El Lobo Muengo

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MauricioPsy
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Un par de débiles truenos retumbaron al atardecer: la tormenta se acercaba. Un copioso manto gris cubría el cielo de la taiga siberiana dejando apenas vislumbrar una que otra estrella y, casualmente, el plateado brillo de la luna llena. Un grupo de cuatro lobos avanzaban sin prisa esquivando pinos y álamos, no llevaban ninguna formación en particular, ni la clásica línea para las distancias largas ni la disposición en círculo que usaban para cazar.

—Diosa... ¿Estás segura? — Se preguntó un lobo delgado, gris y muengo disminuyendo la marcha y volteando hacia el cielo. Podía sentir las señales de la inminente tormenta en su cuerpo y eso lo ponía nervioso. Los pasos del líder de la manada, quien a la vez era su padre, le sacaron de sus cavilaciones, pero sin darle tiempo de evitar una dentellada en la grupa mientras este le adelantaba. Era su manera de decirle que bajara a la tierra y pusiera atención al bosque.

Bajó la cabeza mientras ignoraba las burlas de los otros dos lobos que les acompañaban, el muengo sabía que no era ni el más rápido ni el más fuerte del grupo y que por eso, según las leyes de la manada, debía soportar este tipo de cosas; era la ley del lobo y, aunque no le gustase, Padre tenía razón: El bosque era peligroso y el mínimo descuido podía matarte. Sobre todo, en noches como aquella.

***

—¿Qué haces? —Recordó el muengo que le había preguntado hace mucho tiempo el nómada, un lobo negro que entraba y salía de la manada cuando le convenía y que, cada cierto tiempo, se atrevía a competir por el liderazgo del grupo.

—Escucho a la Diosa —ladró él sin pensarlo y sin apartar la vista de las alturas. El disco de la luna se asomaba vigilante casi por completo por entre las nubes como un plateado guiño hacia la tierra —Me cuenta cosas, en sus cambios, en sus formas. Me dice cuando es mejor la caza y cuando no...

El nómada lo miró un instante con la cabeza ladeada. Tras un momento chasqueó la lengua y dio media vuelta.

—Eres raro ¿sabes? hueles raro también... no sé por qué —dijo sin mirar atrás— Es mejor que tu padre no te oiga decir esas cosas. No son cosas de lobos.

***

 

Volvió a mirar de reojo al cielo mientras alcanzaba al resto de la manada. Era verdad de que a Padre no le gustaba que hablara de las cosas que la Diosa “supuestamente” le susurraba en el oído, pero ni siquiera él podía negar que sus consejos siempre habían resultado en cacerías exitosas, abundantes y sabrosas. No, él no podía cerrar la nariz ante los resultados.

Padre: su líder. Lo miró detenerse sobre una roca con las orejas en punta y los poderosos músculos tensos bajo el pelaje gris oscuro que relucía con los últimos rayos del mezquino sol siberiano, era el lobo más grande y fuerte que había visto nunca y había llevado la muerte en su hocico a un centenar de presas. Era imposible no admirarlo, seguirlo y sentirse intimidado por su majestuoso porte. Oteó el aire con la nariz levantada, a esas alturas ya podía sentirse el aroma de la sangre del oso herido que debían atrapar y se adentraba en sus fosas nasales alimentado sus instintos. Los otros dos lobos se removieron inquietos, apenas podían contenerse. Padre siempre decía: —“Un lobo debe anhelar la sangre, un lobo con compasión no come, un lobo que no come, muere”— Sí, él seguramente estaría orgulloso de ellos si fuesen sus hijos.

 

***

—¡¿Por qué no atacaste?! —Le había gruñido esa mañana su padre por haber dejado escapar un oso herido por el costado del círculo de caza que él debía proteger—¡Era presa fácil y la dejaste escapar!

—Yo... tuve miedo, lo siento —mintió sin poder confesar que la Diosa se lo había ordenado. El mordisco que casi le sacó la oreja fue casi tan doloroso como la humillación.

—¡No quiero que vuelvas a desobedecerme! ¡No se deja escapar la comida! —Padre había enseñado los colmillos mientras gruñía y él se echó al suelo con el cuello descubierto en señal de sumisión.

—Lo siento— gimió como un cachorro —No volverá a pasar, ¡la buscaré! — suplicó. Su padre le miró con rabia y, tras un amago de morderle la otra oreja, se alejó gruñendo.

Corrió hasta que dejó de oír las burlas de la manada. No encontró el rastro del oso hasta que el sol estaba en el punto más alto de su recorrido. Apenas caminaba y la sangre perdida iba formando un camino de rojas migajas tras él. Con paciencia siguió al oso y sólo se acercó cuando este perdió la conciencia por el agotamiento. Sólo un par de mordiscos y el trabajo estaría hecho. No era algo tan difícil ¿verdad?

Acercó el morro a su garganta y respiró la deliciosa mezcla de sangre y sudor. Con nerviosismo abrió las mandíbulas y se quedó así, inmóvil con la amenaza congelada como las hierbas a su alrededor. No podía hacerlo, él no podía hacerlo.

Pero sabía quién sí.

