Fuego Fatuo

17 posts / 0 nuevo(s)
Ir al último post
Imagen de Mikel
Mikel
Desconectado
Poblador desde: 06/02/2015
Puntos: 49

Aquel tramo de la Comarcal 1457 estaba encantado.

Varias veces al año, durante la noche y nunca en una fecha fija, una luminaria lo recorría a velocidades de vértigo. Quienes se habían cruzado con ella habían intentado seguirla sin éxito, espoleados por un sentimiento de urgencia y apremio que no podían explicar. Y al perderla de vista se habían sentido invadidos por una inexplicable sensación de pérdida, de culpa, de vergüenza.

Hasta que llegó ella y organizó la Cacería Salvaje.

 

Era una asidua de la 1457; alta, delgada, y le sacaba a la Triumph Daytona 675R más de lo que permitiría de serie.

La llamaban Culo Perfecto, ya que era todo lo que habían podido apreciar de ella, rodando siempre por delante de todos, elevándose sobre el asiento al cambiar el peso de lado para inclinar la moto. Se decía que debía ser una supermodelo, de esas famosas a rabiar que tienen una vida secreta para escapar de la rutina, como antaño se había rumoreado del mismísimo rey.

Hasta que un domingo Ramón y sus colegas se habían encontrado la Triumph aparcada frente al bar donde solían parar a hacer el aperitivo cada domingo. Y a ella sentada en la terraza, tomando con tranquilidad una cerveza mientras les estudiaba con aquellos ojos azules tan penetrantes.

Y se quedaron de piedra.

Porque Culo Perfecto resultó no ser una supermodelo aburrida, sino una mujer mayor, con el pelo gris y unos rasgos que se podrían definir, en el mejor de los casos, como interesantes.

Les había sonreído e invitado a sentarse con ella. Se presentó como Adela, y habían charlado durante horas. Sobre motos, sobre la carretera, sobre ruedas, sobre técnicas de conducción... No había hecho preguntas, y había respondido a todas las que le habían hecho.

Cris le había preguntado por su edad, y ella le contestó que sesenta y dos en marzo. Cuando Roke le preguntó como mantenía la figura sonrió, y le respondió que con una dieta sana y mucho ejercicio, pero que claro, ser una bruja ayudaba bastante.

Se habían echado a reir.

Empezó a rodar con el grupo. La última siempre en salir. La primera siempre en llegar. Nadie le podía seguir el ritmo por la enrevesada carretera repleta de curvas cerradas, rectas cortas y baches traicioneros.

La llamaban Yaya Zeta: la abuela definitiva. Y todos sabían que decía ser una bruja.

Nadie le creyó hasta que Ramón reventó la horquilla en una apurada de frenada y salió por las orejas. Impactó con la espalda contra el guarda raíl a más de noventa.

Cuando llegó, Ramón seguía retorcido contra la barrera de acero. No se habían atrevido a moverlo por miedo a causarle lesiones mayores. Cris lloraba a su lado, cogiéndole la mano. Ella se bajó de la moto, con toda tranquilidad y se abrió paso hasta el herido.

—Dejadnos sitio —ordenó con voz autoritaria.

Se agachó a su lado y le miró a los ojos, vidriosos por el dolor y la falta de aire.

—Puedo hacer que pare, para siempre, o puedo hacer que salgas de esta sin demasiadas secuelas —le propuso—. Lo primero será rápido, indoloro, definitivo, y lo haré movida por la amistad que nos une. Lo segundo será doloroso, más doloroso de lo que puedas imaginar jamás, no tengo ni idea de cuanto durará, y me deberás una bien gorda por ello. La elección es tuya.

Se inclinó sobre él, murmurándole unas frases crípticas al oído. Ramón la miró y respondió algo que solo ella pudo escuchar.

Le pasó uno de sus delgados brazos por debajo del cuello, el otro por debajo de las rodillas, y se puso en pie, levantándole entre murmullos de incredulidad. Lo depositó con suavidad sobre el arcén e hizo señales a Cris y a Roke para que se acercasen.

—Sujetadle los pies y no dejéis que se mueva.

A continuación se sentó junto a su cabeza y le quitó el casco con mucho cuidado. Le puso una mano bajo la nuca, y con la otra le sujetó la barbilla. Susurró una frase ininteligible y, con un relampagueo en sus ojos azules, tiró bruscamente de la cabeza hacia ella.

 

Al llegar la ambulancia se encontraron a Ramón inconsciente, tapado con una manta de mylar reflectante. Ella estaba sentada a su lado, con los ojos cerrados y muy pálida. Cuando el sanitario se aproximó, abrió los ojos y le miró.

—Solo necesitará líquidos y analgesia. Mucha analgesia. Apuntalo para que no se te olvide.

Se levantó con mucho cuidado y caminó muy despacio hasta su moto, la arrancó, se puso el casco y se giró hacia Cris.

—Dile que le veo donde Rebeca de aquí a dos domingos.

 

Dos semanas más tarde Ramón estaba sentado a su mesa en la terraza de Casa Rebeca.

