Push

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Crítica de esta película de gente con superpoderes

Aparentemente Push compartía similitudes argumentales con otras películas actuales como Jumper o Wanted, y en cierto modo es así. Es de esta clase de películas de acción modernas que quieren ir un poco más allá de la mera historia sencilla con tiros y mamporros y ofrecen argumentos actuales y superheroicos con guiones llenos de giros. Aunque las dos mencionadas tampoco es que fueran nada del otro jueves, por lo menos no se enmarañaban demasiado en el guión como en este caso, porque tras ver Push uno tiene la sensación de que se le escapan la mitad de las cosas.

 

El guión de esta película es como si echáramos tierra en un colador. Las partes más grandes son las que se quedan arriba y el resto se pierde. Así, tras verla, uno se queda con las piezas principales, es decir, sabe lo básico, quiénes eran los buenos, quiénes los malos y más o menos lo que pretendía cada uno, pero el resto (incluyendo varios personajes y muchas situaciones) se ha perdido por los agujeros. Porque a los pocos minutos del metraje es tal el jaleo reinante que uno no sabe ni adónde se dirigen los protagonistas ni qué tienen que hacer ni cómo lo tienen que hacer. Cada dos por tres se nos van presentando personajes nuevos con superpoderes (algunos ridículos, como los chinos gritones) conformando una suerte de cuadrilla de X-Men de andar por casa y que hace que uno no termine de agarrar la historia porque no sabe por dónde va a salir, porque parece valer todo y principalmente porque se siente abrumado. Los poderes son de lo más variado y si en Wanted se le “daba efecto a la bala” aquí se va más allá, pues directamente son las pistolas las que campan a sus anchas por el aire movidas por telequinesia. Otra vez nos ponemos colorados.

 

Chris Evans deambula despistado por las escenas y hace lo que puede como mero títere de un guión que le obliga a dar más vueltas que un tiovivo, y la ya crecidita Dakota Fanning pone la única actuación destacada de la función.

 

Lo que nos encontramos es la típica película moderna con apariencia de videojuego que contiene una historia enrevesada y que atosiga al espectador con excesivos juegos rocambolescos. En el apartado estético, hay que destacar que la imagen tiene algo diferente, es recargada, bastante colorida y difuminada por momentos, y que por lo menos como envoltorio aporta algo.

 

Se trata de una película confusa e inconexa y que marea más que entretiene, contiene su dosis de acción (bastante bien rodada) pero conforma todo un conjunto que no convence. Quizá es que se ha querido rizar demasiado el rizo y al final se ha quedado como demasiado pretencioso todo. Es una película que puede satisfacer a quien no trate de encontrarle demasiado sentido, el que intente entenderla se desesperará y no le servirá ni para pasar el rato.

 

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