***

 

Padre arqueó la cabeza hacia arriba y soltó un emotivo aullido con una profundidad que sólo él podía otorgarle. El pelaje del muengo se erizó bajo su efecto y todo lo que significaba: en ese momento todas las criaturas del bosque sabían que la manada estaba de cacería y que no le importaba si se enteraban. No pudo evitar reparar en el brillo de los dorados ojos de sus compañeros: hambrientos y salvajes, la muerte hecha carne. Padre saltó de la roca y se internó en la espesura y, como uno solo, ellos le siguieron. Corrieron cuesta abajo en formación circular, saltando nudosas raíces y esquivando los altos árboles, siguiendo ciegamente la ruta que la Diosa había elegido para esta ocasión.

A medida que se acercaban a la fuente del aroma fue quedándose poco a poco más atrás. No quería verlo, no quería escuchar los huesos de la presa quebrarse, la carne desgarrarse y oler sus heces abandonando el cuerpo muerto, todo eso lo enfermaba.

—Sólo unos momentos más —pensó— y todo habrá acabado.

De un salto Padre y los otros superaron la pila de troncos caídos que cubría una hondonada en el terreno. El aroma antes casi imperceptible ahora era intenso y apetitoso y estaba colmado del olor de la incertidumbre y del miedo. El lobo más débil de la manada se acercó con cuidado mientras oía los gemidos de terror de la presa al ver aterrizar frente suyo a sus verdugos.

Padre lo miró interrogante cuando llegó, el cuerpo del oso muerto yacía a medio devorar a un costado y una extraña criatura se agazapaba contra los troncos. Tras un momento de duda el líder gruñó y sus compañeros se abalanzaron sobre la pequeña y aterrada bestia destrozándola con sus dientes. El muengo desvió la vista.

***

Había encontrado a la criatura extraña unos días atrás. No era más grande que él y tenía un hocico plano y sin vello. Caminaba reptando, aunque se notaba que era una bestia bípeda. Estaba herida: una de sus patas colgaba inerte y olía a sangre seca. Le observó un rato en silencio mientras esta devoraba con avidez los frutos de un arbusto congelado. —comida de Reno— pensó.

La cubría un cuero grueso, correoso e irregular. Se veía débil, como un cachorro, tanto que hasta él mismo podría haberle dado muerte si lo hubiese intentado. Pero no, la Diosa no quería eso: debía dejarle vivir.

Llevado por la curiosidad no se dio cuenta de que había abandonado el anonimato tras los árboles y la criatura soltó un gritó de espanto. Sobresaltada se encogió, temblando, contra un tronco caído.

—No te haré daño —ladró con suavidad, pero no pareció entenderle. Dio un paso adelante y, para su sorpresa y espanto, la criatura se sacó una de sus patas traseras y la lanzó sobre su cabeza. Asustado se alejó unos pasos y otros miembros amputados volaron por encima suyo. Definitivamente era una criatura muy extraña.

***

El lobo muengo se mantuvo alejado de la escena resistiendo el fuerte llamado de la sangre derramada. Su padre avanzaba hacia él mientras sus compañeros se disputaban parte de la presa. Debía someterse, era lo que Padre esperaba. Luego sería interrogado y juzgado, quizás hasta asesinado. Pero esta vez no le daría en el gusto.

Retrocedió gruñendo ante el asombro de todos y sin previo aviso se alejó internándose en la espesura. Una fina nevada comenzó a caer y oró por que no cubriera el rastro dejado en la tarde. Si le alcanzaban antes de tiempo sería lobo muerto y sólo contaba con la sorpresa de haber huido como ventaja inicial.

El rabioso aullido de su Padre atravesó el aire de la taiga y lo hizo estremecer mientras saltaba esquivando un grueso árbol. —Así que esto es lo que se siente ser la presa— murmuró tratando de vencer el miedo y los instintos que le inducían a detenerse y a aceptar su posición en la naturaleza.

—¡No! —aulló a la noche mientras saltaba un par de rocas y esquivaba unos arbustos —No caeré, por la Diosa, ¡no me someteré!

Evitó unos árboles a duras penas, el pecho le dolía por el sobresfuerzo y los músculos bajo la piel comenzaban a fallarle, si sus oídos no le engañaban, los pasos que se oían a su espalda era la manada dándole alcance. Pasaron solo unos momentos antes de que pudiera ver sus sombras rodeándole tras los troncos de los árboles. No lo atacaban: sólo se acercaban lo suficiente para desviarlo de su camino:  Lo llevaban hacía el risco.

La pared de roca se le antojó burlesca en la oscuridad, —¿no había sido él mismo quien les había sugerido esa táctica? —pensó mientras se detenía y se dejaba vencer por el dolor que atenazaba su pecho y las punzadas que hería su carne. Padre y sus compañeros salieron de entre los arboles con los labios recogidos. Una lenta avalancha de dientes y gruñidos.

—¡QUE SIGNIFICA TODO ESTO! —gruñó Padre mientras se acercaba dibujando una media luna entre él y la pared de roca que tenía a su espalda —¡¿QUÉ PRETENDIAS CON ESTE ENGAÑO?!

—NOS MENTISTE... NOS DIJISTE QUE IBAMOS TRAS EL OSO CUANDO NOS LLEVASTE CON ESE... CON ESE... ¡CON ESE MONSTRUO! PODRÍA HABER SIDO PELIGROSO ¡UN LOBO NO ENGAÑA A SU MANADA!

