Ojos Azules

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Mikel
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—No hay duda: te han echado un maleficio.

La que así hablaba era una chica de unos dieciséis años, morena, con el pelo negro muy largo y un maquillaje espeso y pálido, que realzaba el tamaño de sus ojos y sus labios. Llevaba un vestido negro, con una blusa transparente y un corpiño de charol, y la falda corta con vuelo y varias capas de crinolina. Llevaba los dedos de ambas manos cubiertos de anillos de plata con motivos esotéricos, y a modo de gargantilla lucía un dije circular de ámbar, con un pentáculo de plata incrustado.

La típica Lolita Gótica.

Para Bea no era más que la chupibruja del insti. Y encima se lo tenía creído. Pero era una de sus mejores amigas, y había que tragar con sus rollos raros.

—Tranquila, Ana, que esta pava no sabe lo que se dice —intervino con tono cansado—. Alana, joder, no le des esos sustos a la pobre. Total, Yonny es gilipollas si a estas alturas ha decidido pasar de ella, pero nadie le ha echado un yu-yu de esos, ¿vale? Solo hay que ver la peras de silicona que se ha puesto Débora para entender lo qué ve en ella...

—No te empanas, Bea... Yo puedo ver su aura, y está negra como la noche... Le han echado un maleficio, seguro que de magia yoruba o santería... Y hay que romperlo ya.

La joven pelirroja estiró las piernas enfundadas en unos tejanos gastados y cómodos bajo la mesa, mientras se metía un puñado de patatas fritas en la boca y apuraba el refresco sorbiendo ruidosamente la pajita.

—Vale, para ti el euro... Yo paso de movidas chungas de estas. He oído historias de peña a la que le han pasado cosas raras cuando jugaba con una ouija, y no tengo ganas de liarme con esa mierda...

—¡Porfa, Bea, no te rajes —lloriqueó Ana, la rubia bajita y con cara de muñeca que estaba sentada entre ambas—! ¡Tú no, tía! Que eres mi mejor amiga...

—Pero si es que todo esto me da muy mal rollo... Además, no creo en estas chorradas y solo seré un estorbo...

—Venga ya Bea —intervino zalamera Alana—. Necesitamos el Poder de Tres para romper este maleficio... No hace falta que creas mientras me cedas tu poder espiritual y me dejes a mí hacer la magia...

—Si de verdad tiene un maleficio entonces ella no te sirve de nada para romperlo, ¿no? Te sigue faltando una para ser tres...

—Le pediré a Virginia que nos ayude...

—¿Virginia? ¿La heavy del E? —se sorprendió Ana.

—Le mola el Death Metal —se encogió de hombros Alana—, y es una pintas, pero buena tía... Tiene un gran poder latente... Seguro que se apunta al ritual de purificación para romper el maleficio.

—Estáis como putas cabras... —masculló la pelirroja.

 

 

 

—¿Estás segura de que se trata de un maleficio?

La mujer que había preguntado era alta y delgada. Vestía un ajustado mono de motorista negro, que revelaba una complexión que cualquier treintañera hubiese envidiado. Sin embargo su rostro contaba otra historia.

Llevaba el cabello gris corto, recogido en la nuca en un prieto moño plano. Sus rasgos se hubiesen podido considerar, bajo la luz adecuada, como atractivos. Apenas tenía unas minúsculas arrugas en torno a los ojos, delgadas como cabellos, aunque la piel, tersa, fina y estirada sobre la frágil estructura de su rostro, denotaba una edad mucho más avanzada de lo que cabría esperar.

Hasta que te fijabas en sus ojos.

Unos atemporales ojos azules y fríos como zafiros. Unos ojos de mirada profunda y antigua, capaces de arrastrar tu alma hasta el fondo de un abismo insondable.

Unos ojos que observaban con preocupación a su joven interlocutora.

—Estoy segura, Yaya... Puede que incluso posesión... Su aura se ve oscura, manchada y deshilachada, y sabe a aceite refrito... Pero me preocupa lo del Poder de Tres...

—Malditos sean tres veces William Shakespeare, Constance Burge y Aaron Spelling... Recuérdame que la próxima vez que me cruce con Alyssa haga que se le caigan las tetas hasta el suelo...

La tercera mujer era algo más joven. Rondaría los cuarenta y tantos, pero tenía una figura voluptuosa y repleta de curvas. Llevaba un maquillaje discreto, que reafirmaba el atractivo de sus suaves rasgos, inequívocamente femeninos, y tenía los ojos del mismo azul zafiro. Llevaba el largo cabello castaño sujeto en una cola de caballo en la nuca, vestía un traje chaqueta negro de Chanel, medias de seda y unos exclusivos botines rojos de Manolo Blahnik.

