Algunas conclusiones sobre la mesa redonda de escritores de terror

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daniel p espinosa
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Señoras, señores, después de este fin de semana en el que he disfrutado muchísimo viendo a muchos de vosotros y charlando con todos, he querido recoger algunas conclusiones de la estupenda Mesa redonda de escritores de terror organizada por la editorial 23 Escalones.

En el post me he dejado muchos temas en el tintero, y me ha resultado imposible recoger toda la variedad de opiniones porque hubiera necesitado una libreta de notas y muchas páginas de blog. Aun así, quería dejar constancia de las ideas generales que pude sacar, tanto para los que estuvisteis como para los que no pudisteis ir.

Será un placer que aportéis lo que queráis:

danielpespinosa.wordpress.com/2012/04/16/conclusiones-de-la-mesa-redonda-de-escritores-de-terror/ 

Un saludo :)

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Daniel P. Espinosa
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Léolo
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Sin duda, lo más interesante es eso que dices de que muchas de nuestras obras se venderían en otro tipo de editoriales quitándoles la etiqueta de literatura de terror, y que hay cierto recelo a la hora de afrontar esta literatura debido sobre todo a la desinformación de gran parte de los lectores. Una gran crónica, amigo.

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daniel p espinosa
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Sí, al final las etiquetas nos perjudican. Vamos a tener que usar seudónimos, como Stephen King ;)

Un abrazo, Nacho.

 

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Daniel P. Espinosa
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Miguel Puente
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Muy buena reflexión, Almus.

A puntito estuvimos de hablar de terror lúdico Vs terror realista (yo, más bien diría desagradable).

 

 

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daniel p espinosa
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Muy cierto, Mik, ya te vi a punto de sacar el tema. Y es que es algo que da para mucho.

Por cierto, totalmente de acuerdo en que "terror desagradable" le pega más que terror realista. Yo diría incluso "terror malrrollista" ;)

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Daniel P. Espinosa
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Patapalo
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Una entrada muy completa, Almus, y muy interesante. Este tipo de mesas me encantan. Hala, vamos a debatir unos puntos, si os animáis.

De la lista de editoriales citadas, han caído ya dos, por desgracia: NGC Ficción! y DH Ediciones (H-Horror). Este boom de autores ¿será un hecho puntual o queda esperanza? Soy un eterno optimista, pero igual el problema de no llegar al gran público se debe a que faltan sellos grandes apostando por el terror.

(Vale, soy un cizañas: Minotauro está empezando a publicar españoles en la línea de terror y Salto de página sí que llega a un público más amplio. Además, 23 Escalones cada vez tiene más alcance y va muy afianzada).

Luego, no estoy muy convencido con lo de la correlación boom "Y pese a todo" + zombis españoles. Creo que ya hay bestsellers de zombis españoles (Sisí y Loureiro) y que la película de Juande no se vería tanto como una de zombis, sino de terror general, o de survival horror. De todas formas, tengo mis dudas sobre el peso que pueda tener sobre el terror general escrito. Al menos, como evento puntual.

Sobre la nueva generación de autores, ¿qué puntos en común visteis? Porque este sí que es un tema al que podríamos sacarle mucha punta. A los doce autores que estabais por ahí os veo cosas en común, pero ¿tanto para hablar de generación?

En cuanto al efecto pernicioso de las etiquetas, yo lo veo matizable. Muchos sellos optan por usarlas (romántica paranormal, histórica, steampunk, etc.) y parece irles bien.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Patapalo dijo:

De la lista de editoriales citadas, han caído ya dos, por desgracia: NGC Ficción! y DH Ediciones (H-Horror). Este boom de autores ¿será un hecho puntual o queda esperanza? Soy un eterno optimista, pero igual el problema de no llegar al gran público se debe a que faltan sellos grandes apostando por el terror.

Hay que tener mucho cuidado a la hora de echar la culpa a alguien. Justificar el fracaso de uno como escritor escudándose en que faltan sellos importantes que apuesten por el género no le lleva a ninguna parte. Es más, le perjudica.

Como decía en la charla, creo que estamos en un momento único que ofrece un amplio abanico de oportunidades, un momento de inestabilidad del alctual modelo.

Lo que no voy a hacer (aunque fuese cierto), es echar la culpa a otros de no conseguir editar como me gustaría.

Al gran público le llegan novelas de terror, pero son aquellas que, o bien la empresa de turno (editorial) cree que venderá mejor, o una pequeña joya que ha despuntado precisamente por ser una joya (algo a lo que todo escritor aspira).

Así que no, no faltan sellos grandes apostando por el terror. Somos una cantera de autores y el tiempo dirá quienes cuajan en el mercado y quienes no. Sin duda no hay espacio para que triunfen todos.

Patapalo dijo:

Luego, no estoy muy convencido con lo de la correlación boom "Y pese a todo" + zombis españoles. Creo que ya hay bestsellers de zombis españoles (Sisí y Loureiro) y que la película de Juande no se vería tanto como una de zombis, sino de terror general, o de survival horror. De todas formas, tengo mis dudas sobre el peso que pueda tener sobre el terror general escrito. Al menos, como evento puntual.

No sé si la película sobre la novela de Juande ayude a dignificar el género y a que las editoriales importantes nos hagan más caso. Sin duda ayudará a la venta de la novela Y pese a todo... y le dará más de una oportunidad al autor.

 

Patapalo dijo:

Sobre la nueva generación de autores, ¿qué puntos en común visteis? Porque este sí que es un tema al que podríamos sacarle mucha punta. A los doce autores que estabais por ahí os veo cosas en común, pero ¿tanto para hablar de generación?

El único punto en común que se mencionó fueron los referentes literarios por haber vivido la adolescencia en los 80-90. Obviamente cada cual se vería influenciado por unas cosas u otras. Pero se fijó, digamoslo así, un referente cultural. Sencillamente haber nadado por las mismas aguas.

A mí sí me gusta hablar de una generación de escritores de terror que empezó a hacerse notar en el 2000. La podríamos definir como Generación 2K (como me gusta inventar etiquetas).

