Lo correcto

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Svanda
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Poblador desde: 29/01/2017
Puntos: 112

LO CORRECTO

El calor sofocante de hace unas horas da paso a una temperatura algo más tolerable al ponerse por fin el sol. Miguel, agradecido, cierra los ojos, respira con profundidad y paladea esa paz que le invade cuando la brisa alivia su rostro sudoroso como un bálsamo. Lleva ya un buen rato cavando y empieza a dudar de si está en el sitio adecuado. Profundiza en su memoria y, tras examinar la pradera ardiente, tiene la certeza de estar en el lugar correcto.

―Quizá sea mejor dejarlo… Venir desde tan lejos ha sido una pérdida de tiempo.

Recuerda su niñez en este lugar, divertida y despreocupada. Su vida ha cambiado mucho desde que decidió marcharse…

Miguel.

―¿Qué? ―grita con vehemencia al horizonte. De repente sale de su ensimismamiento y agarra con fuerza la pala. Sin titubear, sigue con su trabajo.

La tarde tiñe de rojo el cielo cuando da con lo que busca. De algún modo, esperaba equivocarse, tenía el anhelo de que este viaje sirviera para confirmar que sus sospechas eran erróneas; pero lo que distingue le hace tambalearse hasta casi caer. En el fondo del profundo hoyo se encuentra su amigo más querido, con el mismo aspecto que tenía cuando se dijeron adiós. Sus ropas, aunque raídas, son las que llevaba aquel último día en que se vieron y los rasgos de su rostro indican que se trata de él. La piel parece seca y se le ven los dientes (no para de reír), pero, sin lugar a dudas, es su compañero. Es su cara la que le mira desde el nicho. 

―¿Cómo…? ―Nervioso, deja caer la pala y se pasa la mano por el pelo. Aquel era un gesto muy común en él cuando sentía que no controlaba la situación. Su respiración es agitada y cambia el peso del cuerpo de un lado a otro, alterado, sin poder impedir que su mirada regrese hacia su amigo inerte―. ¿Eres tú…? ―Esta vez desliza las dos manos por el cabello negro―. ¿Tomás, eres tú? ¿Has estado… llamándome? ―Aguarda, pero sólo obtiene por respuesta el silencio.

Miguel se acerca al cuerpo, aún incrédulo. Concentrado en exceso en la escena, es consciente de que el sudor se hiela en su espalda y su cabeza le da vueltas. Extiende la mano con cautela hacia su amigo, muy despacio, pero al final la retira temeroso. La momia no reacciona. Observa con fijeza un rato más a medida que la luz se desvanece a su alrededor con pesadez, y la faz acartonada le devuelve la mirada y muestra sus dientes en una sonrisa socarrona.

Su compañero yace enterrado en la árida tierra en la que se criaron juntos. Habían estado en aquel páramo millones de veces, malgastando energía a pesar del calor pegajoso en juegos imaginativos, pero ahora Tomás reposa tieso, sin vida, aunque en un estado de conservación perfecto. Mientras lo contempla hipnotizado y trata de comprender qué sucede, sigue aguardando una respuesta.

Toma conciencia de lo grotesco de la escena y quiere reír.

―Pues claro que no me respondes ―sonríe con nerviosismo incómodo―. Cómo vas a hacerlo si estás muerto. ―Estalla en carcajadas excitadas y se siente ridículo por llegar a creer que aquel pellejo ha podido llamarle de algún modo desde la distancia.

Miguel. ¿Estás siendo bueno?

La descontrolada risa se extingue y Miguel se mesa el pelo frenético. No sabe cómo, pero su camarada está hablándole de verdad. 