—No empieces de nuevo, Tata —le cortó la más joven de las tres—. Cuando te vuelvas a cruzar con ella volverás a abrazarla y a  preguntarle por Milo y Elizabella, y os pasaréis horas y horas comentando las fotos de los críos en los móviles...

—Vale, sí... La quiero muchísimo, pero no veas que tocada de narices con lo del Poder de Tres ese...

—Al menos sirve para que los farsantes se pongan en evidencia, Erica —intervino la mayor de las tres—. Y tú, jovencita, no te pongas impertinente con tu tía. ¿Donde y a que hora lo haréis? .

—En el claustro de la vieja abadía, a media noche...

—Estúpidos cristianos —masculló la anciana apurando su cerveza y poniéndose en pie para marcharse—. ¿Quién les mandaba construir sus centros de culto sobre los nodos de poder de los antiguos dioses? Tantas oraciones desperdiciadas sin esperar nada a cambio... Tanta fe... Tanta energía espiritual acumulada sin propósito definido...

 

 

 

Las cuatro adolescentes llegaron por separado a las ruinas iluminadas por la luna llena.

Alana vestía de forma más práctica que en el instituto. Llevaba unos vaqueros viejos y gastados, y unas zapatillas de deporte que habían visto días mejores y en lugar de la blusa transparente y el corpiño, una sencilla camiseta negra con el logo de una marca de cerveza. Cargaba con una bolsa de deporte que sin duda contenía el resto de la parafernalia mágica para celebrar la ceremonia.

Ana y Virginia vestían de forma similar, y daban vueltas nerviosas por la nave. La joven bruja estaba dibujando con sal un círculo de protección en el suelo, en el centro del claustro, cuando llegó Bea. Cargaba con una chaqueta colgada del hombro, que dejó sobre unos bloques de mampostería con gesto descuidado.

—Mi madre ha insistido —se disculpó— y me ha hecho pillar una chupa... Mira que le he dicho que no hacía frio, pero...

—No pasa nada —respondió Alana mientras se sacudía las manos y observaba con detenimiento su trabajo, comparándolo con la página de un libro que descansaba sobre la bolsa.

En el suelo había dibujado con regueros de sal dos círculos concéntricos, entre los cuales había trazado varias lineas y pequeños círculos. En el interior del diseño había algo que podía recordar a un peón de ajedrez, sobre lo que parecía un ojo de pupila hendida. Varias líneas rectas y curvas completaban el diseño.

Alana remató el dibujo trazando un tercer círculo por el exterior del sello.

—¿Que es ese libro? —preguntó con curiosidad Bea.

—La Goetia del Rey Salomón... Lo escribió un poderoso mago inglés, Aleister Crowley... Este es el  Sello de Salomón... Nos protegerá del demonio cuando lo expulsemos.

—¡Hey, hey, para el carro..! —le interrumpió alzando la vista—. Dijiste que había que romper un maleficio, no expulsar un demonio...

—Pero tontita, para que haya un maleficio tiene que haber un demonio... La brujería se basa en eso... Convencer a los demonios para que hagan lo que tú quieres que hagan...

—Yo me largo... No quiero saber nada de esto.

—A mi tampoco me hace gracia esta historia —se alarmó Virginia.

Bea cogió su chaqueta de encima del bloque de piedra y se giró hacia el fondo de la nave para abandonar el claustro, cuando se encontró de frente con los ojos azul claro de Alana, que le miraban con una intensidad perturbadora.

—De aquí no se va nadie hasta que nos deshagamos de ese espíritu diabólico...

Bea levantó las dos manos en señal de rendición, sujetando la chaqueta en la derecha, encogiéndose de hombros al cruzar la mirada con Virginia.

—Vale, joder, vale... Tu ganas... ¿Que hacemos ahora?

—Entrad en el círculo, sin pisar la sal, y tú, ponte ahí, en el extremo de ese rectángulo más largo.

Bea dejó la chaqueta en el suelo, fuera del círculo, y ocupó su lugar mientras Alana indicaba donde colocarse a las otras dos oficiantes. Sacó de la bolsa una túnica blanca que se puso sobre la ropa que llevaba. Cogió también dos largos cuchillos y un cuenco de alabastro, además de cuatro gruesas velas repletas de signos cabalísticos grabados en la cera.

Entró en el círculo ocupando su lugar, y entregó una vela a cada una de las chicas,dejando la cuarta a sus pies. Colocó los dos cuchillos, uno con el mango blanco y el otro con el mango negro, en el suelo, a ambos lados del cuenco de alabastro. En las dos hojas había dibujado con rotulador indeleble runas y signos cabalísticos.

Alana encendió la vela con una cerilla mientras murmuraba unas palabras, y se giró hacia Virginia para que a su vez encendiese la suya en la llama. Después hizo lo mismo volviéndose hacia Bea y Ana para que cada una encendiese su cirio.

