Alien

Imagen de Víctor Selles

Primer artículo de Fundidos en negro, en el que se analiza esta cinta de ci-fi aterradora

Hace unos meses, Juan Ángel tuvo el detalle de invitarme a compartir algunos artículos en un blog de OcioZero. Después de un tiempo dándole vueltas a lo que podía hacer con este espacio, al final se me ha ocurrido dedicarlo al análisis de guiones de películas de género, con la humilde intención de intentar aprender algo como escritores por el camino.

Escribir para la pantalla no es lo mismo que escribir una novela. Detrás de cada guion subyace un marco teórico bastante rígido, y unas demandas a las que el autor novel raramente se enfrenta: la extensión, el ritmo y la necesidad de justificar unos presupuestos elevados que obligan a la búsqueda de un enfoque comercial que apele a un determinado sector del público. Aquí mismo se habló de los peligros de dejarse deslumbrar por la magia del cine, una reflexión que podéis encontrar también en mi propio blog.

Sin embargo, hay infinidad de cuestiones que un aficionado a la escritura puede aprender leyendo sobre técnicas de creación de guiones, sobre la sistematización del oficio de imaginar historias. Y ese es el fin último al que vamos a aspirar en esta sección: Vamos a descomponer el guion de una película de género, y con suerte también a aprender algo útil durante el proceso.

Espero que este pequeño proyecto os resulte interesante.

 

El origen

He decidido empezar este blog con el análisis de Alien, sin duda una de las películas de ciencia-ficción más emblemáticas, y también una de mis favoritas.

Dan O’Bannon (1946-2009) desarrolló el primer guion de Alien en casa de su colega Ron Shusett. El rodaje de Dark Star había terminado hacía tiempo, y el proyecto de Alejandro Jodorowsky para llevar Dune a la gran pantalla (en el que Dan colaboraba supervisando los efectos visuales) había caído en saco roto. Dan dormía por las noches en el sofá de Shusett, mientras trabajaba por el día en varios proyectos de guion con la esperanza de producir algo que pudiera vender a un estudio y sacar algo de pasta.

Tiempo atrás, O’Bannon había escrito un borrador de veinte páginas titulado Memory. En él, la tripulación de una nave espacial se despertaba del hipersueño tras recibir una transmisión de origen extraterrestre. Los tripulantes aterrizaban en un planeta desconocido y acababan introduciendo un alienígena a bordo.

O’Bannon estaba muy satisfecho con el borrador —le parecía un principio muy potente—, pero había llegado a un punto muerto y no sabía cómo continuar. Fue Shusett (quien en ese momento estaba trabajando en algo que tiempo después se convertiría en el guion de Desafío Total) quien le sugirió que lo combinase con otro de sus guiones, una historia sobre un bombardero B-17 cuya tripulación era acosada por gremlins mientras sobrevolaba Tokyo. Así fue como nació Star Beast, el primer guion de Alien.

 

La idea

Vamos a proceder a analizar Alien de lo general a lo particular, y por eso vamos a empezar con el pitch, la logline, y de paso también la tagline, tres términos propios del mercadeo de guiones que en los últimos tiempos se están imponiendo en el mundo literario.

La tagline es la frase que acompaña a la película en los pósteres y que sirve para la promoción. En Alien sería: «En el espacio nadie podrá oír tus gritos». Es cosa del departamento de marketing, se elabora a posteriori, y no es algo que a nosotros nos interese demasiado.

La logline, en cambio, es una frase que condensa el argumento de una historia, y la mayor parte de los guionistas profesionales recomiendan haberla escrito y depurado a conciencia antes de empezar a trabajar en el guion. En una logline se debe mencionar al protagonista, el conflicto al que se enfrenta y el principal antagonista. En Alien sería algo así: «La tripulación de una nave comercial investiga el origen de una llamada extraterrestre y acaba viéndose obligada a enfrentarse a un alienígena que se ha infiltrado en la nave, y que irá acabando con sus miembros uno a uno».

