Reto nº9: Improvisando.

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_Pilpintu_
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 Muy bien, pues entre 500-1500 palabrejas con los siguientes elementos:

Un gato ciego, una mesa coja, una niña rubia, una nube con forma de retrete, una colilla, una sonrisa de dientes retorcidos, un hombre muy gordo y una preciosa casa de muñecas. 

 

Con esos elementos a ver qué se puede hacer. Se pueden añadir al título, o lo que sea, pero han de aparecer todos. Por favor cuando editéis el texto tratad de ponerlos en negrita para que sea más sencillo hacer la comprobación. 

 

SUERTE! :D 

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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Andromaca
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Uoooh, qué chachi. Estas cosas me encantan aunque depsués me salgan cagarrutas =D

A ver si puedo hacer algo. ¿Hasta cuándo es el reto?

Divagaciones de una filóloga zombie

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Mauro Alexis
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   Anotado.

"Habla de tu aldea y serás universal."

 

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Asha
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Hola,
hace mucho tiempo que no aporto nada al taller, y la verdad es que cuando he visto este reto me han vuelto las ganas de intentarlo. ¡gracias Pil!
No me ha salido gran cosa, pero la verdad es que me he reido escribiéndolo, aunque no sé si se llegará a entender.
 
 
Vuelvo a anotar aquí las palabras que hay que usar, ya que antes de leer mi relato, es importante que se sepan exactamente cuáles son
Un gato ciego.
Una mesa coja
Una niña rubia
Una nube con forma de retrete
Una colilla
Una sonrisa de dientes retorcidos
Un hombre muy gordo
Una preciosa casa de muñecas. 
 
Mi intención ha sido evitar esas palabras en la mayor parte del texto.
Pero cuando las he usado, las he marcado en negrita.
 
 
EL CASO
 
 A ver, que pase el primer testigo.
 
 -         Bien siéntese, y por favor cuéntenos lo ocurrido.
 -         Fue increíble – empezó a comentar nerviosamente..- la culpa fue de aquel perro ciego.
-         ¿Un perro?
-         Sí señor... un perro ciego, el de la niña morena.
-         ¿Morena dice usted?
-         Sí morena como el azabache... Lo dicho, aquel perro se abalanzó como una bestia sobre el hombre... Pobre hombre, tan escuálido como era...
-         ¿Escuálido?
-         Sí señor, flaco flaquísimo.
-         Tomo detalle, pero... ¿seguro se fijó usted bien?
-         Sí, sí... el hombre tenía una sonrisa perfecta.... hasta que vio aquel perro...
-         Anoto, sonrisa perfecta... bien, y ¿algún detalle más?
-         Sí. Se apoyó en una silla... y como estaba coja, se calló.
-         ¡Vaya por dios! ¿seguro que era una silla?
-         ¿Acaso duda de mí?
-         No, no...no dudo de sus palabras. Gracias de todos modos, creo que con esto será suficiente...
 
A ver, que pase el segundo:
 
-         Hola...¿puedo sentarme?
-         Sí claro, cuéntanos lo que pasó.
-         La culpa fue del niño rubio.
-         ¿Un niño?
-         Sí señor, el niño ciego que llevaba un gato.
-         ¿Ciego? ¿Quién era ciego? ¿El niño?
-         ¡Claro hombre, no lo va ser el gato! El gato veía perfectamente, para eso lo llevaba el niño...
-         ¡Puff! Esto se me está complicando... No sé si voy a llegar a entender lo que pasó realmente...  siga por favor.
-         A lo que iba.... El niño, tropezó con una mesa de cinco patas.
-         ¿Cinco dice usted?
-         Sí cinco, y como no vio la quinta pata, pues tropezó. Al tropezarse, se llevó por delante a aquella ballena.
-         ¿Ballena? ¿Qué ballena?
-         La señora. Tiró a aquella señora gorda, la que lo menos debía pesar 1 tonelada...
-         ¿Una señora? ¿No era un señor?
-         No, no...señora, el niño logró tirar a la señora.  Y la señora no pudo ni sonreír, acaso una pequeña mueca retorcida. Pero sin dientes. Porque los dientes los dejó en el suelo.
-         Ya, ya veo...empiezo a entender.¿Algún detalle más?
-         No...bueno, si. No sé si tendrá importancia.
-         ¿El qué?
-         Lo del retrete.
-         ¿Qué pasó con el retrete?
-         Había algo flotando, parecía un resto de cigarro.
-         ¿y bien?
-         Al final resultó ser un papel.
-         Bien, lo apunto.
 