Con cada gruñido se acercaba más hacia él, cada paso más cerca de la muerte. Se agazapó contra el risco a sabiendas de que si se movía el círculo de lobos se cerraría y sería su fin. Un débil rayo de luna se coló por entre las nubes y el ligero malestar que venía sintiendo desde que se había puesto el sol aumentó desproporcionalmente.

Un fuerte ardor comenzó a subir desde su estómago y a extenderse por todo su débil cuerpo. Padre, quizás presintiendo que algo pasaba, dio unos pasos atrás. El muengo cerró los ojos y apretó los dientes con tanta fuerza que pudo sentir el sabor de su propia sangre en la lengua. Se encorvó presa de un dolor insoportable y, encomendándose a la Diosa, dejó salir toda la tensión en un largo y sonoro aullido que retumbó en toda la taiga.

Un rechinar de huesos y de piel tensándose llenó el ambiente y se confundió con la orden que su Padre daba de atacar. Sintió como sus músculos se endurecían y doblaban de tamaño, como se alargaban sus huesos y como crecían sus dientes y las garras de sus patas despedazando los tejidos a su paso. Uno de sus compañeros se lanzó sobre él y el muengo, en un alarde de fuerza, lo mandó a volar de un zarpazo. Pudo notar que los dedos de sus patas delanteras se habían alargado y el pulgar contrapuesto en una especie de garra. Sintió un dolor en el hombro que le obligó a girar; el lobo negro colgaba a escasos centímetros del cuello. Se retorció de dolor y, con la ayuda de sus nuevas patas prensiles, logro desprenderse del atacante y arrojarlo contra un árbol. Padre aprovechó la distracción y le saltó encima también, mas no le costó agarrarlo por la molleja y librarse de él como había hecho con los demás. Aulló una vez más procurando que sonara lo más fuerte posible mientras su cuerpo seguía cambiando y creciendo, ¡si eso seguía así sería incluso más poderoso que Padre! ¡más poderoso que cualquier lobo que jamás hubiera pisado la taiga!

Pero se equivocaba y, antes que pudiera darse cuenta, comenzó a empequeñecerse de nuevo y un nuevo dolor mucho más fuerte le recorrió de la cabeza hasta la cola. En la agonía tropezó hacía atrás y cayó sobre sus cuartos traseros. Notó entonces que su cola casi había desaparecido, como la mayoría de su pelaje dejando a la vista una piel pálida con sólo un poco de vello sobre ella; el frío se sumó a su sufrimiento y pudo sentir el entumecimiento de la piel expuesta a los elementos. De las poderosas garras que había disfrutado hace unos momentos ahora sólo quedaban unos rastrojos planos, pálidos y apenas curvos. Sintió que el pánico se apoderaba de él y se hacía espacio junto al dolor que atenazaba su carne, ¿eso era todo? ¿ese era el fin de las visiones que la Diosa le había entregado?

Padre y los demás se acercaron con recelo, rodeándolo, y volvieron a gruñir con una rabia sazonada por el miedo que les producía aquella extraña criatura que antes era un lobo como ellos. A la primera señal se lanzaron con las fauces abiertas contra él, quien no halló más respuesta que cubrir su cara y cuello con el antebrazo desnudo y cerrar los ojos ante la inminente muerte.

Tres truenos resonaron en la oscuridad y se hizo el silencio, ningún gruñido se escuchaba alrededor. El que antes había sido el lobo más débil de la manada abrió los ojos y se asombró al ver los cuerpos de sus atacantes tendidos en el suelo mientras la sangre teñía de rojo la poca nieve que había resistido su anterior batalla. Levantó la vista, tres extrañas criaturas bípedas, como la que la manada había asesinado hace un instante, se acercaban hacía él. Una de ella apuntó una especie de tronco delgado y un rayo de luz le alumbró el rostro. Suspiró, por un momento había pensado que no alcanzarían a llegar.

***

Eran tres, los había encontrado justo después de dejar al oso inconsciente a los pies de la otra criatura extraña. Tres más de la misma raza desconocida pero más grandes, adultos.

Se desplazaban uno tras otro sobre sus patas traseras y estaban cubiertos de la misma piel suelta e irregular que la otra criatura llevaba encima. Llevaban un madero de un extraño mineral colgando de la cintura y largas varas atadas a la espalda. De vez en vez se detenían y, sentándose en la nieve, devoraban los restos de una presa inidentificable mientras conversaban. Parecían buscar algo con desesperación y él se imaginaba que es lo que era.

Llegó a la hondonada corriendo y observó a la extraña criatura herida comer un trozo del oso escondido bajo el árbol caído.

—Si siguen ese camino jamás le van a encontrar —pensó, sacando sus propias conclusiones y no pudo evitar sopesar si esas tres curiosas bestias podrían hacerle frente a Padre y a los otros dos miembros del círculo de caza.

Furtivamente se acercó a uno de los trozos que esta le había lanzado antes y lo examinó: no había carne adentro. Con un poco de repulsión lo cogió entre sus dientes y corrió a dejarlo junto al risco. Repitió el proceso una y otra vez hasta dejar un rastro que la manada de bestias extrañas pudiera seguir.

