La espada salvaje de Conan: Los jugadores empedernidos de Asgalun

Imagen de Anne Bonny

Reseña del trigésimo volumen de la reedición de Planeta DeAgostini

De nuevo, estamos ante un tomo que muestra la madurez alcanzada en la colección, aunque también, hasta cierto punto, un cierto acomodo en Michael Fleisher, que es el autor de los guiones de todas las historietas. Aunque su conocimiento y dominio del género de espada y brujería y de la Era Hiboria en concreto es sólido, también da la impresión de que le cuesta salir del terreno seguro para tentar historias más ambiciosas.

La espada salvaje de Conan 30 - Planeta De Agostini - Michael Fleisher - John Buscema - Pablo Marcos - Alan ZelenetzEmpieza el tomo con La isla del cazador, para mí, quizás la mejor historia del conjunto, aunque la trama subyacente sea algo ingenua. Michael Fleisher pone en el camino de nuestro cimerio a unas hermosas gemelas que demuestran ser, además, grandes aventureras, y que están muy bien dibujadas (como la historieta en su conjunto) por John Buscema y Rudy Nebres. La única pega es que, en realidad, toda la tramoya de aventuras y peripecias a las que tendrá que hacer frente el bárbaro no deja de ser una excusa para ser llevado en presencia del cazador que da título a la obra, el cual nos brinda un desenlace que se queda algo soso porque, a fin de cuentas, no es que esté a la altura de las circunstancias. En cualquier caso, me atrevería a aventurar que era la que estaba prevista como enseña del volumen, vista la portada.

A continuación, tenemos un breve relato de Alan Zelenetz ilustrado por Pablo Marcos: El desconocido misterioso. Este no es otro que Conan y la historia no es más que la caracterización de un escenario. El cimerio entra en una taberna y deja claro quién es el gallo del corral. El concepto es sencillo y está muy bien ejecutado, tanto en la prosa como en las ilustraciones a página completa que lo acompañan y que captan muy bien ese Conan adusto y sombrío que lleva ya tanto sobre sus espaldas que da miedo con solo mirarlo.

De aquí pasamos a la historieta que da título al volumen, seguramente gracias a su abracadabrante propuesta: Los jugadores empedernidos de Asgalun nos cuenta la improbable historia de unos ricos gemelos dedicados a apostar sobre todo que contratan a Conan para que rescate a su hermana. El guión de Michael Fleisher tiene su punto gamberro y es una excusa para llevarnos por un buen puñado de escenarios exóticos de un modo tan ligero que en ocasiones da la impresión de que estamos en una del Capitán Trueno. En el apartado gráfico, Alfredo Alcalá se muestra correcto, aunque por momentos a la cosa le falte empaque.

Como cierre, un cambio de estilo completo de la mano de Rito de sangre. En esta historieta, que resulta muy breve, Michael Fleisher nos presenta a un Conan muy joven, todavía no salido de su aldea, que da prueba ya de su carácter gruñón y de su habilidad para enfrentarse a los problemas cotidianos de la terrible Era Hiboria. Sin necesidad de elementos sobrenaturales, mantiene bien la tensión y resuelve el conflicto con ingenio, lo que le da una dimensión interesante que va más allá de la mera discusión entre adolescentes que sirve de arranque. En el apartado gráfico, Mary Wilshire y Armando Gil cumplen con lo propuesto y marcan un contraste con el resto de las historias que sienta bien al conjunto, pues parece transportarnos en el tiempo.

Con estos elementos, La espada salvaje de Conan: Los jugadores empedernidos de Asgalun es un tomo que se disfruta aunque no llegue a maravillar, con elementos interesantes pero del que se podría esperar un poco más.

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