Había estado ingresado en el hospital solo cuatro días. Los dos primeros los había pasado sedado hasta las trancas. El tercero despertó de golpe, jadeando, recordando la oferta, su respuesta, y lo que había pasado a continuación. El fuego azul que le había invadido y el intenso dolor que recorrió su cuerpo cuando las vértebras y costillas destrozadas se habían reconstruido. El cuarto día le habían dado el alta, argumentando que no había razones para que siguiese ocupando una cama.

Se sentía como un mierdecilla sin fuerzas, pero había venido. Se lo debía.

Llegó pasado el medio día, con el motor de la Daytona revolucionado al límite. Aparcó la moto y tras quitarse el casco tomó asiento junto a Cris y Ramón. En sus ojos brillaba una chispa de diversión y complicidad cuando les saludó.

—¿Como lo llevas, Ramón? ¿Dolió mucho?

—Más de lo que nada me ha dolido nunca —reconoció él—, pero menos de lo que esperaba...

—El dolor todavía no ha acabado... ¡Oh, no por culpa de la lesión! —rió—. Pero, al fin y al cabo, si duele significa que estás vivo, ¿no? Te quedan años de dolor por delante, y de alegrías... Cual de los dos resultará más importante en tu vida a partir de hoy, ya no lo se...

—¿Me engañaste para que te debiese un favor, Yaya? —preguntó incómodo.

—En absoluto. Te dije la verdad. Nadie puede imaginar cuanto dolor deberá soportar a lo largo de su vida. Tampoco se cuanto vas a vivir. En eso no te mentí. Lo del favor... Soy una bruja. Aunque quisiera, no puedo hacer siempre lo que me de la gana. Todo tiene un precio. Y el precio de la magia es algo ambiguo, aunque inapelable. Debes dar en la misma medida que recibes. Yo pagué el precio de salvarte la vida, y tú debes reembolsarme el importe. Con un favor.

—¿Qué tengo que hacer?

—Ayudarme a dar caza al fuego fatuo que encanta esta carretera.

Un murmullo de incredulidad se levantó entre los presentes, que de forma descarada habían estado escuchando la conversación.

—Hace dieciocho años desapareció el hijo de una buena amiga. Ella se llamaba Rita, y era una bruja. También era motera. El niño solo tenía seis años, y el vínculo con la madre era muy fuerte todavía. Rita cogió su ZZ-R1100 y empezó a seguir esa unión, rastreándolo, intentando encontrar a su hijo —la mujer hizo una pausa mientras tomaba un largo trago de cerveza—. No lo logró. Se salió en la última enlazada, bajando la Riera del Saguí. No llevaba casco. Desde aquel día, cada año desaparecen de dos a cuatro niños, de entre cuatro y siete años, que coinciden con la aparición del fenómeno luminoso.

—¿Quieres decir que la luz fantasma es en realidad el espíritu de tu amiga, que busca a esos niños pensando que son su hijo? —preguntó Cris con voz trémula.

—Algo así —reconoció—. Estaba usando una magia muy poderosa y antigua cuando murió, de forma violenta, además. Y sigue pagando la deuda que contrajo. Pero eso significa que el secuestrador sigue raptando varios niños al año. Hasta ahora han sido cincuenta y ocho las desapariciones que coinciden con la manifestación del fuego fatuo. Y esto tiene que acabar. Creo que si seguimos a la luz...

—Yo he visto la luz pasada la Riera del Saguí —intervino desde una de las mesa cercanas Roke—, camino del sacacorchos de la cantera. Intenté seguirla, pero la perdí antes de llegar a la collada del castillo...

—Pero no hay forma de saber cuando va a aparecer —intervino Marta—. He hablado con gente que la ha visto a primera hora de la tarde, y con otros que la vieron entrada la madrugada...

—Por lo que he visto hasta ahora, se manifiesta entre diez y doce horas tras la desaparición de un niño —expuso Yaya—. Alguien que conozco tiene acceso a las alertas de niños desaparecidos, y me avisa cada vez que se denuncia una. Sabiendo las zonas donde ha sido vista, podemos establecer un sistema de guardias desde el momento en que me avisen. Esperamos a que aparezca, y la seguimos hasta su destino. Después yo me encargo de que el culpable pague.

 

No fue hasta la tercera alerta que avistaron la luz.

Roke estaba de guardia en la curva donde Rita había fallecido. Alrededor de las nueve de la noche le sobresaltó un estruendo en el fondo del barranco, como si algo se hubiese estrellado en la oscuridad.

Sacó el móvil y estaba marcando el número de Ramón cuando vio como se formaba una neblina en mitad de la curva. La niebla empezó a moverse lentamente, pulsando en una fosforescencia fantasmal que se hacía más intensa conforme se alejaba en dirección a la zona de la cantera.

—¿Ramón —dijo con el cabello erizado—? Algo va para allá... No se mueve muy rápido aun, supongo que porque acaba de aparecer. Dile a Yaya Zeta que tenía razón: se ha formado aquí mismo...

 

—Tenías razón: nace en la curva. Roke dice que viene hacia aquí.

—En cuanto arranquemos, pégate a mi culo y no me pierdas de vista —le respondió la anciana con una sonrisa feroz mientras se aseguraba el casco y pulsaba el botón de encendido de la Triumph—. Empieza a llamar y que se preparen para la persecución... La Cacería Salvaje cabalga de nuevo... ¡Con más caballos que nunca!

