El camarote de los Marx y la selección antinatural

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Una columna de Canijo sobre el panorama numérico – literario actual

¿Se acuerdan de la escena? Historia del cine, sin duda, aquel camarote minúsculo, casi el trastero del barco, y en él el señor Otis B. Driftwood, los polizones Tomasso, Fiorello y Ricky Baroni, el fontanero, la manicura, los camareros, las criadas, el ayudante del fontanero, la muchacha que buscaba a su tía Micaela, la barrendera… y también dos huevos duros… o mejor que sean tres… Al final, la Sta. Claypool llegaba para su cita con Driftwood, abría la puerta… y la multitud se desmoronaba.

Qué grande, sí señor, tanto que, con el tiempo, lo que se creó como una más de las delirantes secuencias de una película cómica terminó instalándose en nuestro imaginario colectivo hasta formar parte de multitud de frases hechas: “Hay menos sitio que en el camarote de los Marx” “Estar más apretados que en el camarote de los Marx” “Hay más gente que en el camarote de los Marx” y tantas otras.

¿A qué viene lo anterior? Pues a que, según multitud de artículos, opiniones, estudios o lo que sea, se está llegando a un punto en el que en esto de escribir se está juntando más gente que en el camarote de los Marx. Cada voz que habla sobre el tema menciona unas causas u otras, las facilidades que dan las nuevas tecnologías tanto para escribir como para publicar, sea en las condiciones que sea, el acceso a la alfabetización y la cultura de un número cada vez mayor de personas, la crisis y el tiempo que ahora sobra a tantos curritos que no tienen un trabajo con el que hacer honor a su denominación… Muchas, muchas cosas, cada una con su nivel de incidencia, pero que todas en conjunto hacen que, casi con el mismo número de efectivos que la masa lectora, haya un ejército de personas con sus textos bajo el brazo y con ganas de ser leídos y, a poder ser, compensados por su esfuerzo literario.

A simple vista, esto no tiene por qué ser malo. Según muchos, armados todos con el aforismo de que en la variedad está el gusto, esto nos lleva a una oferta mucho más amplia, a que la competencia por cualquier nicho lector se haga tan feroz que sólo los mejores puedan asentarse en él, a que, a modo de selección natural, sólo los más fuertes, los más adaptables, los más preparados, puedan sobrevivir y dejar un legado.

¿De verdad es esto así? Yo no lo tengo tan claro. No, no creo que esta selección sea tan natural como se dice. Según mi opinión, la selección que se hace está siendo cada vez más antinatural, siempre entendiendo por naturalidad el que las obras y sus autores se defiendan a sí mismos por sus cualidades estrictamente literarias, y por antinaturalidad… todo lo demás…

Si uno se da un paseo por Internet, encontrará multitud de artículos hablando del escritor 2.0, de la importancia de la marca personal para un autor, de la necesidad del escritor, novel o consagrado, en ciernes o simple aficionado, de dedicar cada vez más tiempo a promoción, tanto personal como de obras concretas, de la utilidad e importancia de las redes sociales y, por ende, la sabiduría en su manejo, de la importancia del carisma a la hora de establecer contactos de interés, y un largo etcétera de actividades, conocimientos y, sobre todo, tiempo para dedicarse a ellos (y si no se dispone de tiempo, con un poco o un mucho de dinero se pueden contratar este tipo de servicios a un número cada vez mayor de profesionales o semi profesionales que los ofrecen).

Es a esto a lo que nos lleva la saturación y, que yo sepa, ni el marketing, ni el carisma personal, ni el conocimiento de herramientas de Internet, ni la disponibilidad de tiempo o dinero para promocionar una obra o un autor van a hacer que la novela, relato o lo que sea ganen calidad. No, más bien al contrario: si uno tiene que dedicar cada vez más tiempo a lo que no es literatura será restándoselo a lo que sí lo es, porque, al igual que la energía, el tiempo ni se crea ni se destruye, sino que se reparte, y si el tiempo para pergeñar una obra se reduce… su calidad también. Más aún, se está creando una suerte de especialización publicitaria dentro de la literatura, un valor en alza que está desplazando a otras cualidades como la calidad, la profundidad, la originalidad o la trascendencia.