—Dejad las velas en el suelo, frente a vosotras. Ana, date la vuelta y ponte de espaldas a mí.  Concentraos en vuestra fuerza interior... Sentidla... Canalizadla hacia mí... Hermanas, estamos aquí reunidas para expulsar el mal que atormenta el alma de una de nosotras. Para romper este maleficio que le tortura y liberar su espíritu de la oscuridad que la atenaza...

Se inclinó y cogió el cuchillo de mango negro en una mano y el de mango blanco en la otra.

—Por el poder del sagrado athame y del sagrado boline cortaremos el lazo que une a este espíritu maligno con el alma de nuestra hermana.

Depositó el cuchillo de mango blanco en el suelo y con el de mango negro se hizo un corte en el dedo índice de la mano izquierda, apretándose la yema hasta hacer brotar varias gotas de sangre que dejó gotear al fondo del cuenco de piedra. Recogió el cuenco y se lo pasó a Virginia junto con el cuchillo, haciéndole un gesto para que la imitara. La joven repitió el ritual, pinchándose el dedo y dejando gotear la sangre en el cuenco. Después se lo pasó a Bea, quien con un suspiro de resignación y aprensión hizo lo propio, devolviendo cuenco y cuchillo a Alana.

La joven bruja tomó el cuenco con una mano y el cuchillo con la otra, y tras salir del círculo comenzó a caminar en torno al mismo, en el sentido contrario a las agujas del reloj, mientras entonaba en voz baja una letanía en algo que sonaba a latín. La temblorosa luz de las velas, estremecidas por el viento, proyectaba inquietantes sombras contra las paredes del claustro, dando la impresión que una legión de demonios correteaba por los límites de la visión.

Tras completar tres vueltas continuó hasta situarse frente a Ana y cruzó el perímetro de sal. Depositó el cuenco a sus pies y le tomó la mano izquierda. Con el cuchillo le cortó en el dedo, dejando gotear la sangre dentro del recipiente de alabastro. Tras recoger unas cuantas gotas le juntó las palmas de las manos, y le ayudó a arrodillarse. Levantó el cuenco,  y después de abandonar de nuevo el círculo volvió a recorrer su perímetro otras tres veces, repitiendo la misma cantinela.

Al acabar volvió a ocupar su posición inicial. La cara de Alana se veía macilenta y demacrada a la luz de las velas. Levantó el cuenco y el cuchillo por encima de la cabeza, cerrando los ojos y echándose hacia atrás dejó escapar un sonoro suspiro.

—Por el sagrado Deosil, yo te invoco, espíritu del mal, por la hoja de este athame, por la sangre de este cáliz,  por el calor de esta llama, por el Poder de Tres, yo te expulso de este cuerpo y te destierro a los infiernos.

Derramando la sangre sobre su rostro dejó caer el cuenco de alabastro al suelo. Aferró el cabello de Ana y lo estiró brutalmente hacia atrás, exponiendo la garganta desnuda al filo del cuchillo.

—Acepta esta ofrenda y deja de atormentarme, bestia del averno —gruñó mientras asestaba la apuñalada.

—Corta el rollo, chupibruja —intervino Bea agarrándole la muñeca armada y empujando el codo con el antebrazo en una llave de inmovilización— y déjate de abracadabras y mamonadas.

Durante el breve forcejeo Verónica y Ana salieron corriendo asustadas del círculo de sal, que de pronto empezó a brillar con un fulgor plateado. Las velas rodaron por el suelo, apagándose, mientras los pies al arrastrarse desdibujaban el diseño del Sello de Salomón.

—¡Estúpida! —aulló Alana— ¡El demonio ya ha sido expulsado y ahora buscará otro cuerpo!

En torno a la joven se arremolinaba un vaho negro que parecía brotar de ella. Poco a poco adoptó una forma vagamente humanoide, cada vez más definida y oscura, como si ganase fuerza y solidez.

Bea alargó la mano hacia su chaqueta, buscando debajo. Cuando la sacó, empuñaba una espada curva, de hoja estrecha y punta caída. Con dos diestras acometidas alejó a la entidad sobrenatural, interponiéndose entre la sombra y Alana.

—¡Ella es tuya ahora! —gritó la hechicera presa de la histeria— ¡Te entrego su cuerpo para poseerlo y su alma para devorarla! ¡Por el Poder de Tres yo...

—¿Por qué no te callas? —le interrumpió golpeándole en la sien con la empuñadura de plata del yataghan.

Al desplomarse aturdida la bruja que lo había invocado, el ente lanzó un bramido de regocijo, convirtiéndose en una figura sólida, de piel cenicienta y escamosa y ardientes ojos rojos como ascuas. Su silueta parecía ondular y fluir, insegura, pero sus pasos hacían temblar el suelo y removían el polvo. Alargó la mano hacia Alana, para retirala con un siseo de ira tras recibir una feroz estocada de la ardiente espada de Bea.