Que pase el tercero, a ver si con este nos aclaramos de algo más:
 -         Buenos días, ¿podría darnos algún detalle de lo que pasó ayer?
-         ¡Cómo no! Lo vi todo perfectamente, así que no le va a quedar ninguna duda. Todo ocurrió en el retrete.
-         ¿En el retrete?
-         Sí señor. Al principio, no se veía nada, estaba todo lleno de una nube de humo.
-         ¿y bien?
-          Un hombre sordo intentaba salir de allí.
-         ¿Sordo dice usted? ¿Sordo ó gordo?
-         ¡Sordo leche! ¿Acaso usted oye mal?
-         No, no... no es el caso, pero es que no me cuadra....
-         Bien pues el sordo, se tropezó con aquella horrible casa de muñecas, y se calló al suelo.
-         ¿Y la niña?
-         ¿Qué niña? No había ninguna niña.
-         ¿Y niño?
-         Niño tampoco. Creo que intenta liarme...
-         No es mi intención, siga por favor...
-         No tengo mucho más que contar, el hombre se levantó, pidió una rubia y se la tomó en aquel rincón, en esa mesa roja.
-         ¿Coja?
-         Roja, roja le he dicho, no coja. ¿Seguro que oye bien?
-         Sí, sí... perdone, estoy un poco estresado. Creo que con esto va a ser suficiente, gracias.
 
Por favor, que pase el último:
 
-         Bien, gracias por venir. ¿podría contarnos su versión de los hechos?
-         Sí, puede que le suene un poco irreal lo que le voy a contar, pero a mí juicio ocurrió de la siguiente manera:
El hombre gordo estaba jugando tranquilamente una preciosa casa de muñecas, cuando apareció aquella niña rubia.
-         ¿Quién jugaba?
-         El hombre gordo. Intentaba curar el gato ciego de una de las muñecas, poniéndole gasas en los ojos.
-         Entiendo – dijo el hombre un poco mareado- siga por favor, y sea breve, que ya empiezo a ver la luz... (y suspiró)
-         La niña se acercó al hombre y le miró despectivamente con una sonrisa de dientes retorcidos. El hombre se asustó, y se escondió detrás de la mesa coja. Entonces ella le escupió la colilla que llevaba entre los labios, y le dio en el ojo.
-         ¿En el ojo? ¡vaya puntería! Siga, siga...
-         Entonces el hombre gordo salió corriendo y tropezó con un almohadón con forma de nube de retrete, y calló al suelo. Y poco más.
La niña rubia se escapó en una Harley, y no sé dónde podrá estar.
 -         Entiendo, puede irse. Muchas gracias.
 
¡¡¡AAAAAAHHHH!!! ¡Otro caso más como este y me suicido! Necesito unas vacaciones.
Voy a buscar un destino sin niñas, ni gatos, ni mesas cojas... 
Siempre ocurre lo mismo...
Sólo ocurre una realidad, y cada uno lo vive a su manera.
¿Cuál de todas será la verdadera? ¿ó lo serán todas? 
  

Todo cabe en lo breve... A.Dumas

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 Jajaja muy bueno Asha! me he reido mucho, lo que no sé si me convenció el uso de "nube con forma de retrete".. pero muy divertido. 

suerte! :D

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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Pues sí, es bastante divertido ^^

 

A ver si se me ocurre algo y me pongo con ello xD

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Bueno, aquí os dejo mi aportación xD

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            Repasó la dirección que se hallaba impresa en el dorso de la hoja y comprobó que la casa a la que estaba llamando no era la equivocada. Avenida de la Esperanza, nº 7. El mismo número que aparecía en el buzón.

            Decidió dar una vuelta alrededor de la casa para asegurarse de que todavía alguien vivía allí. Antes de avanzar tres pasos, se dio cuenta de que un hombre muy gordo que estaba regando las plantas de su jardín, la observaba con una expresión bobalicona.