 

Patapalo dijo:

En cuanto al efecto pernicioso de las etiquetas, yo lo veo matizable. Muchos sellos optan por usarlas (romántica paranormal, histórica, steampunk, etc.) y parece irles bien.

Toda opinión es matizable, por supuesto. Pero es cierto que películas como El silencio de los corderos o novelas como El Perfume, fueron auténticos booms que vieron y leyeron personas que rechazan abiertamente el género de terror por considerar que les provocan pesadillas. Es, como dije allí, el miedo al miedo. Luego prueban y se dan cuenta de que no es para tanto.

Hay muchos tipos de terror pero se tiende a pensar solo en el extremo. También habrá mucha gente que no considera de terror ni la película ni la novela.

 

 

 

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Crocop
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Un añadido a los referentes culturales que me parece importantísimo es el cómic.

Nuestra generación, año más o menos, se crió mamando las estructuras narrativas, los descubrimientos, actualizaciones y temas de los Miller, Moore, Jodorowsky y compañía. Es evidente que en esa época hubo una ruptura en la historieta comercial. Lo veíamos como un entretenimiento sin más, pero resulta que ahora son la vanguardia a la que intentan acercarse, con adaptaciones directas u homenajes, tanto los directores de Hollywood más innovadores (Nolan, Aranowsky...) como muchos de los autores de novelas más moderniquis (Lerthem, Grossman...). Yo, al menos, me siento en deuda con esos juntaletras y pintamonas.

 

Creo que las etiquetas no solo no son malas, sino que se inventaron precisamente por motivos comerciales, para unificar obras y que encuentren sus lectores (si te gustó Orwell, igual te gusta  K.Dick...). Dolmen es un ejemplo perfecto de éxito en su utilización. Ahora, yo creo que si se vende la etiqueta de "terror", entonces debe dar miedo, mal rollo y poner los pelos de punta: muchas veces no ocurre. Por el contrario, si se trata de "terror lúdico", también creo que debe quedar claro.

Vamos, que el que busque "Crepúsculo" lo tenga y el que quiera a Dennis Cooper también pueda dar con ese estilo con facilidad; las etiquetas sirven para eso, facilitar la compra. Si cumplen la función contraria, evidentemente perjudican.

Afortunadamente hablamos de libros y no de confusiones entre "zumo de naranja" y "lejía".

 

Me llama la atención la tendencia al realismo sucio de la generación de autores noventeros y la actual, que tiende más a elementos no naturalistas. Quizá nos hemos vuelto más frikis que nuestros mayores. También ocurre a gran escala. Ahí está "Juego de tronos" o "Los muertos vivientes. 

 

El sistema editorial no podemos controlarlo, al menos yo. Creo que, si queremos trascender, mediante unos recursos u otros, tenemos que tratar temas actuales, que interesen a otros y a nosotros, con recursos y formas literarias propias de la realidad. Baroja dijo que los libros que remiten a otros libros pueden llegar a ser buenos, pero los que realmente aportan algo son los que tratan temas reales, del aquí y ahora, que nunca se han visto antes en los libros. Es un ejemplo muy tonto, pero siempre me llama la atención en las series españolas de la tele cuando alguien dice "¡maldita sea!", debido a que el guionista de turno se cree que es más cinematográfico porque lo ha oído en una peli, cuando en realidad lo lógico sería que dijese "¡coño!".

 

Respecto al gran "boom"... Jo, ya me gustaría.

Ferrum ferro acuitur

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L. G. Morgan
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 Es un tema muy interesante este de las etiquetas. Beneficiosas o no, en cualquier caso creo que casi inevitables. Lo que no entiendo muy bien del ejemplo de "El silencio de..." y "El perfume" es lo siguiente: cierto que la etiqueta hace calificarlas de una manera (por cierto, yo tampoco considero El perfume terror, me parece más un profundo estudio psicológico e incluso tiene aspectos históricos), pero, tal como tú dices, las vio y leyó gente poco afín al género. Eso querría decir que parte del público es capaz de pasar por encima de las etiquetas, ¿no? Tal vez sea solo si el boca a boca habla en otro sentido, no lo sé.

Por otra parte parece que la gente (en general) precisa de categorías para moverse en el mundo, no es algo exclusivo de la literatura, cine, música, etc. El lector tal vez se siente más cómodo si puede asignarle apellido a un cierto objeto, tener idea de lo que se va a encontrar, poder clasificarlo... Y cuando un libro es poco clasificable, o un autor se permite cambiar de género o enfoque, mucha gente se descoloca. Como a mí me gusta más bien lo contrario, prefiero la versatilidad a lo uniforme, me cuesta comprenderlo, pero ahí está: algunas editoriales fidelizan lectores-compradores al mantener una línea homogénea.

Otra cosa es que como autores sea algo muy limitador.

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Patapalo
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mik616 dijo:
Hay que tener mucho cuidado a la hora de echar la culpa a alguien. Justificar el fracaso de uno como escritor escudándose en que faltan sellos importantes que apuesten por el género no le lleva a ninguna parte. Es más, le perjudica.

 

Eh, eh que yo no he fracasado (aún)

Tampoco pretendía hablar de culpas, sino de configuración del mercado. No creo que en literatura haya bueno y malo, así dividido a palo seco.

mik616 dijo:
Así que no, no faltan sellos grandes apostando por el terror. Somos una cantera de autores y el tiempo dirá quienes cuajan en el mercado y quienes no. Sin duda no hay espacio para que triunfen todos.

Creo que esto es ponerse un poco binario. En estas discusiones parece que hablamos de obras de arte absolutas, cuando yo creo que, en realidad, de lo que se habla es de la normalización de un producto. Es como decir que la carne de avestruz no se vende en grandes superficies porque no se ha ganado su hueco. Es un poco más complejo que esto.

