Los chicos detectives

Imagen de Anne Bonny

Reseña de este spin-off de The Sandman que cuenta con guión de Ed Brubaker y dibujo de Bryan Talbot

Es normal que, con la desbordante imaginación vertida por Gaiman en la serie The Sandman, hayan surgido numerosas secuelas, como la que hoy nos ocupa. Los personajes que la protagonizan, sin duda, son muy carismáticos: dos niños que rehúsan morir y que se dedican, previa formación visitando los cines y las bibliotecas del ancho muy mundo, a trabajar de detectives -cuando encuentran clientes adecuados a sus particularidades, claro-.

 

La premisa es buena y se desarrolla con bastante acierto a lo largo de la historia. Tenemos las clásicas situaciones de confusión porque la gente no los ve (después de todo, ¿quién ve a los fantasmas?), por su falta de conocimiento del mundo espectral (son niños, no nos olvidemos), por lo peregrino de su investigación...

 

El trasfondo, como cabía esperar, es siniestro, aunque más que por el lado espectral, por el viaje a los suburbios del Londres contemporáneo. A través de personajes muy sugerentes, como vagabundos con poderes extrasensoriales, cazadores de seres malignos, brujas, etc., y de una narración sencilla pero bien hilada, iremos adentrándonos más y más en el escenario, cogiéndole cariño a los particulares detectives y entreteniéndonos con su historia.

 

Porque este cómic es más de entretenimiento, humorístico incluso, que de terror o suspense. Quizás se deba a la ingenuidad de la historia, o de los propios protagonistas, pero queda más en una narración juvenil que en un viaje a lo más tétrico del imaginario de Sandman, aunque algunos pasajes sí sean bastante macabros.

 

En el apartado gráfico, Bryan Talbot se muestra solvente, pero sin grandes alardes. Su lenguaje y su tratamiento de la fisionomía humana es muy de cómic, lejos de un realismo fotográfico o del preciosismo onírico que adelantan las portadas de Dave McKean (que la edición de Planeta DeAgostini reproduce al final del tomo). Funciona muy bien con la narración, pero quizás deje con ganas de un mayor desarrollo de la atmósfera, la cual, indudablemente, se prestaba a ello.

 

Parecido ocurre con el propio guión, que contiene elementos más que suficientes, tanto de historia como de trasfondo, para tejer una obra de peso, pero que, aun con momentos francamente buenos, no termina de alcanzar todo el brillo esperado.

 

El resultado es una obra muy bien realizada, que se lee con mucho interés y que resulta muy sugerente para los amantes de los escenarios con algo de ocultismo, aventura y, cómo no, fantasmagorías, pero a la cual se le hubiera podido pedir una pequeña vuelta de tuerca más para disfrutar a pleno rendimiento de su equipo de excepción. La edición de Planeta DeAgostini, muy cuidada, apuntaba en esa dirección.

 

Sinopsis (Cortesía de Planeta DeAgostini)

 

Edwin y Charles, los dos niños muertos que iniciaron su andadura en The Sandman: Estación de nieblas, y que reencontramos en La cruzada de los niños, vuelven a la vida gracias a la pluma de uno de los autores más de moda del momento, Ed Brubaker, en una historia que mezcla el más puro género negro con el esoterismo y la magia.

 

Autores

 

Ed Brubaker nació en 1966 en el National Naval Medical Center, Bethesda, Maryland, Estados Unidos. Su trabajo en el mundo del cómic ha sido galardonado con el prestigioso premio Eisner. Es conocido principalmente como guionista, labor que ha desempeñado en títulos como Batman, Daredevil, Capitán América, Iron Fist, Catwoman, Gotham Central, Sleeper, Uncanny X-Men and X-Men: Deadly Genesis, o The Authority, así como por revitalizar la novela negra dentro de esta disciplina.

 

Bryan Talbot nació en 1952 en Lancashire, Inglaterra. Es guionista e ilustrador de cómics, conocido sobre todo por ser el creador de The Adventures of Luther Arkwright y su secuela Heart of Empire. Empezó trabajando en el cómic underground y colaboró con la revista 2000AD, en títulos como Juez Dredd o Slaine. Más tarde trabajó para DC en series como Hellblazer, Sandman o Batman. Su The Tale of One Bad Rat trata tan acertadamente el tema de los abusos sexuales a menores que es utilizada como lectura en las terapias, y es la segunda novela gráfica más solicitada en las bibliotecas estadounidenses. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos galardones por varias de sus obras.

Espacio patrocinado por

Nocte - Asociación Española de Escritores de Terror

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