***

En posición fetal, temblando de frio y miedo, el transformado contempló la escena. Tres cuerpos de lobos yacían a cada lado inertes sobre una mancha de nieve roja; sólo su padre quedaba con vida, apenas. Su pecho subía y bajaba con dificultad y los interiores se escapaban apetitosos por un costado de su cuerpo. Una de las criaturas bípedas se acercó al cuerpo agonizante y habló en un idioma que no logró entender.

— Der'me!... no había visto nunca uno tan grande.

Acto seguido puso la punta de otra vara más larga en la cabeza de su padre y, con un trueno que le retumbó hasta el alma, la redujo a apenas una mancha en la nieve. Sintió como se le revolvía el estómago y todo su contenido se le escapaba por la boca.

Las criaturas murmuraron un rato mientras él se limpiaba la comisura de los labios. Uno de ellos se acercó y, desprendiéndose de una sus pieles, cubrió su desnudez mientras le ayudaba a levantarse.

—Dejar tus propias ropas cómo rastro sí fue una maldita buena idea...—dijo mientras le examinaba la herida de la oreja— claro, podrías haberte congelado, pero sirvió para que te encontráramos...No habrás visto a un muchacho por acá... ¿Ne? claro, olvídalo...—

Él los miró sin entender se dejó llevar por ellos hasta lo que parecía ser un cubil formado de extrañas cavernas hechas de piel. Lo abandonaron dentro de una de ellas cubriéndolo con algunas de esas gruesas pieles que no eran suyas.  Cuando se halló solo se sentó y miró a aquel nuevo mundo que le rodeaba. Había más de esas pieles ordenadas en una esquina, restos de presas envueltas en un extraño material y los extraños palos portadores de muerte apoyados en la entrada. Las palabras de su padre volvieron a llenar sus oídos.

—Un lobo no engaña a su manada.

—Tienes razón Padre... —murmuró levantándose apenas con una de esas pieles encima —Un lobo no engaña a su manada... Pero el otro animal que yo soy...

Cogió un palo de esos que destruían en cada mano y salió del refugio.

Tres truenos retumbaron al amanecer, La tormenta había llegado a la taiga.

-"No está muerto lo que vive eternamente, y en extrañas eras hasta la muerte puede morir"-

H.P.Lovecraft.

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Patapalo
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Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Svanda
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¡Hola!

 

Como te tomaste tiempo en leer y opinar sobre mi relato, lo mínimo que puedo hacer es devolverte el favor :)

Tan sólo quiero expresar mi opinión y, por supuesto, puede que esté equivocada.

Para tratar de ser objetiva voy a puntuar todos los relatos siguiendo el mismo criterio. Valoraré cuatro puntos:

  1. Creatividad en el contenido (básicamente, qué cuenta el escritor): para mí esto es lo más importante y más difícil de conseguir. Hoy en día ya está todo inventado y es difícil tener ideas novedosas. Esta categoría tiene más peso que el resto.
  2. Creatividad en la forma (cómo lo cuenta el escritor): Puede no ser una idea novedosa pero sí darle un trato diferente.
  3. Facilidad de Lectura: es decir, que se lea de forma sencilla y que el lector no se pierda en la trama.
  4. Gramática: el uso de un lenguaje rico, con signos de puntuación adecuados, sin erratas, etc.

Mi puntación para tu relato en concreto es:

  1. CC: 4. Me ha parecido diferente a otros relatos que he leído. No se trata de un relato de terror (como suelen ser todos los de hombres-lobo) y toca un tema distinto: un hombre-lobo que no sabe que lo es realmente. Me parece un enfoque nuevo (aunque no estoy muy puesta en el género...)
  2. CF: 3. Narras bien la historia pero no busca jugar con el lector ni generarle emociones. Te basas en contar una historia de forma clara. Es lo que la mayoría de la gente tratamos de hacer así que un 3 es la media :D
  3. F: 5. Lo he leído sin problemas y no me he perdido en ningún punto. Me genera algunas dudas al acabar de leer. No me parece fácil que alguien traicione a su familia sin importarle lo más mínimo y que se vaya con gente desconocida sin más. Es poco factible pero, por eso es fantasía ¿no? Tampoco he pillado muy bien por qué aparece la diosa. Podría ser una representación de una voz interior que le hace ver que no es un lobo normal, una especie de conciencia del Yo o algo así, pero en cambio todos los lobos parecen tener conciencia de sí mismos y capacidad de reflexionar por sí sólos sin necesidad de una "tercera voz" que les guíe. Probablemente se me ha escapado algo... ya me explicarás ^-^Uuu
  4. G: 3. En general bien escrito y con detalles suficientes para recrear las escenas sin problemas. Hay signos de puntuación que quizá podrían ser otros y te incluyo algunos errores por si quieres corregirlos:
  • Tres truenos retumbaron al amanecer, La tormenta había llegado a la taiga (se te escapó una coma donde va un punto)
  • Me dice cuando es mejor la caza y cuando no (se te pasó el acento)

Y la nota final sería de 3,78. Como no quiero poner decimales, se queda en 4 estrellas.