En primer lugar, hay una cuestión estadística: por muy genial que sea una novela, si los lectores que la descubren tienen poca capacidad de transmisión, o incluso no están en el momento adecuado, puede quedar fácilmente sepultada. Cuando el punto de partida da más visibilidad, es más fácil la propagación. Es como encender una hoguera: a veces vale con una cerilla para un incendio y a veces con un soplete no hay quien encienda la chimenea, pero no es culpa siempre -en exclusiva- de la primera chispa.

Luego, está todo el terreno intermedio: hay muchas novelas de calidad que no llegarán a cierto público lector por simples temas de distribución. No es solo cuestión de méritos literarios, que, además, en ciertos niveles son subjetivos.

Así que, en el fondo, estoy de acuerdo contigo en cuanto autor: mi camino es mejorar escribiendo y sin lamentarme, que oportunidades hay. Pero, como lector, sí que echo de menos una "industria" más estructurada y amplia, con más medios y más alcance, y eso pasa por sellos grandes, nuevos o viejos. ¿Que no hay mercado? De nuevo, creo que la cuestión es más compleja que un sí o un no, porque los mercados también se estimulan (muchas veces no en la dirección que más nos gustaría).

mik616 dijo:
El único punto en común que se mencionó fueron los referentes literarios por haber vivido la adolescencia en los 80-90. Obviamente cada cual se vería influenciado por unas cosas u otras. Pero se fijó, digamoslo así, un referente cultural. Sencillamente haber nadado por las mismas aguas.

Ok. En este sentido estoy de acuerdo y me sumo a lo dicho por Crocop: creo que hemos vivido bajo la influencia de muchos medios creativos y, sin duda, eso genera un caldo de cultivo interesante.

No obstante, creo que hace algo más para hablar de una generación literaria. Esto sería casi más un marco, ¿no? Creo que sería necesario que hubiera unos elementos estilísticos, de fondo, de enfoque, de algo que nos diera un espinazo común. ¿Habéis detectado alguno? ¿Se comentó alguno en la mesa redonda?

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Zabbai Zainib dijo:

Otra cosa es que como autores sea algo muy limitador.

Bueno, esto también es matizable. Que existan las etiquetas no quiere decir que el autor tenga que tenerlas en mente durante el proceso creativo. A mi entender, el ideal es que se las plantee una vez terminada la obra y con ayuda de terceros, que le digan "pues esto lo veo más novela negra o más fantasía bizarra".

De todas formas, incluso cuando el autor escribe para un target esto debería ser un desafío más que una limitación. Que exista un género no quiere decir que no se pueda jugar con sus límites. La mera existencia de géneros no implica fronteras insalvables. O no debería.

Creo que muchos autores, no obstante, se obsesionan con que su obra no triunfa porque no es canónica, cuando, a veces, está en otros elementos la falta de aceptación, elementos que son más difíciles de digerir.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Bueno, yo me refería básicamente a la posibilidad de cambiar de una novela a otra: hay lectores que no "digieren" bien que el autor que les ha gustado en una obra cambie de registro, es decir, que si te haces un nombre en un género parece que te obligaras a no moverte de ahí. Y si mezclas elementos de diversas corrientes, o adaptas el tono a otros estilos o épocas, hasta que se da con la etiqueta pertinente estás un poco en tierra de nadie. Se ve muy bien con la música, en grandes superficies se clasifica por temas, a veces te vuelves loco si no está claro que el disco que buscas es "músicas del mundo", "folk", "fusión", etc. Pues en literatura ocurre algo parecido, parece que cuesta ubicar una novela (o cualquier otro formato) si no encaja en uno de los "nombres" existentes.

En lo que te doy la razón es en que cuando escribes (al menos la mayoría de nosotros) no estás pensando en eso. Pero creo que hacerlo limitaría tu potencial, como limita de hecho tu alcance.

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Zabbai Zainib dijo:

Bueno, yo me refería básicamente a la posibilidad de cambiar de una novela a otra: hay lectores que no "digieren" bien que el autor que les ha gustado en una obra cambie de registro, es decir, que si te haces un nombre en un género parece que te obligaras a no moverte de ahí.

Ahí estoy muy de acuerdo. Sobre todo los autores de bestsellers tienen tendencia a quedar encasillados y tengo la impresión, creo que como tú, de que sufren una cierta presión. Hay casos curiosos, como el de Ken Follet, pero sí que es cierto que a determinados autores se les piden determinadas cosas. Hablamos de este tema en el caso de Barker en el Liter, que es un "autor de terror" que ha querido desmarcarse en ocasiones, pero que no ha podido.

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daniel p espinosa
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Hablando de etiquetas, y al hilo de lo que decís, yo creo que pueden ser tanto favorables como perjudiciales. El caso de Barker es significativo; si te conocen por el terror, en cuanto escribas otra cosa te lapidarán. Habrá que ver qué le pasa a la Rowling con la nueva novela que va a sacar, que cambia totalmente de tercio. Lo más probable es que se la coma con patatas (patatas si las comparamos con las de Potter, claro, que seguro que aun así vende mucho).

Me parece que las etiquetas son una forma sencilla que las editoriales y los propios lectores usan para orientarse. Si a alguien le gusta un tipo de literatura (terror, novela negra, histórica) le viene genial que exista para elegir otra que leer. Pero tiene el problema de que es poco probable que lea otra cosa que no tenga esa etiqueta. O que, si nunca ha tenido un motivo para ojear otra etiqueta, no lo haga nunca. Salvo que haya un boca a boca o un "boom" mediático (¿cuántos lectores de Milenium habían leído antes novela negra?).

Respecto al tema generación, si bien es cierto que hay múltiples estilos, creo que compartir tanto referencias culturales como un espíritu de creación de terror que sea de calidad y actual basta para determinar que somos una generación específica. Y si no, fijaos sólo en que nadie se cuestiona si debía estar o no en esa mesa redonda de terror o en otra de terror distinta, o en tal antología junto a tales autores de terror y no junto a otros.

Es decir, creo que somos una misma generación (Generación 2k como dice mik, o Generación T como me comentaron que dijo Nachob en una charla) porque pensamos en las mismas claves y buscamos adecuar el terror a las técnicas y a los referentes culturales contemporáneos.