―Tomás, colega, cómo… ¿Cómo lo haces? Por favor, páralo… Si sigues gritando, va a acabar afectándome… ―Siente que se queda sin aliento―. Mira ―añade mientras intenta serenarse―, sé que hice mal… Le he dado muchas vueltas en mi cabeza, pero desde aquel día ya no me ha vuelto a pasar… ―Su mano tensa el pelo hacia atrás con fuerza―. Tú lo sabes, ¿verdad? Eras mi mejor amigo… Hacíamos todo juntos. ―La mueca alegre de la momia lo anima a seguir―. ¿Recuerdas cuando le colamos petardos al cura por la ventana de su casa? Nunca nos pillaron. ―Sus ojos se encienden ante el recuerdo de su niñez en el pueblo y su semblante se torna risueño―. Pobre hombre, quería negarse a darnos comunión…, pero nunca pudo demostrar que fuimos nosotros… Igual que Rosalía nunca tuvo pruebas de que nos llevamos a su perro… Estaba tan gordo el pobre que no pudo escapar y evitar lo que le hicimos…

El nuevo recuerdo le obliga a negar con la cabeza con añoranza.

―Aquellos sí fueron unos buenos momentos, Tomás… Qué trastadas… Mi yaya nos reñía constantemente. ―El recuerdo de la anciana endurece sus rasgos―. Ella tuvo la culpa de que nos distanciásemos. Continuamente decía que no éramos trigo limpio. Siempre vigilando; no nos quitaba ojo… Al principio nos reíamos de ella, pero, con los años ―mira acusador al cuerpo inerte, que reposa a sus pies dentro del agujero―, se metió en tu cabeza y te lo creíste. ―Se echa el pelo hacia atrás para tratar de aplacar su incipiente furia―. Toda la infancia juntos y, al crecer, consiguió que me dieras la espalda. No sé qué te pasó… No debiste escucharla, Tomás. ¡Tú me conoces y debes saber que no soy una mala persona!

La impasibilidad del muerto le saca de sus casillas. Inhala profundamente para calmar sus nervios y, cuando por fin respira con normalidad, ya es completamente de noche, tan sólo le queda la luz de la luna llena para distinguir los restos de su amigo en la tierra. La oscuridad, encontrarse protegido por las paredes de grava y la calma le hacen sentir una extraña sensación de irrealidad. Escucha grillos en la distancia y su propia sangre bombeando en las sienes, pero nada más. Su amigo mantiene el lúgubre mutismo; solo le contempla y le muestra la dentadura.

―La yaya no tenía razón ―sisea mientras aprieta la mandíbula―. Tengo un buen trabajo y mis compañeros me aprecian. He hecho lo correcto siempre; no soy una mala persona. Lo que te hice… ―Contrae las cejas en una expresión apenada―. No estuvo bien. Y nunca más volveré a hacerlo. Por encima de todo, quiero hacer lo correcto. ―Una repentina calma se apodera de él; vuelve a tener el control de la situación y de sí mismo―. No importa qué hiciese hace diez años porque hoy soy una buena persona.

Miguel. ¿Estás siendo bueno?

―¡Para! ¿Por qué lo haces? ¿Qué quieres de mi justo ahora, después de tanto tiempo? ―Agarra mechones de su pelo con vigor y abre los ojos exasperado; lo comprende en un instante―. ¿Con quién más has estado hablando, Tomás? ―Se acerca al cuerpo de su amigo con la tensión de un depredador antes de saltar y le susurra―: Se lo has contado a ellos, ¿verdad? Les has revelado lo que hice… ―Se siente derrotado y cae de rodillas en la fosa. Golpea con fuerza el suelo, lo que provoca que la momia ladee la cabeza. Al percibir el movimiento, se asusta y comienza a lloriquear―. Claro, ahora todo cobra sentido… ¡Lo saben! Lo han sabido siempre y por eso me invitaron a dejar la empresa. Cuchicheaban a mis espaldas. Siempre hablando entre ellos en voz muy baja y callando con rapidez cuando aparecía yo… Me observaban por el rabillo del ojo…  Se han reído de mí… Yo he querido ser bueno, pero conocían la verdad de mi pasado… ¿Lo que he hecho no ha valido para nada? ―Desquiciado, salta hacia el muerto y lo agarra con fuerza por los brazos lánguidos. La momia mantiene su mutismo y su congelada sonrisa, y lo mira con fijeza―. ¿Mis esfuerzos por ayudar no tienen valor para nadie? Ya he dicho que me arrepiento, ¿qué más debería hacer? ¡No puedo cambiar el pasado! Solo puedo cambiar lo que soy hoy, ¿no lo ves? Ya siempre hago lo que está bien.

