El último baño (T)

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Tarna
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Poblador desde: 25/09/2010
Puntos: 22

Aspiro profundamente el humo alquitranado del cigarrillo que sujeto entre mis labios. Siento como el calor punzante desciende por mi garganta, inunda mis pulmones, envenena mi sangre. La misma sangre oscura y tibia que se derrama por mis muñecas abiertas. La misma sangre que tiñe de escarlata el agua que cubre mi cuerpo desnudo. Descanso los últimos minutos que me restan de existencia con un relajante baño suicida en la bañera de mi apartamento. Expulso el humo con un suspiro apacible. Pesadas lágrimas resbalan por mis cada vez más pálidas mejillas. Son lágrimas de alivio.
No recuerdo cuando empezó, pero hoy terminará. Al fin.
 
Llaman al timbre. Creo que me he desvanecido unos segundos. Las heridas empiezan a cerrarse. Mierda. ¿Por qué siguen llamando? El pitillo se me ha caído de los labios en algún momento y ahora flota inerte sobre el agua, emponzoñada con mi muerte. No me apetece volver a cortarme, duele demasiado. Quizá no sea necesario. Tengo mucho sueño. Y frío, mucho frío, a pesar de la calidez que desprende el calor de mi último baño. El timbre ha dejado de sonar. Quien fuera el que solicitaba mi presencia se ha cansado. No le culpo. Yo también me he cansado.
 
Es extraño. Pensar que no voy a volver a fumar nunca más despierta un ansia muy arraigada en mi interior. Necesito otro cigarrillo. Esta vez prometo que será el último. Intento levantarme pero las piernas no me responden, tiemblan ante la sola idea de mantenerme erguida. Supongo que es una buena señal. El paquete de tabaco se encuentra encima de la tapa del inodoro junto con un mechero casi gastado. Si me estiro lo suficiente podré alcanzar ambos. Me incorporo a duras penas y saco medio cuerpo fuera de la bañera. Alargo un brazo en dirección al paquete. Un chorro de sangre salpica el suelo. Las fuerzas me abandonan. Pero sigo anhelando ese último cigarrillo. Además, el esfuerzo por conseguirlo parece acelerar el proceso. Mis dedos manchados con la roja esencia de mi propia vida rozan el mechero. Sólo un poco más. Arqueo mi espalda al máximo. La mano que se aferraba al borde de la bañera para sujetarme resbala hacia fuera. Siento una punzada de dolor en la barbilla que me estremece de arriba abajo y cierra con fuerza mis párpados. ¿Sigo dentro de la bañera? No tendré esa suerte. Eso es algo que se me acabó hace mucho tiempo.
 
Aunque parezca mentira, todavía quiero ese maldito pitillo. Abro los ojos. Está todo cubierto de sangre: el suelo, la alfombrilla, el inodoro, el borde de la bañera. ¿Por qué no me he muerto ya? Suspiro con resignación. Todo lo bueno se hace esperar. Ahora, dada mi posición, tumbada boca arriba sobre el gélido, viscoso y duro suelo de baldosas blancas, – bueno, hace cinco minutos eran blancas – sólo tengo que estirar el brazo hacia arriba para coger el puñetero tabaco. Realizo esta maniobra procurando que la sangre que mana tímidamente de mi muñeca no caiga sobre mi rostro. Enciendo con prisas el que será, esta vez sí, el último de mis coqueteos con el cáncer. Una sonrisa de placer se congela en mi rostro en el mismo instante en el que vacío mis pulmones del denso humo del tabaco. He vuelto a oírlo.
 
Cierro los ojos con fuerza. El corazón, al que apenas le queda sangre que bombear, se desboca bajo mi pecho. Mis poros comienzan a segregar un sudor frío y pegajoso que huele a miedo y a desesperación. Aprieto los párpados todo lo que puedo. No quiero verlo. No quiero verlo. No quiero verlo.
 
La puerta chirría. Mi viejo compañero acaba de entrar. Escucho los arañazos que producen sus uñas al rasgar el suelo mientras se arrastra, mientras se acerca más y más a mi. Deseo gritar, deseo llorar, deseo morir, pero para mi desgracia, ninguna de esas cosas sucede. Lo único que puedo hacer es lo que he hecho siempre, esperar, cerrar los ojos y esperar.
 
Siento como se aproxima. Su deliberada lentitud crispa mis desquiciados nervios, me tortura, me enloquece. Los arañazos, ese familiar sonido que me ha acompañado ocasionalmente durante los últimos años de mi vida vuelven una vez más a arrebatarme un trocito más de la poca cordura que me queda. El repiqueteo de sus afiladas uñas contra el suelo invaden cada espacio vacío del cuarto de baño. No quiero verlo. El sonido es cada vez más fuerte, más violento, más impaciente. Empiezo a percibir el ruido que produce su pesada respiración. Está cerca, más cerca que de lo que nunca antes se había atrevido a acercarse. Sabe lo que pretendo. No lo permitirá. No me dejará escapar de él.
 