De todas formas, hoy día el concepto de generación literaria es sumamente confuso en todos los ámbitos, no sólo en el terror. Hablaron de la generación Nocilla pero resultó un absurdo, y hay miles de propuestas, pero existe tanta amplitud de estilos y tanta gente escribiendo que no creo que se pueda delimitar más que a unos referentes comunes.

Respecto al boom, yo también creo que la película favorecerá al autor y poco más. Tal vez a las otras novelas de zombies, pero no al terror en general porque (al menos para mí) es tan distinto que no entra en etiquetas.

Y acerca de ampliar el alcance de las obras de terror, personalmente creo que hace falta una importante mejora de la promoción y difusión que se hace de las obras que se publican. No nos favorece que ni siquiera un lector especializado pueda encontrar una obra de terror de la que ha oído maravillas. De eso se habló en la charla, por cierto. El tema es que, aunque hoy día existe una base muy grande de editoriales, lo cual es extraordinario, me da la sensación de que la distribución y la promoción siguen siendo los puntos débiles. Obviamente sé que es muy difícil porque el mercado está saturado y hacen falta grandes inversiones de tiempo y de dinero para destacar, y a ver de dónde se saca el dinero. Pero me temo que en este mercado capitalizado y saturado de ofertas es la única forma de llegar a círculos más amplios de lectores. Y para decir esto tomo no tomo como referente literatura de género, sino lo que todos podemos ver en cualquier ámbito donde una nueva marca o empresa quiere despuntar.

En fin, es sólo mi opinión :)

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Daniel P. Espinosa
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Patapalo
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No sabía que Rowling sacase novela. Si es juvenil, la de aquel, pero como se salga del corral no sé yo si le irá muy bien...

Estoy muy de acuerdo con todo lo que expones, pero con algunos matices. ¿Tú crees que hay lectores puros de etiquetas? O, mejor dicho, ¿que estos son una parte significativa del mercado? Igual en determinadas edades sí que se focaliza mucho (cuando te da por leer la Dragonlance), pero un lector de más de dos libros al año creo que tiende más a saltar de unos géneros a otros, aunque tenga preferencias. No estaría mal ver estadísticas, pero supongo que es difícil de medir.

Lo de la genereción, bueno, sí, pero tengo la impresión de que nos marca más a la hora de publicar que de escribir. Por ejemplo, no estoy muy convencido de eso de buscar la actualidad. Ahora, por ejemplo, estoy con "Hija de lobos", de Víctor Conde, y es decimonónica a más no poder. Creo que las influencias a varias bandas que hemos "sufrido" hacen que muchos de nosotros nos vemos igual de cómodos con un escenario realista actual que con una fantasía renacentista. De hecho, no tengo la impresión de que haya una generación particularmente atraída por analizar el presente. Viendo lo que llega al Calabazas, por ejemplo, es raro encontrar un patrón de inquietudes incluso con temas como "Empresas".

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Una matización a lo que decías:

La fantasía o la ambientación en uno u otro periodo histórico no es incompatible con el hablar del aquí y ahora a partir de cierto nivel. Creo que actualmente se ve muy claro en las fantasías de éxito, quizá más que nunca. Sin meterse en berenjenales semiológicos, es evidente que "Los juegos del hambre", "Canción de hielo y fuego" o "Los muertos vivientes", las tres sagas de mayor impacto actual, tratan, por debajo de la superficie, el mismo tema: los juegos de poder de unos pocos y la destrucción de la sociedad ante la pasividad del resto.

De hecho, creo que el género fantástico, en este momento, está lanzando un mensaje claro de forma mucho más efectiva que el realismo y ha dado un paso adelante importante.

 

Ferrum ferro acuitur

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Sí, no me ha quedado muy afortunada la idea de buscar la realidad. Es cierto que se escribe tanto en el estilo de lo gótico como del realismo (sucio o no). Pero, ¿no hay quizás un enfoque que trata de ser renovador con respecto a ese goticismo? Bueno, tal vez no y simplemente el sentido de generación es el de los referentes comunes y poco más. Respecto a la variedad de lo que se escribe, con todo lo que recibís en Saco de huesos sabéis mucho más de eso.

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Daniel P. Espinosa
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Crocop dijo:

Una matización a lo que decías:

La fantasía o la ambientación en uno u otro periodo histórico no es incompatible con el hablar del aquí y ahora a partir de cierto nivel. Creo que actualmente se ve muy claro en las fantasías de éxito, quizá más que nunca. Sin meterse en berenjenales semiológicos, es evidente que "Los juegos del hambre", "Canción de hielo y fuego" o "Los muertos vivientes", las tres sagas de mayor impacto actual, tratan, por debajo de la superficie, el mismo tema: los juegos de poder de unos pocos y la destrucción de la sociedad ante la pasividad del resto.

De hecho, creo que el género fantástico, en este momento, está lanzando un mensaje claro de forma mucho más efectiva que el realismo y ha dado un paso adelante importante.

Es una matización importante, sin duda, y con los ejemplos que has puesto estoy pillado porque no los conozco lo suficiente. Creo que aciertas, sí, al menos en el tema zombi sí que hay una plasmación metafórica de la realidad bastante evidente. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que muchos de estos temas entroncan con temas eternos en el ser humano.

Es decir, que hay obras de fantasía que remiten evidentemente a una realidad concreta (Star Wars y el nazismo, por ejemplo), pero también hay temas universales (el poder, las relaciones familiares, etc.) que ya han ido apareciendo en la literatura desde sus inicios (¿no es la historia de Prometeo también una metáfora de los juegos de poder de unos pocos y la pasividad de la sociedad frente a quien quiere cambiarla?).

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Coincido contigo, Patapalo, respecto a lo que comentabas, Crocop. Creo que la fantasía (y sobre todo la ciencia ficción) se ha usado mucho para criticar o hacer reflexionar acerca de la realidad. Eso es bueno porque le da profundidad a la buena literatura fantástica.