Con delicadeza afloja la presión sobre el cadáver y se sienta de nuevo en la tierra. Durante unos minutos se queda agazapado y aferra sus propias rodillas, meciéndose a la espera de quedarse dormido.

Miguel.

Con desconfianza mira a su amigo. Bajo la luz blanquecina y tenue aparenta incluso estar más vivo. Parece que aún siguen en el claro, diez años atrás, discutiendo con vehemencia. Todo es igual que entonces. Tomás está igual que entonces.

―Has estado aquí tu solo una eternidad… ¿Por eso empezaste a llamarme, Tomás? ¿Para que viniese a buscarte? Me has convocado y he venido, amigo... ―Se arrastra por la tierra hasta tumbarse junto al difunto y apoya la cabeza en su pecho―. Somos uña y carne… No me importa que les hayas contado todo… Supongo que querías llamar mi atención de algún modo… Pero ahora ya he venido a buscarte y puedo decirte en persona que lo siento. Me arrepiento de lo que te hice… ―Se apodera de él una profunda calma.

Miguel. ¿Estás siendo bueno?

―Claro que sí, Tomás. Siempre trato de serlo desde que te maté… ―Parpadea con fuerza por la potencia de sus palabras y se lleva una mano a los labios ensimismado―. Pero… no lo hice, después de todo. ―Atónito, mira la faz incorrupta de la momia―. ¡Mírate!, esperaba encontrar solo huesos podridos y polvo, pero aquí estás, entero, tumbado a mi lado, hablándome. ―Suelta una risotada sonora que retumba en la noche y espanta a los pájaros que descansaban―. ¡Aún puedo arreglar esto! ―Sus ojillos vibran, se pone en pie de un salto y golpea sus sienes con los puños mientras carcajea descontrolado―. ¡Si sigues vivo, puedo llevarte de vuelta y confesar la verdad! Decirles que discutimos y me enfadé, que te golpeé con fuerza y te enterré en este sitio…, ¡pero que nunca llegué a matarte! Estabas aquí, paciente, con la esperanza de que viniese a buscarte. ¿No lo ves, Tomás? ―Manosea su pelo hasta casi arrancarlo del cuero cabelludo―. Este tiempo he creído que soy un asesino, una mala persona, ¡pero tú estabas bien! ¡Esperabas compasivo a que yo hiciese lo correcto! ¡Ahora podrás decirles a todos lo de nuestra riña y que volví a buscarte! ―Levanta los brazos al cielo y ríe con energía, pletórico, sin acabar de creer en su suerte―. Ya no importará lo que hablen de mí, no podrán echarme nada en cara. Yaya se equivocaba, por supuesto que se equivocaba. Era una vieja loca… ―Revitalizado, sale del nicho―. Por fin podré demostrarles que siempre he hecho lo correcto…

¿Estás siendo bueno?

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Patapalo
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Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Un relato ejecutado de un modo correcto, pero que, en mi caso, he visto venir muy de lejos. Así, se me ha quedado un poco anodino. Me hubiera gustado conocer más al narrador, su vida, su relación con Tomás, que la escena, la idea, tomara más cuerpo y más profundidad.

En el apartado técnico, como digo es correcto, pero creo que le podrías sacar más jugo todavía a la prosa. Hay algunas repeticiones que se pueden subsanar para dar más riqueza a la prosa y algunas cosas que se pueden ajustar. Por ejemplo, me falta un pronombre en "carcajearse" o "nicho" hace referencia a agujeros en los muros, no en el suelo. Nada grave, pero sí cosas que pueden dar más brillo al relato.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Puntos: 1514

Un buen cuento que se cimenta en una situación clásica: el culpable que establece un dialogo consigo mismo/su víctima para acallar los remordimientos/mensajes que se ponen en boca de la víctima.

En este caso la autora desarrolla la trama con buen estilo y un ritmosuave pero de tensión creciente: el protagonista pasa de gamberro que juega con petardos a retorcido que mata a un perro, de ahí  a asesino, a culpable que trata de ocultar su crimen y finalmente , oscilando entre el arrepentimiento y la justificación, a la demencia.

