Domingo salvaje
Me gusta que me folles cuando chilla la metralla y se escuchan los gemidos de los moribundos. En el coche destrozado muerdo el cuero del asiento mientras tú gruñes como un cerdo. Al fin caes a un lado convertido en un bulto humeante, yo me corro.
Hoy he visto en el desguace el viejo Simca. El camino de tus uñas sigue recorriendo la tapicería. En mi espalda los arañazos nunca han sido más profundos.
Sway