Museu Marítim de Barcelona

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Una alternativa de ocio en la capital catalana

 

Museu Marítim Barcelona

En nuestra pasada visita a Barcelona tuvimos la oportunidad de visitar el Museu Marítim de Barcelona (Museo Marítimo, http://www.mmb.cat/) y se reveló un magnífica actividad para hacer en familia. Situado en el edificio de las Reales Atarazanas de Barcelona, que ya por sí mismo merece la pena ser visitado por su arquitectura monumental, presentaba varios espacios de lo más interesantes si se tiene curiosidad por el mundo náutico y su historia. Hay que señalar que las atarazanas sirvieron para la fabricación de navíos entre los siglos XIII y XVIII, por lo que son una serie de edificios de enormes arcos, construidos en piedra, menos conocidos que los castillos, las catedrales y los palacios pero igualmente impresionantes.

El primer bloque de la visita lo disfrutamos ya en el vestíbulo, donde había organizada una exposición de ingenios mecánicos de inspiración marítima muy curiosa. Eran autómatas de metal que representaban esqueletos de ballena, crustáceos, peces y otras criaturas, muy sugerentes y llamativos, de corte contemporáneo.

Ya en el interior del pabellón central del museo (por lo visto, había más zonas que estaban cerradas por reformas), nos encontramos una serie de exposiciones temporales que estaban distribuidas frente al plato fuerte: la reproducción de la Galera Real de Juan de Austria, realizada a tamaño natural y, en sí misma, una atracción de primer nivel por la belleza de su factura y su impresionante talla. De nuevo, el acceso a la misma estaba limitado por las reformas, pero aun así resultaba muy llamativa. Las exposiciones en torno a esta, que incluían numerosas maquetas, cañones de la época y cuadros de motivos marinos, resultaban muy interesantes y accesibles, y permitían enseñar a los niños una panorámica general de la historia de la navegación.

Además de esta zona central, que por sí justificaba la visita, nos encontramos en varios anexos otros elementos interesantes, desde una maqueta que reproducía la ciudad de Barcelona en la Edad Media con una perspectiva que privilegiaba su lado costero a, en los jardines, la réplica del Ictíneo I, el submarino construido por Narciso Monturiol entre 1858 y 1859 que ha dado nombre al reputado premio homónimo de ciencia-ficción.

Para terminar, los billetes permitían subir a un pequeño navío anclado en el puerto de Barcelona, cuyos camarotes y bodega se pueden visitar como parte de la exposición. Es posible que para quienes hayan navegado no resulte tan llamativo, pero para los que somos de secano fue una experiencia interesante adentrarse en las tripas de un barco de verdad que, además, se mecía bajo el influjo de las olas, como se suele decir.

En conjunto, el Museu Marítim de Barcelona presenta una serie de exposiciones muy asequibles por su disposición y tamaño y muy interesantes para todas las edades, una alternativa de ocio cultural e histórico muy entretenida.

Museu Marítim de Barcelona

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