Muy bien trazados los personajes secundarios, que cumplen su papel de arrojar luz sobre el verdadero ser de Miguel. Destaco a la abuela, quizas podía haber tenido aun más peso en la historia, tan solidamente construida está.

La momia está bien introducida en el historia y aunque en buena parte de la historia daría igual que fuera un esqueleto o un espectro, al final adquiere su protagonismo.

El relato navega por aguas conocidas hasta el final, no hay giros ni sorpresas, pero lo hace con buen rumbo, se ve que el timón lo lleva una mano segura(por seguir con el simil marinero).

Se lleva un 3,75. Le falta un puntito de originalidad o sorpresa para llegar a notas superiores.

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Stendek
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Puntos: 198

Tiene cierta afinidad con "El corazón delator". ¿Verdad?

Un saludillo

Javier

Añado: es un  relato obsesivo, pero que por momentos se hace pesado. Le doy 3,5.

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Svanda
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Puntos: 112

Holaaa, es finde y estoy de vueltaaaa. ¡

Agradezco vuestros comentarios y la lectura! Perdonad que tarde tanto en responder pero entre el trabajo y mil cosillas mas en las que me he metido, ando con poco tiempo.

Patapalo dijo:

Hay algunas repeticiones que se pueden subsanar para dar más riqueza a la prosa y algunas cosas que se pueden ajustar. Por ejemplo, me falta un pronombre en "carcajearse" o "nicho" hace referencia a agujeros en los muros, no en el suelo. Nada grave, pero sí cosas que pueden dar más brillo al relato.

Sin duda mi nivel de narración no es mi fuerte, por eso valoros los comentarios que dejáis XD

Carcajear se puede utilizar como pronominal en su sigificado de "reír a carcajadas", al menos así se indicaba en la RAE. Lo estuve mirando porque dudé y, al leerlo en voz alta, me sonaba mal con pronombre así que lo dejé como aparece en el texto.  

Que nicho es solo para la pared no lo sabía, muy fffuerte XD.

Bio Jesus dijo:

Un buen cuento que se cimenta en una situación clásica: el culpable que establece un dialogo consigo mismo/su víctima para acallar los remordimientos/mensajes que se ponen en boca de la víctima.

La momia está bien introducida en el historia y aunque en buena parte de la historia daría igual que fuera un esqueleto o un espectro, al final adquiere su protagonismo.

El relato navega por aguas conocidas hasta el final, no hay giros ni sorpresas, pero lo hace con buen rumbo, se ve que el timón lo lleva una mano segura(por seguir con el simil marinero).

Tu comentario me gusta sobre todo porque te has centrado en lo que era mi objetivo, la progresión de pensamient de Miguel hasta acabar como acaba. Ese proceso era el centro de mi relato y es bueno que haya captado tu atención :)

En cuanto a si es espectro o momia, es el hecho de que el cuerpo no se haya degradado lo que le lleva a creer que sigue vivo y que él aún puede redimirse, así que, que sea una momia es importante. De haber sido un cadáver podrido, la línea de pensamiento habría cambiado y el desenlace también xD

De todo modos, gracias por la paciente lectura y el comentario

 

Stendek dijo:

Tiene cierta afinidad con "El corazón delator". ¿Verdad?

Un saludillo

Javier

Hay un loco y al final se destapa su locura, pero en ese sentido podría parecerse también a Psicósis. Para mí es muy importante el fundamento de esa locura, la motivación de Miguel. No le pillan, él quiere confesar, de hecho, es el título de mi relato por esa razón.

Si nos guiamos por las motivaciones creo que me recuerda más a Gul Dukat de Star Trek, a Quingpin de Daredevil o XXXX del Dragon Age Inquisition (no quiero hacer spoilers). Maravillosos personajes que, queriendo hacer lo correcto, toman malas decisiones y un mal rumbo. Siempre han llamado mucho mi atención estas personalidades porque ellos de verdad quieren hacer el bien.

Desde luego Miguel a más pequeña escala porque no es un megalómano.