            Ella le sonrió, alzando una mano a modo de saludo.

            —Disculpe, ¿conoce a las personas que viven en esta casa? —preguntó, avanzando unos pasos hacia la valla de madera.

            El hombre continuó regando las plantas mientras fruncía el ceño. La gran panza sobresalía de su cuerpo como si algún ser vivo estuviese gestándose en el interior.

            —No mucho —contestó con tono seco. Se pasó una mano por la frente y se limpió el sudor—. ¿Viene a quitarles la casa?

            —Eso no es asunto suyo.

 La mujer escondió la carta en uno de sus bolsillos y miró al hombre con expresión severa. Lo cierto es que aunque era su trabajo, no le gustaba que nadie preguntase por él.

—Un tipo muy extraño ese Gabriel —continuó el hombre barrigudo.

La frente se le llevó de nuevo de gotitas de sudor y resopló como un cerdo.

—No me importa si es extraño o no, lo único que quiero saber es si usted sabe si alguien vive en la casa —le explicó ella, intentando conservar la calma.

—¡Claro que viven! Aunque apenas salen de ella, y no tienen luz siquiera. Lo cierto es que siento un poco de pena por la niña, ella no tiene la culpa de nada.

—Muchas gracias —dijo la mujer.

Se despidió del hombre y dirigió sus pasos a la casa otra vez. Sintió la profunda mirada del vecino en su espalda, y seguramente, en su culo. No le importó en esos instantes. Lo que estaba claro es que vivían allí, y que tenían una hija, motivo por el que se negarían a marcharse.

Tendría que intentarlo al día siguiente pues ahora ya no se encontraba de muy buen humor.

 

 

 

            A las diez de la mañana se encontraba de nuevo ante la gran casa. De estilo antiguo, con unas grandes tejas que caían de lado a lado y unos amplios ventanales que parecían no haber sido limpiados desde hace mucho por la cantidad de polvo que habían acumulado, tenía el aspecto de haber sido muy bonita en tiempos mejores. Le recordaba muchísimo a una preciosa casa de muñecas con la que había jugado en su infancia.

Se apresuró hacia la puerta y tocó el timbre. Nadie contestó pasados unos segundos. Decidió volver a llamar, pero de nuevo la misma respuesta silenciosa. El vecino le había asegurado que sí estaba habitada, y que además, no salían mucho. Debían encontrarse dentro, resistiéndose a dejar el lugar que, seguramente, les había visto crecer.

Echó una ojeada al jardín de al lado por si acaso el vecino la estaba mirando, pero lo encontró vacío. Suspiró aliviada. Hacer el trabajo ante miradas ajenas nunca era sencillo.

Resolvió que debía dar una vuelta por los alrededores, tal y como había pensado el día anterior.

Al llegar a una de las esquinas de la casa se dio cuenta de que el césped allí estaba descuidado y las grandes hojas crecían salvajemente y arañaban sus pantorrillas. Odiaba tener que usar falda.

Al girar descubrió un gran patio trasero. Vio una caseta de perro abandonada, unos cuantos tablones de madera que no comprendió muy bien qué hacían allí tirados y al fondo, un columpio. En él se columpiaba una niña rubia con dos trenzas que parecía ajena a todo. Tenía los ojos cerrados y recibía la brisa en su rostro con una sonrisa.

La mujer no pudo evitar sonreír también al mirarla. Llevaba un vestido rosa, de aspecto antiguo, y un sombrerito con una cinta rosa cubría su cabeza. La imagen de esa niña le trajo recuerdos de tiempos pasados, como si no perteneciese al presente.

Caminó hasta ella y le preguntó:

—Hola, bonita. ¿Están tus papás en casa?

La niña ni siquiera se inmutó. Cualquier otro niño se hubiera asustado al escuchar la voz de una desconocida, y más cuando todavía tenía los ojos cerrados.

—Me trajeron un gato ciego, ¿sabe? Como yo.

Abrió los ojos y la mujer se encontró con una mirada completamente lechosa. Se quedó quieta, sin saber muy bien qué decir. A sus pies escuchó un ronroneo y vio al gato restregarse contra sus piernas. La misma mirada lechosa.