Suerte :)

 

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

Un relato que me ha resultado confuso -la descuidada redacción tampoco es que ayude. Ni siquiera tengo clara la naturaleza del protagonista: lobo, hijo de lobo, la comunión con dios(a), la inteligencia, la aversión a derramar sangre lo hacen humano, pero está lejos de ser hombre; si como lobo no acaba de estar cómodo, en su nueva piel se siente todavía más extraño, y el final sugiere una carnicería.

Esta frase me desconcertó: Suspiró, por un momento había pensado que no alcanzarían a llegar. En ningún momento se insinúa que espere ninguna ayuda.

El lobo nómada esperaba volver a verlo aparecer con algo más de protagonismo con el que por fin lo hace, parecería reclamar mayor atención.

Eso sí, he aprendido una palabra nueva, muengo, falto de…, esto, no, la buscáis vosotros, vagos :)

No obstante todo esto, ha habido partes, bastantes, en las que el relato me ha sumergido y que he leído con gusto.

Este párrafo resume las sensaciones que me ha dejado.

Dio un paso adelante y, para su sorpresa y espanto, la criatura se sacó una de sus patas traseras y la lanzó sobre su cabeza. Asustado se alejó unos pasos y otros miembros amputados volaron por encima suyo. Definitivamente era una criatura muy extraña.

Me gustó y confundió a un tiempo cuando lo leí y ahora pues tampoco acabo de verlo claro. Sí, vale, es un humano, pero qué es lo que le tira. ¿El bastón? ¿Y qué mas? ¿Qué son esos otros miembros amputados?

*** 3 estrellas

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kekanaya
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Poblador desde: 26/12/2016
Puntos: 178

El relato me ha resultado confuso en algunos momentos. No acabo de entender si es un hombre-lobo, un lobo-hombre o un lobo cambiaformas, y la manada de principio a fin es de lobos a secas, ¿no? Tampoco tengo muy claro qué tipo de bestias son los enemigos del grupo que acaban adoptando al protagonista, y los últimos párrafos he tenido que releerlos para entenderlos, la narración me ha parecido bastante espesa y, paradójicamente, poco precisa.

Y ahora, basta de lo malo y vayamos a lo bueno. Me ha entretenido bastante, que es lo que al fin y al cabo busco cuando leo. Aparte de ese último párrafo, me gusta mucho cómo te desenvuelves en cuanto a forma y estilo, y aunque la historia sea algo predecible y común, tiene elementos que la hacen destacar, como la personificación de la Luna.

En definitiva, creo que con la revisión que le des después de leernos a todos y hacernos caso (o no, jajaja), te va a quedar un espléndido relato.

Mi enhorabuena y un 3,5.

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
Puntos: 352

Un relato sorpresivo, en el que lo mejor son, para mi gusto, las escenas sueltas; el hilado entre ellas ya es otra cosa, pues me he desconcertado un tanto en varias ocasiones y no he terminado de entender esa transformación súbita y fugaz, a través de tres estadios sucesivos, a no ser que estemos ante una mutación definitiva en humano que requiere un brevísimo paso por fase licantrópica. La visión que el lobo tiene del extraño animal y de sus miembros, me ha resultado curiosa, muy propia. Por cierto, ¿qué le arroja el siberiano?, ¿raquetas?, ¿esquíes?...
Por lo demás, resulta muy entretenido de leer si te aferras al sentido de la maravilla y no intentas racionalizar el asunto, pero esto es más fácil para unos que para otros. En todo caso, a mí me ha divertido y lo he leído con agrado.

Creo que, en mi consideración, tiene 3 estrellas, que hubieran sido más sin esos personales tropiezos en que me he visto metido por mi propia manera de ver las cosas.

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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MauricioPsy
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Poblador desde: 16/01/2017
Puntos: 96

Gracias a todos los que ya habéis comentado y críticado, y a los que no, pues adelante tienen mi permiso para destrozar el texto y descuartizarlo con polidorescas garras y dientes. 

Las aclaraciones me las guardaré, eso sí, para luego del certamen. Que no quiero influenciar en nadie y quiero ver hasta que punto algunos pueden y otros no entender de que va la cosa.

;) 
 

obviamente que apenas esto termine lo voy a tomar y le voy a inyectar letras como loco. Para suplir los detalles que muchos ustedes ya habran notado o notaran.

De nuevo, a todos, muchas gracias.

-"No está muerto lo que vive eternamente, y en extrañas eras hasta la muerte puede morir"-

H.P.Lovecraft.

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Bio Jesus
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Poblador desde: 11/07/2014
Puntos: 1514

He de reconocer que este relato es, de momento, el que más me ha costado evaluar. Tiene puntos muy fuertes pero el conjunto no acaba de funcionar para darle un cinco.
¡Ojo spoiler!

Me gusta mucho el título, aprender vocabulario siempre esta bien. Y me gusta mucho la idea de la transformación inversa, que sabes llevar bien a lo largo de la trama. Los momentos en que habla Padre, también son muy buenos, reflejas muy bien personalidades y sentimientos.

¿Que no me convence?
El relato tiene altibajos y transiciones muy bruscas. No acaba de fluir suave. Tal vez el límite de palabras te perjudicó.

