Las velas ardían sobre las repisas superiores, la cera derretida ya había hecho su camino hacia el suelo, los nombres tallados eran simple vestigios de lo que alguna vez fueron. Un pentáculo enorme ocupaba el centro de la habitación, no estaba dibujado, sino, conformado por un conjunto de canales bastante profundos y bien definido. A través de ellos, un líquido viscoso se abría paso, el recorrido lento y pesado era casi hipnótico; por lo menos así lo creía Clarisse.
Una ráfaga de viento batió algunos mechones de su negra cabellera y amenazó con dejar a oscuras el recinto. La pálida joven sonrió con una mueca un poco macabra y mirando a los cielos lanzó su proclama.
- Espíritus oscuros del Samhain, guardianes que mantienen cerrado el velo entre los mundos. Reclamo está noche la presencia de las almas asesinas, las almas cuya condena es tan larga y cuyos grilletes tan pesados, que el oscuro no echará en falta – Las pupilas ébanos brillaron en contraste con la luna, mientras una risotada maníaca llenaba cada rincón del cuarto.
Pronto un extraño silencio impregno el ambiente. Las flamas de las vela se extinguieron y un vórtice oscuro se creó cual pilar hueco alrededor de la muchacha. Millares de sombras gritaban, reían y amenazaban desde las paredes nebulosas que conformaban el torbellino fantasmagórico. Clarisse dio tres pasos hacia adelante justo en la dirección del elemento tierra, el norte nunca la había tentado tanto, y como si supiese lo que pasaría se detuvo. Frente a ella se elevaba del suelo una triste figura, ataviada con una enorme túnica negra; la que solo dejaba al descubierto los huesudos dedos de su portador.
- ¿Quién osa está noche querer robarle almas a la muerte? – La voz de la entidad era andrógina y vacía.
- Mi nombre es Clarisse Waltom – Pronunció la joven mujer sin temor alguno. En cambio la figura si retrocedió, produciendo una expresión de gozo en aquella que la invocase – Me recuerdas…
De improviso, el aro que rodeaba el pentáculo brillo con un resplandor rojizo; fue entonces cuando la muerte quiso saber la razón de todo aquello, aún no era la hora del nuevo llamado, a esa mujer le quedaban otros cien de años de inmortalidad; o quizás ya se había cumplido el pazo.
- ¿Qué deseas bruja? – Era obvio que a la parca no le gustaba aquel reencuentro forzado, pero a Clarisse eso le valía madre. Ella la necesitaba o mejor dicho lo necesitaba.
- Renovar el contrato, mi alma no caerá ante ti…
- Todas las almas caen ante mí bruja, yo soy lo único seguro que todos tienen. No es la riqueza con la que se visten, no son la cantidad de amantes que coleccionan, no es ni siquiera el título que se gastan; soy yo, la muerte, la amante eterna, el amante dócil…
Las manos cadavéricas se extendieron para tocar la fina figura de Clarisse, mientras iban recobrando la belleza que quizás alguna vez portaron. La mirada de la bruja se encontró repentinamente con un par de iris color ceniza que resplandecían peligrosamente; mientras una mueca socarrona se dibujaba en el hermoso rostro del portador de los mismos
- Ahora te alias con el diablo – Musitó, dejándose atrapar por los fuertes brazos del supuesto hombre.
- El diablo no es mi aliado bruja, soy yo el aliado del diablo… Recuérdalo – La última palabra simplemente fue un susurro que se filtró en sus oídos; ella cerró los ojos dejándose arrastrar por la breve inexistencia que le producía el estar sumergida en el universo de la muerte, un limbo de penurias y silencios, un desierto de almas y lamentos.
- Invoco a los príncipes demoniacos, que el averno habrá sus puertas – Gritó extasiada, nuevamente una risa macabra retumbo por lo alto, pero esta vez provenía de su compañero de danzas. La muerte sabía que esa noche se haría con un buen botín.
***
A decenas de kilómetros, lejos de la espectral torre donde se encontraba Clarisse. Se hallaba el poblado de Haworth. Un lugar pintoresco cargado de la jovialidad propia del Halloween. Las lámparas de calabaza vestían las entradas de las casas, múltiples espantapájaros decoraban la calzada y los niños corrían de aquí para allá ataviados con disfraces, que para la edad, resultaban ser terroríficos.
