La Oreja (T)

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Malcon009
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 La oreja (T)

No soy un hombre violento, pero ese día fue un mal día (si que fue un mal día). Pasé una mala noche, tuve pesadillas (casi como un anuncio de lo que me iba a ocurrir), y a causa de ello sufrí insomnio, los vecinos hicieron fiesta toda la noche, me pelee con otro vecino por su estúpido perro, no anduvo el coche y tuve que viajar (muy mal) en los servicios públicos para llegar al trabajo (Ha!, A propósito, trabajo como enfermero en un hospital psiquiátrico de máxima seguridad, y en la sección "C", de mayor riesgo, justo donde no se debe tener uno un mal día).
Esperaba llegar más temprano a casa pero en ves de eso ya estaba haciendo horas extra. Mi compañero tampoco la paso muy bien que digamos y andaba (ya de la noche anterior) con problemas intestinales que le hacían correr cada dos por tres al baño (la causa principal por la que terminé haciendo horas extra) para colmo justo ese día nos tocaba trasladar al “paciente” más peligroso del lugar, un madito hijo de put.. que terminó ahí por romper nada menos que un record mundial de puñaladas (5.000, bueno más o menos, dicen que en realidad le dieron a cuenta unas más que menos a causa de que no se podían estimar las exactas en su totalidad debido a como había quedado el cuerpo y lógica y morbosamente para presumir que un local del “pueblito” había obtenido ese "nuevo record mundial"). Y todo (según el mismo) se lo debió a su "mejor amigo", pero lo que realmente hizo que el miserable terminara ahí (y no en una cárcel común a la espera de la pena capital) fue lo que dijo: “ -¿Saben porque le di a ese miserable 5.000 puñaladas...? Porque no me dejaron terminar- "
Sí, eso bastó par salvar su miserable vida y terminar ahí conmigo (por desgracia mía).
Justo cuando nos disponíamos a su traslado mi "compañerito" de laburo sufrió uno de sus nuevos y repentinos ataques de defecación y obviamente tubo que salir corriendo a todo lo que podía hacia el baño (o lo que encontrara primero) y yo solo tenía que esperarlo, cosa que ya me había hartado y por eso decidí (siendo mi principal, gran y obvio error) hacer el traslado por mi propia cuenta (cosa que estaba total y absolutamente prohibida, como tantas otras que en realidad igual se hacían, pero esa sí era para ser respetada). Al igual que en una cárcel de alta seguridad se engrillaba al reo (que en este caso se llamaba "paciente") por unas pequeñas ranuras verticales en las puertas de acero (apenas más angostas que un puño cerrado) en donde debía sacar sus muñecas para ser esposado, al igual que en los tobillos, lo complicado era la máscara (que era el actual reemplazo del bozal como el de la película del "Silencio de los inocentes" desde hacia ya varios años por considerarlo inhumano, bárbaro, cruel y un montón de pavadas más) y la única forma de colocarla de forma segura (realmente segura) era por uno mismo abriendo la celda (claro que siempre de a dos) , ya que los intentos para que se la colocará el propio reo, perdón "paciente" habían sido totalmente infructuosos y con muy malos recuerdos y antecedentes ya que los mismos se las ponían mal y terminaban haciendo lo que estas les impedían (escupir, morder, etc) y con más facilidad porque los pobres guardias estaban los más seguros de que estaban correctamente colocadas, aún cuando comprobaban si esto realmente era así, los malditos siempre se las ingeniaban para darnos una desagradable sorpresa).
Una vez colocados todos los grilletes que estaban encadenados unos con otros y comprobado rápidamente (con un pequeño jalón) que estaban correctamente sujetos, me dispuse a buscar la máscara y al mismo tiempo empezar a abrir la celda (más conocida por todos los de ahí como "jaula") pero en vez de esperar a mi “compañerito” me propuse a colocar es maldita máscara por mi propia cuenta (casi de forma inconsciente deseando que el madito hiciera algo para que yo terminara reaccionando) pero descubrí inmediatamente que la maldita máscara (que en la jerga seguía llamándose "bozal") no estaba por ningún lado y en ese mismo instante recordé que el encargado de colocarla esa noche era mi compañero y a causa de su "apuro" se la había llevado con él. Ahora sólo tenía que regresar al paciente a su celda, volver a cerrarla con llave y esperar (ya menos que antes) a su regreso, pero no, no tenía la menor intención de esperar ni un minuto más y ahí fue cuando comenzó el fin de todo, ya que decidí hacer su traslado directamente sin el "bozal".