La afilada hoja de acero de Damasco que empuñaba refulgía en el mismo tono azul zafiro que sus ojos.

—Dagda, dame fuerza, Lug, dame velocidad, Morrigan, enciende mi ira —salmodió mientras atacaba una y otra vez a la criatura con el afilado yataghan—... ¡Y a ver si mi familia se acuerda de echarme una mano con este desecho del inframundo!

Bea sentía como el frío que emanaba de la entidad intentaba abotargar su cuerpo. Intentaba sin éxito alcanzarle en el centro del torso para disrumpir con el acero el núcleo de poder que mantenía su forma en este mundo. Se movía cada vez más despacio, mareada por la nausea que le provocaba la forma cambiante,  intoxicada por el hedor putrefacto que despedía la aparición.

Por dos veces la criatura la hizo retroceder hasta el borde del circulo, solo para ser repelida de nuevo hacia dentro por el resplandor plateado que emanaba de la sal que cubría el suelo. Una vez estuvo a punto de alcanzarlo, pero la bestia resbaló por la pared invisible y se apartó por pocos centímetros de la punta de su yataghan. Los bramidos del demonio y los chasquidos de los tajos de la espada no pudieron tapar el rugido de la Triumph Daytona que se acercaba derrapando sobre el suelo de la derruida nave.

La moto quedó en silencio casi al mismo tiempo que sonaba el primer disparo de una escopeta, seguido por un tableteo rápido y constante de fuego automático.

El espíritu encarnado se estremeció bajo los impactos, que desintegraban la materia oscura que lo formaba, dejando boquetes del tamaño de un puño al paso de los proyectiles.  Bea aprovechó para lanzar un corte bajo y largo cercenando la rodilla de la manifestación infernal, que trestabilló y se desplomó aullando de ira e indignación. Una figura enfundada en cuero negro surgió de entre las sombras entrando en el círculo, y hundió un largo puñal de obsidiana en el pecho del ente, que se evaporó en pocos segundos dejando unas hilachas oscuras que apestaban a aceite de motor quemado.
 
—Ya era hora, joder —explotó Bea cuando recuperó el resuello—... ¿En serio, Tata? ¿La Atchisson automática?

—Cartuchos cargados con agujas de acero y sellados con cera de abeja mezclada con salvia, acónito y natrón, trescientos disparos por minuto... ¡Nada mejor para desterrar a un espíritu oscuro! —rió su tía mientras acunaba la escopeta de asalto como si fuese un bebé—. Pero mamá, ¿todavía usas ese cachibache de piedra para canalizar?

La matrona de la familia acarició con un dedo la afilada hoja de cristal negro.

—Fue el primer cuchillo que talló tu hermano... Nostalgia, supongo. Y funciona perfectamente, gracias. Sobre todo contra parásitos espirituales como ese... ¡Beatriz —regañó a su nieta—! ¿Tenías que traerte el Assad Ullah? ¿Una antigüedad otomana del Siglo Diecisiete?

—¿Y qué esperabas, Yaya? ¡No sabía a qué me tendría que enfrentar..! Tenía que ser algo fácil de ocultar y efectivo al mismo tiempo... Y me encanta su equilibrio.

—¿Al final de que iba todo esto? —le preguntó su abuela casi apaciguada mientras inspeccionaba el diseño del sello.

—Una estupidez, para variar —respondió entristecida—... Otra bruja de pacotilla que jugaba con cosas que no comprendía... Wicca mal aplicada, viejos rituales mal estudiados, invocaciones absurdas inventadas, un poco de poder vestigial y mucha ambición... Alana llamó a algo que no entendía... Le respondió algo que no esperaba, ese parásito, y se aferró a ella, torturándole, alimentándose de su poder como una garrapata, y llenando su cabeza de pesadillas y promesas. Pretendía encerrarle en un cuerpo físico para que dejase de atormentarla... Y no se le ocurrió otra cosa que hacerlo en un nodo de poder... Casi no lo contamos... Espero que estas idiotas hayan aprendido la lección...

—Bueno —sentenció la matriarca con una sonrisa ominosa mientras se acercaba a las tres aterradas jóvenes—, será cuestión de asegurarnos de que no vuelve a pasar... ¿Verdad?

 

 

 

By Mikel...

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Invierno
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Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

Relato admitido a concurso.

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salino
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Poblador desde: 22/05/2012
Puntos: 347

Hola, Mikel. Un trabajo estupendo y muy fílmico. Disfruté de su lectura.

La trama, no muy original ya que es la fórmula que usa Buffy Cazavampiros para captar al públicosmiley, me gusta porque te entretiene sin aspirar a mucho más.

