«No, la vida nunca se tiene. Se va ganando, pero se puede perder muy pronto», era el pensamiento que se le cruzó a Johny cuando cruzaba la vía del tren. Fue justo en el preciso instante en que se metía el bocadillo entre los dientes como quien hace diez días que no come. Escupió al suelo un trozo de filete que se le quedó anclado en los incisivos para segundos más tarde oír el tracatrá del tren y ver la luz omnipotente y cegadora del transporte. Tal vez su edad y su incipiente sordera le hicieron no darse cuenta antes de la catástrofe que se le avecinaba. De cualquier modo, el lector sabe ya que Johny moriría antes de cerciorarse que todavía no había terminado su almuerzo.

Pero la vida tenía que ser otra cosa, otra cosa más distinta y más absoluta. No podía acabarse sin más, volcada a ese sinsentido de muerte imprevista.

De repente rechinaron las vías. El estrepitoso sonido de un tren frenando alertó a la multitud de ciudadanos que recorrían las callejas del metro. Un triiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiik tremendo alteró el corazón de Johny como nunca antes lo había hecho. El bocadillo se le cayó al suelo.

Volteó su cabeza hacia la derecha. Ante sus ojos, una joven misteriosa vestida de negro hacía fuerza con sus brazos sensibles y sus piernas apoyadas contra las vías para salvarle la vida.

–¡Corre, sal de ahí!

Johny no supo qué hacer, su rostro simulaba una palidez casi mortal.

–¿Es qué acaso quieres morir? ¡Vuelve arriba, imbécil de mierda!

Johny pensó que la chica era tremendamente irresistible. Sus ojos de gata, el pelo oscuro que le llegaba hasta la cintura, donde unas curvas delirantes asomaban a un culo de vértigo, redondeado y muy bien puesto…

–Vale, preciosa, ahora mismo subo. Pero antes debo comprobar si eres de verdad una heroína de esas como las que salen en los tebeos– mientras decía todo esto, Johny se iba acercando a la espalda de la chica con el paso de machote que le caracterizaba: el pecho hacia delante y los hombros hacia detrás–. Como Catwoman, eso es.

Las manos del hombre que debería estar muerto comenzaron a palpar la silueta de la chica, desde los hombros hasta las caderas. Mientras, su olor a cerveza barata impregnaba el olfato de ella, que todavía hacía fuerza con sus brazos para frenar el tren de veinte vagones que vino a una velocidad de doscientos kilómetros por hora. La gente miraba asustada y señalaba con el dedo. Otros aplaudían y algunos comenzaban a sospechar sobre la pasiva reacción de Johny. «¡Gilipollas!, pero es que eres gilipollas. ¡Sal de ahí o el tren os arrastrará a los dos! ¡No ves que es una chica!», fue lo que dijo uno de los ciudadanos que observaban la escena.

–¿Y cómo dijiste que te llamas…?

Ella le miró con ira.

–Bella, puedes llamarme Bella, pero te recomendaría que saltaras de la puta vía del tren porque mi fuerza no es infinita. Si lo llego a saber hubiera dejado que te matasen, hijo de perra.

A Johny siempre le habían gustado los insultos, más todavía si procedían de una voz femenina; «los insultos puestos en la boca de una loba siempre suenan encantadores», solía decir. ¿Pero no era la vida una gran mierda si no se podía insultar? Aquella retahíla de palabras malsonantes le había encendido un morbo impresionante. Observó los músculos rígidos de la chica, pegados al cuero de su ropaje negro. La posición de su cuerpo era precisa; claro que para poder aguantar un tren de tal envergadura lo menos que se podía hacer era posicionar los pies correctamente, hacia detrás, con los brazos estirados al norte. Su culo quedaba entonces prácticamente en el aire, en una posición bastante indecorosa si teníamos en cuenta que Johny cada vez estaba más cerca de él y pegaba su cuerpo al calor de la misteriosa Bella. El pelo de la chica, negro ónice, casi se confundía con el cuero del traje, oscuro como sus mismos ojos.

–¿Pero qué coño haces…?

