Experimento Frankenstein

Imagen de Long Clic Silver

Playmobil lanza hasta una tercera colección de su nueva línea peregrina: móntalo tú mismo

En la anterior entrada de este blog hablábamos de cómo Playmobil había tenido una idea redonda: vender sus clics sin pintar para estimular la imaginación de los pequeños y, de paso, saltarse un paso de la producción (el tintado de los plásticos). No es el único proyecto peregrino en el que se han embarcado, como pone de manifiesto este "Experimento Frankenstein", que no debe de funcionar mal a juzgar por el anuncio de la tercera serie doble (hay una para chicos y una para chicas en cada tanda).

Cualquiera que haya ido a cazar por eBay viejos piratas Playmobil de su infancia habrá terminado por encontrarse con algún aviso de "rareza". Al principio, uno se emociona pensando en la gran cantidad de nuevos piratas que está descubriendo, pero a fuerza de estrellarse con la realidad, constata que estos piratas "raros" (infrecuentes, si queréis) vienen de tres fuentes:

-Colecciones que no son de piratas, pero que se apañan bien con algún sombrero de tres picos (generalmente, vaqueros y caballeros).

-Espejismos (como el ladrón de las patillas del año pasado o el sheriff tuerto).

-Descuartizamiento de clics para formar nuevas combinaciones.

Esta última fuente, que es bastante popular como atestiguan los numerosos vídeos sobre cómo despiezar a tus propios clics con ayuda de unos alicates, unas gomas elásticas o tus propias manos, ha dado en manos de gente creativa magníficos bucaneros e inolvidables corsarios, y quizás sea por ello por lo que Playmobil se ha decidido a institucionalizarla. Como veréis en la imagen, los nuevos sobres no hacen otra cosa que suministrar los clics sin montar (un paso de producción menos :-).

Manifiestamente, el niño de la foto sonríe porque le ha tocado el pirata, no porque vaya a convertirlo en algún terrible e improbable cruce entre ninja, momia y estrella del rock, y es que con ese nuevo experimento de Playmobil nos llegan tres magníficos refuerzos para nuestras ratas portuarias.

El primero de ellos fue abracadabrante: una joven salteadora de caminos, seguramente emparentada con Dick Turpin, cuyo maquillaje facial al principio desconcierta un poco, pero que le otorga, sin duda, un aspecto feroz. Nada que impida enrolarla a bordo de alguna pinaza, sobre todo dada la escasez de féminas piratas que tenemos.

Los previstos para la serie segunda y tercera son todavía más geniales, y no porque estén en la inesperada colección para "chicos". El primero, un veterano corsario, de piel tostada por el sol, larga casaca oscura y rapier en mano (una de las nuevas armas que nos ha traído esta temporada piratil: el florete). Para colmo de maravillas, empuña nada menos que una misteriosa calavera de cristal verde. ¿Andará tras la pista de algún tesoro azteca?

Como compañero de viaje puede contar con ese terror tatuado de piel pálida. ¿Un guerrero juramentado de los Mares de China? ¿Un excéntrico bucanero? Con ese falce curvo sacado del ajuar funerario de algún faraón perdido está más que listo para la aventura.

Desde luego, con esta extraña línea en la que los niños podrán jugar a aprendices de Frankenstein (si tienen la paciencia de esperar a tener al menos dos sobres antes de ponerse a montar clics o ¡mucho peor! si aprenden a descuartizar los suyos), hay que reconocer que nos han sembrado los Siete Mares de apetecibles anzuelos.

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