Me molesta tal vez el tono costumbrista de los diálogos, ya que usas jerga adolescente y eso estaría bien si cada personaje tuviera un carácter bien definido, pero aquí no ayuda mucho.

También me resultó difícil seguir dichos diálogos por falta de no saber muy bien quién hablaba en ese momento, tal vez sean demasiados personajes para tan poco texto.

Queda genial desde el principio, sin saber mucho sobre la familia de ojos azules, pero tal vez deberías incluir desde el comienzo algo que despierte la curiosidad en el lector, me refiero algún guiño inicial de la familia…

Volviendo a lo importante, el relato tiene un estilo de aventuras muy Pulp y que pide continuación. Esas brujas modernizadas, de aspecto rebelde y armadas hasta los dientes es un equipo que ficharía la Marvel o el mismo Tarantino. El texto está bien trabajado, sin descripciones originales ni ínfulas de altura. Vas al grano y despachas dejando a un lector satisfecho y sin engaño.

Eso sí, yo le pasaría el corrector del Word, son pocas las faltas (en su mayoría tildes), pero muy llamativas. (Esta coma te la anoto porque no la indica el corrector y la vi de casualidad, se te escapó: «Venga ya, Bea —intervino zalamera Alana—. Necesitamos el Poder de Tres para romper este maleficio... No hace falta que creas mientras me cedas tu poder espiritual y me dejes a mí hacer la magia...»)

Mi puntuación es para un relato que entra de lleno en la temática, poco original, pero muy entretenido. Su estilo es simple y poco recargado, directo; y eso me gusta.

★★★☆☆

 

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Mikel
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Poblador desde: 06/02/2015
Puntos: 49

Gracias por el comentario, Salino.

 

Pasé el corrector, pero uso LibreOffice, y es algo menos completo que el de su pariente de pago. Revisé la ortografía, con mimo y cariño, pero el tema de las tildes en ocasiones se me escapa, sobre todo si leo deprisa la revisión.

 

Reconozco que el uso de nominativos aclararía la identidad de las interlocutoras en algunos pasajes, pero añadiría demasiadas palabras al conteo final sin aportar demasiado, sobre todo teniendo en cuenta que el trozo más confuso es el interludio entre las tres "brujas de verdad", y aquí lo utilizo como recurso para ocultar a medias que la bruja adolescente es Bea.

 

El uso de la coma en el fragmento que mencionas, o su omisión, es intencionado, ya que intento imitar la cadencia del habla de una adolescente que pretende influir en otra, sin dejarle demasiado margen para pensar... Igual queda un poco demasiado forzado...

 

Sobre los referentes... Buff... Cualquier amante del ciclo del Mundodisco podría identificar a Yaya Ceravieja en el papel de la matriarca sin nombre (no me atreví a llamarla Esme), a Tata Ogg en versión ultracool como Erica, y bueno, para el papel de Bea podrías elegir cualquiera de las jovenes aprendices voluntariosas que Esme ha tenido a lo largo de sus múltiples apariciones en las novelas de Pratchett. Las referencias a Embrujadas, otra serie de culto de los 90, son algo más veladas. Y sí, me encanta Joss Whedon, y cualquiera de sus obras del Buffyverso seguía una estructura muy parecida a este relato...

 

Mi estilo es muy cinemático, lo reconozco, sencillamente porque me crié viendo esas series, y es lo que me gusta y hecho de menos en la literatura de ficción actual (sobre todo la nacional): diversión sin pretensiones.

 

Gracias de nuevo por tu comentario y por la apreciación. No me molestaría utilizar a las brujas de ojos azules en una obra de mayor extensión.

 

 

 

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jane eyre
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Puntos: 10051

Mikel, te aviso porque eres nuevo, a los veteraos les hubiera dado la colleja directamente jajjajja Los textos no se pueden editar. El foro me presenta el hilo como actualizado y no hay nada nuevo. No sé si habrás editado el relato o la respuesta a la valoración, pero dicho queda para tu conocimiento ;)

 

 

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Mikel
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Poblador desde: 06/02/2015
Puntos: 49

Pido mil dispculpas por las ediciones.

 

Han sido correcciones ortográficas (dos tildes que encontré en falta, un espacio que me fragmentaba una palabra donde no tocaba, fruto del copy/paste, y otro error de digitación, que metía consonantes donde no debía haberlas) detectadas a raíz del comentario de Salino. No he cambiado nada del texto.

 

Pensé añadir un pie indicando las correcciones, pero desconocía el protocolo para estos casos...

 

¿Cuantos latigazos dices que me tocan?