Ramón acababa de colgar al segundo grupo cuando vio venir hacia ellos la luz fantasmal. Metió primera y arrancó tras Yaya, que ya aceleraba con la rueda delantera en el aire. La luz les adelantó a gran velocidad mientras seguían acelerando, pero pareció frenar poco antes de llegar al sacacorchos, disminuyendo su altura mientras se lanzaba por las tres curvas enlazadas en bajada.

—¡Llamar a Cris! —ordenó por el manos libres. Casi de inmediato le respondió la voz de su novia.

—¿Por fin?

—¡Sí, por fin! ¡Bajamos el sacacorchos a tumba abierta y vamos a enfilar la collada! ¡Salid cagando leches si no queréis perdernos! ¡Pasa la voz!

—¡Vamos, vamos, vamos, que ya vienen! —escuchó gritar a Cris antes de colgarle el teléfono.

Ramón nunca olvidaría aquella carrera. Intentó permanecer todo lo cerca posible de la Triumph, y en las curvas enlazadas más o menos lo consiguió. Lo malo fue al llegar a las rectas que combinaban una zona revirada con la siguiente. Por mucho que lo intentaba, se le despegaba un poco más a cada tramo que atravesaban. Y siempre por delante, la luz fantasmal del fuego fatuo parecía moverse como si, en efecto, fuese la luz del colín de una moto.

La luz frenaba, se inclinaba y viraba como si un piloto fantasmal trazase las curvas al límite. Y Ramón decidió seguir su ejemplo.

Empezó a apurar las frenadas utilizando como referencia el resplandor difuso que flotaba por delante de ellos. Hizo tope con la horquilla en cada frenada, reduciendo marchas como un loco antes de clavar los frenos. Dejó que la rueda trasera se deslizase sobre el asfalto abriendo gas a media trazada. Salió de las curvas con la rueda delantera en el aire, acelerando como si no hubiese un mañana, apurando al máximo su motor.

Y consiguió mantener las distancias. Por poco.

Durante la alocada carrera rebasaron a los grupos adelantados, que ahora se extendían tras ellos como una procesión de estrellas fugaces. La Cacería Salvaje, dispuesta a cobrar la presa que la bruja muerta reclamaba.

Llevaban casi media hora de frenética persecución cuando la luz redujo la velocidad. Al salir de una amplia curva, el nimbo luminoso se detuvo en medio de la carretera, y giró por un ramal estrecho hasta una valla metálica, cerrada con un candado.

Ramón paró su moto a pie de carretera junto a la Triumph Daytona. Yaya se quitó el casco y le dedicó una mueca de triunfo.

—Ya estamos cerca... Deja aquí las motos y ven conmigo, por si necesito algo de músculo extra.

La pareja avanzó hasta la valla. Tras ella se podía ver la mole sombría de una casa solariega, completamente a oscuras. Al llegar junto al fuego fatuo, Ramón sintió un escalofrío al creer escuchar una voz muy débil emanando de la nube luminosa.

—¿Has oído eso? —preguntó Yaya.

—Me ha parecido que la luz se quejaba...

—¡No, idiota! ¡Es un niño llorando detrás de la casona! —estalló la mujer echando la mano al candado.

Con un leve chasquido este cayó abierto al suelo, y de un empujón abrió la puerta de par en par, echando a correr camino arriba en pos de la luz que, casi extinguida ya, había empezado a moverse de nuevo, apagándose por momentos. Ramón echó a correr detrás con torpeza, hundiendo las rígidas botas de motorista en la tierra suelta.

Alcanzó a la bruja cuando doblaba la esquina del edificio. En la parte trasera de la casa había una puerta, posiblemente una vieja carbonera. La puerta era de madera vieja, y por los laterales de la jamba dejaba escapar un hilo de luz y lo que a esa distancia era el inconfundible y desesperado llanto de un niño presa del pánico.

Ramón se lanzó contra la puerta sin pensar, que estalló hacia adentro en una nube de polvo, astillas y pedazos de yesca podrida.

Tras él escuchó la maldición de Yaya, y al levantar la vista del suelo entendió la interjección.

La carbonera era una habitación baja y ancha, iluminada con velas. De las vigas del techo colgaban manojos de hierbas sin identificar, despidiendo un aroma áspero y polvoriento que no podía ocultar el hedor a orina y excrementos humanos. En un rincón, atado con crueles cuerdas de esparto, un niño de unos cinco años yacía tendido en el suelo, desnudo y sucio, berreando a voz en cuello. Frente a él había un hombre desnudo, deforme por la obesidad mórbida, que se giró lentamente hacia ellos. A su lado había una  anciana, encorvada y de aspecto maligno, también desnuda, que empuñaba un largo cuchillo en sus manos sarmentosas.

Ramón no pudo reprimir una breve risotada histérica. Otra bruja. Y con su propia dosis de músculo extra.

El deforme gigantón avanzó hacia él. Presa del pánico hizo lo único que se le ocurrió: le lanzó una patada a la entrepierna.