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Daniel P. Espinosa
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laaguja
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Con permiso...

Etiquetas: es consustancial al género humano porque necesitamos clasificar para poder hablar de ello (de hecho este comentario va "etiquetado"). En esto de escribir utilizamos etiquetas transversales de manera que una obra puede etiquetarse en varios apartados. Se escriba lo que se escriba, en alguna temática ha de ubicarse. No es posible escribir continuamente obras que rompan moldes. Cuando eso ocurre, luego aparecen clones. Creo recordar que el Quijote es una obra que abrió el camino a lo que ahora llamamos antihéroes. ¡Y mira si se ha clonado la idea!

Generación: es obvio que existen intereses comunes. Y también es obvia cierta camaradería (y es sano que exista cierta rivalidad, no exenta de mutua admiración). No estoy muy de acuerdo en la necesidad de un boom, al menos en este momento. Un boom puede llevar a lo que se llama "morir de éxito". Imaginad un boom y miles de lectores buscando relatos foscos... Si no los encuentran (porque no los hay) de nada habrá servido el boom. El boom llegará en su momento o no llegará o llegará de forma parcial, pero cuando llegue ha de pillar las bibliotecas bien provistas del género. Entonces comenzará una fidelización del lector a "la etiqueta". Y gracias a que esta generación es múltiple y variada, a unos lectores les gustará este o aquel autor, y a otros quizá no les hagan mucha gracia. Pero habiendo variedad donde elegir, variedad de obras y variedad de autores y variedad de enfoques, el boom podrá aprovecharse. Pero de momento no creo que exista una variedad tan grande como para que éste sea el momento idóneo para que llegue un boom. Hay que seguir creando.

Mercado: a todo el mundo le gustaría verse publicado en un libro... se trata de un mito incluso idealizado por aquella frase de las tres cosas que hay que hacer en la vida. Pero este mito pertenece a otra época distinta de esa a la que vamos lanzados. Ya sé que no es lo mismo verse publicado en un PDF, pero ese es el mercado que espera a la vuelta de la esquina. Dice Almus que la promoción y la distribución siguen siendo los puntos débiles... Quizá lo hayan sido siempre salvo en contados casos que saltan a la vista. Sin embargo en Internet (gracias a las etiquetas) es posible encontrar esta y otras webs. Y desde ellas se puede promocionar de forma atractiva para distribuir libros electrónicos. A mi alrededor casi todo el mundo tiene ya un lector electrónico (Kindle y otros), y yo voy a sucumbir. Los he tenido en las manos y empiezan a ser agradables, sugerentes, atractivos, se dejan leer muy bien y tienen ventajas sobre el libro tradicional. Publicar en PDF o en formatos específicos para lectores electrónicos es más barato y menos arriesgado que imprimir libros... Con lo que no estoy cómodo es con el pago a través de Paypal. Si tengo una tarjeta de crédito, ¿por qué he de abrir una cuenta en un tercero si puedo pagar directamente? De todas formas ambos fórmulas de pago no se invalidan.

Crítica: dice Patapalo que "no tengo la impresión de que haya una generación particularmente atraída por analizar el presente", y le contesta Crocop que las sagas más leídas en este momento hablan de "los juegos de poder de unos pocos y la destrucción de la sociedad ante la pasividad del resto". A mi juicio ambos tienen razón. Ocurre que analizar el presente negro que tenemos, que ya en sí mismo da miedo, no tiene mucho sentido desde la narrativa de terror, en general y en particular: véase esta noticia real que supera cualquier ficción.

Pero no tengo claro que el lector medio de "Canción de fuego y hielo" traslade esa crítica al mundo real que le toca vivir (lo que ocurre es que Crocop es un buen analista). Y además esa novela-río no aporta soluciones (aunque fueran conclusiones distópicas) porque ocurren en "otro universo" diferente del que vive el lector. No ocurrió lo mismo con Orwell en su "1984"; el público entendido enseguida el mensaje de esta otra ficción.

Lamento haberme extendido tanto. Saludos.

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Hombre... El análisis no es del todo mío, la verdad, se ha sugerido en varios medios.

La ci-fi es un fenómeno muy del S.XX, por aquello de los avances científicos en contraposición a las creencias sobrenaturales del gótico y, casi siempre, tiene un trasfondo de realidad e ideas, como decía Almus. Cuando no es así, no pasa de ser una historia más o menos divertida. Heinlein era en los cincuenta muy cazabrujas, LeGuin  en los sesenta era muy jipiosa, Ballard en los setenta muy catastrofista, Gibson en los ochenta muy anticorporaciones...

Yo creo  que, ahora, no se ven soluciones tan claras.

Por otra parte, es difícil hacer terror ligado a la realidad. De  cocainómanos ricos que se cargan a alguien, tuvimos una buena dosis con los Ellis, Kronen y compañía. Pero, si uno quiere hacer un terror plausible, más allá de "el loco mata a las rubias porque está loco o el monstruo se come niños porque es un monstruo", aparece el problema de justificar  (por supuesto en la ficción) la conducta del malo en su mente. Sin duda ofendería a alguien mucho más que la más sangrienta  matanza de Gotzilla.

De todos los relatos de Dolmen con zombis que se comen cerebros, uno llamó la atención de los medios, porque aparecía, si no recuerdo mal, un Papa zombi. También creo, no sé si es percepción mía, que en nuestro entorno se toman más en serio estas cosas, o se distingue peor la realidad y la ficción. Si aquí se publicase una obra sobre una chica que se carga a policías y encabeza una revolución armada, seguramente se montaría una de mucho cuidado. En Estados Unidos existe, es Scarlet y lo publica Marvel, filial de la Disney con toda naturalidad.

Bueno, encontrar solución al problema es un reto

Ferrum ferro acuitur

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laaguja dijo:
Si tengo una tarjeta de crédito, ¿por qué he de abrir una cuenta en un tercero si puedo pagar directamente? De todas formas ambos fórmulas de pago no se invalidan.