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Collejas. Lo mio son las collejas. De los latigazos y los castigos mayores se encargan los jueces XDD

 

 

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Sanbes
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Poblador desde: 16/10/2013
Puntos: 1273

Relato bien escrito. Aunque por un momento me perdi cuando se pasa de las jóvenes a la familia de brujas.
La historia no es original, y la explicación final la cambiaría por una breve explicación o una sola frase que lo resumiese todo, ya que cuando se tiene que explicar un relato o el porqué ha ocurrido lo que ha ocurrido, algo falla

En fin, ha sido una lectura agradable. Pero me ha faltado originalidad para darle mejor nota

3 estrellas

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Mikel
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Poblador desde: 06/02/2015
Puntos: 49

Hola, Sanbes; gracias por tu comentario.

La confusión en el cambio de escena pretende ser intencionada. Es un Rope-a-Dope para que el lector crea que la bruja es Alana y no piense en Bea. Incluso más adelante indico que tiene los ojos azul claro, para prolongar la distracción y que cuando Bea se muestra en todo su explendor como bruja se sorprenda.

Es cierto que la explicación final no es imprescindible para entender el relato. De hecho, todo lo que hay que entender se encuentra disperso por el texto (las referencias a la serie de televisión Embrujadas, el uso del athame para realizar una labor física, cuando es una herramienta de uso puramente espiritual, trazar el deosil en el sentido contrario, mencionar a Crowley como un gran mago, cuando su traducción de la Steganographia de Tritemius, un texto que los estudiosos han aceptado a nivel mundial como un manual para el cofrado de correspondencia secreta, contiene un buen número de admoniciones e invocaciones inventadas por él, el nunca mencionar a Ana como la víctima del maleficio...). Todo junto demuestra que Alana apenas había entendido nada de los que había leido sobre rituales Wicca, invocaciones, etc., que no era Ana la poseida sino ella, y como bien dices, no es necesario volverlo a explicar para que el relato se entienda. Esta recapitulación de los hechos en boca de Bea cumple dos funciones:

La primera, demostrar que la joven es algo más que una aprendiz de bruja, y que ha tenido la situación bajo control desde mucho antes de empezar el relato. Supone, por así decirlo, el debriefing post misión de una agente de campo altamente cualificada, que expone la situación previa a la operación, el desarrollo de la misma y hace una evaluación sobre el resultado final.

La segunda, indicar que aunque el espíritu era peligroso, no era ni de lejos una amenaza tan grande como, no se, un verdadero demonio, un Ancestral o un Primigenio, y que liberarlo sobre un nodo de poder ha sido casi lo más grave del incidente (algo que Yaya ya deja intuir con elcomentario sobre los cristianos y los lugares de culto de las religiones antiguas).

 

Igual he sido un poco ambicioso en mis intenciones y no he sido capaz de transmitirlo bien.

 

Gracias por los comentarios y la puntuación. Aunque para ser sincero, me interesan casi más los primeros, que son los que me pueden ayudar a crecer como escritor.

 

Casi, que al fin y al cabo esto es un concurso blush

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Mikel
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Poblador desde: 06/02/2015
Puntos: 49

Donde dije "cofrado" quería decir "cifrado"... No me arriesgo a editar la entrada por si me caen más collejas.

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Sanbes
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Poblador desde: 16/10/2013
Puntos: 1273

Mikel dijo:

Gracias por los comentarios y la puntuación. Aunque para ser sincero, me interesan casi más los primeros, que son los que me pueden ayudar a crecer como escritor.

 

Casi, que al fin y al cabo esto es un concurso blush

De nada ;)

Ya me gustaría a mí hacer unos comentarios tan enriquecedores como los de Salino, o como otros compañeros del foro. Pero me temo que soy menos analítico y me baso simplemente en mis impresiones como lector/aficionado al genero/autor.

De todas formas, no infravalores comentarios más simplones, pues la mayoría de personas que pagarán por leerte simplemente querrán pasar un buen rato, y analizarán tu historia con un muy poco enriquecedor: Me gusta o no me gusta.

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Invierno
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Puntos: 903

Gustándome este tipo de historias, sencillas, entretenidas, con acción, que he leído y visto en películas y series centenares de veces, aquí he estado bastante perdido. Noto una gran descompensación en el texto; por un lado el autor nos ofrece muchos detalles disfrutables, como los pasos del ritual, esa aura que sabe a aceite refrito, o, esto ya me ha convencido menos, un análisis exhaustivo de la vestimenta de la mayoría de los personajes, y por otro lado creo que falta mucha información de la más básica en los diálogos: quién participa en ellos, para empezar, y quién es el que interviene en cada caso. He tenido que releer varias veces porque había trozos muy confusos, e incluso al final Virginia ha pasado a ser Verónica, lo que normalmente no pasaría de errata comprensible, pero, sumado a lo anterior, ha hecho crecer mi desconcierto. Se hace mucho hincapié en la apariencia y en el apartado visual de los personajes, pero creo que no se ha invertido lo mismo a la hora de desarrollar su personalidad y, sobre todo, el tiempo y la pausa necesarios para establecer su lugar y su papel en la historia.

