Ronda 2. Cocinillas. Aceite y leche, cafetera y tijeras, salado (Grupo Lanza) - COMPLETO - Patapalo 0 - Tormenta solar 3

¡¡¡Menos google y más empirismo!!!

Tendré que daros a probar...

La alimentación es fundamental. Raro y bueno, dilo todo.

Aunque aquí sepo a derrota, creo yo. Tu micro no me gusta ni un pelo por las intenciones que se trae contra el mío. Más que Tormenta, eres un Tormento. Podrías haberte ido a otro sitio. Espero que al menos me dejes un puntillo.

Si hay algún hipertenso entre el público no le recomiendo que coma en este local, me han dicho que tienen cierta tendencia a abusar de la sal.

Modelo a seguir, comienza con dos metáforas muy conocidas y que sirven para que el autor, desde la primera frase, nos ponga de forma muy clara en antecedentes. Con la segunda frase, acaba de fraguar la historia, haciendo referencia al sabor escupido y al nombre de la protagonista, que enseguida nos recuerda un caso de amputación que sirvió para rellenar un gran número de páginas de periódicos, no hace demasiado tiempo (aunque reconozco que a mí me ha tenido que refrescar la memoria un pajarito). Consigue así Patapalo un micro rotundo y redondo. Sobre el sabor salado que se exige en este duelo, si bien no se dice expresamente que sea el que escupe Lorena, si parece darse a entender y, consultando en distintas fuentes, no parece ser el que más se acerca a la realidad. El conjunto resulta un plato de aspecto liviano, pero contundente, solo recomendable para paladares muy especiales.

En Inmóvil, en sabor salado se palpa, casi llega a masticarse, una sal fina que se degusta con agrado y sin provocar sed. La referencia bíblica es muy clara, un pasaje, de los más conocidos del libro del Génesis, que sirve para dotar de un escenario a la historia, aunque la sitúe en nuestros tiempos. El ritmo es el apropiado, las pausas las necesarias (tal vez habría puesto una coma detrás de “preparada”), y la frase final un broche perfecto para cerrar el relato y, sin embargo, abrir un buen número de interrogantes.

Con platos de este calibre, uno se va a casa con la seguridad de que va a volver a este restaurante lo antes posible y que, venga acompañado de quien venga, siempre quedará en buen lugar.

Si hay algún hipertenso entre el público no le recomiendo que coma en este local, me han dicho que tienen cierta tendencia a abusar de la sal.

Modelo a seguir, comienza con dos metáforas muy conocidas y que sirven para que el autor, desde la primera frase, nos ponga de forma muy clara en antecedentes. Con la segunda frase, acaba de fraguar la historia, haciendo referencia al sabor escupido y al nombre de la protagonista, que enseguida nos recuerda un caso de amputación que sirvió para rellenar un gran número de páginas de periódicos, no hace demasiado tiempo (aunque reconozco que a mí me ha tenido que refrescar la memoria un pajarito). Consigue así Patapalo un micro rotundo y redondo. Sobre el sabor salado que se exige en este duelo, si bien no se dice expresamente que sea el que escupe Lorena, si parece darse a entender y, consultando en distintas fuentes, no parece ser el que más se acerca a la realidad. El conjunto resulta un plato de aspecto liviano, pero contundente, solo recomendable para paladares muy especiales.

En Inmóvil, en sabor salado se palpa, casi llega a masticarse, una sal fina que se degusta con agrado y sin provocar sed. La referencia bíblica es muy clara, un pasaje, de los más conocidos del libro del Génesis, que sirve para dotar de un escenario a la historia, aunque la sitúe en nuestros tiempos. El ritmo es el apropiado, las pausas las necesarias (tal vez habría puesto una coma detrás de “preparada”), y la frase final un broche perfecto para cerrar el relato y, sin embargo, abrir un buen número de interrogantes.

Con platos de este calibre, uno se va a casa con la seguridad de que va a volver a este restaurante lo antes posible y que, venga acompañado de quien venga, siempre quedará en buen lugar.

Qué nervios, eh?