Carlos Bousoño, la elegancia de lo abrasivo

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Jecholls
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Otro poeta que tiene unos registros muy parecidos a Luis Rosales; es más, cuando lo descubrí, creía estar precisamente leyendo a este primero, y supongo que por esta identificación acabó gustándome tanto. Con las mismas reiteraciones, con ese lenguaje viciado y lleno de anáforas y repeticiones, paralelismos, con ese tono alineante... Que lo disfrute a quien le salga de las gónadas. Irás acaso por aquel camino Irás acaso por aquel camino en el chirriante atardecer de cigarras, cuando el calor inmóvil te impide, como un bloque, respirar. E irás con la fatiga y el recuerdo de ti, un día y otro día, subiendo a la montaña por el mismo sendero, gastando los pesados zapatos contra las piedras del camino, un día y otro día gastando contra las piedras la esperanza, el dolor, gastando la desolación, día a día, la infidelidad de la persona que te supo, sin embargo, querer (gastándola contra las piedras del camino), que te supo adorar, gastando su recuerdo y el recuerdo de su encendido amor, gastándolo hasta que no quede nada, hasta que ya no quede nada de aquel delgado susurro, de aquel silbido, de aquel insinuado lamento; gastándolo hasta que se apague el murmullo del agua en el sueño, el agitarse suave de unas rosas, el erguirse de un tallo más allá de la vida, hasta que ya no quede nada y se borre la pisada en la arena, se borre lentamente la pisada que se aleja para siempre en la arena, el sonido del viento, el gemido incesante del amor, el jadeo del amor, el aullido en la noche de su encendido amor y el tuyo (en la noche cerrada de su abrasado amor), de su amor abrasado que incendiaba las sábanas, la alcoba, la bodega, entre las llamas ibas abrasándote todo hacia el quemado atardecer, flotabas entre llamas sin saberlo hacia el ocaso mismo de tu quemada vida. Y ahora gastas los pies contra las piedras del camino despacio, como si no te importara demasiado el sendero, demasiado el arbusto, la encina, el jaramago, la llanura infinita, la inmovilidad de la tarde infinita, allá abajo, en el valle de piedra que se extiende despacio, esperando despacio que se gasten tus pies, día a día, contra las piedras del camino. Letanía para decir cómo me amas Me amas como una boca, como un pie, como un río. Como un ojo muy grande, en medio de una frente solitaria. Me amas como el olfato, los sollozos, las desazones, los inconvenientes, con los gemidos del amanecer, en la alcoba los dos, al despertar; con las manos atadas a la espalda de los condenados frente al muro; con todo lo que ves, el llano que se pierde en el confín, la loma dulce y el estar cansado, echado sobre el campo, en el estío cálido, la sutil lagartija entre las piedras rápidas; con todo lo que aspiras, el perfume del huerto y el aire y el hedor que sale de una pútrida escalera; con el dolor que ayer sufriste y el que mañana has de sufrir; con aquella mañana, con el atardecer inmensamente quieto y retenido con las dos manos para que no se vaya a despertar; con el silencio hondo que aquel día, interrumpiendo el paso de la luz, tan repentinamente vino entre los dos, o el que invade la atmósfera justo un momento antes de la tormenta; con la tormenta, el aguacero, el relámpago, la mojadura bajo los árboles, el ventarrón de otoño, las hojas y las horas y los días, rápidos como pieles de conejo, como pieles y pieles de conejo, que con afán corriesen incansables, con prisa hacia un sitio olvidado, un sitio inexistente, un día que no existe, un día enorme que no existe nunca, vaciado y atroz (vaciado y atroz como cuenca de ojo, saltado y estallado por una mano vil); con todo y tu belleza y tu desánimo a veces cuando miras el techo de la alcoba sin ver, sin comprender, sin mirar, sin reír; con la inquietud de la traición también, el miedo del amor y el regocijo del estar aquí, y la tranquilidad de respirar y ser. Así me quieres, y te miro querer como se mira un largo río que transparente y hondo pasa, un río inmóvil, un río bueno, noble, dulce, un río que supiese acariciar.

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Tokrand
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"Que lo disfrute quien le salga de las gónadas..." Darthz, no seas mal hablao por Dios. Aquí no las llamamos gónadas, aquí las llamamos "fuentes de vida", que esto es un foro de poesía hombre! ;)

Ahora en serio, que decadente la primera, no? el desasosiego, el descorazonamiento, la esperanza huidiza... justo el tipo de poesía que a mi me gusta!

La segunda sin embargo no me dice tanto como la primera...

De todos modos, es genial estar descubriendo nuevos poetas, algunos de los cuales sin tan siquiera había oído mencionar, gracias a este foro. Es un placer seguir leyendo.

Tok

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Sechat
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Me ha gustado especialmente la primera. Me parece que transmite mucho más que la segunda propuesta que presentas. Es muy visual con los zapatos, el sendero y las sábanas. Los versos tan extensos, lejos de ralentizar el ritmo imprimen más fuerza y peso al conjunto. Me encanta leer poetas de los que nunca ha sabido nada hasta ahora. ; D

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Jecholls
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Pues toda esta fuente de vida y más las pueden ver en la antología que puse por ahí, que es donde recopilé todos estos poemas y poetas que me gustaban tanto, con más o menos tino, pero ahí están. A mí también me gusta de Bousoño más el primer poema. Es muy romántico en cuanto a formas y muy decadente en contenido, es genial.

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