El hombretón se paró en seco, dejando escapar un estertor agónico antes de bizquear y desplomarse con lentitud hacia adelante. Una vez en el suelo Ramón aprovechó la ocasión para propinarle otra patada, a la altura de la sien.

La mujer lanzó una aullido de desesperación y se arrojó contra él blandiendo el cuchillo. Yaya se interpuso, empuñando a su vez una extraña daga de piedra negra que brillaba con un resplandor azulado.

—No sé qué coño crees estar haciendo, estúpida, pero esto acaba aquí —gruño Yaya.

Con la rapidez de una serpiente asestó un corte horizontal sobre el descarnado pecho de la otra. Esta respondió golpeándole en el lateral de la cabeza con un garrote que ocultaba tras ella.

Yaya se desplomó aturdida, y la desgarbada anciana se abalanzó sobre ella, con el cuchillo por delante. Ramón reaccionó y se metió entre ambas, lanzando un puñetazo con todas sus fuerzas al pómulo de la mujer, que se desplomó inconsciente.

En ese momento sintió un dolor lacerante en su costado. Al bajar la vista contempló con incredulidad el mango del cuchillo que sobresalía de su costado izquierdo.

 

Primero llegaron los Mossos, seguidos muy de cerca por la primera ambulancia. Las otras tres llegaron minutos más tarde, seguidas por un Cayenne negro del que se bajaron una mujer de melena castaña y un hombre recio y fuerte, de cabello entrecano y muy corto. Se acercaron a Yaya Zeta y cruzaron algunas palabras con ella. A continuación la mujer se fue en dirección a la moto y el hombre se volvió hacia el coche.

Yaya se acercó a él y le sonrió con tristeza.

—Mi hija y mi yerno... Insisten en que me vaya en el coche con él mientras Erica se lleva la Daytona para casa...

—Era otra bruja, ¿verdad? —preguntó Ramón sentado en la camilla de la ambulancia.

—¿Ese espantajo? No, nada de eso... De haberlo sido habría ardido al cortarle... Debería haber roto la contención sobre sus poderes y la habrían incinerado al liberarse... Pero no tenía ninguno. Caníbales dementes que creían estar haciendo magia para alargar sus patéticas vidas... Y yo fui lo bastante estúpida como para lanzarme a ciegas...

—Bueno, no fuiste la única que no tuvo suficiente cuidado, me temo —le respondió palpándose la herida del costado.

—¿Ese arañazo? Si solo ha pillado músculo... Antibióticos para evitar la infección y muchos mimos —añadió guiñándole el ojo a Cris— para acelerar la recuperación. En un mes o dos estarás dando guerra de nuevo por la 1457. A menos que quieras que haga algo al respecto...

—No, gracias —rió con amargura—... Prefiero no deberte nada más. ¿Volveremos a verte?

—¡Por supuesto, me encanta esta carretera! Además, tenemos una deuda pendiente.

—¡Pensaba que estábamos en paz después de esto!

—¿Bromeas o qué? —le respondió mientras se alejaba—. Me has salvado la vida, y ahora soy yo la que te debe una... ¡Y siempre saldo mis deudas!

Imagen de salino
salino
Desconectado
Poblador desde: 22/05/2012
Puntos: 347

Hola, Mikel. La trilogía completa queda genial, enhorabuena. Aunque aún no ha sido acetado el relato, aprovecho que tengo un hueco y te comento.

Este personaje, sin ninguna duda, es el más original y carismático. Respecto a las tildes, te repito lo de siempre, una lástima ver un texto tan bien escrito, con tan buen ritmo y con esos acentos huérfanos de tilde.

Bueno, iré al grano con mi comentario.

La trama es original, completa, los personajes principales creíbles y la tensión va sobre ruedas y nunca mejor dicho.

Hay algunas cosas que me chirrían, y te las comento en primer lugar pues necesitan de más explicación:

Lo primero que sentí al leer el relato fue que había algo más… que faltaba la bruja y el enfrentamiento con el fuego fatuo. También pensé que esa pareja de caníbales no pintaban nada en la historia y que… Eh, un momento. ¿Y si el fuego fatuo y la bruja fueran buenos y guiaban a doña Culoperfecto al nido de los verdaderos malhechores? Supongo que es eso de lo que va la trama y yo me lo he perdido. Tras revisar el texto creo que este párrafo no deja clara la verdadera trama:

«—Algo así —reconoció—. Estaba usando una magia muy poderosa y antigua cuando murió, de forma violenta, además. Y sigue pagando la deuda que contrajo. Pero eso significa que el secuestrador sigue raptando varios niños al año. Hasta ahora han sido cincuenta y ocho las desapariciones que coinciden con la manifestación del fuego fatuo. Y esto tiene que acabar. Creo que si seguimos a la luz...»

Parece que la que sigue pagando la deuda es la bruja y no el Fuego fatuo. Tampoco veo claro el porqué eso significa que el secuestrador sigue raptando… de ahí el error de mi lectura. Mi opinión es que, manteniendo la tensión, dejes mejor explicado el funcionamiento del pacto y las leyes a las que se aferra.