Sonrió nerviosa a pesar de que la niña no iba a poder ver su sonrisa.

—¿Están tus papás en casa, guapa? Tengo una carta para ellos y es importante que se la entregue.

—¿Usted nunca se ha fijado en las nubes? —le preguntó la niña, alzando la barbilla hacia ella—. A mí me gustan con formas especialmente raras. Como ésa, la que pasa ahora. La nube con forma de retrete.

La mujer no entendió muy bien de qué hablaba y confundida levantó la cabeza al cielo. Sintió un escalofrío al descubrir una nube con la misma forma que había descrito la niña. Ésta sonrió y dio un brinco, apartándose del columpio. La cogió de la mano y ambas se dirigieron hacia la casa. No fue necesario que volvieran a la calle pues allí había una puerta que daba a la casa.

—¿Sabe? Él la estaba esperando —dijo la niña, apretándola con sus deditos—. Yo la vi venir. Le avisé y él se puso muy contento. Tenía ganas de que usted llegara.

Se sintió aturdida pero se dejó llevar por aquella extraña niña ciega. Al entrar en la casa un suave aroma inundó sus fosas nasales. Aspiró, intentando descubrir cuál era ese olor que tanto le sonaba.

Se detuvieron justo delante de las escaleras, y al alzar la mirada vio que un hombre de deslumbrante belleza bajaba por ellas con una colilla en la mano. Se ruborizó sin saber muy bien el motivo, y bajó la mirada. Incluso había olvidado por qué había ido allí.

El hombre se paró ante ellas. Se agachó y dio un beso en la frente a la niña que exhibió una gran sonrisa de dientes retorcidos. No recordaba que tuviese antes la boca de ese modo, y un escalofrío recorrió su espalda.

—Te estaba esperando, querida —dijo el hombre con voz acariciadora.

En ese momento ella recordó por qué había ido y sacó la carta arrugada de su bolsillo. La tendió ante el hombre y murmuró:

—Le traigo esto. Es una orden de desahucio. Tienen cuarenta y ocho horas para abandonar la casa.

El hombre sonrió, y cogió la carta para después romperla. Ella se quedó boquiabierta. No era la primera vez que le ocurría pero no se lo esperaba de aquel hombre tan hermoso y que parecía tan amable.

—No será necesario, querida. No nos vamos a quedar aquí. Y tú tampoco —estiró la mano y rozó las suyas.

Una serie de imágenes acudieron en tropel a su mente. Se vio saliendo de la ducha, corriendo por el piso porque llegaba tarde a una cita. Vio su mueble favorito, una mesa coja. Después se vio apresurándose hacia la puerta, bajar las escaleras de dos en dos y salir atropelladamente a la calle. Y también vio las luces de aquel camión que se cernía sobre ella.

Cuando las imágenes pararon, ella se descubrió gritando como una loca ante el recuerdo de su propia muerte.

Ya recordaba a qué le sonaba ese aroma. Era azufre. Y ahora el hombre no le parecía tan hermoso, más bien se le antojaba aterrador.

Dio dos pasos hacia detrás y tropezó con la niña ciega. Sintió que el pánico la atenazaba.

—Yo… yo no he hecho nada, de verdad. Tan sólo hacía mi trabajo. Por favor, yo…

El hombre soltó una risita. Unos diminutos cuernos comenzaban a asomar por su cabeza.

—No se preocupe. En el fondo, dicen que no es tan malo.

 

 

 

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“Perfección incoherente”

 

Se quedó mirando fijamente la preciosa casa de muñecas que, de pronto y sin explicación, había aparecido en medio de su dormitorio. Su tejado a dos aguas con aquella veleta inmóvil que la apuntaba, una diminuta cama que prometía ser acogedora, una escalera estrecha y empinada que comunicaba los dos pisos, sus paredes empapeladas con estampados que llegaron a parecerle hipnóticos… todo en aquella casa parecía invitarle a que se convirtiera en su habitante. Era, simplemente, perfecta.