Sobre este particular, no hace demasiado que leí un artículo en el que se hablaba no sé si de escritores 2.0, nuevos valores literarios o algo así, y entre los mencionados se hablaba de un autor que, a base de una promoción exagerada de su obra (creo recordar que el estar en paro le había dejado mucho tiempo para ello), había conseguido que se difundiera de una manera sorprendente y que su novela autoeditada se vendiera más que muchas de las que ofrecen editoriales de mayor o menor pelaje. A raíz de eso, la novela había sido comprada por editorial de nivel, y ya está en imprenta la segunda. No sé si la obra que lo catapultó a la popularidad y de ahí al contrato editorial es mejor o peor, porque no la he leído y, sobre todo, porque en el artículo, en las explicaciones que se daban para la consecución de ese contrato, no se hablaba en absoluto de ello… Ahí está el detalle, ¿es ésta esa supuesta selección natural que nos trae la saturación, o es más bien una selección antinatural que prioriza aspectos espurios frente a otros más legítimos como la calidad? Me da a mí que es lo segundo.

En fin, señores, es lo que hay. El ecosistema cambia y hay que adaptarse a él si se quiere medrar o simplemente sobrevivir. No vale eso que dicen algunos de que sólo los que tienen un talento especial, los que tienen algo que contar, deberían escribir. No, eso no nos vale (me incluyo en el grupo) a los que quizá simplemente hagamos bulto, a los que participamos activamente en la saturación, porque si es lo que nos gusta y podemos hacerlo, lo vamos a seguir haciendo, y aún no se ha inventado (ni creo que se invente) un medidor infalible de calidad literaria con el que, una vez establecidos unos mínimos, se pueda diferenciar lo que debe ser publicado de lo que no, y siendo esto es así, la ilusión y el ego son un impulso irrefrenable que nos hará seguir adelante con nuestra labor, sea ésta más o menos dañina para el sector de la literatura. Bueno, quizá no sólo dañina para el sector literatura, sino también para aquellas especies que, por no querer entrar en el juego, por buscar como único y exclusivo fin la maestría, aislándose en el proceso de todo lo demás, puede que estén en peligro de extinción. Es una lástima, pero, una vez más, es lo que hay…

“er Caniho”

 

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Ojete Calor

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Patapalo
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Si te soy sincero, Canijo, intento no pensar mucho en este tema, porque tienes más razón que un santo y yo no me he metido en esto de escribir para satisfacer mi vocación de comercial XD

Sí que voy a tener un breve pensamiento para mis mecanismos de defensa naturales. Uno nada más. Todo esto del medrar, los pelotazos con grandes editoriales, los superventas, la temática de moda, etc. se basa en grandes masas poblacionales y, para mí, el secreto está en no pensar en ellas. Creo que el único camino para llegar a su ámbito que me puede satisfacer es el inverso: que las masas poblacionales se fijen en lo que haces.

Es decir, me conformo con que haya un pequeño grupo de gente interesada en estas cosas que hacemos tan poco rentables lo suficientemente grande para malvivir y mejorar dentro del mismo. En un ecosistema más reducido, como uno así, sí que es posible fijarse más en la calidad y menos en los flashes publicitarios. Si luego, por casualidad, se da lo otro, bien, pero considero (con mis medios y mi carácter) una pérdida de tiempo correr detrás de algunas metas.

Una de las cosas que puede traer Internet es, precisamente, una mayor heterogeneidad en el consumo. Luego, claro, estará en la mano de los lectores abrazarla o seguir creyendo que es normal que al 99% de la población le parezca genial el mismo autor el mismo año.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Canijo
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Patapalo dijo:

Si te soy sincero, Canijo, intento no pensar mucho en este tema, porque tienes más razón que un santo y yo no me he metido en esto de escribir para satisfacer mi vocación de comercial XD

Sí que voy a tener un breve pensamiento para mis mecanismos de defensa naturales. Uno nada más. Todo esto del medrar, los pelotazos con grandes editoriales, los superventas, la temática de moda, etc. se basa en grandes masas poblacionales y, para mí, el secreto está en no pensar en ellas. Creo que el único camino para llegar a su ámbito que me puede satisfacer es el inverso: que las masas poblacionales se fijen en lo que haces.

Es decir, me conformo con que haya un pequeño grupo de gente interesada en estas cosas que hacemos tan poco rentables lo suficientemente grande para malvivir y mejorar dentro del mismo. En un ecosistema más reducido, como uno así, sí que es posible fijarse más en la calidad y menos en los flashes publicitarios. Si luego, por casualidad, se da lo otro, bien, pero considero (con mis medios y mi carácter) una pérdida de tiempo correr detrás de algunas metas.