 

Otra cosa, y esto viene de mi modus operandi de guionista, hay un fallo de rácord en la escena de acción. Y tú dirás, pero esto es un relato, no una película. El tema es que hay lectores que leen de manera muy visual y otros no. De los segundos no hay problema, pero los que tienen esas imágenes que describes  circulando por su mente como una película verían que:

«A su lado había una  anciana, encorvada y de aspecto maligno, también desnuda, que empuñaba un largo cuchillo en sus manos sarmentosas.»

«La mujer lanzó una aullido de desesperación y se arrojó contra él blandiendo el cuchillo»

«Esta respondió golpeándole en el lateral de la cabeza con un garrote que ocultaba tras ella.»

Las tres acciones corresponden al mismo personaje durante la gresca, simultáneas…

Ese tipo de lectores, como yo, que lo ven todo a través de lo visual te dirían: ¿Un garrote escondido? Perdona, pero si estaba desnuda y se había movido por la habitación, ¿dónde llevaba escondido el garrote…?

Bromas aparte, claro que puede haber un garrote escondido por la habitación, pero teniendo un cuchillo entre las manos lo lógico es que haga uso de él. Me extrañó bastante ese conejo salido de la chistera.

Por último, aunque sea una nimiedad, no veo acertado el uso de nombres para los personajes que apenas intervienen en la historia. En mitad de la conversación de los personajes principales interviene una tal Marta que quedaría genial si solo la nombraras como “una chica del grupo de motoristas” y al tal Roke que nombras en otro momento también lo dejaría como “uno de los motoristas”. Esas apariciones de nombres en el relato, con solo un aporte, dispersan la atención y no aportan nada más que confusión y cabos sueltos.

 

Por lo demás es una aventura trepidante y muy original desde el punto de vista brujeril. Nos muestra un mundo cada vez más real a lo largo de tus historias y que seguiría con gusto. Para mí es la mejor historia de las tres, aunque la trama sigue las premisas de un guión de serie norteamericana; no es una pega, pero resta originalidad al asunto. Veo muy bien compensada la acción y necesaria esa escena del accidente. También veo compensados los párrafos, creíbles los diálogos y me gusta tu manera de narrar las descripciones donde la acción mueve los hilos. Otra cosa que logras es cerrar la historia con ese intercambio de palabras de la Yaya con Ramón, perfecto.

Mi votación es para un relato que entra de lleno en la temática y que dibuja parte de la trepidante saga que nos descubres con tu primer relato. Bravo. Está llena de magia, es creíble gracias al escenario y al atrezzo y, a pesar de su brevedad, te deja como si hubieras visto una peli de aventuras completa. Seguro que hemos presenciado la evolución de unos personajes que en posteriores relatos serán tan verosímiles que nos harán estremecer. Buen trabajo; aunque no puedo puntuar más por los fallos comentados; una lástima pues seguro que deben ser propiciados por las prisas.

★★★☆☆

Edito

Se me olvidaba, el título de "Cacería Salvaje" le iría como anillo al dedo.yes

Imagen de Mikel
Mikel
Desconectado
Poblador desde: 06/02/2015
Puntos: 49

Hola Salino. Gracias de nuevo por los comentarios y la puntuación (pese a estar pendiente de aprobación).

Lo mio con la tilde diacrítica es casi patológico, sobre todo porque el corrector de LibreOffice me destaca muchas como faltas de ortografía y me hace dudar (sí, el paquete en cuestión es bastante potente, pero su correctotr ortográfico es, siendo generoso, infame; y sí, lo sé... no tengo excusas, ya que debería dominar el tema por mi mismo, que no estudié la ESO precisamente...). Supongo que me tocará pasar por el tubo e instalar en este equipo el Office de Microsoft.

Siendo este el comentario más largo que me has hecho procedo a citarte para que no se me pase nada.

salino dijo:

(...)

Hay algunas cosas que me chirrían, y te las comento en primer lugar pues necesitan de más explicación:

Lo primero que sentí al leer el relato fue que había algo más… que faltaba la bruja y el enfrentamiento con el fuego fatuo. También pensé que esa pareja de caníbales no pintaban nada en la historia y que… Eh, un momento. ¿Y si el fuego fatuo y la bruja fueran buenos y guiaban a doña Culoperfecto al nido de los verdaderos malhechores? Supongo que es eso de lo que va la trama y yo me lo he perdido. Tras revisar el texto creo que este párrafo no deja clara la verdadera trama:

«—Algo así —reconoció—. Estaba usando una magia muy poderosa y antigua cuando murió, de forma violenta, además. Y sigue pagando la deuda que contrajo. Pero eso significa que el secuestrador sigue raptando varios niños al año. Hasta ahora han sido cincuenta y ocho las desapariciones que coinciden con la manifestación del fuego fatuo. Y esto tiene que acabar. Creo que si seguimos a la luz...»

Parece que la que sigue pagando la deuda es la bruja y no el Fuego fatuo. Tampoco veo claro el porqué eso significa que el secuestrador sigue raptando… de ahí el error de mi lectura. Mi opinión es que, manteniendo la tensión, dejes mejor explicado el funcionamiento del pacto y las leyes a las que se aferra. (...)

Bueno, es evidente que se te escapan un par de detalles que están ahí para explicar la relación entre el fuego fatuo y Rita, la bruja difunta.