Y entonces sucedió. Aporrearon la puerta con tal fuerza que temblaron las paredes. Con el corazón en un puño, Ali abrió la puerta para encontrarse ante un hombre muy gordo que la miró con los ojos más crueles que había visto nunca. Con esfuerzo, pasó su cuerpo por el hueco de la puerta y le ofreció una sonrisa de dientes retorcidos  que dejó escapar un olor a cloaca que le revolvió el estómago.

Ante la mirada atónita de Ali, el hombre abrió su enorme mano de dedos rollizos para mostrarle su palma.

¡Su gato! En medio de aquella llanura de carne, estaba tendido el cuerpo de su gato, le habían arrancado los ojos, ahora era un gato ciego… ¡un gato muerto!

Aterrorizada miró los minúsculos ojos de aquel hombre gordo y leyó en su mirada la crueldad de sus actos y, lo que fue peor, la de sus intenciones.

Corrió y corrió para salvar la vida, como en sus peores pesadillas, hasta que de pronto tuvo el convencimiento de que su única salida era aquella casa de muñecas.

Se escapó de aquellas manos enormes, desapareció ante la mirad perpleja de aquel gigante que, frustrado, lanzó el gato inerte por la ventana del dormitorio.

Ali respiraba con dificultad, escondida en el hueco de la escalera, entrecerrando los ojos como si el no ver evitara que la vieran.

Vio la espalda del hombre gordo desapareciendo por la puerta y el sonido seco del portazo la hizo soltar aire y volver a respirar tranquila.

Ali salió de su escondite y se dejó conducir por el estampado de las paredes. De alguna manera, era como si aquellos dibujos intrincados guiaran sus pasos.

Su paseo terminó en la cocina. Estaba plagada de piezas de porcelana, decoradas con flores cursis que se contorneaban de una línea dorada que resaltaba el gusto recargado del conjunto.

Bandejas, tazas, platos, tazones, escudillas, fuentes… y en medio de aquel derroche: una mesa coja.

Ali se sintió defraudada, recordó la impresión que la casa de muñecas le había dado desde fuera y decidió dormir para olvidar el cambio de sensaciones.

La cama era dura, incómoda, fría… Ali pensó que la perfección no existe, que es una mentira, una ilusión óptica que desaparece en cuanto te acercas.

Se cubrió con la colcha de aspecto precioso y tacto áspero pero no cerró los ojos. Permaneció quieta, con la mirada inmóvil en la ventana de su dormitorio. La luna estaba llena y ofrecía la iluminación perfecta para las nubes que jugaban con el satélite.

En un momento dado, Ali observó una especialmente esponjosa que mutó ante su sonrisa y tomó forma de retrete. Una nube con forma de retrete tampoco es algo tan incoherente, pensó, al menos no el día  que has visto a tu gato muerto y tratas de dormir en la cama de una casa de muñecas decorada con un papel hipnótico.

Ali se rindió al sueño en cuanto la nube se deshizo. Cuando abrió los ojos ya era de día, el sol entraba por su ventana iluminando el espejo que había junto a su cama.

Se enfrentó a él llena de sensaciones confusas y vio a una niña rubia que se había llenado de arrugas, con una sonrisa vacía y unos ojos llenos de brillo artificial.

Sobre su mesilla, un cenicero con una única colilla. Hay imágenes capaces de explicarlo todo. Ali buscó debajo de las sábanas sus ganas de levantarse, pero no las encontró y volvió a cerrar los ojos.

 

 

 

 

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Ghazkull
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Puntos: 2358

 aíns que pereza da..... ya veré lo que puedo hacer, de todas formas, no me esperéis por si acaso

No lucho para ganar sino por el mero placer de combatir y pelear.Viva el Waaagh y todos sus practicantes!!!

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Leny
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Poblador desde: 15/09/2010
Puntos: 90

 Bueno...llegué respondiendo a una propuesta...

Espero que esté a la altura 

 

SHHH...

 

La pequeña niña rubia observaba el desván con ojos desmesurados. Si su abuela llegaba a enterarse de que estaba allí, seguramente se enojaría. Porque todo le era permitido en la casona familiar. Todo, excepto esa habitación.  