Pequeño apunte: a través de Paypal se puede pagar con una tarjeta de crédito sin necesidad de abrir una cuenta. Sirven de plataforma universal segura.

 

Me molan las cosas que habéis expuesto. Sobre que llegue el boom antes de tiempo no había pensado. En cualquier caso, tengo la impresión de que sí hay material, pero muy mal distribuido. Cuando íbamos al Liter hablábamos precisamente de lo complicado que es encontrar algunas novelas del género que son emblemáticas (como "La silla", de Jasso).

En lo de utilizar el terror como herramienta para analizar el presente veo un problema. Para mí el terror es un género de "acción", al igual que el policíaco: son modos de contar historias. Luego, los combinas con un género de "escenario" para completar el cuadro: novela negra, realista, fantasía, etc. La clave del análisis va a estar, en estos casos, en el género de escenario, por lo que el género de acción solo va a permitir narrar la historia para que cale más. No sé si me explico.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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laaguja
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Patapalo dijo:

Pequeño apunte: a través de Paypal se puede pagar con una tarjeta de crédito sin necesidad de abrir una cuenta. Sirven de plataforma universal segura.

Desconocía esa posibilidad. Me han dicho que Paypal obliga a unos precios mínimos, supongo que para mantener sus márgenes de comisión. El banco también se queda con un pequeño porcentaje de la venta, y todo a costa del vendedor. ¿Por qué pagar dos comisiones (al banco y a Paypal) pudiendo pagar sólo una? ¿Tan ventajoso es Paypal? He comprado algunas cosas por Internet, y he pagado con mi tarjeta directamente. No he tenido problemas hasta ahora. Entiendo que Paypal no suelta el dinero hasta que el comprador comunica el recibo de la mercancía, pero conozco quienes critican a Paypal precisamente porque protege mucho más al comprador y se han dado casos de fraude por parte del destinatario (son personas que venden cartas de Magic por Internet).

Nunca había pensado en el terror como medio de crítica social, aunque "1984" tiene bastante de terror a partir de la detención de Winston y mucho de terror psicológico en la habitación 101, pero nadie dirá que es una novela de terror. El terror lo veo más como un género de evasión. Pero entiendo que es perfectamente viable (y lícito) criticar la inseguridad ciudadana a través del terror, la angustia, el horror… Otros problemas que afligen a la sociedad española (según el dichoso Observatorio del INE) no los veo tan sencillos de enfocar desde nuestra perspectiva. En una narración se habla de casos particulares, y de casos generales hablan los ensayos.

Pero, ¿por qué comenzar una novela de terror en un cementerio pestilente, en un caserón desvencijado o con una vieja decrépita y seguir así hasta el final? Ha quedado claro en este hilo que este género no goza de los favores de los editores. ¿No creéis que sí les convencería una novela "seria" que al final tuviera su pasaje de terror (digamos que durante su último tercio)? Lo que quiero decir es que para que el lector que rechaza de plano el género del terror acepte ser conducido a una situación de angustia o miedo es preciso partir de una ambientación normal, cotidiana. Llevar poco a poco al lector hacia lo escabroso para luego, cuando ya conozca a los personajes y haya empatizado con ellos, meterlos en una situación que incluso puede ser inverosímil, irreal o fantástica. Recuerdo ahora "La semilla del diablo", de Ira Levin, que tuvo su éxito. A mí no me gustó, aunque lo leí cuando era un chavalete y quizá hubiera preferido saber de Satán desde el principio de la novela (creo recordar que no ocurre nada destacable durante el 80% del libro), pero a la gente adulta que la leyó en su momento les gustó. ¿No creéis que existe un terror juvenil —más agresivo— y otro horror adulto —más pausado en su puesta en escena— y que los editores buscan esta última fórmula? (Es evidente que una transición paulatina de la cotidianidad al horror puede plasmarse mejor en una novela que en un cuento).

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laaguja dijo:
El banco también se queda con un pequeño porcentaje de la venta, y todo a costa del vendedor. ¿Por qué pagar dos comisiones (al banco y a Paypal) pudiendo pagar sólo una? ¿Tan ventajoso es Paypal?

Buf, aquí me pillas. No son ningún experto en temas financieros. Creo que la ventaja de Paypal es que es un sistema que da seguridad y es conocido universalmente. Si una web te cobra a través de Paypal tienes una garantía conocida que igual no es tan evidente si la plataforma segura te la brinda el banco X. No lo sé.

laaguja dijo:
Pero entiendo que es perfectamente viable (y lícito) criticar la inseguridad ciudadana a través del terror, la angustia, el horror… Otros problemas que afligen a la sociedad española (según el dichoso Observatorio del INE) no los veo tan sencillos de enfocar desde nuestra perspectiva. En una narración se habla de casos particulares, y de casos generales hablan los ensayos.

Tengo la impresión de que esos terrores de fondo los marca el escenario y el reparto de personajes, no el terror del propio libro. Si pillas una novela de zombis ambientada en la actualidad, los pilotos de reflexión que se te encienden son unos (consumismo, supervivencia cuando vivimos en un mundo acomodado, ecología, etc.) pero si la novela de zombis se ambienta en el lejano oeste... el punto de reflexión cambia, pero los mecanismos para transmitir terror (al menos en primer grado) se mantienen.

 

laaguja dijo:
Pero, ¿por qué comenzar una novela de terror en un cementerio pestilente, en un caserón desvencijado o con una vieja decrépita y seguir así hasta el final? Ha quedado claro en este hilo que este género no goza de los favores de los editores. ¿No creéis que sí les convencería una novela "seria" que al final tuviera su pasaje de terror (digamos que durante su último tercio)?

Ojo, que la novela que se está publicando en sello grande, española, en este momento, es "Hija de lobos", terror decimonónico con caserones, bosques y hombres lobo. También abundan las reediciones de clásicos. Y la editorial señera (Valdemar) se dedica a ello casi en exclusiva.