Una de las cosas que puede traer Internet es, precisamente, una mayor heterogeneidad en el consumo. Luego, claro, estará en la mano de los lectores abrazarla o seguir creyendo que es normal que al 99% de la población le parezca genial el mismo autor el mismo año.

Jeje, buena estrategia. Yo uso otra, la técnica del Euromillón: una apuesta cuesta dos euros, y si te toca, te toca "para siempre". A mí escribir me gusta, lo disfruto mucho, y aunque cueste más (en tiempo y esfuerzo traducido a dinero sobre todo) que el Euromillón, también proporciona más satisfacciones inmediatas (ver que has sido capaz de crear algo, que a alguien le guste lo que escribes y tal); si después de eso viene algo más, pues bienvenido sea, pero si no, pues nada, soy consciente de que el porcentaje de que me toque es ínfimo, por no decir casi inexistente, así que no me agobio porque siempre salgan otros números.

Eso sí, yo creo que lo que es aplicable a la masa también es aplicable a grupos pequeños, sólo hay que cambiar la escala del efecto; al fin y al cabo todos somos humanos, y errare humanum est...

Un placer tenerte por aquí, socio.

 

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Crocop
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Ponte a contarle a un chaval que las botas Paredes son mucho más ligeras, están mejor diseñadas y molan más que las Timberland. Explícale a su papá que le sería mucho más útil un coche de ciudad y pagaría menos plazos que con un todo-terreno como el que ha visto en la tele, a su mamá que el pilates, en realidad, es un ejercicio mucho menos completo que las pesas o a sus abuelos que Cancún es más feo y cutre que las playas del Cantábrico, a su prima que el grupo de voces con autotuning que escucha es una patata...

Cuando veo a alguien de aquí llevando una de esas gorras horteras de beisbol, flipo y lo peor es que, si les preguntas el motivo, sin haber cogido un bate en su vida te dirán que “porque me gusta, porque quiero, porque soy libre de hacer lo que me dé la gana...”¡No se dan ni cuenta y lo creen realmente!

La publicidad ha sustituido al producto, crea la necesidad en lugar de dar a conocer lo que es mejor o más adecuado para cubrir la que ya existe, como debería ser su función.

Creo que la ficción juega un papel importante, hasta el punto de que en las pelis americanas, ya no se escogen los aparatitos que se consideren más adecuados, sino que las marcas de estos pagan por que se utilicen unos u otros y los guaperas de las alfombras rojas no marcan tendencia por su estilo, sino que son alquilados por un diseñador u otro. Como en todas las tendencias, a mayor muestreo de población, más evidente resulta.

Los mecanismos que utilicen las grandes editoriales para conseguir atocinar lectores hasta el punto que decía Patapalo no podemos controlarlos, pero sí que podemos en nuestros modestos cuentos que casi nadie lee incluir unos modelos diferentes y hacerlos lo más molones posible.

Personalmente, me conformaría con que, independientemente de los métodos publicitarios, los dominicales y revistas no sacasen siempre a los mismos autores, sino que tuvieran un criterio más periodístico y menos corporativo; en muchos casos son publicidad disfrazada de información.

Ferrum ferro acuitur

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Entropía
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Aunque no exista un medidor de calidad, veo una creciente uniformidad en las novelas "de éxito", independientemente de los gustos de cada uno.

Hay obras que igual no me convencen, porque no son de mi estilo o porque no me parecen del todo bien escritas, pero en las que distingo claramente un intento por parte del autor de plasmar sus inquietudes. Y otras muchas que leo sin problemas, porque no se arriesgan nada, pero que no poseen ni un atisbo de originalidad, son la repetición de fórmulas de éxito asegurado. Podrían arrancar la mitad de la novela, sustituirla por la mitad de otra y, salvo que canten los nombres de los personajes, no notaría nada. Y eso es preocupante.

Saludos,

Entro

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Canijo
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Crocop dijo:

Ponte a contarle a un chaval que las botas Paredes son mucho más ligeras, están mejor diseñadas y molan más que las Timberland. Explícale a su papá que le sería mucho más útil un coche de ciudad y pagaría menos plazos que con un todo-terreno como el que ha visto en la tele, a su mamá que el pilates, en realidad, es un ejercicio mucho menos completo que las pesas o a sus abuelos que Cancún es más feo y cutre que las playas del Cantábrico, a su prima que el grupo de voces con autotuning que escucha es una patata...