Me hace gracia que menciones a Poe porque escribiéndolo recordé un cuento suyo "Conversaciones con una momia", pero no pensé en "Corazión delator". Sí que pensé en un relato de Bradbury "La fruta en el fondo del tazón". Pero si lo que preguntas es de dónde vino mi inspiración, la saqué de mis libros de la carrera y del DSM-IV surprise

Muchas gracias a los tres por leerme y comentarme cool

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Antes de escribir mi comentario he repasado el resto para economizar (modo ahorro de palabras: On): tema nicho comentado, aire clásico por la reminiscencia al corazón delator también y que se veía venir desde el minuto uno. Quizás este último pecado y que se trate de una única escena haga que el resultado resulte un tanto frío pese a lo mimado del texto.

Agradable de leer, creo que falta alguna mayúscula tras — cuando no es un verbo dicendi, el resto del relato diría que limpio, pero a estas alguras voy con el turbo, así que…

Voy a puntuar con 3,5 estrellas. Felicidades y gracias por compartirlo.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Poco más que añadir, me ha gustado, bien logrado y llevado.

Ah, creo que es dar la comunión, no dar comunión.

Cuatro estrellas: ****

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
Puntos: 352

Largo soliloquio de culpa y demencia, bien llevado y bien escrito, en el que no importa si no hay giro o sorpresa, pues también sin ellos se puede disfrutar del mundo descrito. Y en este, el descabalado y angustioso interior de Miguel llena todo. Quizá, en algún momento, se torna un poco reiterativo, pero claro eso también es propio de la obsesión que se describe.

Me ha chocado un poco la fórmula con la que se refleja la voz de Tomás que Miguel alucina. ¿No hubieran resultado más adecuadas y claras las comillas de codo? La primera vez que me he encontrado el Miguel me ha dejado un poco descolocado.

Bueno, todo caso, le atribuyo una valoración de 4,25 estrellas.

 

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Una historia bien construida, aunque no sorprende porque desde el principio ves venir de qué va la cosa y tal vez por eso hubiera sido deseable alguna sorpresa final. Bien relatado el "ascenso" de crío gamberro y con malas ideas a ese asesino final, que acaba loco ¿o ya lo estaba antes? por la culpa y el remordimiento.

Tal vez por momentos pudiera parecer repetitivo, pero creo que no es así teniendo en cuenta el estado mental del personaje, creo que eso es precisamente lo que pasaría en una situación así, el tipo le daría vueltas una y otra vez al asunto. Al fin y al cabo, no está bien de la "azotea".

Voy a puntuar con 3,25 estrellas, que creo que es "lo correcto". no

 

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mawser
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Poblador desde: 17/07/2009
Puntos: 253

Un relato intenso sobre la culpa, bien desarrollado aunque algo plano. Me ha gustado especialmente el constante intento de autojustificación por parte del protagonista, da muy mal rollo.

Le doy un 3,5.

https://www.facebook.com/La-Logia-del-Gato-304717446537583

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Angelito
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Poblador desde: 25/12/2013
Puntos: 263

Un Valium no le vendría mal a Miguelito. El relato más romántico de los que he leído en esta entrega. Un tipo que sufre desgarradamente por una condición. Hay un halo hipnótico en el entramado. Si hiciéramos un trap de alguna de Wagner, sonaría como este cuento (capaz que yo también necesito un Valium, o dos)

Sobra coma: “mira acusador al cuerpo inerte, que reposa a sus pies dentro del agujero”.

“¿Qué quieres de mi justo ahora, después de tanto tiempo?” Falta tilde en “mi”.

Todo lo que está escrito en cursiva debería ir entre comillas; a veces porque se le da un sentido figurado, especial, a lo que se dice o porque se quiere citar de forma indirecta la voz de la momia que suena en la cabeza de MIguel; otras veces porque se la cita de manera directa.

En definitiva, el texto pierde fuerza por construcciones como esta: “Suelta una risotada sonora que retumba en la noche y espanta a los pájaros que descansaban”. Los pájaros, en su mayoría, descansan por la noche; además de ser una obviedad, hay incoherencia temporal, error en la conjugación verbal. Otro ejemplo: “El nuevo recuerdo le obliga a negar con la cabeza con añoranza”. Si el punto hubiera sido puesto después de “cabeza”, te ahorrabas la cacofonía y la redundancia de la idea que se quiere transmitir y que ya había quedado clara.