Las referencias a la Diosa están de más... o de menos. Es decir, o las justificas explicando quien es la diosa o las supones, porque así quedan como un cabo suelto.

Algún aspecto formal también le lastra. Expresar gritos escribiendo mayúsculas es una convención de Internet, pero en un texto literario no encaja.

El final es abierto, lo cual no es malo, ni mucho menos. Yo creo que viéndose humano, sigue sintiéndose lobo y decide vengar a la manada. Pero si ese no era tu intención, el relato ni ha cumplido su objetivo, pues ha generado un mensaje equivocado. Espero que no.

Valorar el relato me ha llevado un par de días, dándole vueltas a todo esto. Tienes una buena valoración y , sobre todo, un relato que merece ser pulido, tanto si entra como si no en la selección.
Nota: 3,75

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

Es una idea muy atractiva, de las más originales. Abordar el tema desde la perspectiva contraria no es lo meritorio, sino la trama ideada para reflejarlo. También se maneja bien la tensión, consecuencia de haber plantado bien la trama. 

Creo que ha quedado en exceso críptico; las analepsis que alternan la trama principal son confusas, quizá por no querer desvelar nada demasiado pronto y mantener la tensión. Un ejemplo de esto es la escena en que la criatura que encuentra en el bosque le tira los miembros que va desencajando; yo no sé exactamente qué ha sucedido en esa escena. La falta de fluidez del relato creo que se debe a estos detalles.

Una vez desvelada la trama entera, hay detalles que quedan en el aire, como cuándo ha tramado el plan con los hombres, cómo ha ido congeniando su doble naturaleza siendo un lobo con su manada, el papel de la Diosa y el lobo solitario que se menciona al principio... Todo eso acrecenta la sensación de una muy buena idea que quizá peca de una ejecución poco clara.

 

2 estrellas

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Un relato entretenido con una idea original en cuanto a ese lobo que desconoce lo que es en verdad. En ese aspecto, muy bien.

Los fallos formales ya te los han comentado, así que no los voy a repetir.

He tenido que buscar en Google lo que era muengo, ya que al leer el título pensaba que era el nombre del lobo, pero luego lo he visto en minúscula y ya he visto que no. El caso es que no me sonaba para nada, y con razón.

Hay pasajes que se me han hecho confusos, sobre todo ese de la criatura extraña que le lanzaba (según el lobo) miembros amputados. No tenía ni idea de lo que estaba hablando, en cuanto a lo que le lanzaba, quiero decir.

Y luego está lo de la transformación. He tenido que releer para entender en qué se estaba transformando. Al principio pensaba que se estaba convirtiendo en una especie de súper lobo, por lo del tamaño, los colmillos, las garras y tal. Luego he creído que era una especie de mono, porque no conozco de otra criatura que tenga las patas, o los pies, prensiles. Hasta que he caído en mi error y me he dado cuenta de que el lobo llama patas a los brazos. Además, él ve a las otros humanos como extrañas criaturas diferentes a él, cuando se supone que es otro humano más. No sé, me deja confundido también. Tal vez sea fallo mío por no haber sido capaz de visualizar la escena, y eso que lo he intentado.

Creo que el relato mejoraría si dejara ciertas cosas más claras, pero esto es opinión personal. Hay muchos a los que les gusta que no se explique demasiado, pero creo que un poco de orientación nunca viene mal.

En cuanto al final, parece ser que no lo he pillado, según veo tras leer algún comentario por ahí. A veces me pregunto si leo demasiado rápido y por eso se me escapan las cosas, pero es que no lo pillo ni con la relectura si no es porque ya alguien lo ha explicado antes.

Con todo esto, tres estrellas y cuarto.

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Olethros
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Poblador desde: 20/06/2015
Puntos: 352

En cuanto a la forma, problemas dispersos con las mayúsculas (desde la segunda y la tercera del título hasta la "e" de "Diosa... ¿Estás segura?" porque el enunciado de la frase no se ha cerrado tras los puntos suspensivos), dequeísmos y leísmos evitables, comas revisables y problemas con los signos de puntuación, en especial en los diálogos donde se rompen las convenciones más aceptadas al respecto, alguna ruptura de la coordinación en número y asuntos de esa categoría.

En cuanto al estilo, el uso de los gerundios no es incorrecto en absoluto pero ofrece sensaciones de poca habilidad narrativa; usa infinitivos cercanos de forma evitable; se toma bastante tiempo en arrancar. Por otra parte, tiene alguna imagen ocurrente "no podía cerrar la nariz ante los resultados".

En cuanto al fondo, se acerca al tema de la convocatoria desde un ángulo distinto por aquello del lobo hombre.

Mi calificación es 3,25 estrellas.

Gracias por compartirlo y suerte en el concurso.

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam... ;oP

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Easton
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Poblador desde: 06/11/2011
Puntos: 416

Era verdad de que a Padre

Cuidado con el dequeísmo.

al ver aterrizar frente suyo a sus verdugos. 

Aquí pienso que sería "enfrente suyo", ya que me suena que "frente" va con "a" (frente a). De todas formas, ahora voy a leer los comentarios de los compañeros a ver si alguno ha comentado algo y salgo de dudas.

