Goblins

Inútiles, rastreros, gamberros, inconscientes y, por supuesto, grandes fans del Brutal Ball

Nadie sabe cuándo llegaron los goblins a la Ciudadela ni por qué motivo, pero desde la noche de los tiempos están ahí, escarbando entre la basura, pescando ratas, haciendo chapucillas o chupando los charcos de cerveza en las tabernas. Los trabajos más serios y respetables que consiguen estos pieles verdes no suelen pasar de bufones, lacayos de criaturas violentas y crueles o ¡como asistentes en Brutal Ball!

Estas miserables criaturas aceptan sin dudarlo cualquier empleo relacionado con el deporte estrella: sacar dientes y esquirlas de hueso de la osamita, vender ratas cocidas y crujientes ranas fritas en las gradas —actividades francamente peligrosas durante los encuentros—, reciclar protecciones abolladas, ¡incluso arbitrar! Y el motivo es simple: adoran el Brutal Ball. Aunque tienen dificultades para apreciar la elegancia del juego de balón, adoran las descargas de adrenalina cuando un corredor intenta escaparse con uno seguido por una jauría de interceptores. Y, por supuesto, la violencia y el caos, el caos y la violencia generalizada.

Es por ello que muchos sueñan con una carrera en el Brutal Ball, bien como especialistas en formaciones integradas por otras razas, bien como uno más en los sufridos equipos de goblins. Hay que reconocer que para ser criaturas pequeñas tienen las piernas bastante largas —lo que hace que no sean totalmente inútiles para el juego aéreo y de velocidad— y, sobre todo, que su combinación de agilidad y dedos sibilinos puede dar más de una sorpresa —si no acaban antes dislocados en la enfermería, claro—. Además, su falta de sentido común hace que tengan tan poco miedo a la hora de saltar al terreno de juego como al servir de proyectil en ciertos lanzamientos...

Tamaño: Todos los jugadores goblin son de tamaño pequeño.

Punto débil: Inconstantes.

Juego sucio:

Artefacto pirotécnico: Como chatarreros expertos, numerosos goblins han ideado artefactos e ingenios que, de algún modo, se supone que deberían ayudar a los jugadores de su equipo preferido. Aunque a veces estallen o se desmoronen.

Distracciones: Paquetes amenazantes que solo consiguen arrancar carcajadas, cargamentos de ratas especiadas para picar —e incitar al consumo de cerveza— durante el partido, intrusos en el banquillo que roban la sierra de amputar o los ungüentos... todo vale con tal de perturbar al equipo técnico de los contrarios.

Marrullerías: Por muy innoble que lo consideren los miembros de otras razas, los goblins han desarrollado todo un arte a la hora de abordar a sus adversarios derribados. Si es que puede considerarse un arte lo que son capaces de hacer cuando nadie —excepto todo el estadio— mira.

Presencia perturbadora: Expertos en hacer el payaso, las muecas más inconvenientes y los bailes más grotescos, los goblins con especialistas en hacer perder los nervios y la concentración a sus adversarios.

Traicioneros: Como bien sabe todo habitante de la Ciudadela, no se puede pasar al lado de un goblin sin esperarse algún tipo de jugarreta. ¡Lo mismo vale en los pozos de Brutal Ball! Más de un jugador ha dado un mal paso por olvidarse de esta muestra de sabiduría popular...

¿Sabías que...

… los goblins han ganado más premios fuera del terreno de juego que dentro de él?

En efecto, las hinchadas y los patrocinadores goblins han conseguido muchos más galardones que los propios jugadores goblins, según la Gazeta d'os gules. No obstante, esto se debe a la gran pasión de los aficionados tanto como a la ineptitud de los propios goblins. No en vano, ¡cientos de goblins han cosechado Premio Pardus a las peores actuaciones de la temporada!

Algunos ejemplos de equipos goblins:

Equipo de goblins de Blood Bowl de Games Workshop

Equipo de goblins circenses de Gaspez Arts

Goblins de Goblin Forge

Equipo goblin de Meiko acompañado de dos trolls

Equipo de goblins de Neomics

Selección de goblins de Uscarl Miniatures