Para leer al anochecer

Imagen de Gordom Pym

Reseña de la antología de relatos de fantasmas de Charles Dickens publicada en nuestro país por la Editorial Impedimenta.

Cuando lees por primera vez algo escrito a manos de un escritor súper famoso de la muerte y has oído hablar tantas veces de él (hasta sin desearlo) que te duelen las orejas y eres una persona a la que no le atraen nada las historias que no contengan un mínimo de suspense y un mínimo de intriga que te inquiete hasta el final, lo haces con recelo.

Hasta que te percatas de que lo que cuentan es verdad.

Dickens escribía de maravilla, Dickens sabía atraer al lector con tan solo un párrafo, Dickens esto, Dickens lo otro… Miles de americanos esperaban en el puerto de Nueva York al barco que traía sus novelas. Me lo creo. He tenido la gran oportunidad de saber lo maravilloso de este hombre gracias a la cuidada edición (con cubierta y portada ya muy sugerente) que nos presenta la Editorial Impedimenta.

Charles Dickens estaba muy interesado en las historias de fantasmas y en los fenómenos sobrenaturales. No lo sabía. Pero sí lo piensas, con este tipo de historias también se puede reflejar a la sociedad victoriana de la época y eso era lo que Dickens buscaba en definitiva. Inquietudes, defectos… no tanto sus virtudes. Dickens se rodeaba de cuentos, historias que pululaban a su alrededor y lo plasmaba en sus escritos.

Y en ambientes muy extraños llegó a meterse para poder escribir estas trece historias.

La lectura de los cuentos en Para leer al anochecer es exquisita. Un placer para los ojos con buen gusto. El modo en como se describen los hechos, de una forma lenta pero insinuante… Calando en nuestra estabilidad. Haciéndonos dudar.

El presente volumen se compone de pequeños relatos y fragmentos de novelas en los que hay fantasmas de diversa índole. Unas veces atentos, otras bondadosos, amigables y, cómo no, indeseables. En sus argumentos puedes percatarte de que el autor está jugando contigo y lo que es peor: te gusta. Te propone y te engaña.

Sin contar el famoso El guardavías, es difícil destacar un relato por encima de otro. Pero porque todos poseen un nivel muy alto. Marinos desaparecidos que hacen visitas a sus esposas, viajeros que se encuentran con extraños niños, fantasmas que se preocupan de que se haga justicia con su propio asesinato, villanos ahorcados, espectros que hacen encargos desde el más allá…

Yo no los leí al anochecer pero me arrepiento. Aunque el té no faltó en mi mesita de escritorio; y tal vez sí, tal vez no, alguna de las dos cosas que sostenía en mis manos, agudizó mis oídos de un modo inconcebible.

Y ahora miro donde antes no había mirado.

 

Autor

Charles Dickens nació en Portsmouth en 1812, aunque pasó la mayor parte de su infancia en Londres y Kent. No empieza a acudir al colegio hasta los nueve años. Tras el encarcelamiento de su padre por el impago de deudas, su familia se traslada a la cárcel, ya que la legislación de la época permitía que los familiares compartieran la celda del moroso. El joven Dickens se ve obligado entonces a trabajar como operario en una factoría de betún para zapatos bajo duras condiciones laborales. Con el dinero que ganaba pagaba su propio hospedaje y ayudaba a su familia.

Tras una formación prácticamente autodidacta, consiguió un puesto como secretario de un abogado en 1827, y poco después se convirtió en cronista parlamentario. Gracias a este oficio pudo publicar en 1833 su primera obra, Esbozos, bajo el seudónimo de Boz. En esta línea continuó publicando, hasta que su obra Los papeles póstumos del Club Pickwick lo convirtió en un autor aclamado mundialmente. Que la mayoría de su obra fuera publicada en entregas periódicas le daría gran popularidad e influencia entre el público inglés.

Viajó por Europa y Estados Unidos, donde era muy conocido, aunque tras la crítica que realiza del Nuevo Mundo en su novela Martin Chuzzlewit, se ve rechazado por la sociedad norteamericana. Entre sus obras más célebres se encuentran Oliver Twist, Canción de Navidad y, sobre todo, David Copperfield, del que vendería en poco tiempo más de 100.000 ejemplares y que resume de modo magistral sus penurias infantiles. En el ámbito personal disfrutó de un fecundo matrimonio que le aportó diez hijos pero que finalmente se vio perturbado por las relaciones extramatrimoniales que Dickens mantenía con una actriz de teatro.

Hombre enérgico y comprometido, compaginó su extensa labor literaria con otros campos de la cultura tales como la dramaturgia y la edición (fue fundador del semanario Household Words, donde publicaría por entregas dos de sus obras más conocidas, Casa desolada y Tiempos difíciles). Administró diversas asociaciones caritativas y luchó por conseguir reformas sociales que favorecieran a las clases obreras, así como por la abolición de la esclavitud en Estados Unidos. Murió en Gadshill Place, el 9 de junio de 1870, tras sufrir una apoplejía. Fue incinerado, y sus restos reposan en la Esquina de los Poetas de la Abadía de Westminster.

 

Notas y curiosidades:

- El quinto relato del libro, El fantasma en la habitación de la desposada, fue escrito en colaboración con su amigo Wilkie Collins.

 

Edición

Para leer al anochecer, 2009

Editorial: Impedimenta

Traducción de Marian Womack y Enrique Gil-Delgado

Género: Terror

240 páginas

Espacio patrocinado por

Nocte - Asociación Española de Escritores de Terror

http://www.nocte.es/

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