Es un relato que me ha gustado por su originalidad. Hasta el momento es el único que veo en el que se trata de un lobo que se convierte en hombre en vez de un hombre que se convierte el lobo. Creo que el elemento de "la Diosa" justo está para esto: es el único lobo capaz de escuchar esa voz especial, y es porque es el único que puede convertirse en hombre. Por otra parte me ha gustado la forma de describir el comportamiento en manada de los animales.

Quizás lo que más le lastre es el que hay partes un poco planas, faltas de intensidad o ritmo. También la figura de ese lobo nómada se queda un poco floja y seguro que se lo podía haber sacado más jugo. Aparece en el momento  justo, para que el protagonista diga que habla con la Diosa, y no aparece más. Esa parte en concreto es "demasiado para dar información al lector".

3 estrellas

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Un collar de perlas algo deshilachado. Cada parte del relato es muy bonita y me ha gustado mucho, pero el relato al completo me resulta confuso.

Cierto es que me ha divertido un montón leerlo varias veces y discutirlo con mi mujer, te aseguro que es al que más tiempo le he dedicado. Pero creo que se han utilizado dos recursos de manera simultánea y no terminar de cuajar:

  1. Por un lado, narrar todo con la mentalidad de lobo. Es original, arriesgado y creo que difícil, y te ha salido muy bien y funciona… O habría funcionado por separado. ¿Qué pensaría un lobo al ver por primera vez a un niño humano? ¿Y si el ser humano lo ataca arrojándole algo? (¿Qué le arroja? Creo saberlo gracias a lo que más tarde comentan los adultos, pero si tú has comentado que prefieres no dar pistas, yo tampoco debería hacerlo). Y lo más terrorífico: ¿qué sentiría un lobo-hombre cuando se transforma por primera vez? Todo está muy bien descrito y me ha resultado muy convincente.
  2. Por otro lado, los flashbacks. Los flashback siempre son complicados, sobre todo si al principio cuesta tanto darte cuenta que lo son. La segunda lectura me ayudó mucho, pero tras terminar la primera no tuve más remedio que pensar “¿qué coño…?”. Pero ¡eh!, también tuve que ver Memento dos veces para entenderla y disfrutarla y ahora es de mis pelis favoritas…

Retomando el hilo, son recursos que por sí solos ya tienen que tratarse con mucho cuidado para ser entendidos pero que combinados resultan una mezcla explosiva y peligrosa como el whisky con el Red Bull.

Cambiando de tema. El protagonista me encanta, me he encariñado mucho con él. Tan frágil y atormentado y a la vez tan sabio y artero. Me ha gustado la relación con la diosa, aunque no he llegado a entenderla del todo. Me pongo ahora profundo y pienso si no será un síntoma de la humanidad que contagia al cachorro: lo primero que hace con su raciocinio adquirido es buscar una deidad que cuide de él, que explique lo inexplicable. La pista me la da el lobo nómada:

—Eres raro ¿sabes? hueles raro también... no sé por qué —dijo sin mirar atrás— Es mejor que tu padre no te oiga decir esas cosas. No son cosas de lobos.

¿Es este el sentido de la aparición de ese lobo nómada? ¿Dejar claro al lector que es algo más que un lobo?

Otro punto negativo está en la redacción, con varias frases para revisar y algunos gazapos con los que tropiezas mientras lees. Ya están comentados, tampoco me extiendo con esto.

En definitiva, creo que es un relato para releer y explorar. Puede que el escritor haya creado un juego de reglas muy complejas que quizás no he terminado de dominar, pero no soy de los que necesitan ganar para disfrutar. Opino que se podrían haber dejado más pistas o que simplemente conviene simplificar un poco las cosas para hacerlo más comprensible (por ejemplo metiendo un “dos horas antes…” al comienzo del primer flashback o haciendo más evidente que la extraña criatura que aparece en el bosque es un niño humano).

Gracias por el relato, aunque me hayas hecho admitir ante mi mujer que su interpretación del mismo es más coherente que la mía.

Ahí te van tres estrellas y media.

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Bote
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Vale, he tenido que leerlo dos veces y además los comentarios. 

Bien, creo que ya sé lo que pasa. En mi primera lectura me dejé llevar por la fascinación y me maravillé con ese final. En la segunda, pues también. Vale, tiene muchas incógnitas, como la ya comentada de los "miembros amputados" y el porqué de la transformación, su relación con la luna y demás, pero lo realmente bueno, para mí, lo que me ha hecho sentir lo que he sentido, es la personalidad del lobo muengo. Esa dicotomía tan humana que le hace, primero, tener una diosa que le incita a tener piedad por los otros seres a los que tendría que matar y al mismo tiempo usarlos para que los suyos los maten y así poder traicionarlos. Esa idea de lobo hombre que no termina de ser ni una cosa ni otra es lo que hay que salvar de este relato. Esa traición última y absurda del que no se ha adaptado todavía a lo que ha empezado a ser. Ese no saber cómo comportarse, pero dejándose llevar  por su naturaleza religiosa.

Claro que podría estar equivocado y que esa no hubiera sido la intención del autor, pero estoy seguro de que con la corrección este relato será grande.

4 estrellas

Mírame a los ojos...

