La espada salvaje de Conan: La Torre del Elefante

Imagen de Anne Bonny

Reseña del octavo volumen de la reedición de Planeta DeAgostini

En este volumen Roy Thomas nos vuelve a deleitar con tres historias del cimerio basadas en relatos de Robert E. Howard. No es de extrañar que algunas de ellas se hayan convertido en auténticos clásicos.

La espada salvaje de Conan - La torre del elefante - John Buscema - Roy Thomas - Alfredo Alcalá - Sony TrinidadAbre el volumen El horror de la Torre Roja, quizás la más peculiar de las tres porque es la adaptación de un relato inacabado, está protagonizado en buena medida por un personaje que no es Conan (sino su colega de armas, Almaric) y las ilustraciones corren a cargo de John Buscema y Sonny Trinidad, lo que le da una estética ligeramente distinta. Hay que reconocer que la historia está algo deslavazada, como si se hubiera fracturado en dos partes: la de Almaric y su protegida en la ciudad hechizada del desierto y una segunda en la que, tras juntarse con el cimerio, se ven envueltos en una intriga palaciega que termina en batalla campal. Thomas se las apaña para juntarlas, aunque bien hubieran podido ser dos relatos distintos; las costuras son más que evidentes. Tampoco importa: el escenario es una delicia absoluta y lo tiene todo: monstruos, ciudades perdidas, odiseas en el desierto... A destacar el romance entre Almaric y la extraña joven, así como la cruda escena inicial. Siempre he creído que le sientan bien los secundarios de calidad al cimerio.

A continuación, encontramos un relatos en dos partes: El estanque negro (que concluye con Torrente de condenación). La narración es aparentemente más sencilla: Conan se une a un tripulación pirata, desembarcan en una isla remota y tienen un encontronazo con unas criaturas extrañas de una civilización perdida. En cierto modo, funciona como un survival horror y tampoco tiene mucha vuelta de hoja, pero se disfruta mucho la aventura porque se adivina un bárbaro tan vulnerable como tenaz y el escenario tiene ese lado seductor de la fantasía algo decadente de la Era Hiboria. Muy conseguido el uso de la tripulación no como mera carne de cañón.

Como cierre, el gran clásico: La Torre del Elefante. Es, quizás, la historia más conocida de Robert E. Howard, por lo que no merece la pena ahondar en el guión, y aúna los elementos definitorios del cimerio (ladrón y buscavidas que se vale de su instinto y su coraje para apechugar con todo) y de la particular visión del horror cósmico de su autor. Hay algo fascinante y perturbador en la interacción de Conan con la criatura de la torre que, cuando se ve plasmado con este acierto, compensa la simpleza del guión. Hay que reconocer que el trabajo de John Buscema y Alfredo Alcalá tanto en esta historia como en la anterior es formidable.

En conjunto, es un volumen maduro y un claro exponente de lo que llegó a ser el género de espada y brujería en esta colección y el mundo del cómic en general. Clásico, sobrio y muy bien ejecutado, su lectura es una delicia para los aficionados.

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