La confesión de Morgan Willett

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Ligeia
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                                 La confesión de Morgan Willett

 

Ciryl Willett usaba su turno en el hospital para relajarse, dormitando en la silla junto a la cama. Dejar la mente en blanco cada vez le resultaba más fácil, mientras observaba el cuerpo tendido, magro y descolorido, del abuelo moribundo. El anciano había despertado y, tras un momento meditabundo, procedió a dar voz a aquello que había rumiado en silencio:

—Eres mi nieto favorito, lo sabes. Así que creo que eres el más adecuado para compartir este peso que he llevado cincuenta años encima. A ti no te hará daño saberlo y a mí me aliviará materializar lo que he estado pensando innumerables veces, ante un interlocutor imaginario. No quiero llevarme el secreto conmigo.

—¿De qué se trata, abuelo?

—¿Sabes del almacén Benson? ¿De por qué es una ruina?

—Claro. Todos de críos hemos ido por allí alguna vez, solo hasta su frente o, con amigos, a adentrarnos un poco haciéndonos los valientes. Ardió entero hace mucho, cuando ya estaba abandonado.

—¿Y por qué da miedo a los niños?

—Bueno, ya sabes, dicen que un grupo de hippies murieron allí, quemados vivos.

—¿Qué más?

—No sé, que lo usaban de refugio, que con su llegada empezó una oleada de crímenes y desapariciones y que alguien decidió que aquellos forasteros debían tener algo que  ver y se tomó la justicia por su mano.

—Muy bien, muy bien. Es todo cierto. Fui yo.

Miró a su abuelo con el lógico gesto de sorpresa, pero el anciano continuo inmutable:

—Sí, Ciryl, yo fui su verdugo, pero ellos no eran inocentes. Voy a contarte mi secreto. Tal vez no llegarás a creerlo, pero te juro que es la pura verdad. Mi mente aún está bien lúcida, ojalá el cuerpo estuviera en tan óptima condición. Abre bien las orejas, porque vas a escuchar la confesión de Morgan Willett, que después morirá en paz.

Cerró los ojos y cuando volvió a abrirlos, continuo:

—Hace medio siglo yo tenía tu edad, y el mundo era muy diferente, sobre todo aquí, en White Plains. Fue dos meses antes de mi vigésimo cumpleaños. Era el verano de 1970 y en las noticias de la tele habíamos tenido nuestra buena ración del juicio contra Charles Manson y su secta de pirados asesinos, unos diablos con cara de niños.

Entonces aparecieron ellos. Una tarde alguien los divisó alrededor de una fogata a la orilla del río Cooley, sentados junto a su furgoneta pintada de colorines. Según los mayores, otro detestable grupo de hippies melenudos y astrosos. Bueno, mientras se quedaran allí y no vinieran a molestar al pueblo todo iría bien.

Yo tenía un buen amigo, conocido desde el parvulario, Bernie Sparks. Recogíamos los rumores y los mascábamos durante nuestros largos paseos por las afueras. Habláramos de lo que habláramos, nuestras conversaciones siempre acababan en el grupo acampado en la orilla del Cooley. Nos pudo la curiosidad y al final decidimos acercarnos a espiarles.

Desde la distancia en que ya no nos atrevimos a avanzar más, parecían, en efecto, un grupito de mendigos greñudos, con cintas en el pelo, flecos en los chalecos y una guitarra, manejada por el que parecía dirigir a los demás, un barbudo alto y fuerte. Nada excesivamente sorprendente, pues, unos hippies de manual. Había dos chicas. Y parecían guapas. Así que continuamos con el acecho, ansiosos de que empezaran con el asunto del amor libre je,je

Pero se limitaron a seguir con sus cancioncillas entre calada y calada de los preceptivos porros. En fin, un poco decepcionante. Al rato, el interés de Bernie pareció trasladarse de ellos a su vehículo:

—Oye, Morgan — me dijo— No veo ninguno con ellos, pero ¿Crees que podrían tener algún perro dentro de la furgoneta?

—¿Un perro?— le contesté— ¿Por qué?

—En la granja de Ewers ha aparecido una res muerta. Está muy enfadado porque las demás se han asustado mucho y no ha podido ordeñarlas. Los perros de por aquí son pacíficos y hace años que no se ven lobos por el condado.