El pitch es todo aquello que se utiliza para vender una película a un grupo de productores y potenciales compradores. Toma la forma de un dossier que incluye la logline, entre otra información, pero sobre todo está pensado para captar de inmediato la atención y pretende crear una imagen muy clara del producto terminado. Por esta razón, a menudo se recurre a otras películas para ayudar a visualizar el proyecto. La idea de O’Bannon era reproducir el modelo de Tiburón (1975) y el éxito que había cosechado Steven Spielberg; por eso trató de comercializar su guion en Hollywood usando el pitch: «Alien es Tiburón ambientado en el espacio».

 

Género y originalidad

Definir el género de la película también es importante. En su libro Save the Cat!, el guionista Blake Snyder (creador del método BS2 de construcción de guiones cinematográficos, del que hablé aquí) argumentaba que solo existen diez tipos de historias, y lo cierto es que el guion de Alien se asienta cómodamente en la primera categoría, la de «monstruo en una casa», el mito griego del laberinto del minotauro. Y, por supuesto, también Tiburón.

Algunos otros ejemplos de este modelo son El exorcista, Pesadilla en Elm Street, La cosa, La habitación del pánico y cualquier película sobre mansiones encantadas, aunque la historia no tiene por qué estar circunscrita a una casa.

Debe ser, eso sí, un espacio acotado. Pensemos en películas como Temblores (el desierto), en Parque Jurásico (un parque temático), Tiburón (el mar) o, en el caso de Alien, una nave espacial. También debe producirse una transgresión; en palabras de Snyder, un pecado que conduce al surgimiento del monstruo.

Michael Chabon decía que toda novela es en el fondo una secuela, y tiene razón, porque las historias no nacen de la nada. Alien, como todo producto cultural, es un pastiche: O’Bannon cita media docena de referencias que tomó prestadas para darle forma. Por ejemplo, El enigma de otro mundo (The Thing from Another World, 1951) le dio la idea del alienígena persiguiendo a los humanos a través de un entorno claustrofóbico. De Planeta prohibido (Forbidden Planet, 1956) tomó la idea de una nave espacial que aterriza desoyendo todas las advertencias, y de una tripulación asesinada miembro a miembro por una criatura misteriosa. Incluso sacó la idea del piloto momificado sobre los mandos de la nave (conocido entonces como el space jockey, la criatura en la que se centró Prometheus) de una coproducción italo-española llamada Terror en el espacio (Terrore nello spazio, 1965). La influencia más evidente, sin embargo, es El terror del más allá (It! The terror from beyond space, 1958), con la que guarda un parecido asombroso.

O’Bannon llegó a afirmar: «No le robé la historia de Alien a nadie en particular. ¡Se la robé a todo el mundo!».

Algunas de las referencias cinematográficas que empleó O’Bannon para dar forma al primer borrador de Alien.

 

Recapitulemos. Tenemos un potencial rip-off basado en un éxito comercial como Tiburón y una historia clásica de «monstruo en la casa» con una pátina futurista en la que la criatura va acabando con los miembros de la tripulación a modo de slasher ochentero.

Con estos elementos podríamos haber acabado con una película de la categoría de Jason X o de Arachnophobia. ¿Dónde radica entonces la genialidad en el guion de Alien?

 

La estructura

Pasaremos por aquí de puntillas, porque la estructura es la clave que se esconde bajo el funcionamiento de cualquier historia, y un estudio detallado exigiría más espacio del que considero prudente en este análisis.

En la versión definitiva del guion, la que pudimos disfrutar en el cine, Alien se articula en tres actos (como estaréis suponiendo, hablamos de la estructura clásica de presentación, nudo y desenlace).

Algunas de las ilustraciones que acompañaban al guión original de O’Bannon, realizadas por Ron Cobb, en las que puede verse la idea original para el facehugger y la pirámide donde iban a encontrarse los huevos, que finalmente se eliminó por falta de presupuesto.

 

El primer acto se utiliza para mostrar a los personajes en su mundo ordinario. Plano a plano, de un modo casi matemático, se nos presenta el entorno (el espacio, el exterior de la Nostromo, las estancias interiores una por una), los personajes despertando del hipersueño y la interrelación entre ellos alrededor de una mesa. Cuando se han establecido estos puntos, se produce lo que en el monomito se conoce como «la llamada de la aventura», lo que Snyder llama «catalizador», o lo que en jerga cinematográfica se suele llamar «inciting incident»: la llamada de origen desconocido, el evento que desata los acontecimientos de la trama.

