Croatoa y Dharma: así se construye un éxito

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Lost y 100 Balas son dos de las mejores series que se han creado en los últimos años y ambas comparten numerosos puntos en común.

Ahora que se acerca el final de Lost recuerdo que esta sensación ya la he tenido antes. Ya he temido antes que no se superaran las expectativas creadas, que no se solucionaran todos los interrogantes. El desenlace de 100 Balas me produjo los mismos sentimientos porque, en el fondo, son dos series paralelas. Sería grosero por mi parte empezar a hablar del argumento de ambas series y revelar las sorpresas que deparan al lector/espectador que aún no las conoce, pero sí creo interesante hablar de las semejanzas estructurales que comparten -de forma más o menos velada-, ya que es fundamental a la hora de saber por qué funciona una serie.

La historia contada por Brian Azzarello y Eduardo Risso comenzaba con una anécdota con gancho. En vez de un accidente de avión, aquí el generador de la trama es el agente Graves, un hombre ya mayor, vestido con un sobrio traje negro, que lleva siempre consigo un maletín. Se acerca a un desconocido y le da dicho maletín, que contiene una pistola, cien balas que no pueden ser rastreadas y pruebas que muestran a ese desconocido cómo ha habido alguien, quizás muy cercano, que le ha destrozado la vida por completo. Si quiere, viene a decir Graves, podrá matar al culpable sin que nadie le detenga.

Las historias personales de los receptores de los maletines son secas, crueles, a menudo envueltas en las peores miserias de la sociedad. Azzarello, como Abrams, Lindelof y Cuse, esperó hasta que le aseguraron que la serie no sufriría ninguna cancelación para exponer la historia que de verdad quería contar con 100 Balas. Así, de repente, empezó a entreverse que Graves no siempre escogía a los destinatarios de los maletines de forma altruista, y que, de hecho, algunos de ellos estaban relacionados con otros. Pronto, el misterio que envolvía a la figura de Graves se apoderó de toda la serie. Como pasó más tarde con Lost, la estructura de la serie adoptó la forma de un fractal. Por cada misterio que se resolvía aparecían otros diferentes. Los seguidores de 100 Balas comenzaron a familiarizarse con términos como los milicianos, el trust, Croatoa, el asunto de Atlantic City, etc. sin saber a ciencia cierta qué hacían referencia. Como la serie numérica de Hurley, Dharma, el humo negro, los Otros.

En 100 Balas iban añadiéndose de forma incesante nuevos personajes, todos ellos con un carisma arrollador. Cada uno tiene una importancia capital, cada uno conectado con todos los demás por el odio, la envidia, la ambición. En los terrenos estilístico y argumental, Azzarello mezclaba los distintos resortes de la novela negra (desde el clasicismo tortuoso de Chandler del arco El falso detective hasta el exploit más cafre con el que se narran las peripecias de Lono, pasando por la temática desértica de Jim Thompson en los episodios de Wylie Times) con una trama de conspiración que hunde sus raíces en el mismo nacimiento de los Estados Unidos. Todo ello bien conjuntado gracias a los diálogos tan característicos del guionista: secos, llenos de chulería, emotivos. El mecanismo funciona a la perfección y pronto el lector deja de preguntarse el porqué de todo ello para, simplemente, disfrutar del viaje. En cada número, además, Risso y Azzarello se las ingenian para contar historias mudas que no son más que pequeñas y trágicas anécdotas que suceden paralelas a la trama principal (mientras, en primer plano, los verdaderos protagonistas hablan, matan, fuman), presumiendo así ambos autores de un perfecto conocimiento del medio. Lost es otra perfecta combinación géneros; en este caso suspense, terror, ciencia ficción y aventura. Pero es una historia que se sostiene también en base a personajes arquetípicos, construidos con solidez a lo largo de toda la serie, que no han acabado en la isla por puro azar.

Los hechos en 100 Balas se precipitan conforme avanza la serie, siendo el último tercio prácticamente indescifrable para el lector novel, pero llenos de tensión para los que llevan ahí desde el primer número. La culminación, llena de emoción y con la esperada confrontación final, encoge el estómago y deja el sabor amargo de las despedidas no deseadas, pero también el lector comprende que no podía ser de otra manera. Una historia que empieza con sangre sólo puede acabar con sangre. Ojalá el final de Lost sea la mitad de coherente y satisfactorio que el de 100 Balas, algo que parece que van a conseguir, de acuerdo con el camino emprendido en la sexta y última temporada.

