Calígula
Reseña de la obra de Pierre Renucci publicada por Editions Perrin en la colección Tempus
El mero nombre de Calígula despierta en cualquier conocedor de la historia romana ecos de atrocidades extravagantes, orgías sanguinarias y locuras de todo tipo, pero ¿hasta qué punto es merecida esta fama que arrastra el emperador romano.
Pierre Renucci intenta en esta obra traspasar las brumas del mito y aferrarse a hechos y al entorno social, a la cronología de los eventos, para trazar un perfil más realista aunque no por ello menos apasionante.
La metodología parte de una premisa sencilla: las trazas escritas sobre Calígula hay que ponerlas en relación con el momento en el que fueron publicadas y con la voluntad política de dicha época. No se trata de rehabilitar una figura que, envuelta en un momento de cambio traumático en Roma, en el mismo ojo del huracán, consiguió mantenerse en el trono y que mostró, a todas luces, un pragmatismo espeluznante, sino de buscar conciliar las evidencias históricas —económicas, militares, de aceptación social, etc.— con textos que entran dentro de la mera propaganda.
Siguiendo esta vía, Pierre Renucci traza un interesante cuadro de los equilibrios de poder dentro de la Roma que, abandonando su forma precedente de república, va tomando forma de imperio. Es particularmente interesante ver el peso de la cultura oriental, de la que parece provenir la idea del dios gobernante, dentro de este proceso de fundación de algo que no podía ser una monarquía, opción que por cuestiones culturales pesaba mucho a las familias romanas, pero que usaba mecanismos más que parecidos.
Calígula se desarrolla de un modo cronológico muy ameno y que consigue poner en relación con acierto los hechos históricos con el trasfondo social, político y filosófico de los implicados. Es cierto que sobre todo en el arranque despistan la cantidad de nombres, personajes relevantes implicados —Tiberio, Claudio, el mismo Herodes— y las complejas relaciones entre unos y otros, algo que se intenta paliar con los apéndices y que puede desanimar al lector sin conocimientos de historia. No obstante, en seguida el discurso coge ritmo y el autor consigue seducir con la mezcla de anécdotas, reflexiones y momentos clave. Las subastas de su patrimonio, el jaque en el intento de invasión de Britania o sus propias excentricidades adquieren una nueva luz bajo esta perspectiva.
Así, el Calígula de Pierre Renucci es una lectura apasionante, muy alejada de los relatos tremendistas o sensacionalistas y muy acertada a la hora de abordar los entresijos de la evolución de Roma en la primera mitad del siglo I. Muy recomendable para entender mejor las famosas intrigas palaciegas de la que fuera capital del mayor imperio de su época, intrigas que continuaban mucho después de la muerte de los implicados, quizás hasta nuestros días.
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