El rincón de las cosas güenas. Hoy: CONTACTO SANGRIENTO

¡Hola amiguitos y amiguitas! ¡Os saluda el tito Chanclot!

Esta mañana he recibido la visita de unos señores que vestían traje italiano, así como con mucho estilo. Me han dicho que venían de parte de no se qué jefe mafioso y que me iban a hacer una oferta o algo así. Se me han puesto un poco chulos, así que los he cosido a hostias.

Unos minutos después, cuando ya han visto quién manda aquí, me han dicho que les enviaba un tal Rapso con una idea en la cabeza: rescatar las cosas güenas. Las güenas, güenas, de verdad. Pelis güenas, series güenas, libros güenos... todo lo que sea güeno. El tal Rapso se ve que ha pensado en mí para estrenar este lugar, por lo que veo que es un tío listo, y concretamente ha pensado en una de mis mejores películas. Es para vosotros un enorme honor que os venga a comentar...

CCCOOOOONNNTAAAACTTOOOO SANGRIENTOOOOOOO

Tachántatatacháááánnnnn (Me pongo yo mismo mis propios efectos especiales porque molo mucho)

Bien, empezamos. Contacto Sangriento es el primer Street Fighter peliculero de la historia. Unos tíos nos pegamos así en plan testosterónico, hasta que gano yo. El resultado me gustó tanto que luego hice Street Fighter de verdad, con un resultado exquisito.

La historia comienza explicando cómo me convierto en una máquina de matar a la altura de Pepe. Yo soy un joven americano que entra en una casa de unos amarillos para robar una katana, pero me pilla el dueño y el lugar de partirme la cara, decide entrenarme para convertirme en un hombre de bien. Un entrenamiento de los de verdad, no la mariconada esa de dar cera, pulir cera.

¡Piedra, papeeeeeeeel,...

... tijera! ¡Joder! ¡Otra vez piedra! ¡Así llevamos toda la puta mañana!

En mi duro entrenamiento, mi sensei me enseña cosas de puta madre: dar patadas, puñetazos, espatarrarme... Pero por encima de todo me enseña que la verdadera fuerza está en el interior de uno mismo y que si se canaliza el aura... bueno, la verdad es que de esto no me enteré muy bien. La cuestión es que me pone una venda en los ojos y me obliga a hacer de todo con los ojos cerrados. Peleo con los ojos cerrados, pongo la mesa con los ojos cerrados, voy a giñar con los ojos cerrados, me hago las pajas con los ojos cerrados...  Yo no sé muy bien por qué, pero después de eso ya estoy preparado para irme al Torneo del Puño de Hierro ese que se monta en casa de los japos y ajostiar a to quisqui.

Allí conozco a mi mejor amigo. Un tío que se duchó por última vez cuando Uruguay ganó el Mundial y que no sabe de auras ni de na. Se entrenó con Bud Spencer en una cervecería de Kentucky y allí aprendió todo lo que sabe. Los dos junticos nos apuntamos al Gran Torneig de les Arts Marcials y mientras tanto, ¡oh! ¡un golpe del guion!, Forest Whitaker me persigue porque al parecer he hecho algo malo (Sólo que no recuerdo ahora el qué) A todo esto, salvo a la rubia de unos talibanes que están a punto de inmolarla. En este punto, yo hablé con el dire, para dejar claro que a nuestros espectadores hay que dejarles claro en todo momento quien es el malo y quién el bueno. Que yo vi hace poco Infiltrados y no me enteré de na. Así que nos esmeramos mucho en el vestuario.

Este es el bueno

Este es el malo. ¿Está claro, no?

Y esta es la rubia chorreante

Pues bien, salvo a la rubiaca tia buena de los intregristas islamistas talibanes islámicos del eje del mal, y la dejo a punto de caramelo para más tarde.

Y así, llegamos a los combates. Empezamos con la acción de verdad. Al principio se pelean algunos mataos de segunda fila: Law, FeiLong, cosas así; luego pelea mi colega que se carga a un tío al más puro estilo Bud, y luego viene... EL SUPERMALO (Jo, como me gusta que mis películas tengan guiones elaborados). El Supermalo es este señor:

Mira, me sueno como Beckham

El tío es la hostia de malo y se carga al pelele que le toca en un par de segundos, y luego lo mata y todo, y creo que se tira un cuesco encima de él. Malo, malísimo.