Cuando veo a alguien de aquí llevando una de esas gorras horteras de beisbol, flipo y lo peor es que, si les preguntas el motivo, sin haber cogido un bate en su vida te dirán que “porque me gusta, porque quiero, porque soy libre de hacer lo que me dé la gana...”¡No se dan ni cuenta y lo creen realmente!

La publicidad ha sustituido al producto, crea la necesidad en lugar de dar a conocer lo que es mejor o más adecuado para cubrir la que ya existe, como debería ser su función.

Creo que la ficción juega un papel importante, hasta el punto de que en las pelis americanas, ya no se escogen los aparatitos que se consideren más adecuados, sino que las marcas de estos pagan por que se utilicen unos u otros y los guaperas de las alfombras rojas no marcan tendencia por su estilo, sino que son alquilados por un diseñador u otro. Como en todas las tendencias, a mayor muestreo de población, más evidente resulta.

Los mecanismos que utilicen las grandes editoriales para conseguir atocinar lectores hasta el punto que decía Patapalo no podemos controlarlos, pero sí que podemos en nuestros modestos cuentos que casi nadie lee incluir unos modelos diferentes y hacerlos lo más molones posible.

Personalmente, me conformaría con que, independientemente de los métodos publicitarios, los dominicales y revistas no sacasen siempre a los mismos autores, sino que tuvieran un criterio más periodístico y menos corporativo; en muchos casos son publicidad disfrazada de información.

Aún recuerdo la primera vez que me hablaron del rollo de crear la necesidad, todo mezclado con la proactividad y otras mierdas... Mal asunto, sobre todo porque funciona.

El mayor problema es que, por unos cuantos que aboguemos por la necesidad real, por el gusto y el criterio, hay muchos más, entre ellos profesionales del marketing respaldados por ingentes cantidades de dinero, que se dedican en cuerpo y alma vendida al Diablo a ponerle el lacito rojo a todo lo superfluo y enmascarar la mediocridad. Ganan ellos, sin duda.

Otro problema es que hablamos de un negocio, sin más. A día de hoy, la mayoría de editoriales de cierto tamaño no funcionan como distribuidoras/descubridoras de cultura, sino como distribuidoras y vendedoras de papel encuadernado, sin importar el contenido, y mientras el negocio les siga saliendo bien (más o menos) va a ser imposible cambiar nada...

Nos queda lo que dices, representar el papel de quijotes luchando contra molinos; pero eso también tiene su encanto, ¿no?

Un placer tenerte por aquí.

 

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Canijo
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 4573

Entropía dijo:

Aunque no exista un medidor de calidad, veo una creciente uniformidad en las novelas "de éxito", independientemente de los gustos de cada uno.

Hay obras que igual no me convencen, porque no son de mi estilo o porque no me parecen del todo bien escritas, pero en las que distingo claramente un intento por parte del autor de plasmar sus inquietudes. Y otras muchas que leo sin problemas, porque no se arriesgan nada, pero que no poseen ni un atisbo de originalidad, son la repetición de fórmulas de éxito asegurado. Podrían arrancar la mitad de la novela, sustituirla por la mitad de otra y, salvo que canten los nombres de los personajes, no notaría nada. Y eso es preocupante.

Saludos,

Entro

Lo más preocupante de todo es que funciona, que esas fórmulas venden mucho más que el riesgo y la inquietud, mucho más que el talento y la búsqueda de la maestría. Al final lo que cuenta es el negocio, cosa que no se puede reprochar el que tiene una empresa, al que la dirige y tiene que conseguir beneficios. Eso sí, luego que no digan que apuestan por la cultura, que la literatura les importa ni cosas por el estilo: querer vender, que un negocio funcione como tal, es legítimo, mentir diciendo que se apoya la culturización del personal, no.

Gracias por pasarte, socio.

 

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

Canijo dijo:

El mayor problema es que, por unos cuantos que aboguemos por la necesidad real, por el gusto y el criterio, hay muchos más, entre ellos profesionales del marketing respaldados por ingentes cantidades de dinero, que se dedican en cuerpo y alma vendida al Diablo a ponerle el lacito rojo a todo lo superfluo y enmascarar la mediocridad. Ganan ellos, sin duda.

Lo superfluo y la mediocridad, he ahí la cuestión. Porque, como apuntaba Crocop, no hablamos solo de la literatura sino de los mercados en general y la sociedad en general.

La publicidad nos manipula, es cierto, pero también hay que plantearse si no hay alternativa, si no podemos negarnos a hacerle caso. Lo que nos lleva a la cuestión de base, a mi entender: lo que hay es una devaluación (o tal vez siempre haya sido la cosa igual) del pensamiento, sobre todo el crítico.