Un trueno en la lejanía alertó a varios padres que se avecinaba una tormenta. El párroco de la iglesia se encontraba pronunciando la última letanía cuando un profundo temor se apoderó de su pecho, sin disponerlo levanto la mirada, en el cielo danzaban siniestras siluetas, el anciano alarmado quiso avisarles a sus feligreses, pero en el acto le sobrevino un derrame cerebral. Las personas apostadas en los primeros bancos corrieron a socorrer al cura, una voz se elevó por sobre las demás. Un hombre corría entre la multitud asegurando que era médico. Pero al hincarse junto al sacerdote y buscarle el pulso, supo que había llegado demasiado tarde.
***
En la torre Clarisse exhalo un gemido de placer, sus oscuras ropas ya se encontraban tiradas en el suelo. La noche se pintaba placentera…
***
La tormenta llegó mucho más rápido de lo previsto, cientos de bolas de hielo arremetían contra los peatones, las casas y lo graneros. Aunque el granizo no es propio de esta época del año, muchas cosas han variado con eso del cambio climático. Por lo menos era lo que se repetían las mujeres del pueblo, mientras otro rayo resplandecía en medio del oscuro manto, un rayo que terminó partiendo un árbol a la mitad y ocasionando un incendio.
- Esto es obra del demonio – Grito la mujer más vieja del lugar a todos los que se hallaban aún en las calles.
- Señora Matty, deje de decir esas cosas que asustará a los niños – Le aconsejo otra mujer entrada en años.
- Pues es lo que debería provocarles, un profundo terror… - Aseguró la anciana – Eran en noches como esta en las que mi abuela aseveraba que las brujas se estaban acostando con el demonio.
La mayoría de los que la oyeron se escandalizaron, pero antes de que pudieran reclamarle, un jovencito a trote les dio otra noticia.
- El padre Franklin ha muerto… - Luego de aquello simplemente se limitaron a persignarse y retomar el camino a sus hogares lo más rápido que podían.
***
La muerte escondió su rostro en medio de los negros rizos, aspirando hasta la última esencia de su compañera. Los siglos no habían logrado mancillar la voracidad vertiginosa con la que la bruja disfrutaba los momentos de pasión. La inmortalidad ganada por ella, no significaban nada en comparación con el pago obtenido.
***
Los hombres del lugar se apresuraron apagar el incendio, la rama del árbol había caído cerca de un terreno baldío que tenía el césped muy alto, lo que podía ocasionar una tragedia mayor. Y como si lo hubiesen decretado otras de las ramas del árbol cogió fuego, propagándolo por el terreno.
- Debemos frenarlos a como dé lugar – Ordenaba el jefe del escuadrón de bomberos.
- Señor, la unidad no desea responder – Le gritaba alterado el chofer del camión.
- ¿Cómo que no quiere responder? – Repitió alarmado el viejo comandante – Es necesario que la activen, del otro lado del terreno está el orfanato…
En el orfanato los niños dormían plácidamente, las monjas hacían horas que les habían dado una cena cargada de pasteles, música y disfraces. Ese fue un Halloween cargado de algarabía y buenos recuerdos. Sin embargo; cuando las lenguas de fuego arroparon el complejo, el hermoso recuerdo se transformó en agonía para algunos, mientras otros jamás se enterarían de su destino.
***
Por cada grito en el pueblo, Clarisse pronunciaba un gemido, por cada llanto, surgía un beso apasionado, por cada hombre, mujer o niño caído; la muerte daba una embestida. La inmortalidad no podía ser más dulce. Realmente solo se lamentaba de que para esto debía esperar otros cien años.
Me parece un relato con mucho potencial, un autor a quien le gusta escribir y describir escenas. Pero le falta una corrección en profundidad para limar algunas frases, añadir las comas que faltan y lograr ese ambiente oscuro que busca el relato. Respecto a los guiones, no sé por qué habrás puesto un "punto" en lugar del guión conveccional. Pero por si no sabes cómo se añade y te animas a subir otro relato, basta con pulsar al mismo tiempo ctrl+alt y el símbolo de "menos" (-) en el cuadro de mandos que hay a la derecha del teclado. Seguramente haya otros métodos, pero ese es el más rápido. Deberá salir un guión como este: —
Por lo demás tengo poco que añadir. La historia me gusta pero no está lograda del todo y tiene muchos fallos en la narración.
Le doy ★★☆☆☆. Creo que puedes hacerlo mucho mejor ;)
Giny Valrís
LoscuentosdeVaho