Bernie trabajaba en el taller mecánico de su padre y los apaños en los tractores de los granjeros eran su especialidad. Le dije que seguro que había sido algún perro asilvestrado y que se empezaba a parecer a los mayores, echando la culpa a los forasteros de todo lo malo.

Lo de aproximarme por allí de tarde en tarde,  a otear como un condenado apache el fuerte del séptimo de caballería, se convirtió en rutinario. Bernie me seguía cada vez más desganado, hasta que, a la semana o así, fui solo.

Mientras me encontraba tendido entre los matorrales, bajo la línea de árboles que daban sombra al cauce seco que en verano quedaba entre esta y el agua, las ramas se agitaron sobre mi cabeza y una chica casi me cayó encima, sonriente, despreocupada. Dijo llamarse Savanah, me cogió de la mano y me llevó hasta el grupo. El tipo grande y fuerte, el líder, me invitó a sentarme con ellos, charlando y fumando. Les hablé de mí y de White Plains. Jefferson, el líder, me contó a su vez sobre su vida vagabunda en comunidad; la otra chica, Florida, me mostró los abalorios que fabricaban y como la habían mirado mal cuando fue al pueblo a intentar venderlos. No sé si fueron los porros, pero me sentía fascinado con su presencia fuera de lo común, edénica, que diría un reverendo.

También fui yo quien les señaló el almacén abandonado, que estaba a solo un tiro de piedra, como un lugar donde al menos estarían bajo techo.

¿Cómo te lo podría explicar? Se despertó en mí un terrible deseo por Savanah. Cuando no la tenía cerca, me sentía enfermo, así que mi mente no era capaz de apartarse del almacén y mis pies se dirigían hacia allí en cuanto me veía libre de cualquier obligación. Sus amigos me recibían con los brazos abiertos. Jefferson me contó muchas cosas que no recuerdo, pero que poseían una fascinación cuyo eco sí se conserva en mi cerebro. Como polillas revoloteando contra un cristal, las ves al otro lado de la ventana, pero no pueden entrar… Como el brillo de cúpulas de oro en la distancia… la promesa de algo mágico que nunca se llega a alcanzar del todo.

En la penumbra dentro del vestigio fabril, ellos habían tejido un encantamiento en el que yo quería caer, la voz del hombre barbudo atraía mi atención de inmediato, aunque el significado y los temas se hayan evaporado. Bueno, también podría ser un engaño, una falsa impresión que el tiempo ha provocado en mi cabeza…

Ellos mismos eran extraños. La tarde en que Savanah aterrizó ante mí fue como si un hada hubiera caído al mundo terrenal. Era dorada como el luminoso sol veraniego, su pelo, su piel, incluso sus ojos eran del color oscuro de la miel… pero pronto me di cuenta de que los otros compartían ciertos rasgos, el color del cabello y los ojos variaba, pero todos tenían los ojos más bien almendrados y juntos y los dientes grandes… los hombres eran además cejijuntos y más morenos. Una banda de gitanos, llegué a decirme, una de las tribus perdidas de Israel jajaja

El primer revolcón con Savanah fue tremendo. Nada que ver con mi antigua novia del instituto, que demonios. Desde que empezamos a hacer el amor, mi dependencia hacia su contacto aumentó. Estaba tan absorbido, que ni me importó la noticia de la muerte de Ewers y sus vacas, ni el dispositivo de búsqueda para dar con la jauría salvaje que debía haber cometido la matanza, ni los reproches de Bernie por mi amistad con los misteriosos hippies.

Morgan Willet cerró otra vez los ojos, descansando y rememorando a un tiempo. Se acomodó con dificultad. Ciryl quería saber y le animó a continuar:

—¿Qué más, abuelo? ¿Qué más ocurrió?

—Me invitaron a unirme a ellos. A ser otro más. Estaba narcotizado como un sultán por la pipa de kif, las astutas palabras del visir y los encantos de la favorita del harén. Aquella noche me dije, que le den a White Plains entero, conoceré mundo y viajaré con Savanah y sus hermanos, nada ni nadie me lo va a impedir.

Algo muy malo sucedió, sin embargo, porque siempre hay que cobrar un peaje por nuestros sueños más vehementes. Si de las conversaciones con Jefferson solo ha quedado un regusto a misticismo, de esa madrugada regresa siempre a mí una punzada de dolor y el despertar afiebrado y confuso en medio del bosque.

