¡Naufragio!
Reseña del librojuego de Edward Packard y Paul Granger publicado por Timun Mas
Dentro de la idea de hacer de la lectura algo divertido y educativo, Edward Packard escribió este ¡Naufragio! que sería publicado por Timun Mas en su colección roja de Elige tu propia aventura. Era un librojuego de elección múltiple (es decir, bastaba con tomar decisiones para ver a qué página pasar) con una trama sencilla y marinera.
Ese era el punto central: el mar (el eslogan era nada menos que "¿Puedes luchar contra el mar y sobrevivir?"). Todas las decisiones estaban más o menos relacionadas con la marinería e incluso venía un mapa (algo útil para que los niños empiecen a familiarizarse con las coordenadas, los puntos cardinales y la orientación en general) y un esquema de la balandra que servía de transporte con algo de vocabulario naval, lo que era de un gran exotismo y bastante impresionante para los que somos de secano.
Este enfoque era tanto el punto fuerte como el punto delicado del librojuego: si no tenías ni idea de nada en lo que a asuntos marinos se refiere, lo mismo te daba mezclarte con barracudas que beber agua de mar a cazos, pero la intención era que, poco a poco, te fueras iniciando en el tema. Buena cosa. Al mismo tiempo, el autor debió de darse cuenta de que un librojuego exclusivamente marinero iba a resultar algo árido (valga la paradoja) para los lectores más jóvenes, así que le metió un pequeño elemento fantasioso.
Este es el arcasaurio, un dinosaurio (bueno, así se presenta; digamos que un reptil marino antediluviano) con un gran parecido con el monstruo del lago Ness al que la tripulación de nuestra balandra va a intentar encontrar. Y, por si no fuera suficiente, hay también una isla recién surgida del mar merced de las fuerzas plutónicas (un volcán, vaya) y otros elementos de aventura al más puro estilo Jules Verne.
En general, la trama es sencilla pero no arbitraria, lo cual es de agradecer, y la cosa queda bastante compacta. Es decir, es un buen librojuego dentro de la colección. Las ilustraciones de Paul Granger van en la línea de la misma: sencillas, juveniles, sugerentes, cumplen bien con el papel adjudicado, aunque algunos hubiéramos querido un arcasaurio más aterrador. Craso error: el librojuego tenía también un enfoque ecologista, nada censurable.
La única pega que se le puede poner es, de hecho, el engañoso título, ¡Naufragio!, que nos predispone a una eventualidad no obligada con cierto fatalismo. Al mismo tiempo es más sugerente que El gran rally, no nos engañemos.
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