Historia de los etruscos

Imagen de Patapalo

Reseña de la obra de Jean-Marc Irollo publicada por Editions Perrin en su colección Tempus

Histoire des Etrusques (Historia de los etruscos) es una panorámica muy completa sobre esta civilización, una gran desconocida del público general. Seguramente por este desconocimiento, Jean-Marc Irollo opta por abrir su libro con un repaso cronológico de los descubrimientos y reivindicaciones en torno a la etruscomanía que, de por sí, resulta muy interesante si nos interesa la historia de la arqueología. Así, permite sentar unas bases estables a la hora de abordar los conocimientos fragmentarios que tenemos de una civilización que, aun siendo vecina de dos grandes conocidas —la griega y la romana— y estando muy ligada a ellas, se ha revestido de un aura entre mística y romántica que, sin duda, distorsiona en ocasiones su imagen.

No Historia de los etruscosse trata de una obra exhaustiva, sino de una cata que permite tener una imagen más clara de los orígenes de Etruria —un tema que, aunque se ha dejado aparcado, sigue siendo controvertido—, de las particularidades de su arte y su cultura, de su devenir histórico, de su organización social y política y del legado que, trámite el Imperio Romano, ha llegado hasta nuestros días.

Historia de los etruscos incide sobre los aspectos que se conocen mejor: su arte en las distintas épocas y las distintas consideraciones que tuvo por sus descubridores ocupa una buena parte del libro junto con la evolución política y la relación de los etruscos con cartagineses, celtas, ligures, griegos y los pueblos latinos. Así, se entiende mejor el proceso de colonización de la península itálica, la importancia del comercio como vector cultural y las interacciones entre distintas ciudades.

Hay espacio para muchas curiosidades llamativas de los etruscos, desde los juegos funerarios, que dieron origen, seguramente, a los combates de gladiadores, entre otras cosas, a su concepción de la vida y del más allá, que nos trae ecos del Egipto de los faraones, pasando por sus prácticas adivinatorias, que Roma siguió utilizando mucho después de la asimilación de Etruria en su imperio.

Otros aspectos, como la vida cotidiana de las clases populares, que son menos conocidos y se han estudiado menos, se tocan de un modo más somero. Son algunas lagunas que dejan con ganas de saber más, de profundizar sobre el tema. Lo que sí se echa en falta, al menos en la edición de bolsillo que he podido leer, es más material gráfico: las descripciones arquitectónicas, de artesanía, vestimenta u objetos de arte hubieran encontrado un apoyo inestimable en algunas fotografías o dibujos. Los mapas (muy útiles) y el alfabeto etrusco son los dos únicos complementos en este sentido.

En definitiva, Historia de los etruscos es un buen texto introductorio a esta civilización a veces mal interpretada y por lo general poco divulgada que, paradójicamente, dejó un poso insoslayable en la cultura romana.

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