El segundo acto está dividido en dos, una estrategia frecuente en los guiones de cine. El punto intermedio entre estas dos partes es el ecuador de la película, que en Alien coincide con el momento en el que la criatura emerge del vientre de Kane durante la cena. Antes de esto tenemos la primera parte, en la que se produce la exploración del planeta, el encuentro de la nave alienígena y la cámara de los huevos. Después tenemos la segunda parte, desde que la tripulación decide hacer frente al alien hasta el momento en el que Ripley decide que va a destruir la Nostromo para acabar con la criatura.

El tercer acto es el clímax y la conclusión. Ripley se queda sola y cree que consigue acabar con el alien pero, tras escapar en el transbordador a la destrucción de la nave, se produce una última confrontación con la criatura. Esta suerte de cuarto acto es uno de los puntos fuertes de la película, el “último susto” característico del género de terror, pero en este caso no solo refuerza la sensación de incertidumbre y peligro constante (nadie está a salvo), sino que enfatiza el tema del que trata la película.

Ilustración que acompañaba al guión de O’Bannon, representando la batalla final en el transbordador Narcissus. Realizada por Ron Cobb.

La primera y última imagen de una historia son muchas veces reflejo una de la otra, pues es una forma fácil e inteligente de redondearla y demostrar cómo el viaje ha cambiado al héroe. Alien no es una excepción, y la última escena muestra a Ripley, tras haber superado su particular ordalía, durmiendo plácidamente.

 

Las revisiones

La estructura de Alien es sólida. Son unos buenos cimientos, pero esto no es suficiente. Hay muchas películas impecables en cuanto a su estructura, como la revisión de La Guerra de los Mundos de Steven Spielberg, que sin embargo no consiguen acercarse a la categoría de un producto como Alien.

Lo cierto es que Alien no fue un trabajo exclusivo de Dan O’Bannon, sino un esfuerzo conjunto: Un primer guion de O’Bannon, con algunas sugerencias muy interesantes que vinieron de Ron Shusett, y un segundo guion realizado dos años más tarde por Walter Hill y David Giler. O’Bannon siempre pensó que este segundo tratamiento se perpetró con la poco loable intención de arrebatarle el control creativo del proyecto. Sin embargo, yo creo que fue precisamente en este segundo guion donde destacan con claridad los puntos fuertes de la película.

Si trasladamos el ejemplo de Alien al campo de la novela, podemos hablar del guion de O’Bannon como de un primer borrador, y del guion del setenta y ocho como la versión revisada, en la que se enfatizan los puntos fuertes de la trama, y también el tema.

O’Bannon se quejaba de que Hill y Giller cambiaron todos los nombres de sus personajes. «¿Cómo alguien puede odiar un nombre?», se preguntaba en una entrevista para The Beast Within. Colega, el capitán de tu nave se apellidaba Standard.

 

Dicen que el diablo está en los detalles. También dicen que una idea no basta para escribir una novela; se necesitan muchas buenas ideas. Con una estructura sólida, el potencial para que una historia funcione reside en esos pequeños fragmentos o detalles específicos. Escribí algo sobre esto aquí pero, resumiendo, la idea es olvidarse de lo general y centrarse en lo particular, incluso en lo anecdótico, pues una historia se construye a partir de una serie de datos concretos, seleccionados cuidadosamente.

Alien es una película muy eficaz en su atención por los detalles. Desde las tazas con restos de café a los objetos personales tirados por cualquier parte, los trajes viejos y el metal desgastado, todos los objetos en escena están destinados a contribuir a un ambiente de verosimilitud y realismo.

También está el tema, un aspecto crucial que muchas veces se pasa por alto. ¿Cuál es el tema de Alien? ¿Es la lucha por la supervivencia? ¿La codicia? ¿La mala praxis y la falta de ética de las grandes corporaciones? ¿El miedo a lo desconocido? No. A un nivel subliminal, escondido bajo la superficie, encontramos el verdadero tema de la película:

La violación.

Y, puesto que el tema es la violación, Alien está llena de alusiones sexuales y, de forma tangencial, también a la maternidad (que a partir de Aliens, de James Cameron, se convertirá en el tema de la saga). Este punto de inflexión tuvo lugar a mitad del proceso de desarrollo del guion. O’Bannon y Shusett necesitaban encontrar un modo de introducir al alien en la nave y habían llegado a un punto muerto. «En mitad de la noche» dice Sushett, «me despierto y le digo: Dan, creo que tengo una idea. El alien jode a uno de ellos […], salta sobre su cara y le introduce su semilla». Así emerge el tema de la película.