Con embeleso recorrió el lugar. Cientos de tesoros olvidados la invitaban a quedarse y se sumergió en la fantasía caminando en círculos, hasta que una preciosa casa de muñecas llamó su atención. Era magnífica, y no comprendía porqué estaba semioculta bajo una mesa coja y desvencijada y en uno de los rincones más oscuros. Se acercó para verla mejor y una sonrisa radiante la iluminó en cuanto logró observarla por completo.
La arrastró con cuidado hacia el centro del desván e intentando hacer el menor ruido posible. No deseaba que se dieran cuenta de su presencia ahí arriba, y mucho menos después de semejante descubrimiento. 
Se sentó sobre el piso de madera y, sin prestar atención a la suciedad que la rodeaba ni a la colilla de cigarro que empujó con sus ropas, se fascinó con la pequeña maravilla.
Tanto que no percibió que el ambiente se estaba oscureciendo. 
Sus ojitos escudriñaban cada detalle de las diminutos cuartos, pero de pronto una de las nubes que poblaban el papel decorativo de las falsas paredes de uno de los dormitorios, le provocaron un repentino desagrado.
 
¿Qué es eso?... — Se preguntó en voz baja.
 
Sólo tardó unos segundos en entender que alguna mano infantil y dañina lo había estropeado al pintar una figura grotesca y disonante. Un hombre muy gordo, sentado displicentemente sobre la pequeña mancha que, a su vez, había sido transformada en una especie de nube con forma de retrete.
 

— ¡Qué horrible!  murmuró la pequeña frunciendo la nariz , e intentó seguir inspeccionando su preciado hallazgo. 

Pero su mirada volvía una y otra vez al revulsivo dibujo. Había algo en los trazos que la hipnotizaba y la obligaba a detenerse en él. 

Algo sombrío y tenebroso que comenzó a envolverla sin que pudiese evitarlo. 

Un ruido repentino la sobresaltó y al levantar los ojos se dio cuenta de la oscuridad que la rodeaba. Buscó en dirección del sonido y vio con espanto que un inmenso gato ciego y negro se relamía las patas muy cerca de donde se encontraba. Un animal monstruoso que estaba segura de no haber visto cuando entró.

Muda por el pánico comenzó a arrastrarse hacia atrás tratando de evitar que aquel engendro se percatara de sus movimientos pero algo detuvo su sigilosa huida y, sin pensar, lanzó un grito espantoso.
Eso fue suficiente para que una manos huesudas la levantaran en vilo y le taparan la boca hasta casi sofocarla. Y para que sus ojos se desorbitaran con horror y sin dar crédito a lo que estaba ocurriendo.
Una vieja inmunda y desmechada la sostenía con fuerza a la altura de su cabeza.
 
— No debiste venir pequeña...— susurró sibilante aquella clase de bruja.— Tu abuela tenía razón...
 
La pequeña bufaba y pataleaba intentando soltarse. Era en vano, parecía tener una fuerza descomunal.

 — Pero ya es tarde...No podrás irte y nadie te buscará aquí...— continuó. — Pero, no te preocupes. No estarás sola...

La niña siguió la mirada de la vieja y no pudo contener el terror.
 
— ¿Ves?...Tendrás alguien para jugar aquí arriba...Él te acompañará...— Concluyó.
 
Desde el rincón más alejado de aquel desván, la figura babeante de un hombre obeso, imbécil y con una espeluznante sonrisa de dientes retorcidos, apareció para ofrecerle un destrozado manojo de crayones de colores...
 

 

 

 

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Puntos: 10051

jejejej sabia que te animarias 

 

 

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Puntos: 2909

 El miércoles comenzamos las votaciones (lo acabo de decidir) :P 

Así que el que se quiera animar ya puede ponerse las pilas que esto no es el reto nº 8 jajajaja 

:D

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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   Si al menos queda como latiguillo, habrá servido para algo. XD

"Habla de tu aldea y serás universal."

 

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Hacía meses que no me pasaba por aquí y me he encontrado muchos cambios, veo no obstante que las buenas costumbres no se pierden y se mantienen los retos. No sé si encaja en lo que se pide, pero aquí va mi relato.

