Artículo interesante, en lo que a mi respecta, sobre todo por el análisis de la realidad de Israel como el país socialmente heterogéneo que es (y no esa malvada máquina genocida homogénea que algunos quieren ver).
http://elpais.com/elpais/2014/01/08/eps/1389193852_811185.html
No deja de resultar curioso el enfrentamiento entre las corrientes religiosas más radicales y los sionistas, yo imaginaba más bien lo contrario.
Que los ultraortodoxos se conviertan en una amenaza para la pervivencia de Israel parece una broma de Yahveh, aunque no parezca un tío muy gracioso en el Viejo Testamento.
Hay cierto parecido con los talibanes por la obsesión en el estudio de las sagradas escrituras
Cuando una religión o dogma político (los que sean) llega al fanatismo resulta más destructivo que un arsenal atómico, tanto para su propia gente como para sus vecinos. No es de extrañar que muchos israelíes tengan pánico de la creciente influencia de los ultraortodoxos (que no se caracterizan precisamente por su realismo ni por su mentalidad abierta y que pueden conducirles al desastre).
En fin, mentalidad medieval (bueno, incluso muy previa al medievo) en el siglo XXI.
El sionismo tradicionalmente ha sido más bien laico, de hecho el sionismo socialista tuvo mucho peso en la creación del Israel, la formación de los kibutz y en el enorme apoyo de la URSS a Israel en los primeros años.
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Pues a mí sí me parece interesante y me desconcierta esta plaga de zánganos (?). Que los ultraortodoxos se conviertan en una amenaza para la pervivencia de Israel parece una broma de Yahveh, aunque no parezca un tío muy gracioso en el Viejo Testamento.
Hay cierto parecido con los talibanes por la obsesión en el estudio de las sagradas escrituras pero aquellos eran guerreros con muchos huevos y éstos son unos zánganos. Es como la pesadilla conservadora de un país invadido por hippies.