La superficialidad y lo mediocre triunfan por ello. No hay más que ver el clima político y social. ¿Por qué compramos marcas de moda, autores de moda o mantenemos a los corruptos (de todo pelaje) que nos gobiernan? Pues porque es más cómodo y más fácil comer comida basura a todos los niveles. No pensar, no admitir más puntos de vista que tal vez nos creen dudas y nos mantengan en la cuerda floja de la toma de decisiones o de elecciones. Porque exige además un gran esfuerzo ser minoría, dejar de estar arropado por el rebaño, tener y compartir ideas nuevas. Así que leo lo de siempre, o lo que me dicen que "tendría" que leer, y compro lo que dicen que mola, y hago lo que hace todo el mundo.

Ya te dije que el tema me deprime, porque no le veo mejora posible. No se trata de expectativas personales solamente, sino de ver que no es fácil que cambie el panorama global, que seguiremos optando por las mismas mierdas una y otra vez porque es casi cuestión del gregarismo de la naturaleza humana.

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Canijo
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 4573

L. G. Morgan dijo:

Canijo dijo:

El mayor problema es que, por unos cuantos que aboguemos por la necesidad real, por el gusto y el criterio, hay muchos más, entre ellos profesionales del marketing respaldados por ingentes cantidades de dinero, que se dedican en cuerpo y alma vendida al Diablo a ponerle el lacito rojo a todo lo superfluo y enmascarar la mediocridad. Ganan ellos, sin duda.

Lo superfluo y la mediocridad, he ahí la cuestión. Porque, como apuntaba Crocop, no hablamos solo de la literatura sino de los mercados en general y la sociedad en general.

La publicidad nos manipula, es cierto, pero también hay que plantearse si no hay alternativa, si no podemos negarnos a hacerle caso. Lo que nos lleva a la cuestión de base, a mi entender: lo que hay es una devaluación (o tal vez siempre haya sido la cosa igual) del pensamiento, sobre todo el crítico.

La superficialidad y lo mediocre triunfan por ello. No hay más que ver el clima político y social. ¿Por qué compramos marcas de moda, autores de moda o mantenemos a los corruptos (de todo pelaje) que nos gobiernan? Pues porque es más cómodo y más fácil comer comida basura a todos los niveles. No pensar, no admitir más puntos de vista que tal vez nos creen dudas y nos mantengan en la cuerda floja de la toma de decisiones o de elecciones. Porque exige además un gran esfuerzo ser minoría, dejar de estar arropado por el rebaño, tener y compartir ideas nuevas. Así que leo lo de siempre, o lo que me dicen que "tendría" que leer, y compro lo que dicen que mola, y hago lo que hace todo el mundo.

Ya te dije que el tema me deprime, porque no le veo mejora posible. No se trata de expectativas personales solamente, sino de ver que no es fácil que cambie el panorama global, que seguiremos optando por las mismas mierdas una y otra vez porque es casi cuestión del gregarismo de la naturaleza humana.

El detalle está en que somos humanos en el sentido más primario de la palabra, seguimos siendo lo mismo que hace miles de años, solo que adaptados a la modernidad. Hace mucho lo importante era tener un brazo más fuerte y una porra más grande con la que hacer prevalecer tus intereses, más adelante fue un apellido o un cofre de monedas, ahora es una cuenta bancaria, un número en una pantalla, y sigue siendo tan efectivo como en un principio fue el palo.

Pata habla de que internet amplía el abanico de posibilidades para los de abajo, yo pienso que no, que el que más recursos tiene, más posibilidades, tiempo, asesoría o lo que sea, tendrá para dominar los nuevos medios, y los dominará, manteniendo el satatu quo en el que él sigue arriba.

En cuanto el arte pasó a ser negocio, los valores artísticos empezaron a declinar frente a los valores mercantiles, y ahora, en un mundo mercantilizado hasta el extremo como en el que vivimos, el que sólo quiera crear arte, tendrá que conformarse con que su público sea la minoría que sólo busca arte; si quieres llegar a la masa adoctrinada por el que puede adoctrinarla (que no van a ser unos cuantos idealistas con buen corazón, sino los que tienen medios, que son otros) tendrá que pasar por el aro.