BALADA TRISTE DE UNA MUÑECA

Aquel hombre gordo con sonrisa de dientes retorcidos que le doblaba la edad y que le hacía tan torpemente el amor amenazándola a menudo con un puñetazo o una colilla encendida, había abierto a Sandra la visión de un mundo aterrador al que no estaba acostumbrada en absoluto.

La furia de aquellos encuentros salvajes la había pagado con creces y todo a su alrededor parecía teñido de cierto pesimismo: su queridísimo gato Micifut había quedado ciego tras ser arrojado contra una de las paredes en uno de los arrebatos del seboso que Sandra tenía por marido; en una de tantas ocasiones la mesita favorita de Sandra, un regalo de bodas que le hizo su abuela, había quedado coja y trastabillaba cada vez que se la movía unos milímetros de la pared contra la que estaba apoyada, aun así ella prefería conservarla como vestigio de tiempos mejores y más felices; la que había sido la réplica exacta de una preciosa casa de muñecas quedó marcada en su interior por las palizas de aquella bestia que poco tenía de hombre, si uno miraba a fondo podía encontrar en ciertos rincones de la casa alguna que otra mancha de sangre. Sin embargo no había denuncias.

Sandra aún recordaba aquellas maravillosas mariposas que revoloteaban en su estómago cuando Eduardo y ella eran novios y albergaba la vana esperanza de que él aún las sintiera; otras veces soñaba con volar cogida a ellas y alejarse de él para siempre, pero ese momento no llegaba porque la dominaba el miedo.

Sus amistades habían sido relegadas a un segundo plano y apenas salía de casa. Su vida se había convertido en una galería del horror con pase privado, pues bien se cuidaba él de que nadie viera las marcas de los moretones, arañazos ni quemaduras. El silencio era la mejor de las coartadas para aquel asesino que se había iniciado en su macabra carrera con ella. Hasta el juego al que jugaba cuando todavía era una niña rubia como tantas otras, imaginando formas con las nubes había perdido su encanto: cada nube que pasaba tenía para ella actualmente forma de retrete, de lápida o de abominación.

La situación se prolongó durante años, hasta que por fin ella consiguió su ansiada libertad: nunca la muerte repentina de un marido fue tan bien recibida. Lástima que la justicia no lo interpretó de ese modo.

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 Y ahora.... A VOTAR!!!  je je je Suerte! 

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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Perdona Pil,

¿puedes recordarme cómo era el sistema de votos?

(se llama falta de riego,  ó consecuencia de que el reto nº8 duró demasiado...)

 

Todo cabe en lo breve... A.Dumas

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Uy, yo tampoco sé cómo votar xD

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Tenemos que otorgar 3, 2 y 1 punto y , de alguna manera, acompañar los puntos con alguna valoración o comentario que, después de todo, es loq ue nos hace aprender XDDDD

 

 

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¿Y por qué  nadie ha votado aún? Jajja

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Uf, las cosas se me vuelan.

www.obliviamare.es

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Leny
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 Bien...

Abro fuego y comienzo por el primero que leí: El Caso

El relato me gustó mucho. Me pareció original y muy bien planteado el desarrollo de los diálogos, con mucha fluidez y gracia.

Sólo dos cosas para apuntar...

1- Dos veces aparece ¨calló¨ cuando debiera decir ¨cayó¨...

2- La única expresión de las obligatorias que me parece forzada y no muy bien resuelta es la de la ¨nube con forma de retrete¨ (aunque debo reconocer que es muuuuuuy difícil que semejante expresión no resulte forzada!!! jajajja!)

 

Por lo demás, y por tratarse de un reto de improvisación, me pareció muy bueno

Se puede votar con 2 y 3/4???

Saludos!

 

 

 

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 Y ahora Perfección Incoherente

Debo reconocer que llegué al reto por este relato desde el blog de Jane Eyre...con lo cual es claro que me gustó desde el principio...

Lo que más me atrajo es el estilo ¨onírico¨ con que lo planteas desde el inicio. Perfectamente rematado y justificado, a mi modo de ver, con la sugerente (excelente que no sea demasiado explícita...) frase final sobre la colilla...

La estructura es correcta y la prosa más que atractiva. Me dejé llevar fluidamente por las palabras así que ...para mí...un 3...

