PDA: Desde un tren con destino al infierno.

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GoreBringer
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El frío del holocausto

Las gotas caían una tras otra golpeando su frente, después de un rato las sintió como golpes de martillo apunto de abrirle la cabeza. Se despertó. El suelo estaba sumamente frío, le habían despojado de sus zapatos. 
Puso sus manos en la pared. Era una superficie porosa y húmeda, el agua de la lluvia se había filtrado por las fisuras del techo. Por fin se apoyó con fuerza y logró levantarse.
Se aferró a los barrotes de la celda, apenas sintió el óxido a través de los callos y cicatrices de sus manos. Después de un gran esfuerzo logro salir de su prisión.
¿Cuántas torturas había soportado ahí dentro? Aún sentía los golpes, las laceraciones y demás lesiones que le habían propinado sus captores que ahora se habían convertido en algo menos que cenizas bajo el fragor de la batalla.
Al salir del cuarto una ráfaga de viento frío lastimó su rostro causándole un dolor terrible. Pero sabía que pronto sentiría el tibio toque de esas manos seguras llevándole a un refugio seguro. Sentiría esa caliente respiración acariciando su piel, al ser envuelta en un cálido abrazo entre el frío del holocausto.

 

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Saludos. Y pues esperando el reto cuatro que tengo buen rato sin participar y siento que me oxido.

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Hambleto
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Bienvenido Gore, es agradable tener a otro paisano en el Taller. Muy bien escrito, tu breve relato. En realidad creo que has mejorado bastante y se nota.

De nueva cuenta, bienvenido.

"El mundo se ha desquiciado, ¡vaya faena, haber nacido yo para remediarlo!"

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Coon
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Buenvenido Gore, cuantos más seamos mejor. Veamos tu relato. En primer lugar, me ha gustado, aunque creo que le falta un poco de gancho, sobre todo en la parte final.

Las gotas caían una tras otra golpeando su frente, después de un rato las sintió como golpes de martillo apunto de abrirle la cabeza. Se despertó. El suelo estaba sumamente frío, le habían despojado de sus zapatos. 
Puso sus manos en la pared. Era una superficie porosa y húmeda, el agua de la lluvia se había filtrado por las fisuras del techo. Por fin se apoyó con fuerza y logró levantarse.
Se aferró a los barrotes de la celda, apenas sintió el óxido a través de los callos y cicatrices de sus manos.

Hasta aquí creo que hay poco reprochable, quizás la primera frase no termina de transmitirme toda la fuerza que debiera, quizás podrías replantearla para que sonara más contundente.

 

Después de un gran esfuerzo logro salir de su prisión.
¿Cuántas torturas había soportado ahí dentro? Aún sentía los golpes, las laceraciones y demás lesiones que le habían propinado sus captores que ahora se habían convertido en algo menos que cenizas bajo el fragor de la batalla.
Al salir del cuarto una ráfaga de viento frío lastimó su rostro causándole un dolor terrible.

Casi sin comentarios, creo que es lo mejor del texto, tiene ritmo y es fácil hacerse una idea de lo que se quiere transmitir. Pero te falta una tilde den "logró".  Aunque he de decir que poner de pronto "Después de un gran esfuerzo logró salir de su prisión" es demasiado brusco en mi opinión, hay que leer el texto un par de veces para que no te resulte chocante y vacuo y tome algo de cuerpo, pero puede que sea solo mi percepción.

Pero sabía que pronto sentiría el tibio toque de esas manos seguras llevándole a un refugio seguro. Sentiría esa caliente respiración acariciando su piel, al ser envuelta en un cálido abrazo entre el frío del holocausto.

 Estas dos frases, sin embargo, no me convencen. En especial la primera "esas manos seguras llevándole a un refugio seguro", esta redundancia no me gusta nada. Creo que has busdado el ritmo que puede dar la repetición de alguna palabra en una frase, o ensalzar la seguridad del entorno que le espera, pero sinceramente creo que no te ha quedado bien. Yo habría puesto "Pero sabía que pronto sentiría el tibio toque de esas cándidas manos llevándole a un refugio seguro"

Aunque la palabra "refugio" ahí tampoco me gusta, creo que "lugar" a secas quedaría mejor. La segunda frase me parece mejor construida, pero pierde fuerza porque la primera no le acompaña.

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GoreBringer
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Muchas gracias. Qué agradable bienvenida.

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Buenos apuntes Coon. 

La tilde, pues digamos que me sobró la confianza, muy mal. Y definitivamente esa redundancia a mí tampoco me gusta y creo que es un error grave, la verdad. 

Cabe decir que en este relato utilicé el sentido del tacto como base, tratando de que los demás fueran innecesarios para transmitir la esencia del escenario. Fue un ejercicio interesante.