Primero está la pregunta de Cris, sobre si la luminaria puede ser el espíritu de la bruja.

Evidentemente Yaya no quiere dar una respuesta tajante, ya que en teoría no puede saber qué hechizo o recurso utilizaba Rita para seguir el rsatro de su hijo... ¿Era el fuego fatuo un indicador luminoso que estaba usando como rastreador,o es realmente su espíritu que, atrapado por el hechizo de seguimiento se ve alarmado porque los mismos secuestradores han raptado a otro niño, vuelve una y otra vez, cada vez que esto ocurre, intentando que alguien lo siga y ponga fin a la sucesión de secuestros y asesinatos? De una forma u otra, ya sea porque el espíritu de Rita es el fuego fatuo,o porque ella lo invocó en origen, el precio lo paga la bruja, ya que es la que hace el uso de la magia.

Más adelante, el comportamiento de la luz proporciona más pistas sobre que podría ser una manifestación fantasmal de Rita (el ruido inexplicable en el fondo del barranco que precede a la aparición típico de este tipo de experiencias, la forma en que se mueve en las curvas, como si realmente fuese el piloto trasero de una moto), y al llegar a su destino, cual Lassie fantasmal que llega con ayuda, empieza a desvanecerse, cumplido su objetivo: salvar la vida del niño secuestrado.

salino dijo:

Otra cosa, y esto viene de mi modus operandi de guionista, hay un fallo de rácord en la escena de acción. Y tú dirás, pero esto es un relato, no una película. El tema es que hay lectores que leen de manera muy visual y otros no. De los segundos no hay problema, pero los que tienen esas imágenes que describes  circulando por su mente como una película verían que:

«A su lado había una  anciana, encorvada y de aspecto maligno, también desnuda, que empuñaba un largo cuchillo en sus manos sarmentosas.»

«La mujer lanzó una aullido de desesperación y se arrojó contra él blandiendo el cuchillo»

«Esta respondió golpeándole en el lateral de la cabeza con un garrote que ocultaba tras ella.»

Las tres acciones corresponden al mismo personaje durante la gresca, simultáneas…

Ese tipo de lectores, como yo, que lo ven todo a través de lo visual te dirían: ¿Un garrote escondido? Perdona, pero si estaba desnuda y se había movido por la habitación, ¿dónde llevaba escondido el garrote…?

Bromas aparte, claro que puede haber un garrote escondido por la habitación, pero teniendo un cuchillo entre las manos lo lógico es que haga uso de él. Me extrañó bastante ese conejo salido de la chistera.

Tienes razón. Es un fallo de rácord... O si lo prefieres, de montaje. Es el fruto del afeitado de un relato que en origen tenía 4015 palabras. En el texto original la bruja malvada lanza el primer golpe, y el garrote lo oculta paralelo a la pierna, aprovechándose de las sombras. Por eso cuando Yaya asesta su primer golpe no está en posición de contraatacar con el cuchillo y golpea en su lugar con el garrote que llevaba oculto .

salino dijo:

Por último, aunque sea una nimiedad, no veo acertado el uso de nombres para los personajes que apenas intervienen en la historia. En mitad de la conversación de los personajes principales interviene una tal Marta que quedaría genial si solo la nombraras como “una chica del grupo de motoristas” y al tal Roke que nombras en otro momento también lo dejaría como “uno de los motoristas”. Esas apariciones de nombres en el relato, con solo un aporte, dispersan la atención y no aportan nada más que confusión y cabos sueltos.

En el caso de Marta te doy la razón, ya que en el texto original la describo como una de las veteranas de la ruta, que estaba sentada en una de las mesas colindantes... Otra vez, culpa del afeitado. Necesitaba identificar a la autora del comentario, y me sobraban palabras así que me saqué un nombre propio de la chistera y voilà, me ahorré un puñado de golpe.

En el caso de Roke discrepo. Puede que no tenga tanto protagonismo como Cris en el  texto final, pero interviene hasta cuatro veces en la historia (le pregunta por la figura a Yaya, ayuda a inmovilizar a Ramón tras el accidente, aporta información sobre el itinerario aparente del fuego fatuo y es el encargado de montar guardia en la curva, siendo testigo de la aparición del fenómeno.

salino dijo:

Se me olvidaba, el título de "Cacería Salvaje" le iría como anillo al dedo.yes

Cierto és... Lástima que estoy trabajando en otra historia cuyo título de trabajo esprecisamente ese ;)

Imagen de Invierno
Invierno
Desconectado
Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

Relato admitido a concurso.

Imagen de Invierno
Invierno
Desconectado
Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

Todo un homenaje a los amantes de la velocidad y el mundo motero. Quizás es demasiado acentuada la intención de mostrar la “molonidad” de Yaya (sobre todo) y compañía. Salvo la anciana, el resto de personajes son algo más difusos e intercambiables. Yaya sí está algo más definida; destaco ese momento de arrogancia supina en el que le dice lo de la analgesia al médico. Y que se lo apunte y todo. En general está bien escrito, salvo algunas tildes que faltan y algún signo de interrogación descolocado. La historia en esencia no es muy original, pero me ha parecido un buen detalle que la vieja caníbal fuera precisamente eso y no otra bruja más. Un relato bastante entretenido.