 

 

 

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jane eyre
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Veo que has pillado buien lo de las valoraciones jajjaja pero los votos siguen siendo 3, 2 y 1 XDDDD

 

 

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Asha
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Mis comentarios (y votos):
Andromaca
Me gusta ese misterio que desprende tu relato. Las descripciones de la niña, y del entorno consiguen darle un poco de magia. El final me ha gustado, pero me ha resultado corto y rápido. El relato llevaba un tono pausado, y en el final has corrido un poco.
Lo digo como crítica constructiva, porque en el conjunto me ha gustado.  2 puntos.
 
Perfección incoherente- Jane Eyre
Me ha encantado como has mezclado en tu relato ese estilo de cuento y de realidad. Con las descripciones de la casa, has conseguido que me metiera en ella; me encanta el final, como el despertar real de un cuento. 3 puntos.
 
Leny
Me ha parecido que has utilizado bien las palabra clave, creando un buen relato, bien escrito. Tal vez haya echado en falta cierta intensidad, ó tensión, que me agarrase hasta el final.
  
Balada triste de una muñeca - Sechat
Me ha gustado cómo has descrito la situación de Sandra, ahogada, con esperanza, ahogada . La última frase queda un poco coja, aunque se entiende lo que quieres decir, falta extenderse más. Buen relato. 1 punto.

Todo cabe en lo breve... A.Dumas

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Leny
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Parece que para Asha no existe puntaje para mi relato...vaya!...

Ok. Será así...

 

 

 

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Asha
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¡Perdona Leny! sólo se pueden votar 3 relatos, con 3, 2 y 1 puntos. En este caso, tu relato me ha gustado, pero el relato de Sechat me ha llegado más; pero ya se sabe, todo esto es muy subjetivo. Como lo de que existan nubes con forma de retrete... Yo las he visto con forma de lavabo, de ducha y hasta de colador... ¿pero de retrete?

Todo cabe en lo breve... A.Dumas

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Andromaca
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¡Gracias, tienes razón Asha! Pero fue por culpa del límite de palabras.. Jajaja.

 

Mañana me pongo a leerlos que tengo libre y puntuo =)

Divagaciones de una filóloga zombie

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Leny
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No lo sabía. La verdad es que las normas o las reglas no están claras y como todos parecen conocerse, tengo la sensación de que dan por sentado ciertas cosas y pasan por alto otras...

En fin...

Como dije antes...será así nomás...

 

 

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Yo sólo conozco a Jane, xD

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jane eyre
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Leny, las normas que rigen el taller de literatura están en un post chincheteado que siempre queda bien visible, pásate por allí y, si tienes dudas, estaré encantad de contestarte a lo que pueda porque la verdad es que son más "elásticas" de lo que parecen.

Como ya te dije, la votación de estos retos se hace otorgando 3, 2 y 1 punto, pero, obviamente, cuando participen más de 3 relatos, no habrá puntos para todos porque seguirá habiendo sólo 3  puntuados. Lo que sí hacemos es comentar todos los relatos participantes, porque el taller se montó para aprender y lo de escoger un ganador es, simplemente, para que se dinamice la perspectiva, ya que el ganador de este reto será el que proponga el siguiente.

En fin, espero no haberte liado más de lo que estabas XDDDD

Cuando saque un ratillo, voto que no se me ha olvidado

 

 

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Leny
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Gracias Jane por tu respuesta y la verdad es que no me has liado en lo absoluto. Entendí perfectamente.

Por otra parte no es la primera vez que participo en un foro aunque, de hecho, hace bastante que había dejado este tipo de actividades. Llegué a ociozero por un mail en el que me avisaban del concurso Monstruos de la razón y por eso me registré. El motivo de mi participación en este reto no hace falta que te lo cuente...

Pero, a decir verdad y perdón por mi sinceridad, este foro en particular (me refiero al reto en realidad) me parece más un encuentro de algunos amigos que un reto en sí. De hecho de los comentarios vertidos hasta ahora no pude ¨aprender¨ demasiado...

Pero bueno, es mi sensación que bien puede estar equivocada...

Besos y reitero mi agradecimiento por tu rápida y clara respuesta!

 

 

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