Yo aquí cuelgo un desahogo, esta columnita, y los que se van a pasar por ella son los que ya estaban previamente de acuerdo, los que no la necesitan para llegar a esas conclusiones. Los que de verdad se deberían pasar por ella (o por otras muchas que hay por ahí) no lo van a hacer porque ya otros ya se han encargado de ponerles por delante miles de reclamos encaminados a que el negocio siga adelante.

Y si alguno con estas ideas llega un momento en el que consigue instalarse en una posición que le permita influir, será comprado, porque todo el mundo tiene un precio, y se convertirá en uno más de los que manipulan a la masa aborregada. Si no, que se lo pregunten a tantos revolucionarios del 68 que, a día de hoy, después de haber alcanzado alguna cuota de poder, se han dejado aquello de la imaginación por el camino y lo que buscan es asegurar su posición y la de su descendencia, como seres humanos que son.

En fin, no te desanimes, la ilusión es quizá lo único que nunca te podrán quitar, y sigue siendo un alimento de lo más nutritivo para el espíritu.

Un placer tenerte por aquí, como siempre.

 

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

Canijo dijo:

Yo aquí cuelgo un desahogo, esta columnita, y los que se van a pasar por ella son los que ya estaban previamente de acuerdo, los que no la necesitan para llegar a esas conclusiones. Los que de verdad se deberían pasar por ella (o por otras muchas que hay por ahí) no lo van a hacer porque ya otros ya se han encargado de ponerles por delante miles de reclamos encaminados a que el negocio siga adelante.

Esto lo llevo yo machacando últimamente (qué sufridos los que tengo alrededor, la verdad Risa) respecto a programas de TV o medios de comunicación escritos. Los que deberían echarles un ojo para ver si se les abrían los dos nunca lo van a hacer, porque han decidido de antemano que son el enemigo, el otro o el demonio. Y si un día de casualidad se los encuentran (lo he vivido hace poco) ya pondrán las barreras psicológicas que se tercien para que no les "toque" el tema y no les obligue a replantearse certezas. Porque además de lo del adoctrinamiento (verídico 100%) está en el fondo el miedo primario, ese de "coñó, si me desmarco y me quedo solo a ver qué pasa, si de pronto admito fisuras en esas creencias inamovibles que me he o me han fabricado, a ver si la torre se tambalea y me quedo con el culo al aire". En fin, paíssss, que dice Forges Risa cachonda

Pero la ilusión no se pierde, no señor, en el fondo creo que tiene algo épico ese luchar contra los elementos XDDD

 

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Crocop
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Creo que, como es lógico, cada cual defiende sus intereses, pero, cada vez más, la información está viciada hasta el punto de que quien al final debería decidir pensando en los propios, no sepa lo que está haciendo.

Estoy bastante convencido de que se venderían muchas menos galletas dietéticas si, en lugar de anunciarlas con un culito perfecto, dijesen que en realidad se hacen de cereales hinchados y son exactamente lo mismo que los ganchitos pero con forma de círculo, por poner un ejemplo tonto.

 

En las cosas que yo estoy algo enteraíllo, pues más o menos lo noto, en el resto, no. Por ejemplo, sabemos que el ocio cultural o el entretenimiento son un negocio importantísimo que, además de la satisfacción a quien lo consume, genera mucha riqueza material aquí y en China (en este caso literalmente; en cualquier parte, vaya), no tiene burbujas raras ni líos de esos, ni afecta a derechos primarios y repercute positivamente en otros negocios que, al estar cerca de museos o aparecer en obras de ficción, pues se benefician; sin embargo, en algunos medios se vende incluso como “gasto inútil”.

Dentro de este ámbito, sabemos sin ir más lejos, refiriéndose al fantástico, el mimo con el que están cuidados los libros de Saco de Huesos, pero es algo que no llega a la mayoría de la gente. Algunos, ya hace muchos años, conocíamos y recomendábamos por ahí, Juego de Tronos o Apocalipsis Z, los cuales, finalmente, han alcanzado el éxito. Igualmente, yo solo ahora he leído La espada de fuego, y estoy seguro de que hay muchos más títulos por descubrir que no solo son de interés, sino que encontrarían muchos lectores de tener la difusión adecuada en lugar de que las tres editoriales de siempre copen estanterías y medios informativos con novelas calcadas, es algo que no. Aparte del interés egoísta que, evidentemente, tengo en que se venda lo que yo hago o me descubran otros autores con los que pasármelo pipa.