Imagen de Mikel
Mikel
Desconectado
Poblador desde: 06/02/2015
Puntos: 49

Gracias por el comentario, Invierno.

Sí, es cierto que la mayoría de los personajes acaban siendo casi intercambiables (la falta de espacio no me permitió desarrollarlos mucho más sin comprometer la acción), y que Yaya se cree de vuelta de todo. Es la idea, para que al final, al cometer ese error casi fatal al enfrentarse a la vieja, el lector comprenda que es falible, como todo el mundo.

El comentario sobre la analgesia era casi imprescindible, ya que las lesiones estaban curadas a simple vista pero el proceso que le quedaba por pasar a Ramón era muy doloroso. Y sí, la puntilla de decirle al sanitario (que no médico, la elección del rol es intencionada, ya que un auxiliar podría perfectamente asumir que Yaya era profesional de la medicina y aceptar su tratamiento sin demasiado problema, cosa algo más difícil de justificar en el otro supuesto) que se lo apunte es una muestra de arrogancia completamente gratuita e intencionada para reforzar ese caracter de sobrada que pretendía darle al personaje.

 

Gracias de nuevo.

Imagen de Hedrigall
Hedrigall
Desconectado
Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

El relato tiene un muy buen ritmo y para un alguien poco interesado en motos como yo, resulta fascinante como ese ambiente motero, esas persecuciones por carretera se te meten en la piel. Bien escrito, la historia de ese fuego fatuo me ha resultado algo plana en contraste con la ambientación. En ese sentido, interesa leer más sobre los personajes que sobre la misión que acometen, misión que se resuelve de forma abrupta con el descubrimiento de una asesina cualquiera, como si asistieramos a un episodio entre muchos de un folletín de la Yaya Zeta.

Quizá la historia demandase más palabras que las 3000 que hay por límite. Un buen trabajo.

 

3 estrellas

Imagen de JFB
JFB
Desconectado
Poblador desde: 05/03/2012
Puntos: 125

Historia divertida con tono pulp y mucha acción. 

"...que tienen una vida secreta para escapar de la rutina, como antaño se había rumoreado del mismísimo rey." yes

Un único apunte que me parece se debe corregir: la frase "No había hecho preguntas, y había respondido a todas las que le habían hecho."

Mi voto: 2,5 estrellas

Imagen de Saucerful
Saucerful
Desconectado
Poblador desde: 27/02/2015
Puntos: 16

Es un relato ameno, que se lee de un tirón y que sabe mantener el nivel de acción en todo momento. Los diálogos están bastante bien, y el trasfondo de la historia es interesante. Hay algunos detalles, que ya han apuntado otros foristas, que se podrían haber enmendado con una revisión adicional. Quizás el límite de las 3000 palabras fue un poco restrictivo para contar esta historia. A modo de racconto, uno de los más importantes es la escena donde Yaya Zeta cuenta la historia de su amiga. Allí aparece la figura del secuestrador, a mi parecer, de la nada. El hijo de la amiga de Yaya desapareció, pero no se mencionó un secuestro, podría haber caído en un baranco o haberse ahogado en un río, o cualquier otro tipo de accidente similar. También se habla de que "sigue pagando la deuda que contrajo", pero ¿cuál deuda?

En el diálogo siguiente a la historia de la amiga hay un pequeño error: "intervino desde una de las mesa...", falta la "s" a mesa.

Por último está el tema del garrote. Volví hacia atrás en el texto buscándolo porque pensé que me había saltado un renglón.

En fin, me gustó, aunque necesitaría una revisión para pulir estos detalles.

Le doy 3 estrellas.

Saludos

La categoría de vencido se obtiene después de haber luchado, y eso lo distingue del desertor y del cobarde” (anónimo)

bahiasinfondo.blogspot.com

Imagen de Easton
Easton
Desconectado
Poblador desde: 06/11/2011
Puntos: 416

Me gusta la originalidad de esta historia sobre moteros y el personaje de la Yaya, que coge forma ante el lector. Con el resto me he perdido un poco, no están demasiado definidos.
En cuanto a la historia de la luz en la carretera, creo que es una buena historia pero que no termina de estar bien explotada. En general, el relato me gusta pero me queda la sensación de que el personaje de la Yaya eclipsa incluso a la propia historia.
3 estrellas

Imagen de Mikel
Mikel
Desconectado
Poblador desde: 06/02/2015
Puntos: 49

Gracias por los comentarios (espero no dejarme a nadie) Hedrigall, JFB, Saucerfull y Easton.

 

La historia se ha visto muy afectada por la reducción en palabras posterior a terminarla de escribir (más de mil palabras "editadas"), pero aun y así pensaba que funcionaba mejor de lo que lo hace. Ahora, en frío, hubiese resuelto algunos puntos de forma distinta. Pero en fín, no podía dejar de subirla y no me tomé el tiempo de enfriarla lo suficiente para revisarla después del afeitado.

 

El tema del secuestro, es una conclusión a la que llega Yaya dada la reiteración de la coincidencia entre las desapariciones de niños y la aparición del fuego fátuo. Es más fácil llegar a esa conclusión que pensar que se caigan dos o tres niños al año, no se, al mismo pozo o barranco.