Johny sabía lo que hacía. No pudo aguantar la tentación y con sus dos manos acarició el estómago cubierto de Bella. Acto seguido subió sus manos, magreándola con fuerza hasta llegar a sus pechos, sus enormes y duros pechos. Los manoseó como si hiciera diez días que no tocaba unos pechos, pero esta vez no se le quedó nada anclado en los incisivos. En este instante, como comprenderán, la gente comenzó a pensar que asistía al momento más extraño de su vida, así que no tardaron mucho en abrirse los móviles para llamar a la policía, e incluso algún transeúnte quiso bajar a la vía para apalear a nuestro intrépido Johny.

Ocurrió más rápido que la aparición de Bella. En un segundo Johny se había lanzado al aire y se llevaba a Bella consigo, sujetada por sus pechos y por el pelo, como si se tratara de una bestia que acababa de capturar, águila cazadora.

La gente del metro miraba hacia arriba, cada vez más lejos, hasta que los dos protagonistas se fusionaron en un punto muy lejano que se perdió en el cielo despejado de la tarde.

 

Johny volaba con Bella entre sus brazos, que permanecía pálida y a punto de vomitar en el aire. Éste se dio cuenta del asqueroso suceso que estaba a punto de acontecer, así que aceleró su vuelo y llegó a tierra firme. Había un prado desierto que le pareció un lugar adecuado. Allí la soltó de un brusco impulso, al tiempo que descendía de pie con el pecho hacia delante y los hombros hacia detrás.

Bella yacía tirada sobre el suelo, con un moratón en la mejilla izquierda y los ojos cerrados, mareada, el pelo revuelto sobre la arena y los músculos totalmente lánguidos, seguramente desposeídos de la fuerza de una heroína, debido al tremendo esfuerzo que tuvo que hacer en la vía del tren.

Johny era listo. Sabía todo esto.

–Estuve esperando mucho tiempo este momento– soltó mientras se reía como un sádico.

Bella intentaba abrir los ojos, desnortada.

–¿Qué… qué? ¿Qué has hecho, qué ha pasado? ¡Maldita sea, me has tendido una trampa!

Johny olfateó el ambiente, como si estuviera orgulloso de la caza.

–Perspicaz… Hacía mucho tiempo que oía historias entre la gente, cuando caminaba por las calles o paseaba por la avenida de San Diego las noches calurosas del verano. Hablaban de una chica que se dedicaba a salvar las vidas de los pobres desgraciados que con tan mala suerte se metían sin darse cuenta –reía– en la vía del metro. Al parecer era precisa y nunca fallaba en sus apariciones. Tenía muy contenta a la ciudad.

Bella estaba muda.

–Y ahora… Ahora por fin te he encontrado.

–¿Quién… eres?

–¿Ya no me recuerdas? Han pasado muchos años, he cambiado algunas veces de forma, pero conservo los mismos ojos. Y he de reconocer, que aunque seas… bueno, aunque seas esto, tu forma humana es muy, pero que muy apetecible.

Bella le miró fijamente a los ojos y gritó como si alguien acabara de morir ante sus ojos. Johny sentenció:

–Soy tu hermano y vengo a llevarte de nuevo a nuestro mundo. Te necesitan.

 

 

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_Pilpintu_
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 Bienvenido/a, Darthz

Participas en la categoría de Ciencia Ficción.

Recuerda que si quieres optar al premio del público o a su selección debes votar al menos una vez (punto 9 de las bases).

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Si tienes alguna duda o sugerencia, acude al hilo de FAQ´S y en caso de que no encuentres respuesta puedes señalarla en el post correspondiente.

 

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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Cabezón
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Muy buena la sorpresa final. Me parece un relato bastante atrevido y bien redactado.

Probablemente dios no existe, así que deja de preocuparte y desfiruta de la vida.

El diario de Baldo

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mawser
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Poblador desde: 17/07/2009
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Sorprendente, con mala ostia, de ágil desarrollo y escrito de una forma coloquial que le viene muy bien al tono general del relato. Una historia divertida y sórdida con alma de cómic (quizás de Garth Ennis, incluso). Me ha gustado mucho.

https://www.facebook.com/La-Logia-del-Gato-304717446537583

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Gilles de Blaise
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Puntos: 272

La verdad que no se muy bien qué decir... El inesperado giro en el desarrollo me hizo esperar otra cosa en lugar del final, que me pareció abrupto.

Lo sé, soy un clásico. Por eso quizá no conecto con el lenguaje tan duro.

Enhorabuena por la selección.

La mentira puede recorrer el mundo antes de que la verdad tenga tiempo de ponerse las botas.

http://historiasdeiramar.blogspot.com/

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