Silencio. Los arañazos han desaparecido. Su respiración también. ¿Por qué entonces no me atrevo a abrir los ojos? El cigarrillo se consume entre mis dedos. Ni siquiera soy capaz de acercármelo a la boca.  Estoy completamente inmóvil y en silencio, a la espera de volver a percibir su presencia, a escuchar como sus uñas arañan el suelo. Joder, joder, joder. Me ha tocado, me ha tocado, me ha tocado. Su nauseabunda piel ha rozado mi pie y con su mano o garra o lo que quiera que tenga me ha cogido un instante por el tobillo y ha tirado de mí, un jodido y espantoso instante. Me reclama. No puedo más. No quiero verlo.
 
Oigo un grito y no es el mío. Al fin la última gota de vida ha abandonado mi cuerpo. No puedo evitar sonreír mientras exhalo mi último aliento. Al fin soy libre.
 
 
 
 
  

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jane eyre
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Puntos: 10051

Bienvenido/a, Tarna

Participas en la categoría de Terror

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J.Calais
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Poblador desde: 09/09/2010
Puntos: 378

Me ha gustado mucho, de verdad. Es casi angustioso. Enhorabuena por haber plasmado de esa forma tan vívida los últimos instantes.

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Enoch Soames
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Poblador desde: 26/09/2010
Puntos: 17

A mí también me ha gustado, Tarna. Efectivamente por la recreación de esos últimos momentos y, sobre todo, por la presencia de ese "viejo compañero", que hace inquietante el relato. ¿Quién es para ti ese viejo compañero? (si se permite la pregunta...)

En fin, ánimo.

Yo también he colgado un relato en esta sección, que podéis leer si os apetece, y así vamos conociendo e intercambiando opiniones, que es lo mejor de esto.

Está en: http://www.ociozero.com/foro/17987/reunion-t

 

Enoch Soames

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Tarna
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Poblador desde: 25/09/2010
Puntos: 22

Muchas gracias ^^

El viejo compañero es simplemente eso, un viejo compañero.

¡Buena suerte a todos!

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Skouris
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Poblador desde: 13/08/2010
Puntos: 149

Enhorabuena, Tarna, has escrito un relato magnífico. Transmite angustia y terror en cada frase. La manera en que has logrado que el lector se sienta identificado con la protagonista en esos últimos instantes es genial.

 

En serio, muchísima suerte.

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FAGLAND
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Poblador desde: 10/08/2009
Puntos: 1575

A mí también me ha gustado, intrigante y algo angustioso, felicidades.

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

Coincido en lo de la angustia, casi podía ver la sangre y me estaba dando un mal rollo... XD Muy bien expresado el sentir de la protagonista, esa indefensión ante la vida de la que solo puede salir victoriosa muriendo.

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Leny
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Poblador desde: 15/09/2010
Puntos: 90

 No me agrada ser repetitiva pero he llegado tarde al comentario...

Es absolutamente verdad lo de angustiante...Es una historia que exuda angustia desde su propio título y que consigue mantenerla a lo largo (y a lo ¨hondo¨) de todo el relato.

Me atrapó desde ese lugar. Es un cuento que atraviesa...que no puede pasar desapercibido...Que he leído sin poder detenerme en el análisis de estructura o literario en sí mismo...Y eso sólo sucede cuando las palabras, la atmósfera y las sensaciones se cuelan sin pedir permiso...

Besos y éxitos!

 

 

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Alev
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Poblador desde: 09/09/2010
Puntos: 94

Concuerdo con todo lo dicho.  Lo que más me ha gustado es ese personaje final que describes muy poco, pero de manera tan efectiva, que logras que en la mente del lector se formen mil imágenes monstruosas.  Muy bueno.  Felicitaciones.

"Los fantasmas son reales, los monstruos también, viven dentro de nosotros, y algunas veces... ellos ganan.." Stephen King

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Magnífico relato. Me ha dejado un cuerpo malísimo. Es terrible cómo has plasmado ese patetismo tan humano con el deseo por un último cigarrillo. Es tan terriblemente humano que es imposible no conectar con el protagonista. Demoledor.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Tarna
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Poblador desde: 25/09/2010
Puntos: 22

Muchas gracias, me siento muy halagada por todos vuestros comentarios, es un verdadero placer participar en este concurso ^^

¡Mucha suerte a todas las personas participantes!

PD: Si alguno de los participantes no es una persona, también le deseo suerte ;)

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