Campo recortable para Brutal Ball

Imagen de Destripacuentos

Aquí tenéis un terreno de juego print&play así como el proceso de elaboración

Desde que empecé a colgar el reglamento para Brutal Ball tuve muy claro que para que el juego llegase a los suficientes aficionados había que allanar el terreno, ya que no todo el mundo iba a ponerse a fabricar su propio campo con materiales de modelismo de verdad solo por probarlo. Y, desde luego, la experiencia de jugar en un tablero sin relieve no es exactamente la misma.

En esta primera aproximación —primera, porque seguramente habrá otras—, quería brindar la base más sencilla y minimalista: tres archivos a imprimir, recortar y montar. Es más, si se desea, se puede apechugar solo con uno. Al mismo tiempo, el planteamiento es modulable y resulta sencillo mejorar lo presente por partes. Y, estrictamente, solo hace falta papel y una impresora —o fotocopiadora—.

Lo primero fue recurrir al Gimp. Este programa gratuito y libre de manipulación de imágenes me permitió, en primer lugar, crear los dos elementos base: los muros y el terreno de juego. Con él, así mismo, podréis añadir vuestros propias caracterizaciones —calaveras, salpicaduras de sangre, rótulos de equipos, cadenas, jaulas, trofeos, cascos, lo que dé vuestra imaginación, vuestra habilidad y vuestro tiempo— de un modo sencillo, simplemente editando las imágenes que podéis ver en el artículo, que ya están con las dimensiones adecuadas.

La base del terreno de juego es, por supuesto, el pozo. Este se compone de siete módulos cuadrados de 7x7 casillas. Elegí una textura de piedrecillas por darle un toque oscuro y sufrido, tipo osamita, pero no cuesta nada cambiarla por una de arena, losas, barro o lo que se os ocurra. Por Internet encontraréis muchos tapices y fondos —imágenes cuyos lados opuestos encajan, de modo que se pueden hacer superficies sin fin— que se pueden utilizar incluyéndolos en las librerías de vuestro Gimp.

Del mismo modo, se pueden añadir decoraciones o líneas de terreno para señalar las distancias con las herramientas de dibujo. La rejilla de división de casillas se puede incluir de un modo rápido y limpio con el Gimp a través de la opción Filtros → Renderizado → Patrón → Rejilla. Solo hay que marcar que las casillas son de 25 mm de lado. En función de la textura del suelo y de las preferencias de los jugadores se puede hacer más o menos discreta.

En total, cada módulo mide 175 mm de lado, por lo que se puede imprimir en un folio normal DIN A4. Lo único, fijaros que vuestro gestor de impresora no redimensiona la imagen para meter márgenes.

El remate de esta base son los muros, que se dividen en dos tipos: los muros con portería y los muros de unión laterales. De cada uno necesitaréis imprimir cuatro copias para así completar el octógono. Estas piezas conviene imprimirlas en papel tipo cartulina, que hay tamaño folio A4 —y entra sin problemas en cualquier impresora—. Así, ganarán en solidez incluso si no se meten refuerzos por dentro —aunque puede ser una buena idea reutilizar los bordes de las hojas para dar doble espesor a los muros; todo depende de lo violentos que sean los encuentros que vayáis a jugar—.

De nuevo, la textura se puede cambiar por otra, aunque encuentro que esta de piedras aztecas funciona muy bien. La separación entre las diferentes caras de los muros es apenas una línea blanca para que no sea muy visible una vez montada la pieza. He obviado las líneas de corte por resultar estas bastante evidentes. De todas formas, más adelante veréis cómo debería quedar un muro previamente recortado, antes del montaje.

Nota: Las piezas están redimensionadas para verse en la web. Tenéis que grabarlas en el ordenador para poder imprimirlas bien.
 

El primer paso una vez imprimidos los distintos componentes, es recortarlos. Es IMPORTANTE dejar unas solapas para poder pegar los lados del muro consigo mismos y con el cartón que sirva de soporte. Una vez recortadas las piezas os deberían quedar como en la imagen.

Conviene también pasar la cuchilla —pero casi sin hacer presión— sobre las líneas blancas de doblado para facilitar la tarea de plegar los lados: esto rompe las fibras de celulosa y guía el papel a la hora de doblarlo. Una plancha de plástico de estas de cocina, cuchilla de modelismo o cúter y una regla de metal o equivalente hacen que la operación sea rápida y sencilla, aunque no son indispensables. Las figuras, al ser tan cuadradas, son muy fáciles de cortar.

En el caso del suelo, que como hemos dicho se puede imprimir en papel normal, solo habrá que cortar por la diagonal dos de las hojas. Estas harán de esquinas en el terreno de juego.

 

A continuación, se pegan las láminas que representan el suelo formando una cruz sobre una superficie lo bastante grande —contad un cuadrado de 535 mm de lado, aproximadamente—. Dado que mi tablero va a servir para que lo machaque mi chico mayor, utilicé sin más una caja de congelados desmontada. No es lo ideal porque no es totalmente plana y hubo que recurrir al celo porque la superficie de pegado no estaba limpia —llevaba unos meses en el trastero—, pero es una solución barata. Como alternativas, podéis usar una caja de cartón limpia —obviamente— o una plancha de cartón pluma, que no debería costar más de tres o cuatro euros. Con esta opción, que es la más elegante, ojo con las dimensiones.

 


 

Una vez tenemos la cruz, se pegan las láminas diagonales para completar el octógono —¡listos para adorar al caos!—.

 


 

Ya solo queda doblar los muros y pegarlos tanto al cartón que sirve de base como entre sí. Es importante utilizar un buen pegamento, doblar bien previamente las lengüetas y las aristas —a esto ayuda mucho el falso corte— y comprobar que las dimensiones encajan. El celo es un recurso cutre para afianzar el conjunto al que no deberíamos recurrir —aunque, bueno, dado que el campo se lo cedía a varios menores de siete años...—.


 

El terreno de juego de Brutal Ball obtenido así es muy básico, pero fácilmente mejorable y susceptible de ser ornamentado con todo tipo de adornos. Además es muy ligero y sorprendentemente resistente, lo que permite, por ejemplo, colgarlo en algún rincón o apilarlo de canto sobre las estanterías. Dado que no es modulable, no es una mala cosa.

En cualquier caso, el objetivo de brindar un primer campo de BB, print & play —o sea, que fuera llegar, imprimir, recortar y jugar— queda cumplido. Y queda bastante resultón, como veréis en las imágenes —con algunas miniaturas de la segunda edición de Blood Bowl lamentablemente pintadas—.

Por supuesto, cualquier aportación, sugerencia o incluso maqueado de las piezas imprimibles es más que bienvenido. Esto es solo la base. Espero que la disfrutéis.

Comixininos

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