Wraith: Espectro

Imagen de Anne Bonny

Reseña de la obra de Joe Hill y Charles Paul Wilson III publicada por Planeta Cómic

 

Wraith: Espectro - Joe Hill - Planeta Cómic

Wraith: Espectro es una obra de arte. Una obra de arte espeluznante, solo apta para los amantes del terror, pero no por ello menos redonda. Una pequeña maravilla. Tanto que es difícil saber por dónde empezar esta reseña, así que lo haré por lo menos evidente, o lo que yo creo que resultará menos evidente al lector.

El eje central de la historia es un psicopompo. Este tremendo palabro, que algunos lectores no conocerán, designa a esas criaturas encargadas de llevar a los difuntos al otro lado, al Más Allá. En la mitología grecolatina su personaje más emblemático es Caronte, el barquero que se ocupa, previo pago, de llevar a las almas al otro lado del río Aqueronte, a las profundidades del Hades. La elección es ya arriesgada, porque no es lo que se dice un tipo de monstruo popular, pero gracias al ingenio de Joe Hill se convierte en todo un hallazgo porque, lejos de conformarse con el clásico miedo que da que te venga a buscar un recolector de muertos (es decir, el miedo a la muerte en sí misma), explora dos nuevas vías: la de que el psicopompo no funcione bien y, todavía más aterradora, la exploración del psicopompo en sí.

Wraith: Espectro - Joe HillEn cierto modo, Wraith: Espectro nos plantea un mundo tan desquiciado que la muerte y la vida se confunden del mismo modo que los sueños y la realidad, lo lógico y lo ilógico, lo aceptable y lo inaceptable. Lo hace superponiendo dos realidades, la de la América de la depresión económica y las oportunidades y el mundo de piruleta de los parques de atracciones y lo que esconden debajo. El escenario destilado de su propio mundo es perfecto y está lleno de matices que lo hacen todavía más terrible. No son solo los Estados Unidos, sino sus Estados Unidos de feriantes, vidas precarias, magia y monstruos, esperanzas y abismos.

Esta cantidad de referencias es plasmada de un modo brutal y al mismo tiempo sutil por Charles Paul Wilson III (hasta la combinación de nombres de los autores parece haber encajado en el puzle) con color de Jay Fotos. Estamos ante un cómic pop y clásico al mismo tiempo, siniestro y jovial, denso y ligero, poblado de niveles de lectura y al mismo tiempo directo en su desarrollo. El parque de atracciones navideño y sus niños perdidos, por supuesto, se prestan a los guiños: Alicia y el País de las Maravillas, cómo no, Peter Pan, soldaditos de plomo, ninjas y sombrereros locos con conejo en la chistera... Pero también los exteriores, con su folclore de uniformes naranjas, estrellas del cine degeneradas y freaks de circo. En un mundo, el nuestro, que acoge tantos registros dispares y dementes, un psicopompo, qué duda cabe, puede errar el rumbo... y montar su infierno en tierra.

Pero a Joe Hill no le basta con la mera transposición o el indudable placer estético de la propuesta, sino que ahonda en la mentalidad del monstruo y nos presenta una génesis espeluznante que, al mismo tiempo, desnuda las miserias de nuestra sociedad. No hay una moralina, no hay un camino feliz, sino una serie de dolorosos detalles que, como eslabones, crean la cadena que nos arrastra al fondo del abismo. En cierto modo, es un planteamiento de novela negra dentro de un cuento macabro.

En el material adicional de la fabulosa edición de Planeta Cómic nos encontramos muchas más reflexiones sobre una obra llena de matices: la alargada sombra del padre, el lugar de Wraith: Espectro como preludio de NOS4A2, la novela de Joe Hill, el porqué del cambio estético del demoledor epílogo (Bienvenidos a Chirstmasland)... y el propio lector hará las suyas, algo inevitable en una obra poliédrica como esta. Sin duda, una novela gráfica llamada a convertirse en un clásico aunque, para qué lo vamos a negar, no está pensada para todos los estómagos. Y no precisamente por las dentaduras de esos niños perdidos, os lo aseguro.

Wraith: Espectro - Joe Hill - Charles Paul Wilson III - Planeta Cómic

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