Revista Cthulhu 4: Especial William H. Hodgson

Imagen de Anne Bonny

Reseña del cuarto volumen de esta revista temática de fantasía oscura, que dedica este número al maestro del horror marinero.

El equipo de Diábolo Ediciones nos trae un nuevo número de esta revista señera del género de la fantasía oscura. En esta ocasión, el eje central es William H. Hodgson, el escritor británico que nos legó tantas historias de horror en alta mar. Efectivamente, éste fue el particular en el que más destacó, sobre todo gracias a su gran conocimiento del medio y a su capacidad de presentárselo a los lectores; no en vano, sirvió buena parte de su juventud en la armada mercante. Así mismo, se le considera el predecesor del subgénero del horror cósmico que desarrollaría a fondo H.P. Lovecraft, y que él ya nos adelantaba en su estremecedora y particular novela La casa del confín del mundo.

 

La revista abre el número con una semblanza del autor y su vida, acompañada de un repaso a las publicaciones del mismo que podemos encontrar en castellano, las cuales son, desgraciadamente, limitadas (aunque algunas de gran calidad, como La trilogía del abismo, publicada por Valdemar). Es una perfecta introducción antes de zarpar a las oscuras aguas que nos aguardan.

 

El grueso del contenido que vamos a encontrar son cómics, y en concreto cómics de horror en el mar. Junto a éstos, varias historietas abordan el clásico de las casas encantadas (tema que fue abordado por Hodgson a través de su popular personaje Carnacki, el cazafantasmas, el detective de lo sobrenatural), y unos pocos directamente derivan a otros temas de terror. En todos ellos se percibe mucho sello de autor, mucho carácter propio a la hora de plantear las historias y/o darles forma gráficamente. Es algo que hace que la antología resulte muy fresca y variada, y que el lector la disfrute tanto leyendo de tirón como a pequeñas dosis. Siempre te preguntas qué vendrá a continuación.

 

Cabe resaltar que en este número la calidad es sobresaliente en todos los apartados. Hay obras que deslumbran por su tratamiento gráfico (incluyéndose en este grupo una poética revisitación del clásico El corazón delator, de Edgar Allan Poe), por el ingenioso argumento (que a veces, en dos carillas consigue arrancarte un escalofrío) o por su consistencia global (el cierre del número, que ha tocado en suerte al cómic La nave abandonada de Pepé Avilés, sorprende por lo bien que refleja el espíritu y las sensaciones que despiertan los relatos de Hodgson; en concreto, es una adaptación de The Derelict de lo más acertado). Sin duda, para quitarse el sombrero la selección; no es de extrañar que obras como El joven Lovecraft, de José Oliver y Bartolo Torres, hayan navegado -y sigan haciéndolo- por sus páginas.

 

En el apartado literario, tenemos dos magníficos relatos que sirven de pausa perfecta entre el grueso de historietas: La barca, de David Jasso, una narración terriblemente espeluznante y realista, que a pesar de todo se permite un cierto romanticismo, y La llorona, de José María Tamparillas, una asfixiante historia de verano con la cualidad de sintonizar con la realidad del lector... para hacerle pasar las de Caín. Ambas obras, además, vienen ilustradas, lo que da más empaque al conjunto.

 

Quizás se haya echado de menos en este número alguno de los artículos que acompañaban pasadas entregas, y que eran un buen modo de diversificar la atención del lector y realzar el concepto revista, enriqueciendo el conjunto. Es un detalle que, desde luego, no empaña un número magistral en cuanto a contenido se refiere: no sólo viene muy hilado en cuanto a la temática, sino que sorprende por la calidad del mismo.

 

Sin duda, Revista Cthulhu sigue una clara trayectoria ascendente. Esperaremos con ganas el próximo número.

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