3,5

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Curro
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Poblador desde: 24/09/2015
Puntos: 1048

Para empezar la reseña, decir que, como ya dijo Svanda en su comentario a mi relato, escribimos nuestros respectivos cuentos codo con codo. Literalmente (si me giro sin demasiado cuidado hacia la derecha, le doy un codazo). Y quiero aclarar que el hecho de que en los dos la demencia tenga tanto protagonismo dentro de la trama es pura casualidad, ya que escribimos el primer borrador en privado. O puede que no sea casualidad y debamos acudir los dos a un psiquiatra, no lo descarto.

Intentaré no enrollarme, que bastante hemos discutido ya sobre este relato (y el de Calabazas: Espejos, dicho sea de paso).

Un relato con una historia bastante breve, cuyo contenido lo forman principalmente las emociones de uno de los protagonistas (el otro es más bien… pasivo…). Creo que se consigue compartir la profunda y explícita locura de Miguel con el lector y que el viaje hacia la demencia resulta inquietante. Las pinceladas sobre el pasado compartido por los dos amigos generan una sensación de incomodidad porque empujan al lector hacia un final que, precisamente por hacerse predecible e inevitable, da mucho miedo.

El objetivo principal no es la sorpresa, no se pretende buscar que el lector flipe al descubrir cómo terminó ahí Tomás, sino  narrar cómo Miguel se va convenciendo a sí mismo de que en el fondo no tiene culpa de nada, de que todo ha sido un extraño (y largo) malentendido. Sin embargo, me pregunto si de paso no se habría podido buscar un dos por uno, haber intentado engañar un poco al lector con falsas pistas para retrasar la revelación.

Miguel toma su decisión pero no sabemos qué pasa después. Es una forma intrépida de terminar una narración que apenas tiene introducción y no tiene desenlace. El desenlace corre a cargo del lector. Normalmente, me horroriza saltarme esta estructura clásica, pero, en este caso, me agrada.

En cuanto al estilo, no me atrevo a comentar mucho ya que la autora y yo tenemos ciertas desavenencias en cómo quedan mejor las estructuras gramaticales. Bromas privadas aparte, creo que el texto es limpio y se lee bien. Se consigue un equilibrio muy adecuado entre la narración y el monólogo que refuerza mucho la historia. Hacia el final, las oraciones se hacen intensas conforme el protagonista se va exaltando, terminando de perfilar su intensa personalidad.

No lo puntúo porque no sería muy justo. Pero me ha gustado mucho :D

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

El relato empieza a la perfección. La locura de Miguel se empieza a vislumbrar desde la primera línea de diálogo, no aún como locura, pero sí como algo perturbador. El ritmo es preciso entre descripciones, monólogo y la voz imaginada de Tomás. De verdad que me parece una introducción a una historia perfecta, esos pequeños detalles que le alarman a uno sin saber bien porqué todavía. De hecho, este trozo es ilustrativo de lo que quiero decir:

Miguel.

―¿Qué? ―grita con vehemencia al horizonte. De repente sale de su ensimismamiento y agarra con fuerza la pala. Sin titubear, sigue con su trabajo.

 

El problema con el relato, a mi parecer, es que una vez queda claro que Miguel mató a Tomás y que ha venido a desenterrarle en un arranque de locura/arrepentimiento (Y eso es meridiano no cuando Miguel lo dice en voz alta, sino mucho antes, a partir de «La impasibilidad del muerto le saca de sus casillas»), el relato continúa sin nada más que ofrecer en cuanto a interés. Ese monólogo que en la primera parte es corto, preciso y expresivo, se transforma en la segunda parte en algo excesivo y redundante. Es creíble que el personaje de Miguel tenga estos ataques de verborrea enloquecida, pero creo que el efecto en el lector es el de estar alargando una escena que a nivel emocional no va a aportar mucho más que lo ya se ha hecho de forma precisa antes. No se ofrece más información relevante, solo nuevos detalles de su locura que ocupan la mitad, más o menos, del relato.