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Patapalo
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Puntos: 208859

Un escenario muy sugerente y muy cinematográfico, como te han señalado, pero creo que el desarrollo va un poco a trompicones, lo que le resta eficacia.

Primero está el tema de las descripciones. Entiendo que es una historia estética y, además, está el as en la manga de los ojos azules que hay que meter más o menos subrepticiamente. Sin embargo, esta carta parece que al final queda medio olvidada y las caracterizaciones quedan descompensadas. La primera, por ejemplo, funciona bien, porque es el modo de puntualizar al personaje; sin embargo, ¿qué aportan las de la abuela y la tía? Son dos oportunidades perdidas de perfilar mejor dos personajes, de darles un gancho único que los una a la historia, que se quedan en una muestra de lo que tu verías guay en pantalla. Ojo, que eres narrador, no asesor de estilo. El punch de los personajes se justifica en su implicación en la historia y este era el momento de engarzarlos con el cierre.

Luego, hay algunas cosas a pulir en la prosa (no muchas) pero que han aflorado en los peores momentos. Repetir tres veces "gota" te saca del ritual, lo cual es una pena porque le has dado bastante protagonismo.

Finalmente, creo que te sobra al menos un personaje (quizás dos). La magia de tres mola como idea ahí metida (muy bien el tema de la ambientación, insisto), pero meter cuatro chicas era innecesario: podrían haber tirado adelante con la "maldecida" sin más. Después de todo, la "bruja" no tiene mucha idea de lo que hace y tu aligeras el reparto. Del mismo modo, con una mentora sobraba para el relato. ¿Para qué meter dos? Al final, aumentas el ruido para el lector sin beneficios claros.

Me he explayado (quizás más de la cuenta) porque a veces tenemos la impresión de que un relato, por ser pulp, tener una prosa poco adjetivada y ceñirse al mero divertimento va a ser más ágil, pero en realidad esto tiene más que ver con temas de estructura.

Por resumir, un relato con carácter propio, capacidad de sugerir y un escenario muy sugerente que tiene un par de lastres que lo hacen menos redondo de lo que debería.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Mikel
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Puntos: 49

Muchas gracias, Invierno y Patapalo por vuestros comentarios.

¡¡¡¡¡SE ME HA COLADO UN NOMBRE ERRONEO Y NO ME DÍ CUENTA!!!!!

Por Byggvir, que esto merece una penitencia de las más gordas... Hoy no hay cerveza, hala...

Bromas aparte, no comprendo como se me pudo colar, porque mira que revisé y repasé, pero bueno... Cosas que pasan, supongo...

Sobre el exceso de personajes... Reconozco que Virginia/Veronica sobra. De un intento de Bea de disuadir a Alana de realizar la ceremonia surgió la necesidad de la cuarta chica, pero a toro pasado reconozco que Alana podría haber insistido en realizar el ritual ellas tres y la historia hubiese mantenido mejor la coherencia.

En relación a la descripción del vestuario de las brujas... Es un guiño dirigido a los lectores de la obra de Sir Terry Pratchett, al igual que los apelativos. En su obra la bruja mala suele ser la que más en serio se toma su aspecto enfatizando el misticismo y el estereotipo (Alana), mientras que la matriarca (Yaya) suele ser la que utiliza un atuendo más funcional aunque siempre negro, dejando la nota  discordante para la mediadora (Tata), con su sempiterno calzado rojo que contrasta con el negro "oficial" de las brujas. Si, lo se... El homenaje debía ser a Polidori, pero es que uno tiene sus debilidades...

El problema con la repetición de la gota (malaya en este caso) lo identifiqué y me preocupó en su momento, pero no se me ocurrió como solucionarlo. Ahora, al releerlo, he visto al menos cuatro formas de resolverlo y además ahorrar palabras. Supongo que es un claso flagrante de bloqueo postcreativo.

Si hubiese ahorrado algunas palabritas por aquí o por allí más hubiese podido perfilar algo más la personalidad de las tres brujas reales, pero me temo que en su momento no pensé en darles más protagonismo.

 

Muchas gracias de nuevo por vuestros comentarios.

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Easton
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Poblador desde: 06/11/2011
Puntos: 416

Es un texto bien escrito y con una gran escena, muy artificiera, muy espectacular. Sin embargo, no me termina de llegar la historia. Los personajes quizás son demasiados y no he terminado de diferenciarlos bien ni he logrado empatizar. Puede que centrando la narración en alguna de las chicas y describiendo sus sensaciones y cómo lo ve todo se lograse meter al lector más en las escenas. Otra cosa que no me ha terminado de gustar es el diálogo final. Se nota que está ahí para dar la explicación a todo.
2,5 estrellas

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Mikel dijo:
El homenaje debía ser a Polidori, pero es que uno tiene sus debilidades...