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Patapalo
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Easton dijo:
Aquí pienso que sería "enfrente suyo", ya que me suena que "frente" va con "a" (frente a). De todas formas, ahora voy a leer los comentarios de los compañeros a ver si alguno ha comentado algo y salgo de dudas.

Enfrente de él, diría yo: http://www.rae.es/consultas/detras-de-mi-encima-de-mi-al-lado-mio

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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torpeyvago
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Alucinante. Y alunizante.

He tenido que buscar la palabra «muengo», que desconocía. Es lo bueno del Polidori, todo lo que se aprende. [Tras escribir el comentario y leer los otros, veo que no soy el único enlightened ]

Algún DDT como tilde perdida en algún «cuándo», la expresión «—Diosa... ¿Estás segura? — Se preguntó...» que cambiaría por «—Diosa..., ¿estás segura? —se preguntó...», mayúsculas tras los dos puntos y alguna cosilla suelta por ahí, sin más trascendencia.

Un punto de vista muy especial y una redacción que me han tenido en vilo hasta un final no inesperado pero sí original. [Veo por comentarios que hay algunas dificultades al entender algunas de las pistas: creo que el influjo de la luna, de ahí lo de diosa, la excusa del lobo que ha conocido más mundo para saber que huele ...a algo, las cosas que arroja el muchacho, que veo claras por la descripción (y tampoco concreto como alguien más dice porque así lo prefiere el autor), no sé, creo que no es un relato sencillo, pero sí entendible.] El lobo que se transforma en hombre, y un hombre que mantiene parte de su naturaleza lobuna al encontrar a los cazadores de pieles y hacer lo que debe.

Interesante relato, que requiere ciertas reflexiones para avanzar, lo que lo hace más interesante aún. Vaya para el autor el apéndice que falta y un cuatro (4).

 

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En un lugar de La Mancha de cuyo nombre me acuerdo perfectamente...

https://historiasmalditas.wordpress.com/

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Ligeia
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Aparte leves errores ya comentados, es un relato bien escrito pero confuso, esto me obliga a bajarle un poco la nota. La diosa al final creo que se refiere a la luna, la escena esa tan rara del primer encuentro con un humano, supuse que le tiraba los esquíes y luego ¿que más? ¿qué leñes le está tirando? pero luego ya dudo que fuera un esquí lo primero porque más adelante en el segundo encuentro, se dice que estos humanos son más grandes que el anterior, de lo que deduzco que el primero era un niño XD no he entendido demasiado la actitud del lobo humano, ni qué relación anterior podía tener con el susodicho segundo grupo y ya el final es el acabose ¿por qué? en fin, un sinvivir. Tres estrellas:

***

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Invierno
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Buena opción para la historia esa transformación inversa, y bien llevada en ciertas partes. En otras creo que hay cierto grado de confusión y desconcierto sobre lo que ocurre que impide disfrutarlo como se debería; no solo por ver los hechos desde el punto de vista de un lobo, lo cual es comprensible, sino por una narración poco clara.

El relato posee elementos muy buenos; me gusta el protagonista, me gusta ese lobo Padre, cuya muerte ha sido la parte que más me ha impactado, y me hago un lío bastante gordo sobre gran parte de lo que pasa y por qué pasa. Algunas dudas se eliminan tras la relectura, pero otras persisten y pesan lo suyo.

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Germinal
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Creo que este relato es un diamante en bruto. Me encanta la idea pero tiene taras que hacen que no pueda brillar. Resulta incomprensible el algunas partes como ya han comentado anteriormente o deja muchos interrogantes ¿Le tira un hacha? ¿La Diosa le habla? ¿Qué pasa con ese lobo solitario?

La hipotermia que sufriría un hombre desnudo en la taiga siberiana acabaría con él en cuestión de minutos, pero vaya, no quiero afear el final que es lo que más me ha gustado.

3,5 estrellas

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Patapalo
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Puntos: 208859

Una idea muy original, sin duda, no ya por el cambio de perspectiva, sino por poner el acento no en la bestialidad del licántropo, sino en la confusión vital que ha de experimentar. Hay mucho potencial en el relato. No obstante, me da la impresión de que necesita un buen pulido formal y quizás una cierta reestructuración para ganar en fuerza. A veces me ha dado la impresión de que el relato es algo errático y, aunque al terminar de leerlo, tengo la impresión de que es más bien lineal, está expuesto de un modo fragmentario. Por ello, no me parece que sea necesaria esa compartimentación.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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IMayayo
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Puntos: 59

El relato me ha parecido original, el final me ha sorprendido gratamente.  Coincido con los demás en que hay partes confusas y en que el lobo nómada no aporta mucho.

SPOILER 

He pensado que el chico le tira al lobo las botas y los guantes. Suponiendo que los humanos no hayan podido encontrar el rastro del chico herido en la nieve (que con una pierna herida pienso yo que tenía que haber sido más profundo y difícil de borrar) y que encuentran el rastro de ropa que deja el lobo, ¿por qué es necesario sacrificar al chico? En todo caso el rastro tendría que haber llegado hasta los restos del oso y el cadáver del muchacho (los humanos ni siquiera saben que el chico está muerto).

Para terminar, mi nota: 3,5. Un saludo y suerte.

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