 

Creo que Internet es una buena herramienta en contraposición con la información oficial, pero también, y eso es algo estudiado, los usuarios tenemos una visión diferente a la general, que al final es la que prima y mueve mayorías. En otro ámbito que conozco algo, puedo hablar de que en el mundo del cómic, gracias a Internet, los aficionados hemos empezado a descubrir algo del panorama coreano, algunos son chulos y venden lo suficiente, como comentaba el otro día, pero es un tipo de promoción que como habéis dicho solo funciona en nichos editoriales, al menos por el momento.

Respecto a eso, y aludiendo a la generalización en todos los ámbitos, os pongo un ejemplo que seguro que a más de uno os suena u os ocurrió algo parecido con este o algún otro tema. Ahora que se acerca la Navidad, en una comida familiar, algunos de los que sí miramos Internet hablábamos del desastre que iba a ser eso del Bankia. Los mayores, que se informaban por tele y pertiódicos decían que no, que eso era una chorrada de los perroflautas... Al año siguiente, después de que saliese a ocho mil millones en manos privadas y luego nos costase a todos (usuarios o no de Internet) cincuenta mil, claro, salió el tema. Lo curioso, puro 1984, es que esos mismos sin conexión respondieron algo así como “pero es que eso el año pasado no lo sabía nadie”, seguramente porque habían oído ese argumento la semana anterior en la tele. Inquietante.

 

Bueno, siendo optimistas, podemos quedarnos con que, en algunos casos, los buenos libros y en general los buenos productos, contra viento y marea, sía alcanzan el éxito que merecen.

Ferrum ferro acuitur

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Canijo
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Crocop dijo:

Creo que, como es lógico, cada cual defiende sus intereses, pero, cada vez más, la información está viciada hasta el punto de que quien al final debería decidir pensando en los propios, no sepa lo que está haciendo.

Estoy bastante convencido de que se venderían muchas menos galletas dietéticas si, en lugar de anunciarlas con un culito perfecto, dijesen que en realidad se hacen de cereales hinchados y son exactamente lo mismo que los ganchitos pero con forma de círculo, por poner un ejemplo tonto.

 

En las cosas que yo estoy algo enteraíllo, pues más o menos lo noto, en el resto, no. Por ejemplo, sabemos que el ocio cultural o el entretenimiento son un negocio importantísimo que, además de la satisfacción a quien lo consume, genera mucha riqueza material aquí y en China (en este caso literalmente; en cualquier parte, vaya), no tiene burbujas raras ni líos de esos, ni afecta a derechos primarios y repercute positivamente en otros negocios que, al estar cerca de museos o aparecer en obras de ficción, pues se benefician; sin embargo, en algunos medios se vende incluso como “gasto inútil”.

Dentro de este ámbito, sabemos sin ir más lejos, refiriéndose al fantástico, el mimo con el que están cuidados los libros de Saco de Huesos, pero es algo que no llega a la mayoría de la gente. Algunos, ya hace muchos años, conocíamos y recomendábamos por ahí, Juego de Tronos o Apocalipsis Z, los cuales, finalmente, han alcanzado el éxito. Igualmente, yo solo ahora he leído La espada de fuego, y estoy seguro de que hay muchos más títulos por descubrir que no solo son de interés, sino que encontrarían muchos lectores de tener la difusión adecuada en lugar de que las tres editoriales de siempre copen estanterías y medios informativos con novelas calcadas, es algo que no. Aparte del interés egoísta que, evidentemente, tengo en que se venda lo que yo hago o me descubran otros autores con los que pasármelo pipa.

 

Creo que Internet es una buena herramienta en contraposición con la información oficial, pero también, y eso es algo estudiado, los usuarios tenemos una visión diferente a la general, que al final es la que prima y mueve mayorías. En otro ámbito que conozco algo, puedo hablar de que en el mundo del cómic, gracias a Internet, los aficionados hemos empezado a descubrir algo del panorama coreano, algunos son chulos y venden lo suficiente, como comentaba el otro día, pero es un tipo de promoción que como habéis dicho solo funciona en nichos editoriales, al menos por el momento.

Respecto a eso, y aludiendo a la generalización en todos los ámbitos, os pongo un ejemplo que seguro que a más de uno os suena u os ocurrió algo parecido con este o algún otro tema. Ahora que se acerca la Navidad, en una comida familiar, algunos de los que sí miramos Internet hablábamos del desastre que iba a ser eso del Bankia. Los mayores, que se informaban por tele y pertiódicos decían que no, que eso era una chorrada de los perroflautas... Al año siguiente, después de que saliese a ocho mil millones en manos privadas y luego nos costase a todos (usuarios o no de Internet) cincuenta mil, claro, salió el tema. Lo curioso, puro 1984, es que esos mismos sin conexión respondieron algo así como “pero es que eso el año pasado no lo sabía nadie”, seguramente porque habían oído ese argumento la semana anterior en la tele. Inquietante.