 

laaguja dijo:
¿No creéis que existe un terror juvenil —más agresivo— y otro horror adulto —más pausado en su puesta en escena— y que los editores buscan esta última fórmula? (Es evidente que una transición paulatina de la cotidianidad al horror puede plasmarse mejor en una novela que en un cuento).

Me parece interesante la reflexión. Efectivamente, creo que hay editores que prefieren la segunda fórmula porque buscan otro tipo de lectores que los de terror clásico. Sería un poco lo que se ha ido denominando slipstream, ¿no? Novelas realistas con un toque de terror. Pero tampoco creo que sean los editores mayoritarios.

Sí que tengo la impresión de que mucho material de terror fantástico se cataloga directamente como juvenil, o para público especializado, pero es que hay mucha inercia en lo de las etiquetas.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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 Pues yo distinguiría entre terror juvenil o adulto en base a (¿o es "con base en"? Nunca me acuerdo) otros parámetros: creo que con menos años buscas sobre todo el impacto, quieres que te asusten, pasar miedo y evadirte. Luego, igual pides más posibilidades, valoras que el texto tenga más fondo, aunque vaya un poco en detrimento del impacto, cómo está escrito, con qué recursos cuenta el autor y lo que puedas llevarte para ti mismo.

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Interesantísimas y muy profundas reflexiones, Crocop, laaguja y patapalo.

Yo personalmente creo que el realismo con toques de terror es la tendencia actual de más éxito en la parte comercial de la literatura. Tal vez no en España, pero en el mundo anglosajón tiene bastante calado. Incluso en España, que tiene condenado todo lo que sea género al ostracismo, a la gente le encanta leer una historia donde aparecen algunos elementos sobrenaturales. Pero en pequeñas dosis y camuflado como algo real, por supuesto. Creo que efectivamente es el slipstream que decía patapalo.

Justo ayer vi de casualidad un capítulo de Luna, la nueva serie de Antena 3, y resulta que es eso, un thriller sobrenatural: un pueblo de España donde hay un asesinato, y una jueza y unos policías investigan una trama que hay detrás. Y lo que hay detrás es... un hombre lobo, con rituales de convocación, conversiones, etc. Aunque aproveche el filón de Crepúsculo, en realidad es más un thriller de toda la vida que otra un "supernatural romance" a lo Meyer. Lo que me dice eso es que a la gente le gusta justo lo que comentabais, el terror camuflado y en pequeñas dosis. Personalmente (y siempre y cuando esté bien hecho, ojo, y sea buena literatura) me parece una forma muy interesante de narrar terror. Al fin y al cabo, cuanto más realismo haya, más impactará la parte sobrenatural o de terror.

Por otro lado, parece claro que las novelas góticas (o neogóticas) siguen teniendo éxito. Es como contar una historia victoriana a lo Dickens, como ha hecho Felix J. Palma en El mapa del tiempo y El mapa del cielo. A la gente le gusta leer historias "de toda la vida" pero nuevas.

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Daniel P. Espinosa
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L. G. Morgan dijo:

 Pues yo distinguiría entre terror juvenil o adulto en base a (¿o es "con base en"? Nunca me acuerdo) otros parámetros

Sí, por eso decía lo de "público especializado". Quizás sea más preciso.

Es interesante también lo que cuenta Almus. Yo creo que el público en general nunca vuelve la espalda del todo al terror, porque es uno de nuestros impulsos básicos y se le puede sacar mucho jugo narrativo. Otra cosa es cómo se envuelve para ver cómo llegas al público. No es lo mismo cómo se vende "El sexto sentido" que "Los otros", aunque en realidad se podrían englobar en el mismo saco.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Cierto. La envoltura de "casi no terror" de El sexto sentido, el ritmo calmado y el gancho del niño atrae a la gente a la que no le gustan los sustos (aunque los haya). Y en Los otros la gente ve una peli de terror, aunque tambien es cierto que Amenabar es parte del encanto de la peli.

Así que no perdamos la fe. Como dices, patapalo, a la gente siempre le atrae el terror :)

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Daniel P. Espinosa
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Crocop
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Disiento desde el más absoluto respeto con Patapalo sobre la novela negra. Es uno de los géneros en los que más claramente se expresa el punto de vista del autor, simplemente porque él decide quién es el malo. En cualquier discusión sobre el género suele haber quien suelte que Mike Spillane era un facha o que Goodis era un marxista (personalmente, creo que en ambos casos tendrían razón y me gustan las novelas de los dos, pero es que soy bastante fan del género).

Antes hablábais de Millenium que, como etiqueta, ha hecho que se publiquen un montón de novelas policiacas suecas. Hennin Mankell, que es a mi juicio el mejor, trata casi en cada caso de Wallander un conflicto, que si la inmigración, que si la violencia contra las mujeres...

 

Pero vamos, no me refiero a hacer un terror sociopolíticoeconómicoyoquesé, sino a reflejar sensaciones. A ver si me sé explicar:

Siempre habrá casas encantadas y vampiros de un modo u otro, como clásico, juego referencial que funciona dentro de la coherencia del relato o lo que sea, pero cada época tiene sus miedos propios. Ya comentamos lo de Lovecraft. Con el estudio de la mente (bueno y seguramente el descubrimiento de Ed Gein tambiéntuvo que ver con la proliferación), aparecieron más psicópatas en la ficción, que se sumaron a los que, creados anteriormente, se transformaban por causas sobrenaturales en asesinos. Después de las bombas atómicas, no puede extrañar a nadie que a los japos les diese por Godzilla. Durante la Guerra Fría, es muy transparente eso de que fuera cuando surgiesen mogollón de historias americanas sobre invasiones, por más que fueran marcianos, o que Patrick Bateman apareciera en pleno yupismo o que los autores de la américa rural ideasen eso del gótico americano o que, como comentaba Patapalo, y en esto sí estoy completamente de acuerdo los zombis aparecieran casi como exorcismo del consumismo exacervado de una época. En zombi, Romero hasta lo explicita cuando se esconden en el centro comercial y los muertos van allí porque lo recuerdan "como en otra época habrían recordado la iglesia", o algo así.

