Yo afortunadamente olvidé el sabor, pero las arcadas las sigo teniendo, es curioso.
pero qué sabor ni qué pollas al ajillo, ese mejunje tenía OLOR (a desinfectante, a químico) pero no sabor. El dolor en la lengua no es un sabor, tú sentirías los vapores que te subían por el esófago.
Yo afortunadamente olvidé el sabor, pero las arcadas las sigo teniendo, es curioso.
Así es, estamos en 1965 y somos detectives de las carreras.