Red Sonja: Relatos salvajes

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la antología de historietas sobre este personaje editada por Panini Comics

Como el nombre del volumen sugiere, Red Sonja: Relatos salvajes es una recopilación de historias cortas sobre el personaje realizadas por distintos artistas. A continuación hablaremos de cada una por separado, pero antes cabe mencionar que la edición de Panini sigue en su línea detallista y que en esta ocasión tenemos las portadas de cada historieta intercaladas en el volumen, no recopiladas al final. Creo que es un acierto, además de un placer encontrarse con obras de tan impresionantes como las de Richard Isanove o Stjepan Sejic en mitad de la lectura.

La antología abre con El familiar de la bruja, obra de Ron Marz, Adriano Batista y Caesar Rodríguez. La narración empieza con las manidas tabernas, ensoñaciones sobre el pasado y rescates en el último momento, pero bascula hacia terrenos más interesantes. El toque aterrador y los paralelismos entre la bruja y Sonja funcionan muy bien y dejan muy buen sabor de boca. Original dentro de los clásicos del género.

En Poder nos encontramos con un guión muy clásico, cortesía de Christos Gage, que se desarrolla en pocas páginas: Sonja vengadora de chiquilla maltratada enfrentada a tipo monstruoso. Nada nuevo bajo el sol plasmado con solvencia, sin más, por Joyce Chin y Will Murai.

Con Criaturas hermosas la cosa mejora. El guión de Joshua Ortega es muy típico, pero funciona y es manejado con cierto toque canalla que le va bien. El apartado gráfico, responsabilidad de Walter Geovani y Will Murai, funciona sin llegar a brillar, lo que da como resultado una buena historia de espada y brujería, sin más, con la que visitar junglas exóticas y viejas ruinas.

Memento Mori, una historia de Vito Delsante, es más ambiciosa en su planteamiento, aunque la resolución es sorprendentemente directa. Lui Antonio e Inlight Studios resuelven una narración de trasfondo casi shakesperiano pero que atraviesa los giros narrativos segando con la espada: en línea recta. Todo muy hyborio.

Con La edad de la belleza pasa todo lo contrario. La historia de Mike Leib es, a priori, lineal: avanzar, matar y sortear peligros. Pero el escenario, que nos lleva a través de terrenos ignotos y encantados, seduce y nos trae la mejor fascinación del género que, después de todo, es muy estético. Diego Bernard, Impacto e Inlight estudios le sacan partido, sin duda, y nos obsequian con unas cuantas viñetas en las que perderse.

La venganza es una arpía es mucho más ambicioso. El foco narrativo no es Sonja, sino uno de sus daños colaterales, y toda la narración se condensa en una batalla. El guión de Michael Avon Oeming engancha y seduce, y uno sigue con interés una historia bien ilustrada por Ron Adrian e Inlight Studios. Se hace corta.

Máscaras, que de nuevo cuenta con guión de Avon Oeming, sigue esta línea y nos presenta una historia en principio sin Sonja. Una historia que, además, creo que es de las más originales que he leído en años. Quizás resulte algo excesiva en algunos momentos, sobre todo en su hiperbólico final, pero sin duda es un soplo de aire fresco. El trabajo de Stephen Sadowski e Inlight Studios acompaña bien y nos introduce con habilidad en la típica taberna medieval fantástica, sobre todo en sus rincones más sórdidos.

Con Katherine la pelirroja siguen las historias peregrinas con Sonja como protagonista. En esta ocasión, el guión de Christos Gage nos plantea el encuentro de la pelirroja con otra que también ha sido bendecida con el don de la espada tras una violación. En cierto modo, es un reflejo oscuro de la diablesa. El apartado gráfico, que ha corrido a cargo de Adriano Batista y Frank Martin Jr. ha sido de mis preferidos: capta bien la elegancia y la brutalidad de la Era Hyboria.

Ya como cierre, una historia hiperbólica de las que se le suelen adjudicar de vez en cuando a Sonja: Dragones. Christos Gage nos trae una narración ecológico romántica con estas fabulosas criaturas de telón de fondo. Algo precipitada en su desarrollo, tiene un toque entre naif y mágico que se deja disfrutar, aunque solo sea por las múltiples referencias. Pablo Marcos y Gil Vincent han sido los encargados de plasmarla.

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