Varios diseños preliminares de H. R. Giger para el facehugger

La mayor parte de la imaginería de Alien está compuesta por combinaciones de símbolos fálicos y vaginales de pesadilla. La película es tan rica en este aspecto visual que daría para un artículo entero. La mayor parte de estas decisiones fueron responsabilidad del departamento artístico (sobre todo de H. R. Giger, Ridley Scott y, en menor medida, Moebius), y los guionistas que trabajaron en el proyecto tuvieron poco que ver con ello. No hay apenas nada en el guion original de O’Bannon del setenta y seis que sugiera este simbolismo visual. La versión adulta del alien es descrita como «un gusano con piernas y tentáculos», y algo más adelante, como «una monstruosidad escamosa» de seis patas.

Exceptuando el ciclo vital del alien y su implantación en el cuerpo anfitrión, tampoco hay demasiados detalles que refuercen el tema de la violación en el guion de O’Bannon. Al principio, tras detallar brevemente el elenco de personajes, se incluye una nota con el siguiente mensaje:

The crew is unisex and all parts are interchangeable for men or women.

En cambio, en el guion del setenta y ocho, se produce un cambio importante: Lambert y Ripley son mujeres. Y hay más. En el guion de O’Bannon, el computador de la nave no recibe un nombre específico, mientras que en la versión posterior es llamado «Madre». En esta misma versión, la criatura es definida de forma explícita por Ash, el androide de abordo, como bisexual o hermafrodita. De hecho, la inclusión del androide y la trama de la compañía también son adiciones nuevas, y con ellas otra escena que sugiere una violación: Ash introduciendo por la fuerza una revista enrollada en la boca de Ripley, asfixiándola.

Estos cambios ponen en evidencia un hecho fundamental: Hill y Giller han identificado el tema de la película y lo están reforzando conscientemente y con bastante pericia, algo que o bien a O’Bannon se le pasó por alto o bien no supo explotar, y que resulta clave para redondear la historia y marcar esa diferencia entre la mediocridad y la genialidad.

¿Sería Alien la misma película sin ese énfasis en el tema y en los detalles? No. Sin querer menospreciar la labor de O’Bannon, si se hubiera rodado su guion al pie de la letra, habríamos acabado con un producto mucho más genérico y anodino. La mayor parte de los elementos está ahí, pero la impresión que tengo, después de comparar los dos guiones, es que O’Bannon no fue capaz de ver con claridad cuál era el tema de la película.

 

Conclusiones

A través del análisis del desarrollo de Alien, he querido evidenciar algunas cuestiones interesantes sobre la creación de historias y quizá también algunas ideas útiles para escritores diletantes. Con ello me refiero a saber expresar lo que queremos contar de forma sencilla (la logline), a la importancia de establecer una estructura sólida sobre la que construir escenas y sobre todo a la necesidad de revisar el primer borrador para sacar a la luz aspectos latentes que son cruciales para dotar a una novela de significado.

Me despido ya. Volveré dentro de un par de meses con el análisis de otro guion. Mientras tanto, podéis seguirme semanalmente en Moral de Frontera y, si tenéis alguna duda o puntualización, no dudéis en mencionarlo más abajo, en los comentarios.

Abrazos xenomorfos para todos.

 

Para saber más:

Alien: The Archive. The ultimate guide to the classic movies, Titan Books, 2014.

The Beast Within: The Making of Alien (Alien Quadrilogy, disc 2) (DVD). Los Angeles: 20th Century Fox Home Entertainment, Inc.

Guión original de Dan O’Bannon (1976)

Guión de Walter Hill y David Giler (1978)

Análisis de la estructura

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Patapalo
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Impresionante análisis. Completo, ameno, lúcido. He disfrutado muchísimo con él. Aunque soy más de Aliens, Alien: el octavo pasajero es una de mis películas preferidas. Creo que la disección que has realizado es interesantísima y muy esclarecedora para todo narrador. Ahora me estoy empapando de los artículos relacionados.

Bravo.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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