Hulk Rojo

Imagen de Luc Hamill

¡Hulk aplasta! Artículo originalmente publicado el 12 de diciembre del 2007

Malos tiempos para la lírica. El mundo del cómic de superhéroes se tambalea, y ya nada sorprende. Los muertos vuelven, los Vengadores se separan, Spiderman revela su identidad a todo bicho viviente, matan al Capi, los Cuatro Fantásticos también se separan, los mutantes desaparecen (mi Magneto sin poderes), Spiderman también se separa... de su mujer (ups, ¿he repetido personaje?), el Capi vuelve con pistolas (¿lo volví a hacer?). Bueno, yo no sé si Marvel ahora saca historietas con más calidad que en los 80, pero sí sé que todo lo que era, ya no es. Toca darle un meneo a Hulk.

 

Desde que los endiosados por la chavalería Stan Lee y Jack Kirby lo crearan en 1962, Hulk ha tenido infinidad de versiones/colores tales como gris, tonto, verde, listo, malvado, futurista, sin Banner, con Banner... Ahora le dan una nueva vuelta de tuerca: también, y por el mismo precio, nos lo traen en rojo.

 

A recomponerse de la noticia, que aquí el que no corre, vuela, y en la colección del gigante esmeralda todo va muy rápido (y la cosa tiene para largo). Si primero lo sacaron de la Tierra con Hulk: Exilio, luego cayó en otro planeta con Planet Hulk y después volvió a la Tierra para dar guerra con World War Hulk, ahora empezará Hulk: Aftersmash.

 

Bueno, el trago más difícil para mí, el de meteros la “buena nueva” en el coco, ya ha pasado. Ahora no sé muy bien cómo ayudaros a asimilarlo, si diciéndonos más cosillas de esta nueva entrega o si repasando la historia del coloso de jade... Vamos a repasar un poco, que nunca viene mal.

 

Yo lo conocí de niño como La Masa, y curiosamente en un hospital, cuando papá me trajo algunos comics de este personaje junto a otros de Thor, el Capi y demás tipos clásicos en leotardos. Pero ahora se le conoce por Hulk en un abandono de las latinizaciones como le pasó a Daredevil con nuestro añorado Dan Defensor. Pese a que el sobrenombre de La Masa tenía sus connotaciones didácticas, pues es un claro ejemplo para los niños que recuerden este concepto en Física, creo que lo de Hulk le pega (y cuidado al usar este verbo si se habla de Hulk).

 

Básicamente, siguiendo con la Física, la génesis de este fortachón se puede resumir con la siguiente fórmula: Hulk = Dr. Jekyll & Mr. Hyde + Frankenstein. Esto es, a la apariencia del segundo le suman la dicotomía del primero. En este caso, lo que tenemos por un lado es la brillante mente del Dr. Banner frente a la fuerza bruta e irracional de su otro yo: el enorme y demoledor Hulk.

 

En los años 60 y 70, cuando salía la Luna Banner pasaba a un estado verdoso de unos dos metros de altura y media tonelada de peso para más tarde ser modificado el tema licantrópico a una intensa manifestación emocional de enfado, miedo, excitación... Se suponía que Hulk sería gris, pero un error de coloración hizo que en el número uno apareciera de un color diferente en cada viñeta y al final lo dejaron verde que te quiero verde y de mente infantiloide. En esta época el único deseo del “incredible” no es machacar, sino ser dejado en paz (aunque lo pida lanzando coches por los aires).

 

La cosa cambió con los lápices de Buscema entre los 70 y 80, donde el personaje en su versión gris, en vez de esmeralda, conservaba el raciocinio del doctor Banner. La fuerza disminuyó algo, pero la inteligencia aumentó otro poco. Pero, a todo esto, ¿os he dicho cómo surge? Tranquis, lo haré resumidito.

 

A Hulk no le pica ninguna salamandra radioactiva, ni tampoco viene de ningún planeta lejano. Al principio, el científico Bruce Banner estaba probando un nuevo artilugio: la bomba gamma. Justo en el momento de su lanzamiento, hubo un accidente con un chico que se coló en la zona de pruebas. Bruce le salvó, pero no se salvó a sí mismo, comiéndose la explosión y llenándose de radiación gamma, que es la que dio sus nuevos poderes.

 

Junto a la fuerza (puede levantar unas 100 toneladas, aunque en Secret Wars soportó el peso de una montaña), el tamaño y el color, Banner adquiere con cada transformación (y casi por añadidura) la habilidad de poder recorrer grandes distancias a base de devastadores saltos, así como la capacidad de soportar temperaturas extremas y aguantar la respiración bajo el agua y en el espacio exterior, además de otros detalles varoniles como soportar el impacto de un misil en el pecho. No obstante, en contra de lo que parece, no es indestructible, pues cosas como el martillo de Thor, las garras de Lobezno o el escudo del Capi le han hecho pupa. Pero es que en el pack tenemos curación rápida y un sistema inmunológico que le hace reirse de todas las enfermedades conocidas y por conocer. En definitiva, y no es nada nuevo: Hulk es duro de pelar, terriblemente duro. Ah, hay otra cosa a tener en cuenta: cuanto más se le pegue, más se enfada y más fuerte se hace.

