Momias

Imagen de Destripacuentos

Breve ayuda de juego sobre estos míticos personajes de terror tan propios de los ambientes decimonónicos con un apartado de características para Espejo Victoriano

La momia es uno de los personajes de terror más clásicos, y, además, un enemigo ideal para enfrentar a nuestros personajes jugadores: tiene buenas posibilidades interpretativas, se le puede dotar de un trasfondo más bien rico, tiene la suficiente presencia para impactar a los jugadores y, además, no implica, generalmente, problemas morales cuando se ha de luchar contra él. Echemos un vistazo a sus características para ver cómo podemos incluirlo en nuestras partidas.

 

Naturaleza y aspecto

 

La momia es un cadáver que ha resistido excepcionalmente el paso del tiempo. Cuando hablamos de la momia como un monstruo, es, además, un cadáver animado, lo que se conoce generalmente como muerto viviente.

 

El primer punto a determinar para nuestras momias es su origen. Si son momias naturales, carecerán de todo el atavío de vendas y ajuares funerarios, y tendrán un aspecto bien distinto a las “convencionales”. Tanto los estratos arenosos especialmente secos (los desiertos) o los suelos con una composición química particular, así como los entornos extremadamente fríos (altas montañas, glaciares, etc.) pueden dar lugar a momias naturales. Su aspecto, de piel curtida como el cuero, o de cadáver deshidratado, dependerá de las condiciones climáticas.

 

Las momias artificiales son el resultado de un proceso de embalsamamiento. El caso más típico es el de las momias egipcias, evisceradas y cubiertas de vendas, pero un director de juego imaginativo puede crear sus propios procesos de tratamiento de cadáveres y enmarcarlos dentro de las prácticas corruptas de, por ejemplo, una secta que de este modo se facilite guardianes. Según de qué tipo de momia estemos hablando, ésta podrá pasar más o menos desapercibida en entornos con poca luz, o si se disfraza con una capa o un abrigo amplio.

 

De todas formas -y aun teniendo en cuenta que estamos hablando de un personaje fantástico- deberíamos establecer algunas limitaciones lógicas al personaje: sus movimientos deberían ser anquilosados, pues su carne está seca; al mismo tiempo, al ser más compacta, sus golpes resultarán más duros que los normales. A causa de su evisceramiento, las momias ignorarán las heridas en órganos internos, y por la misma razón no deberían poder hablar. Después de todo, no respiran. Los mecanismos por los que se orientan y comunican quedarán a discreción del DJ, pero serían más coherentes si se basasen en una suerte de energía psíquica o mística. Por supuesto, su presencia debería alterar a los animales domésticos, que verán contradictorio que un cadáver se mueva.

 

Motivaciones de una momia

 

Para saber qué demonios hace que nuestra momia participe en la aventura, hay que plantearse su origen. Si se trata de una momia esclava, es decir, creada por un brujo o una secta con un determinado fin, la cosa es sencilla: actuará para cumplir sus órdenes. Éstas no deberían ser excesivamente complicadas, y generalmente serán de defensa y disuasión de intrusos. No obstante, un muerto viviente se puede utilizar de modos más ingeniosos, como rastreando subterráneos o vigilando continuamente incluso en condiciones extremas de frío.

 

Si por el contrario la momia entra en juego como difunto perturbado en su sueño eterno, sus motivaciones pueden cambiar enormemente. En primer lugar, habrá que establecer cómo consiguió el poder o la maldición de la vida eterna, pues si es un brujo que utilizó sus saberes para alcanzar este estado, sin duda habrá previsto también algún modo de aprovecharlo. A este tipo de momias se les puede dar una mentalidad compleja y una línea de actuación más variada. Si, por el contrario, es alguien que fue convertido en momia sin tener los conocimientos adecuados, sus pulsiones y motivaciones deberían ser más básicas (venganza, defensa del sepulcro, recuperación del ajuar funerario, etc.) y su comportamiento más lineal. Después de todo, se sentirá algo confusa en su vuelta a la vida.

 

Incluir una momia en una crónica

 

Las momias, como monstruos que son, tendrán un efecto aterrador en los personajes que formen parte de una aventura (Pjs o PnJs). Es por ello que es conveniente utilizarlas en ambientes periféricos, como cementerios aislados o localizaciones remotas; si la momia aparece en mitad de una ciudad, no tardará en congregarse una turbamulta con antorchas o un escuadrón de policías dispuesto a erradicar su presencia de la zona.

 

Si la momia está ligada a un culto, simplemente se le debe emplazar en algún lugar estratégico, como su templo, de modo que su impacto dramático sea grande cuando haga acto de presencia. Lo sobrenatural siempre debería usarse en momentos clave, de modo que no resulte banal.

 

Si, por el contrario, la momia es el eje de la aventura, adentra a los jugadores en su territorio (una pirámide en la que buscan refugio, por ejemplo) o hazles sentir encerrados con ella (en un barco que transporta reliquias de Egipto por el Mediterráneo sería una posibilidad). Incluso en estos casos, las momias son personajes más para partidas simples, de una sesión de juego, que para grandes conspiraciones que se prolonguen durante varias sesiones, aunque si se trata de un brujo, siempre existiría la posibilidad de crear una campaña.

 

Características de la momia (para Espejo Victoriano)

 

Características físicas

Agilidad: 4 Fuerza: 10 Habilidad: 3

Resistencia: 20 Reflejos: 1 Vigor: 10

 

Características mentales

Inteligencia: 5 Intuición: 5 Memoria: 10 (aunque focalizada en sus obsesiones)

Oído: 1 Sensibilidad: 1 Vista: 1

 

Características anímicas

Carisma: 5 Cordura: 1 Empatía: 1

Frialdad: 10 Instinto: 1 Voluntad: 20

 

Habilidades: las habilidades implican una relación con el mundo de los vivos que carece de sentido para alguien que vuelve de la muerte. Las momias (excepto si están dotadas de una consciencia más allá de lo habitual) se moverán sólo por pulsiones y de modos básicos. Derribarán las puertas para abrirlas, y golpearán con movimientos directos si quieren agredir a alguien. No se pondrán a manipular una cerradura o a boxear.

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