No recuerdo que fue exactamente lo que me hizo mirar hacia el costado, pero algo fue, apenas había dado unos pasos fuera de su celda conmigo tomado de su antebrazo (como si fuéramos a una boda) que tiró su cabeza sobre la mía (no todo su cuerpo porque ya lo tenía sobre el mío, sino sólo cu cuello porque le había calculado mal el largor del pescuezo) y arrancó de un solo mordisco mi oreja derecha (que no era ni tan grande ni tan pequeña pero que era mi oreja) y ni siquiera la había escupido (como en aquella famosa pelea de box de Tyson), sino que la retuvo en su boca como “disfrutándola”. En ese instante no recuerdo haber pensado tantas cosas en tan poco tiempo pero empecé a recordar todos los tirones de oreja de mis cumpleaños (en especial la bronca por como lo hacían mis compañeros más tarados con toda su brutalidad posible), empecé a imaginar a los niños riendo a mis espaldas por ver al hombre sin una oreja, las viejas chismosas hablando con otras igual de chismosas que ellas sobre el mismo tema y toda la demás gente mirándome de reojo pero lo que realmente más bronca me dio fue pensar en el autorretrato de Bamgod, Vangot o como se llame (ese que se sacó la oreja), ya lo veía como si fuera mi propio autorretrato y pensando que cada vez que se hablara sobre ello (sobre un documental sobre su vida o sobre la venta de algún cuadro de este) inmediatamente "todos" me mirarían de reojo sin poder aguantarlo y eso fue el colmo, creo que nunca sentí tanta bronca o rabia en mi vida y pude darme cuenta de ello ya que al verme a los ojos el madito que se estaba masticando mi oreja pude ver que cambiaba su mirada y que reconocía la suya propia cuando entraba en el frenesí del crimen que cometió.
Entonces saque mi cachiporra (a la que llamábamos cariñosamente "cacho") y le di el golpe de su vida (o mejor dicho de la mía).
Con eso lo tiré inmediatamente al suelo de baldosas blancas con "pecas" rojizas (recién encerado y bien resbaladizo) y sin pensarlo dos veces (siquiera una) me arrodillé y le propuse un nuevo golpe con mayor intensidad que el anterior que le hizo rebotar la cabeza en el suelo. Eso debía ser todo por ese día pero al percatarme que a pesar de los dos (sin contar el del suelo) fuertes golpes que le propiné todavía seguía manteniendo mi oreja en su asquerosa dentadura (deforme y amarillenta de andar masticando cualquier cosa, incluso su propia ropa interior) y ahora completamente ensangrentada (no por mis golpes sino por mi propia oreja) volvió a mí la rabia que había sentido hacia tan solo unos instantes pero esta vez con muchísima más intensidad porque sentía que el tipo sólo se estaba burlando de mí. Entonces decidí sacar la funda de goma que cubría a "cacho" y dejar en descubierto el pedazo de caño de acero inoxidable que la formaba (algo que lógicamente también estaba prohibido para evitar causar daños permanentes y mortales y que era justo lo que yo quería causar). Para empezar a propinar en su cabeza tantos golpes como me fueran posibles. Apenas di el primero que ya empezó a sangrar su cabeza. (pero el madito aún continuaba con mi oreja entre sus asquerosos dientes (y ahora los veía más asquerosos que nunca), parecía que cada vez la apretaba más entre ellos (y en realidad lo hacía pero debido al dolor que le causaban mis golpes, pero yo estaba totalmente seguro en ese momento que en realidad lo hacía solamente para fastidiarme aún más de lo que estaba) Después de unos pocos golpes empecé a escuchar como crujía su cráneo y a observar que la sangre le empezaba a salir de todos los orificios que tenía en su cabeza (nariz, boca, oídos y los nuevos orificios que yo le estaba creando) en un principio era casi aguada pero al poco tiempo empezó a salir cada vez más oscura (casi negra) y cuando comencé a ver que la misma se estaba volviendo cada vez más espesa, estuve seguro de que se trataba de su cerebro que ya se estaba licuando gracias a mí y mi “juguetito”, pero todavía no era suficiente (y aunque creo que el tipo ya estaba completamente muerto, todavía lo seguía viendo reírse en mi cara ahora deformada por su culpa) entonces no hice más que mirar a mi alrededor cuando divisé casi sobre mi cabeza un extinguido (que había sido reemplazado hacia tan sólo unos pocos días) y no dudé un segundo en sacarlo de su sitio para reemplazar a mi viejo amigo “cacho”. Me volví a arrodillar (apoyado ahora en la otra pierna) y empecé (mejor dicho continué) con mi nuevo pasatiempo (de “licuar” por completo su cabeza) hasta que ya empecé a partir las baldosas dándome cuenta de que ya no había cabeza para seguir golpeando.
Pero lo realmente “gracioso” de toda esta historia es que lo único “completo” que encontraron de ese madito idiota del charco de sangre que había quedado como su cabeza fue mi propia oreja.