 

Semejante amiguito pronto es reclutado para Los Vengadores; de hecho fue miembro fundador, aunque sólo duró los primeros cuatro números, pues su carácter huraño daba mala espina a los demás compañeros, que con Kang y Loki ya tenían bastante. Con quienes sí cuajó mucho más fue con Los Defensores, posiblemente el grupo menos cohesionado de todo Marvel, y por ello de mis favoritos. Pero la verdad es que Hulk es como Spiderman: un personaje solitario, que difícilmente aguanta trabajar en una formación de supertipos.

 

En uno de sus últimos paseos se puso tonto y destrozó Las Vegas. Ésta fue la razón por la que S.H.I.E.L.D. (una especie de FBI pero a lo exagerado que existe en el universo Marvel) envió agentes para capturarlo. En ese momento Hulk descubrió una sociedad secreta llamada Los Illuminati, formada por Iron Man, Dr. Extraño, Xarles Xavier, Namor, Rayo Negro y Mr. Fantástico. Estos seis controlaban en secreto el mundo superheroico y, en una brillante idea, decidieron mandar a Hulk al espacio al considerarlo un arma de destrucción masiva viviente. En otras palabras, Hulk: Exilio. Accidentalmente la nave acaba en el planeta Sakaar, donde varias razas alienigenas se entretienen con espectáculos tipo luchas de gladiadores. Y allí acaba Hulk, qué suerte han tenido... Planet Hulk. Nuestro superhéroe verdoso es convertido en gladiador y presentado como el mejor fichaje de la historia. Con la ayuda de algunos colegas, el gigante derroca al rey del lugar y se apodera del reino. Pero entonces llega una bomba que lo deja todo bonito. Después lo típico: Hulk enfadado, Hulk buscar venganza, Hulk volver a la Tierra. Los Illuminati se lucieron, y World War Hulk.

 

Tras la calma, llega la tempestad y tras la tempestad, la calma, y aquí nos llega el Hulk: Aftersmash, donde unos cuantos personajes se enfrentarán a un Manhattan en ruinas recién pasado por la guerra de Hulk. Y, uf, ya estáis al día, creo.

 

Ahora me temo que toca hablaros de los creadores de esta nueva entrega. En el dibujo tenemos a Ed McGuinness que, bueno, vale, está bien, pero en el guión tenemos al multidisciplinar y bastante criticado Jeph Loeb, que de las colaboraciones en los guiones de las series televisivas (Smallville, Héroes) va y viene a los de los cómics como éste. Para promocionar este nuevo arco nos muestran dos imágenes de un Hulk colorao, una hecha por McGuinness y otra (que me gusta más) por el dibujante murciano Daniel Acuña, quien ha sido fichado recientemente por Marvel.

 

Aquí es donde los fans empiezan a comerse el tarro. ¿Se trata de un Hulk cabreado a tope? ¿Será un personaje nuevo que es muy parecido a nuestro coloso verde? ¿O será realmente Hulk que se ha pasado con el chile? Yo sé la respuesta, pero no os la digo, ea (no voy a desvelaros la sorpresa, ¿no?). Hasta enero tenéis tiempo para meditarlo. Por ahora el guionista en las entrevistas ni confirma ni desmiente. Muchachos, eso es promocionar.

 

Y bueno, ahí tenéis las imágenes. ¿Qué os parece? ¿Alguien más cree que van a retomar la versión troglodita del personaje? El aspecto que tiene, desde luego, es algo virulento. A mí todo esto me suena a la maniobra de la Distinguida Competencia sacando aquel cante del Superman rojo y luego el azul. Ya lo intentaron con el what if de los Cuatro Fantásticos que caerían en la URSS, y se ve que les ha gustado y van a por otro pilar de la editorial.

 

Lo que sí ha soltado Loeb en las entrevistas es lo habitual cuando se quiere vender la moto: que nadie podrá dar nada por sentado, que no nos esperamos lo que va a pasar, que varios héroes sufrirán cambios y naranjas de la China. ¿Hulk rojo? Sí, venga, con el Superman azul y el Daredevil amarillo ya casi tenemos el parchís completo. Nuestro Hulk siempre sera verde, nos lo cambien al color que nos lo cambien, porque nuestro coloso ya es un icono social y, en especial, su seña es su piel verde.

 

A ver si Loeb y McGuinness no estropean el trabajo que hicieron Greg Pak y compañía, que ellos pusieron la serie en buenas ventas, y siempre con el agrado de los fans. Pero me temo que la cosa va más por el vender, que hay que aprovechar el tirón que traerá la nueva peli del grandullón (el prota es Edward Norton). Por algo el editor Mark Paniccia asegura que el 2008 será el año de Hulk. ¿El año de Hulk? Yo hasta que no lo vea en rosa con un estampado de margaritas...

 

 

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