 

Antes de explicar la historia de la bruja muerta, Yaya explica que la magia conlleva un precio que el practicante ha de pagar. La bruja estaba ejecutando un hechizo muy poderoso y antiguo y no pudo obtener el resultado esperado. Por eso, desde donde sea que van las brujas cuando mueren, seguía "pagando" el precio cada vez que se producía un secuestro en las mismas condiciones que el de su hijo. Trataba de saldar una deuda que no había podido pagar tras completar el hechizo debido a su muerte, por eso intentaba guiar a alguien a donde estaban los niños, para salvarlos y liberarse al saldarse esa deuda kármica...

 

Y sí, Yaya es un personaje muy sólido... Espero escribir algo más largo centrado en ella y su familia en un futuro no demasiado lejano.

 

Gracias de nuevo por comentarios y puntuaciones.

Imagen de Sanbes
Sanbes
Desconectado
Poblador desde: 16/10/2013
Puntos: 1273

De los tres relatos leídos este es el que más me ha gustado. Me parece original la historia que planteas respecto a la luz apareciendo por una misma zona. A esa bruja tratando de seguir su recorrido para descubrir algo más turbio... Y me parece acertado el ambiente motero por el que se mueve el relato.

Pero hay cosas que no me han gustado.

Para empezar, la daga de Yaya debería haber aparecido antes del clímax. Si de pronto saca una Yaga al final del relato da la sensación de jugar sucio, y en consecuencia uno deja de creerse o tomarse en serio la historia. Te ha ocurrido lo mismo con el garrote que la vieja saca de pronto, escondido en su espalda. ¿No estaba desnuda? Pero bueno, se solucionaría tan sólo con decir que se lanzó a recoger un garrote medio enterrado entre las tripas de los niños. Y luego, y quizá esto ya es más personal, describes al gordo como a un tipo gordo con obesidad mórbida. Si quieres que la patada en los genitales funcione, yo quitaría lo de obesidad mórbida y lo dejaría en sólo gordo. La imagen del hombre globo es muy buena, pero creo que la bola de grasa de sus muslos impediría darle una patada en las bolas.

Y por último, el fuego fatuo, gran protagonista de la historia, debería tener una aparición final para saber que al fin descansa en paz.

Por lo demás, buena historia.

3 puntos.

Imagen de Ligeia
Ligeia
Desconectado
Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Aparte las cosillas ya mencionadas, muy bien escrito y original el ambiente motero. A mí me encantan las motos y los fuegos fatuos, así que encontrarlos juntos me ha encantado.

Cuatro estrellas:

****

Imagen de Bestia insana
Bestia insana
Desconectado
Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

Este me ha gustado bastante más que  Ojos azules, mucho mejor de ritmo, sin esas morosas descripciones de la ropa. Se lee como una carrera. Muy bien escrito, solo he echado en falta unas cuantas tildes. Algunos nombres, como sacacorchos, deberían ir en mayúscula, creo. Se ve que dominas el tema de las motos (¿no tendrás por casualidad una Triumph Daytona?) y que te gusta sentar en ellas a las abuelasangry

3,5 estrellas

Imagen de L. G. Morgan
L. G. Morgan
Desconectado
Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

La trama me encanta, esa bruja motera con tanto carisma, esa acción trepidante, el detalle del fuego fatuo sobre la carretera, tan misterioso.

Pegas: después de tus explicaciones queda clara la relación entre la luz y la bruja muerta, pero en el relato no es así, mucho menos la misión de centinela que se ha impuesto la muerta, y que sirve para que Yaya salve a los niños. Por otra parte, para mí, absoluta ignorante sobre motos, sobran tantos detalles de curvas y partes implicadas en la carrera.

Sin embargo, muy bien la organización de la cacería y la relación entre los personajes. El caso de Ramón sirve para "contar" muchas cosas que el lector necesita, pero de forma natural y sumida de lleno en la acción.

★★★☆☆

Imagen de Belagile
Belagile
Desconectado
Poblador desde: 09/12/2013
Puntos: 829

Encuentro un problema en este relato y es que el personaje de la bruja desentona con el conjunto de la historia. Se podría decir que lo eclipsa. En cualquier caso, a pesar de no gustarme las motos, me ha resultado entretenido; algo lento en algunos párrafos. Sobre todo porque los demás personajes no termino de "creérmelos".

2,5 estrellas.

Giny Valrís
LoscuentosdeVaho

Imagen de Patapalo
Patapalo
Desconectado
Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Buen relato, sí señor. Me gusta el ritmo que tiene y lo bien que discurre la historia. No dejo de preguntarme si no quemaste un cartucho en Ojos azules solo para presentarnos a la bruja...

Sí que es cierto que hay algunos problemas de coherencia que te han mostrado y que la escena de combate es demasiado expositiva (esto no es cine: las sensaciones no vienen de la sucesión de lo que ocurre, sino de lo que ocurre en sí). Además, creo que el cierre se queda un poco desangelado. Pero en conjunto funciona muy bien y entrelaza a la perfección todas las hebras. Vamos, que con un buen repaso, o quizás con esas 1000 palabras perdidas, seguro que sube de nivel.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

 OcioZero · Condiciones de uso