Bueno, el homenaje a Polidori es más bien nominal: se supone que encarna al autor de género devorado por las circunstancias. No hace falta que los relatos orbiten en torno a él ni en estilo ni en contenido.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

El relato está bien escrito, aunque abuse de los gerundios y de descripciones constantes que revelan muy poco de los personajes y ambientan poco las escenas. Durante todo el relato me ha costado distinguir qué personajes dialogan y hacia su final me he convencido de que o hay demasiados personajes en el relato, o no han estado bien descritos (no la ropa que llevan, sino algo distintivo de cada uno). Cambiar el nombre (Verónica-Virginia) por error en medio de la acción tampoco ha ayudado.

La idea del relato me parece buena, ese engaño de Alana, la bruja aficionada, para quitarse de encima al demonio. De igual modo, buen detalle en la primera escena con la yaya y la tata de no identificar a la tercera más joven para hacernos creer que es Alana. El giro final consigue así ser sorprendente.

 

2,5 estrellas

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Belagile
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Poblador desde: 09/12/2013
Puntos: 829

El relato está bien planteado, bien escrito. Pero llega un momento en el que aparecen tantos personajes en acción que apenas da tiempo a conocerlos y diferenciarlos mejor. El cambio de escena entre las adolescentes y la familia de brujas me despista un poco y el final no termina de cuajar. A pesar de que la historia no es muy original, la temática está bien planteada y es entretenido leerlo.

Le doy 2'5 estrellas.

Giny Valrís
LoscuentosdeVaho

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Mikel
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Poblador desde: 06/02/2015
Puntos: 49

Muchas gracias por los comentarios, Easton, Hedrigall y Belagile.

 

A día de hoy reconozco que hay algunas cositas que modificaría para darle mayor coherencia a la historia. Mi proceso habitual es dejar lo que escribo en barbecho una vez acabado, hasta que se me pasa el calentón creativo, antes de revisarlo. Peeeeero en esta ocasión no lo hice, y creo que igual hubiese debido.

 

Gracias de nuevo por los comentarios y las puntuaciones. No respondo directamente a ninguno ya que las explicaciones a los puntos más importantes de los que mencionáis ya las he dado a otros compañeros.

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

Yo he percibido principalmente el guiño a la serie Embrujadas, con el poder de tres y la caracterización de esas chicas: jóvenes, guapas y vistiendo con estilo. Qué dominio de la moda y las marcas enlightened Bien por ahí, porque para mí ofrece el contraste perfecto con la idea tradicional de bruja. Estás son cañeras y molonas.

Sin embargo la trama no me ha entusiasmado, me encantan los detalles que aportas pero me parece que les falta algo de fondo tanto a los personajes como a sus motivaciones. Y el ritual se me ha hecho demasiado largo y le ha faltado aporte propio, es exactamente lo que esperaría de una serie de tv similar. No obstante, la sorpresa con Bea funciona, y la explicación final, con esa imprudencia de Alana que juega con lo que no debe.

2.5 estrellas

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

Yo no he pillado ninguno de los guiños, no conozco ni la serie ni los libros que homenajea. Entre tanto personaje he andado bastante perdido. Me ha chocado la desproporcionada atención que se presta a la ropa, que se hable de naves cuando la acción transcurre en un claustro, que se llame cachibache (sic) a un cuchillo de obsidiana. Con todo me ha hecho gracia.

3 estrellas

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Invierno
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Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

Mikel dijo:

En relación a la descripción del vestuario de las brujas... Es un guiño dirigido a los lectores de la obra de Sir Terry Pratchett, al igual que los apelativos. En su obra la bruja mala suele ser la que más en serio se toma su aspecto enfatizando el misticismo y el estereotipo (Alana), mientras que la matriarca (Yaya) suele ser la que utiliza un atuendo más funcional aunque siempre negro, dejando la nota  discordante para la mediadora (Tata), con su sempiterno calzado rojo que contrasta con el negro "oficial" de las brujas. Si, lo se... El homenaje debía ser a Polidori, pero es que uno tiene sus debilidades...

 

Pues justo de la saga de las brujas no he leído nada, así que se me escapó el homenaje.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Yo tampoco he leído nada de Terry ni he visto nunca Buffy así que no me he enterado de homenajes. Coincido con todas las debilidades comentadas. Se te ha escapado apuñaladas en lugar de puñaladas y cachibache en lugar de cachivache.

Tres estrellas:

***

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Oh, vaya, lo siento mucho Mikel, pues veo que le admiras. El señor Prachtett ha fallecido :(

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