 

Conste que, una vez más no son análisis míos, pero los comparto, claro.

Por supuesto, no me refiero a hacer un terror analítico. En los casos expuestos no creo que hubiera esa intención. Pero tampoco creo que ahora nadie tema demasiado a las salamandras atómicas o a que invadan los marcianos,  aunque esas obras no pierdan vigencia, sino que, en cierto modo, reflejan desde el fantástico una época y, dentro de su contexto narrativo, por tanto, funcionan. De hecho, seguramente, mucho mejor que si coges al Japón de la época y metes por ahí un hombre lobo.  Sin embargo, no sería capaz de encontrar un terror que represente los miedos de nuestro entorno, por más que me sigan gustando las historias con zombis o ataques extraterrestres

Ahora yo  veo desconcierto, sensación de que la cosa se hunde, polarización...  Creo que un terror que reflejase eso sería más certero para interesar a la gente.

 

Pero vamos, yo qué sé, si tuviera la receta ya habría vendido un millón de libros.

Ferrum ferro acuitur

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Patapalo
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Crocop dijo:
Disiento desde el más absoluto respeto con Patapalo sobre la novela negra. Es uno de los géneros en los que más claramente se expresa el punto de vista del autor, simplemente porque él decide quién es el malo.

No me he debido explicar muy bien. Lo que quiero decir es que lo que marca si tenemos crítica o reflexión social es el género de atmósfera, como la novela negra. Luego lo resolveremos con un género de acción (o una mezcla): terror, policíaco, thriller, romántico, etc. Pero si tenemos novela negra, tendremos reflexión social per se, más o menos interesante, pero la tendremos.

Otra cosa es que el autor lleve esa reflexión en una dirección u otra, lo que decías de comunista o fascista. O incluso que la reflexión esté tamizada de metáfora.

Crocop dijo:
Pero vamos, no me refiero a hacer un terror sociopolíticoeconómicoyoquesé, sino a reflejar sensaciones. A ver si me sé explicar:

 

Estoy muy de acuerdo con lo que has expuesto. Simplemente, yo creo que el zombi per se no es terror. Lo que da la sensación de terror es la claustrofobia (que ya veíamos en Hodgson), el muerto viviente (terror muy tradicional), etc. Y eso, en sí mismo, no incluye la reflexión.

 

Crocop dijo:
Sin embargo, no sería capaz de encontrar un terror que represente los miedos de nuestro entorno, por más que me sigan gustando las historias con zombis o ataques extraterrestres

Ahora yo  veo desconcierto, sensación de que la cosa se hunde, polarización...  Creo que un terror que reflejase eso sería más certero para interesar a la gente.

Yo diría que el terror, en sí, es universal y ancestral. Miedo a la muerte, al dolor, etc. Luego le damos las capas de barniz dependiendo de cada época: terror nuclear, a la soledad, a los infiltrados, etc. Pero eso ya lo marca el escenario, ¿no? Aunque sea metafórico.

El terror en sí no puede tener reflexión social (como mucho sería moral, si separamos temas), pero puede ser el motor perfecto para hacer reflexión social con la atmósfera.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Pues llegamos a un sinsentido, a un contrasentido o a una paradoja. Patapalo dice que el terror "es uno de nuestros impulsos básicos" (si se me permite la corrección yo diría que es una de nuestras emociones básicas), y Almus reconoce que "a la gente siempre le atrae el terror". Pero también estamos de acuerdo en que son legión quienes no quieren sustos, sobresaltos, pasar miedo, congoja, aflicción, angustia… La dichosa etiqueta.

Esa señora que acudió a la mesa redonda de escritores de terror que ha abierto este debate (me pregunto por qué acudió) y luego reconoció que no leía terror "porque le daba miedo y no quería pasarlo mal" (¿tal vez por cierta dosis de morbo? ¿a qué distancia está el morbo del terror?) es un buen punto de partida para la discusión (discutir no es reñir).

La pregunta es, ¿cómo ofrecer terror sin que el público se cierre en banda ante la "etiqueta"?

Apuesto a que existen muchas narraciones que esa señora (y otras como ella) ha leído en las que los personajes lo pasan mal (para ser sinceros, sería un tufarro una narración en la que a los protagonistas todo les va bien y no les ocurre nada excepcional). El terror va un poco más allá de la necesidad de superar unas pruebas por parte de los protagonistas del relato. Si hay terror, los personajes lo van a pasar abiertamente mal.

En la página wikipédica dedicada a Dickens (gran maestro en esto de contar cosas) se ofrece en síntesis la clave que diferencia la comedia del drama. Me parece que el terror puede ocupar la parte central de la comedia (aquí comedia no es sinónimo de humorístico, sino de final feliz) o la parte final del drama. Dadle a la señora una novela convencional (comedia o drama) e introducid su dosis de terror sin anticiparle nada. Apuesto a que la leerá sin reparos. Si la "etiqueta terror" hace que cambie de estantería, tal vez es que se deba trabajar en ofrecerle terror dentro de otras etiquetas.

Como ha dicho L. G. Morgan, de jovencitos queremos acción y rápida (que el terror asuste, ir pronto al meollo), y de mayorcitos buscamos otros valores en un texto, por ejemplo la crítica social a la que hace referencia Patapalo en su última intervención. Pero "sólo terror" me parece que no da más que para un cuento, aunque reconozco que en la novela gótica se critica el poder omnímodo de la Iglesia y sus secuaces; una crítica social de la época. Creo que recientemente se ha tratado de recuperar un terror hacia el Vaticano y los jesuitas y hermandades secretas que amparan ciertos supuestos misterios ancestrales, pero no ha ido mucho más allá. Ni siquiera el pretendido fin del mundo para dentro de unos meses ha asustado más que a media docena de incautos.

Así que la otra pregunta es, ¿hacia dónde van nuestros temores actuales como sociedad? Como ha dicho Crocop, el que primero que lo averigüe se forra ;-)

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