El Jonathan Hickman de Image II

Imagen de Kaplan

Reseñamos Réquiem por Marte y Red Wing, publicados por Panini

Hace unos meses hablamos por aquí de dos de las miniseries escritas y dibujadas por Jonathan Hickman en Image: Pax Romana y El Informativo Nocturno (que también analizamos de forma independiente aquí y aquí). En ambos casos nos encontrábamos con obras en las que se limaban las carencias del dibujo con un eficaz planteamiento de página, a menudo de corte diagramático, y en las que primaba lo textual sobre lo icónico. Ahora vamos a centrarnos en dos obras posteriores, realizadas cuando Hickman empezaba a hacerse un hueco en Marvel y en las que, quizás debido a ello, el autor recurrió a dibujantes para ocuparse de la parte gráfica. No obstante, ambas mantienen cierta homogeneidad estética con Pax Romana y El Informativo Nocturno (también será así en la posterior Los Proyectos Manhattan, como veremos próximamente), lo que contribuye a pensar en estas miniseries como un todo orgánico, algo muy del gusto de Hickman.

Réquiem por Marte, que cuenta con los lápices asépticos de Ryan Bondenheim, es una historia en la que Hickman, al contrario de lo que hizo Morrison en All-Star Superman, se posiciona lejos de las habituales pasiones superheroicas para narrar con tono crepuscular la última aventura de Marte, un alienígena superpoderoso que vive en la Tierra desde la Edad Media y que intentó llevarnos por el buen camino solo para comprender las profundas diferencias existentes entre la humanidad y él. Una lectura amarga, sin el sarcasmo brutal que podría emparentarla con otras revisiones desmitificadoras como las de Warren Ellis en Avatar Press (Black Summer o No Hero) y cuyo tono oscuro se ve potenciado con la paleta ocre y azul de los dibujos, muy similar a la de Pax Romana y El Informativo Nocturno.

Más estimulante a primera vista resulta Red Wing, dibujada con mucho mayor atrevimiento y facultades por Nick Pitarra, quien no esconde en ningún momento lo mucho que le gusta Frank Quitely. En Red Wing, Hickman se mete de lleno en la ciencia ficción que tanto le gusta y plantea un relato futurista en el que las naves temporales de dos ejércitos de épocas diferentes combaten atravesando el tiempo. El guionista abandona aquí gran parte de las ansias epatantes que había mantenido hasta entonces, propias del principiante, abre la mano a que el dibujante pueda experimentar y aportar valor a la obra y, en fin, ofrece entretenimiento a secas que será mucho más disfrutado por los conocedores del género. A veces, menos es más.

En la lectura de estos cuatro títulos puede apreciarse la rápida evolución de Jonathan Hickman como guionista de cómics, que le ha llevado a convertirse en uno de los principales artistas de Marvel. Una trayectoria, por cierto, no muy diferente a la llevada a cabo por su principal valedor en la editorial, Brian Michael Bendis.

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