Malcon ‘09

 

 Hola!

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Victor Mancha
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 Bienvenido/a, Malcon009.

Participas en la categoría de TERROR.

Recuerda que si quieres optar al premio del público o a su selección debes votar al menos una vez (punto 9 de las bases).

En este hilo te pueden dejar comentarios todos los pobladores. Te animamos a que comentes los demás relatos presentados.

Si tienes alguna duda o sugerencia, acude al hilo de dudas, preguntas e inquietudes, y en caso de que no encuentres respuesta puedes señalarla en el post correspondiente.

¡Suerte!

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2002nt7 (no verificado)

Hola Malcom009,

Lei tu relato y te dejo mis (no solicitados) comentarios.

Tenes faltas de ortografía y no me refiero a lo de Van Gogh, sino a otras palabras escritas de manera errónea (vez con ese por ej.) o incompleta. Eso a cierta gente (me incluyo) les "perjudica" al momento de leer el relato.

De las tres categorías, el terror es la que más me gusta y por suerte esta vez pude participar. Pero tanto en esa ocasión como a leer La Oreja, me pongo a pensar que hay cierta diferencia entre terror y horror, creo que el tuyo entraría más en el segundo y partiendo de allí se puede llegar a disfrutar más de su lectura.

Tienes una adicción al uso de paréntesis que (si bien la comparto, me encantan los comentarios de ese tipo) termina por distraer al lector. Deberías recurrir a otros recursos para construir la historia.

Uno ya sabe de que viene todo, no hay misterio, pero bueno tomándolo como un cuento de horror, no es necesaria la sorpresa.

La descripción de la ira del protagonista se pierde al comenzar y termina dando tropezones hasta el mero final, no sólo por los paréntesis. Es una pena que uno no sepa que pasó con él después del asesinato, y que el reo (perdón, paciente) no diga nada. Es cierto hubiera perdido la oreja, pero eso de "pq me detuvieron" estuvo muy bueno.

Saludos.

2002NT7

 

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mawser
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Relato lleno de reconfortante humor negro a cargo de un protagonista poco común, lo que siempre es de agradecer. Sin embargo la narración me ha parecido demasiado atropellada, y el uso del paréntesis me ha parecido excesivo.

https://www.facebook.com/La-Logia-del-Gato-304717446537583

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