Gracias Coon.

 

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"Milenario" de un humano ordinario

23/07/0001 Según mi percepción.
He encontrado este tipo de diario holográfico en una de mis tantas excursiones interestelares, es de un material casi indestructible. Aunque la verdad no he querido comprobar su resistencia, es muy hermoso como para echarlo a perder por culpa de mi curiosidad. Pero estoy seguro de que su destino es terminar por degenerarse hasta convertirse en polvo de estrellas, un destino que en ocasiones he anhelado tanto. He deseado tanto la muerte, el por fin desaparecer y descansar...
Soy un humano ordinario, es decir que no he sido modificado ni he evolucionado, en el sentido de que mi físico ha permanecido sin cambios a pesar de tanto tiempo transcurrido. Soy inmortal. Se supone que el tiempo para mí es un concepto carente de importancia, sin embargo pienso que he vivido demasiado y me siento cansado. ¿Se preguntarán cuánto tiempo debió pasar para que alguien eterno pueda sentirse viejo? Lo he dicho tantas veces, ¿pero antes qué caso tenía decir tal o cual cosa? Pero este cuaderno de tecnología que desconozco me da la ligera esperanza de que alguien, en un futuro sumamente lejano, lo lea y me de alguna especie de solución, si es que su condición de ser superior se lo permite.
Por lo menos lo vengo pensando desde hace mil años. Me siento viejo, y sé que lo estoy, pero el problema es que mi exterior apenas aparenta veinticinco años. Ha habido ocasiones, de hecho centurias, en las que ni siquiera he querido despertar, sólo permanecer dormido para pensar que el tiempo fluye más rápido, pero tampoco tiene caso. Y pensar que estaría de acuerdo con ese dicho proveniente de una cultura salvaje y atrasada: “Los seres vivos siempre aspirarán a vivir el tiempo suficiente”. 
De mi vida sólo recuerdo, casi en su totalidad, los últimos cien mil años; antes de eso sólo en partes, y lo anterior son sólo imágenes lejanas que me llegan en sueños. Pero los inicios de mi vida, aunque haya sido durante el origen de todo, no lo podré olvidar nunca, cuando vivía en la Tierra y deseaba ser inmortal. Sí, así es, yo me causé esta condición que no me dejará nunca. Todo lo que me ocurrió entonces fue algo que no logré comprender ya que escapaba a mi intelecto humano. Y ahora que entiendo ya no puedo hacer nada. 
Al principio fui testigo de las muertes de todos mis seres queridos, de todos mis amigos y conocidos. Fue algo que se convertiría en una desdicha terrible, el conocer a alguien para que en un santiamén esté muerto. Incluso las más razas más longevas de distintas galaxias no pueden brindarme consuelo, al contrario, resulta peor el compenetrarse tanto, teniendo esa ligera sensación de perdurabilidad para después caer en la peor decepción y la interminable desgracia. La verdad es que después de tanto no me he acostumbrado y no puedo lidiar con eso, no puedo involucrarme como quisiera con nadie si es que no quiero sufrir; pero tampoco quiero estar solo.
Cientos de veces he experimentado con mi cuerpo, comprobando si hay algún limite en su resistencia. Recuerdo haber tratado de matarme incontables veces, de incontables maneras, obviamente sin éxito. Lo que me quitó de toda duda sobre mi inmortalidad fue cuando, viajando en un transporte espacial, decidí salir sin traje al exterior, cuál fue mi horror al darme cuenta de que seguía con vida flotando en el espacio. Afortunadamente era un personaje importante entonces y me encontraba en un sistema concurrido, no tardaron más que doscientos años en encontrarme vagando por el espacio, tuve suerte de no quedar atrapado en el centro de una estrella, porque aunque no sabía realmente si moriría, no quería arriesgarme, sabía que llegaría el momento en que podría experimentar con temperaturas aún más grandes en un medio controlado. Eso es lo que se requiere para matar a cualquier ser vivo, y no sentí nada. Debo decir que fue un corto periodo de reflexión.
Sobre cómo evité preguntas y demás cuestiones problemáticas con los seres que me rescataron, porque debo decir que no eran humanos, lo contaré en otra ocasión. Y esto último que escribo es más para mí que para usted, probable lector, porque sólo tiene que seguir leyendo, pero acá sé que pasará algo de tiempo, no mucho, talvez algunos miles para que me decida seguir escribiendo. Ahora debo irme porque un molesto grupo de invasores ha tomado mi palacio. Me retiro a un planeta en donde no me molesten. 
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Es algo en lo que estoy trabajando. Y la segunda parte, pues en unos dos mil años estará  lista.

 

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