 

Bueno, siendo optimistas, podemos quedarnos con que, en algunos casos, los buenos libros y en general los buenos productos, contra viento y marea, sía alcanzan el éxito que merecen.

Hombre, Internet, como herramienta, como medio, sí que puede llegar a ser muy útil, es muy difícil ponerle vallas al campo, pero esa misma cualidad es también su debilidad, porque es un mar inmenso en el que, si quieres buscar, encontrarás en función del tiempo que dediques a hacerlo, y siempre luchando contra la tempestad viral de los que tienen más tiempo y medios para emborronar el panorama con su difusión comercial.

Por eso mismo, los que estamos aquí no podemos ponernos como ejemplo, porque, como dices, formamos parte de esa minoría “que busca”, con una visión diferente a la general que seguiríamos teniendo sin Internet. Aún me acuerdo de lo de la gripe A, de cómo, escuchando La Rosa de los Vientos, uno podía llegar a la conclusión de que se estaba montando un circo para que ciertas farmacéuticas se forraran. Yo esto lo comenté con uno que ya se veía venir el Apocalipsis… y me tachó poco menos que de loco…  Los resultados del pelotazo ya los conocemos todos, y los que participaron indirectamente con su aborregamiento, ya se han olvidado y están listos para que se la vuelvan a colar… por mucho que los locos volvamos con nuestros “argumentos de locos que creen que se las saben todas”.

Es como lo de la gallega dietética. Si tú ahora te pasaras años probando galletas, buscando materias primas de calidad y con propiedades interesantes, investigando procesos de producción que te den como resultado final un producto sabroso y a la vez sano y completo, al final tendrás que pasar por el aro de alguna empresa con dinero y capacidad de producción para que tu producto salga adelante, quizá cediendo por el camino todos aquellos aspectos de la idea original que no le interesen a la empresa. Si no, alguien copiará tu idea de forma que no te tengan que pagar derechos y tu trabajo no servirá para nada. Brad Pitt vio el filón de Guerra Mundial Z, compró los derechos, e hizo una película que ha ganado muchos millones pero que no tiene mucho que ver con la novela. Gracias a eso la novela tendrá una gran difusión, pero si el autor no hubiera querido que se distorsionara su historia, Plan B hubiera podido ponerle otro nombre a la película y punto. Aparte, supongo que el que Brooks tenga tanta relación con el cine y la televisión estadounidense ha tenido algo que ver con que le publicaran, le dieran promoción en un principio, y al final la comprara la productora de Pitt. De no ser por eso, es posible que no hubiéramos tenido noticia de ese libro, y la masa que llegará a él tras el estreno de la película, menos todavía.

Volviendo al tema de los libros, yo también estoy seguro de que habrá obras de calidad que lleguen al público, pero será un número mínimo, porque las estanterías estarán copadas a priori por obras como “Ambiciones y reflexiones”, el libro firmado por “La princesa del pueblo” y supuestamente escrito por Boris Izaguirre “en colaboración con un equipo”, que ya lleva varias ediciones pocos días después de su publicación. ¿Cuántas obras de calidad habrán “perdido su sitio” debido a esto? Intuyo que muchas…

 

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Patapalo
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Matizo que yo Internet no lo veo como la panacea, pero sí como una vía con mucho potencial. Antes, si tenías aficiones raras, criterio fuera de la norma y tal, tenías poco donde indagar y pocas posibilidades de establecer contacto real con gente con tus mismas inquietudes. Eso, al menos, ahora lo hemos ganado, y permite formar una base lo suficientemente amplia para que algunos proyectos vayan cuajando.

Con Calabazas en el Trastero, por ejemplo, es posible que nunca demos el pelotazo, pero va creciendo poquito a poco y llega a gente que nunca había oído hablar del tema del fandom, por ejemplo, o que nunca hubiéramos cruzado en una Hispacón. Por supuesto que te ves anegado por competencia con muchos medios, pero aún se puede navegar. Y, poco a poco, fundar tabernas llenas de caballeros de fortuna :-)

 

ps.- XD Magníficas las anécdotas, aunque algo escalofriante la de Bankia, sí.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

Columna cortesía de Sevilla Escribe: http://sevillaescribe.blogspot.com/

 

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