En cuanto a los monólogos, he de destacar su vivacidad y naturalidad, en especial en la primera parte del relato. Los tres últimos me parecen excesivos y repetitivos, aunque esa puede ser una elección consciente de la autora para hacer al personaje creíble respecto a su locura ya desbocada.

En todos los monólogos hay un exceso, en mi opinión, de incisos del narrador. En este sentido, por ejemplo, he contado siete ocasiones en que los incisos al monólogo indican que Miguel se toca, agarra, mesa o pasa las manos por el pelo. Pero en general me parece que se usan demasiado: los monólogos que tienen la virtud de la expresividad no necesitan de tantas acotaciones para señalar gestos, expresiones, etcétera. Uno (yo mismo) se hace una idea exacta de su estado emocional solo a través de las palabras que dice Miguel.

 

Mi valoración es de 3 estrellas.

 

 

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Carlos Jesús Ramírez
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Poblador desde: 07/05/2020
Puntos: 33

Me ha gustado, buen relato. A mí no me estorba que se el final se anticipe, creo que el "objetivo" del relato no tiene que ver con la sorpresa sino con la "disección" de la psicología de Miguel, con la culpa y las maldades "sin mala intención". Y en ese sentido creo que está muy logrado. De principio a fin vamos ahondando en el carácter de Miguel y siguiendo sus conclusiones y reacciones.Por otra parte, aunque sigue la línea prevista, yo no sabía hasta el final que la decisión de Miguel sería sacar a la momia y confesar.

En cuanto a lo formal, creo que en general está tratado con mucho acierto el hecho de ir dando información en el monólogo de Miguel (y en la segunda persona usada, ya que habla todo el tiempo con Tomás) sin ser demasiado expositivo. Salvo en algún punto como este:

«―Aquellos sí fueron unos buenos momentos, Tomás… Qué trastadas… Mi yaya nos reñía constantemente. ―El recuerdo de la anciana endurece sus rasgos―. Ella tuvo la culpa de que nos distanciásemos. Continuamente decía que no éramos trigo limpio. Siempre vigilando; no nos quitaba ojo… Al principio nos reíamos de ella, pero, con los años ―mira acusador al cuerpo inerte, que reposa a sus pies dentro del agujero―, se metió en tu cabeza y te lo creíste».

En la realidad no diría esto, porque Tomás ya sabe que los reñía, que los vigilaba, que se reían de ella... Creo que solo cambiando algún pequeño detalle se subsanaría. Por ejemplo:

«―Aquellos sí fueron unos buenos momentos, Tomás… Qué trastadas… Mi yaya nos reñía constantemente, ¿te acuerdas?. ―El recuerdo de la anciana endurece sus rasgos―. Ella tuvo la culpa de que nos distanciásemos. Por decir que no éramos trigo limpio y andar siempre vigilándonos… Que al principio nos hacía gracia, ¿verdad?, pero, con los años ―mira acusador al cuerpo inerte, que reposa a sus pies dentro del agujero―, se metió en tu cabeza y te lo creíste».

O usando alguna otra fórmula similar.

3,75 estrellas.

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Svanda
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Poblador desde: 29/01/2017
Puntos: 112

Disculpad mi super ausencia. He leído vuestros comentarios y agradezco muchísimo el tiempo y las puntuaciones. Sobre todo agradezco vuestro interés en arrojar un enfoque nuevo o ideas que pueden ayudar a enriquecer el texto. No sólo lo habéis leído y plantado una nota, os habéis tomado tiempo para aportar algo distint o que echábais en faltta y eso requiere atención e interés. Me hubiese gustado poneros comentarios a los cometarios pero me temo que despidieron a gente del equipo por la pandemia y ahora, mira por donde, estamos que ni llegamos... Qué cosas...

Siento no haberos respondido apropiadamente, pero de verdad que valoro la opinión y, aprovecho para decir, que habéis sido muy generosos con las notas, al menos yo me hubiese puesto menos jajaja

Suerte a todos :D

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