Sam & Twitch 1

Imagen de Kaplan

Reseña de los números de Brian Michael Bendis y Ángel Medina recopilados por Planeta DeAgostini

 

Posiblemente el guionista que más odios y amores suscita en el cómic mainstream, Brian Michael Bendis es el máximo exponente del estilo denominado decompressive storytelling, esto es, guiones estirados en beneficio de diálogos largos y que no siempre (por decirlo suavemente) son útiles a la narración, fruto de una influencia no se sabe si muy bien asimilada de los libretos de David Mamet y Aaron Sorkin. Las páginas del cómic se llenan de viñetas y bocadillos reiterativos que agilizan el ritmo y hacen que el número de 22 páginas se lea en un suspiro. El principal fallo que puede achacarse a Bendis es el de haber basado la mayor parte de su obra en este recurso de un modo acomodaticio y sin pararse a pensar si la historia que narraba (desde un capítulo intimista de Alias hasta uno frenético de Los Vengadores) realmente lo necesitaba.

No obstante, Bendis, por mucho que parezca esforzarse en demostrar lo contrario, es un buen guionista. Lo es en Ultimate Spiderman, colección que dirige desde su mismo origen, lo ha sido en la divertidísima miniserie Los Vengadores: Las Guerras Asgardianas, lo fue en los Vengadores Oscuros, siguiendo los dictados de Warren Ellis y sus Thunderbolts, y lo fue también en su importante estancia en Daredevil, quizás la más relevante desde la marcha de Frank Miller.

Paralelamente a sus inicios en Marvel, Bendis participó en el universo de Spawn creado por Todd McFarlane. Además de algunos números de Hellspawn, el guionista se encargó de una serie centrada en dos extraños detectives que se enfrentaban a casos singulares con reminiscencias evidentes de Seven: Sam & Twitch. Bendis se mostró desde el principio mucho más atraído por la estética noir que por el superhéroe creado por McFarlane, que aparecerá por la serie sólo de forma tangencial y, en ocasiones, burlesca.

El trabajo desarrollado en la serie por Bendis (que puede rastrearse gracias a los extras que incluye la edición de Planeta DeAgostini) es fruto de una reflexión mucho mayor que la que realizaría con posterioridad en algunos de sus títulos más polémicos. Piensa cada página y ninguna es igual a la anterior, juega con los puntos de vista y la distribución y tamaño de viñetas y bocadillos, acelerando y ralentizando la acción a su antojo, narrando varios acontecimientos en paralelo... En general, la influencia, como hemos dicho antes, estará en el medio cinematográfico (Mamet y Sorkin), pero la aplicación al lenguaje del cómic nos presenta a un autor con voz propia, inquietud y con ganas de agitar el medio. Que no lo haya conseguido (o que lo haya hecho, pero quizás no de forma positiva) habrá que achacarlo, quizás, a un exceso de encargos que le hacen poner el piloto automático en la larga serie de colecciones de las que se ocupa.

En Sam & Twitch encontramos al Bendis que aún tiene algo que decir y con muchas ganas de decirlo de forma original (el último episodio contenido en el tomo es, sin más, pura experimentación, un ejercicio de estilo sin conexión con la trama principal y que se narra desde el punto de vista del protagonista). A pesar de ello y debido quizás a las altas expectativas creadas a lo largo de cada número, la conclusión de la trama, aun quedando abierta, no es completamente satisfactoria. Ello no debe impedir, eso sí, que reconozcamos el excelente trabajo de Bendis en el planteamiento y el nudo.

A los lápices se encuentra Ángel Medina (menos en el episodio citado anteriormente, que dibuja Jamie Tolagson) un exponente paradigmático de lo que fue la escuela McFarlane, hoy, por suerte, en franca decadencia. No obstante, el estilo de Medina, sucio, caricaturesco y excesivo, se acopla a lo que cuenta Bendis con cierta eficacia, planteando encuadres más originales y llamativos a los ideados inicialmente por este. Los siguientes números de la colección serían realizados por Alex Maleev, un artista mucho más dotado que Medina y que, de nuevo junto a Bendis, realizaría un trabajo perfecto en Daredevil.

Así pues, Sam & Twitch es un entretenido cómic policiaco-sobrenatural que sirvió de campo de experimentación para uno de los más importantes guionistas de la actualidad, que en aquel momento se encontraba en plena explosión creativa y estilística y que, además, desde una perspectiva histórica, fue un auténtico vergel de calidad en el desierto de McFarlane. Una de las novedades más curiosas del mes.

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