Dependencia mutua
Solo sus dedos eran capaces de provocar aquel temblor en el vaso, de conformar con él aquellas tracerías, de dibujar embarullados arabescos sobre la güija.
Solo al vaciar un vaso en su garganta conseguía que se disipasen sus delirios, que cesaran los sudores, aplacar aquel temblor de manos.
El marido de la médium
Acaba de recordar que, al poco de casarse, él le puso los cuernos. Fue una simple aventura pero está empezando a verlo de otro modo; ella acaba de confesar que siempre tuvo poderes y, mirando a sus hijos, ha dicho: no os parecéis, qué curioso.
"Porque alguien tenía que hacerlo."