Y luego llega el gran momento en que me toca a mí, y como yo soy el más molón, tardo una milésima de segundo menos que el malo en ganar a mi rival, y cabreo al otro una jartá. Fue una brillante idea por mi parte evitar el factor cuesco para ganar tiempo.

Luego siguen una serie de combates de petardillos: un tío que se dedica a bailar, uno al que le pegan un golpe y se cae un segundo después (esto es real, ved la película!). Vamos, nada que mole. Ah, y el Whitaker que me sigue buscando eh.

Pero yo soy un tío mu romántico también y quiero que mis películas sean para hombres y mujeres, así que aquí corto la acción para mi momento tierno. Me llevo a la rubiaca a cenar a un McDonalds y ahí hablamos de cosas de esas que le gustan a las mujeres y tal:

-Pues yo hace como seis años que no me acuesto con una tía. Creo que es porque te he estado esperando

-Jo Chanclot, qué tierno eres. ¿Y cómo has podido aguantar todo este tiempo sin compañía?

-Fácil, mi maestro me enseñó a hacerme pajas con los ojos cerrados. Espera, que te lo enseño

¿Ves, nena? Este es mi brazo de las pajas.

Y tras estas dulces palabras, le doy merengue merengue a la rubiaca. En ese momento se produce la escena que os ha puesto burracas a todas. Venga, va, que os la pongo:

Y después de esto, las ostias siguen. Edmond Honda se enfrenta a Eddy Gordo, yo me cargo a tres o cuatro mataos, el pupilo de Bud a tres o cuatro más y el malo malísimo a otros tantos.

Todos estos combates los puse de relleno, porque el dire me dijo que una peli de 36 minutos no se podía vender. Qué sabrán ellos.

Total que llegan las semis, y ahí viene una de las peleas clave. Mi amigo el guarro se enfrenta al malo malísimo y éste le mete la del pulpo a aquél (jo, como controlo los demostrativos estos que llevan el acento. Si es que soy hintelijente y to) y lo llevo al hospital así como muy jodío. Esto me lleva a mí a dos conclusiones. Una por neurona:

1 – Que Bud Spencer ha entrenao fatal a mi colega el guarro. Si llega a estar Bud de verdad, el chino dopao ese no le dura un asalto

3 – Que estoy supermosqueao y exijo venganza.

Llega el combate final. El Guaitaquer me pilla, pero entiende que yo tengo que vengarme y me deja pasar, porque es buena gente. El malo malísimo, como ve que estoy mosqueao hasta decir vale, se guarda una pastilla escondida en el cinturón que se ve que te deja ciego. Cieguitol creo que se llama. Total, que el tío me echa el Cieguitol en toa la cara, y aprovecha para pegarme hasta en el carnet de conducir. En el rosa, que entran más hostias. Vamos que me deja pa l’arrastre. Así:

¿Dónde está mi coca? ¿Dónde está mi coooocaaaaa?

Pero claro, el chino dopao no sabe que mi sensei me enseñó a hacerme pajas con los ojos cerraos, así que decido pelear sin mirar a partir de entonces. Como los pases de Laudrup, o el PP con lo papeles del Bárcenas. Así, mirando pa otro lao.

El final es apoteósico. Gano al malo, me fo... a la rubia, mi colega el guarro se pone bueno y a Forest Whitaker  le piden perdón por obligarle  a trabajar en mi peli.

Luego pongo unas palabras al final, de esas sobrescritas, en plan: “El malo malísimo se fue a trabajar al Cirque du Soleil. Limpia excrementos de elefantes” “Chanclot sigue triunfando. Está entrenando las pajas con su otro brazo”, porque eso le da a la peli un toque así como de basado en hechos reales que le gusta tanto a las marujas. Así me aseguro que me gano a todos los públicos.

En fin, amiguitos, esa es mi peli. Si no la habéis visto, cosa por la que mereceríais morir, os servirá este resumen que os he hecho. Con un poco de suerte (para vosotros) nos veremos en próximas veces. Y recordad:

No fuméis porros, que les echan dronjas.