En definitiva, ambas series parten de una anécdota con gancho para, de pronto, abrir el campo de visión del público. Se muestran pequeños detalles aquí y allá del tapiz que comprende el argumento total por medio de multitud de personajes con un gancho innegable y merced al uso de géneros íntimamente relacionados con la cultura popular. Y, por último, van creándose dos frentes que colisionarán en una conclusión épica. Por suerte, la creación artística no es algo tan árido. No es un esquema atractivo y original en el que simplemente de A se va a C pasando por B, sino que, además, hay que insuflarle emoción, vida. Es justo ese aliento creador lo que hace única a una creación artística. Y de eso, tanto Risso y Azzarello como el equipo completo de Lost saben mucho.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Dejé Lost en la segunda temporada, y 100 Balas lo he tenido delante pero no lo he llegado a empezar. Después de este artículo veré cómo hago para ponerme de nuevo con ambas series. Por cierto, ¿cuántos cómics componen 100 Balas?

Un interesante artículo de opinión, de los que dejan la miel en los labios.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Kaplan
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 19498

La segunda temporada es justo donde no debes dejar de ver Perdidos. Si lo haces te quedas con la idea de que la serie divaga sin un verdadero sentido. En la tercera es cuando despega definitivamente para convertirse en la obra de cultura popular más importante de los últimos veinte años. 

100 Balas son 100 números, y hacia el final uno desearía una cantidad más elevada, porque la acumulación de sucesos es casi asfixiante. Y aquí aprovecho para dejar una afirmación quizás atrevida, pero creo que muy cierta. En estos tiempos de Millenniums y demás, la mejor serie negra está en los comics: Scalped, 100 Balas, Criminal... Calidad a raudales, oiga.

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Andronicus
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Poblador desde: 30/01/2009
Puntos: 1472

Después de ver todos los capítulos de Lost desde sus comienzos, he llegado a un punto en el que me doy cuenta de que Lost va totalmente a la deriva, sin tema fijo, con personajes erráticos y desdibujados, giros de guión efectistas, subtramas que dejan la trama principal en segundo lado, que se pierden... demasiado por responder, demasiadas incoherencias, demasiados detalles que no encajan.

Creo que Lost será la mayor decepción de la televisión. El resultado sólo puede ser brillante, de cualquier otro modo va a ser un fiasco.

Andronicus dixit

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Gordom Pym
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Poblador desde: 23/02/2010
Puntos: 302

Las series de hoy en día, sobre todo las de la CBS, están plagadas

de tremendos comienzos y enganches plenos al espectador, seguidos

de desconciertos para finalizar en paranoias sin sentido...

Véase Lost

Véase Héroes

Véase todas en general (sobre todo las de ficción) 

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fanlowaldo
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Poblador desde: 02/03/2010
Puntos: 3000

Estoy tan de acuerdo con Andronicus que casi me parece haberlo escrito yo.

En efecto la serie se basa en subtramas que a veces no duran más de dos secuencias ya que la escasa trama principal no se sostiene por sí sola. Los guionistas tienen una dificultad enorme para resolver situaciones sencillas y, no contentos con tener 30 personajes que no usan para nada, meten 20 más, sin saber arreglarse ni con los principales. Efectivamente la serie peca de efectista hasta el punto de que, al final de cada secuencia, aunque no pase nada malo, ponen música de mal rollo y suena un ¡PUM! con eco, que acaba resultando ridículo, como la mayoría de las situaciones. Por no decir que los personajes son lo mas estereotipado que recuerdo haber visto jamás (excepto el gordo) y que los cambios de ritmo de la serie resultan tediosos, innecesarios y que la serie avanza sobre la nada, desvelando grandes lagunas de guión que se solucionan con repeteciones, repeticiones y mas repeticiones.

En lo que no estoy de acuerdo es en que será una decepción, porque la gente no tiene suficiente criterio como para darse cuenta de que es una gran engañufa e intentar buscarle sentido a situaciones que no lo tienen, y, es más, quedará como una serie de culto a pesar de que el final, seguramente, no cumplirá las expectativas (para mí nulas).

BLUEBERRIES BLUEBERRIES!!!

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