El porqué del arte prehistórico

Imagen de Patapalo

Reseña de la obra de Jean Clottes publicada por Gallimard en la colección Folio Essais

El arte prehistórico —que identificamos, por lo general, con el arte rupestre o el arte parietal— suele estudiarse y explicarse desde una perspectiva que incide en el cuándo, el dónde y el cómo en detrimento del por qué, tal y como señala Jean Clottes en la introducción de este Pourquoi l'art préhistorique ?El porqué del arte prehistórico, en mi traducción libre—. Es evidente que es imposible ponerse en la piel de los hombres prehistóricos o determinar qué les pasaba por la cabeza, a ciencia cierta, cuando realizaron sus famosas pinturas rupestres o elaboraron con tanto cuidado sus herramientas. Sin embargo, esto no implica, a mi parecer, que no se deba reflexionar al respecto.

Esto es precisamente lo que hace Jean Clottes en su obra, de un modo ameno y apoyándose en sus experiencias personales tanto como experto en arte rupestre como en tanto que simple persona curiosa que ha tenido la oportunidad de viajar. Por supuesto, por la imposibilidad material de hacerlo, no pretende sentar cátedra sobre nada, sino que se limita a señalar paralelismos y abordar las cuestiones de base de esta disyuntiva.

Empieza por sentar las bases de su disertación desde el mismo postulado, analizando qué es lo que entendemos como arte, explicándonos los trabajos de varios paleontólogos, exponiendo las teorías sobre el significado del arte parietal —ilustraciones propiciatorias de la caza, posible plasmación de tótems, mero pasatiempo decorativo, etc.—, indicando qué sistemas de clasificación y estudio se han realizado, comparándolo con otras muestras de arte rupestre de pueblos indígenas que han cohabitado con occidentales... hasta ir perfilando, poco a poco, su propia teoría al respecto.

Jean Clottes tiene la impresión de que los pueblos prehistóricos europeos tenían un sistema de creencias chamánico y expone los elementos que le llevan a tal convicción. El análisis es completo y tiene en cuenta todo tipo de elementos: lugares donde se han encontrado pinturas e incisiones u otro tipo de expresiones rituales, disposición de estas dentro de las grutas, su permanencia en el tiempo, las técnicas de plasmación, etc. Aunque completo, se trata de un análisis sencillo, al alcance de cualquier lector.

El modo en el que está expuesto, además, es particularmente ameno, ya que el autor intercala anécdotas personales de sus viajes a Oceanía y América, de sus contactos con aborígenes y nativos americanos, con la disertación general. Después de todo, se trata de un libro muy basado en experiencias propias y lo que estas le han terminado por suscitar. La edición de Gallimard, además, resulta muy agradable y viene complementada con un buen número de fotografías, tanto en blanco y negro como en color, que ayudan al lector a orientarse y entender mejor la exposición.

El resultado es una obra que suscita la reflexión y que nos permite mirar con otros ojos el arte prehistórico. Muy recomendable para los interesados en esta época.

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