Bernie me dijo que había desaparecido el sheriff. No estaba en su casa, ni en ningún lado; era viudo y su casa la más apartada del pueblo, nadie vio ni oyó nada sospechoso. Sus hijos habían puesto la denuncia esa misma tarde. Mi cabeza solo pensaba en los besos de Savanah y las canciones sin sentido pero reconfortantes de los demás.

Deambulé sin rumbo fijo, a solas, hasta que me descubrí de nuevo camino del almacén. No podía evitarlo. La piel me hormigueaba y tenía mucha sed.

Mi novia se sentó a mi lado, sin que yo la hubiera notado acercarse. Me abrazó y me dijo que pronto se marcharían. Le contesté que no podía acompañarles y ella sonrió; pensé que sus dientes podrían haber sido más pequeños y sus ojos menos animalescos. Me aparté por instinto, fustigado con la repentina idea de que no podía tolerar que me tocara algo no humano.

Savanah me explicó que yo ya era como ellos.

Le pregunté, con un escalofrío, que qué eran.

La mano del abuelo tembló y Ciryl la cubrió con la suya, no debía moverse la vía que tenía clavada, por donde le era suministrada la morfina.

—La chica— Morgan Willett bajó la voz— mientras volvía a dirigirme sin esfuerzo hacia la guarida, me habló de un grupo de seres errantes, muy antiguos, que ya no recordaban sus orígenes, adaptándose a lo largo del tiempo a los cambiantes pueblos que los rodeaban. Igual que Florida había elegido a Jefferson, ella me había escogido a mí para ser su compañero. Su vida se regía por los ciclos lunares y ya se habían demorado allí demasiadas noches, estaban empezando a llamar la atención.

Créeme, por favor, Ciryl… esa noche fue mi iniciación como nuevo miembro, de eso si recuerdo, por desgracia, cada detalle. Eran, eran— el anciano suspiró de manera cansada— mi cuerpo cambió con dolor pero luego todo fue fuerza y ligereza, corriendo por el bosque detrás de los otros. Sabía que íbamos a cazar, todos mis sentidos estaban potenciados y podía escuchar la voz de los demás en mi mente. Jefferson era el jefe de la manada, por supuesto. Algunos rincones despertaban en mí sentimientos de reconocimiento, pero mi humanidad se encontraba aletargada.

—¿Estás hablando de hombres-lobo?

—Sí. Descubrí quienes habían estado matando perros, quienes habían atacado a Ewers y al sheriff y desde los pensamientos de Florida me llegaban imágenes de cuando un par de horas atrás había atacado a una niña que regresaba a casa desde la parada del autobús escolar… riadas de instantes borrosos me asaltaban, ellos, de pueblo en pueblo, huyendo cuando la sangre ya había corrido en abundancia para alimentarlos… aunque en aquel momento no me importaba, solo aumentaban mis ganas de devorar, preso de un hambre feroz.

Una ventana saltó en pedazos, alguien gritó y el líder escapó hacia la espesura con un cuerpo que se retorcía entre sus fauces. Yo quería un trozo, solo un trozo. Y, como los demás, comí con gula, lamiendo la sangre pegada a mi hocico.

El abuelo gimió. Ciryl apretó su mano sobre la suya, intentando confortarlo en su angustia.

—Hijo mío, entonces vi un resto. Algo redondo abandonado a unos pasos. La cabeza de la víctima. Era —sollozo— Bernie. Algo en mis entrañas se partió y rugí, aullé y rabié con ellos siguiéndome entre risotadas alegres.

Me daba asco. Estaba tan enfermo que no pude asistir al funeral de mi amigo— los ojos del anciano estaban húmedos, pero las lágrimas no llegaron a fluir.

—Yo conocía a los asesinos, a los monstruos que vivían entre nosotros. Savanah me había explicado su vida, como caían en letargo durante el novilunio, después de su mayor actividad tras la luna llena. Y tenía que actuar antes de que huyeran.

No habían podido irse todavía por su sueño. Había empezado la luna nueva. Y en el taller mecánico me hice con unos bidones de gasolina.

Mis remordimientos me atormentaron lo indecible por lo de Bernie, por mis vecinos. Estaba aterrado por mi nueva naturaleza, por salir de caza  y matar convertido en bestia. Durante la luna llena, esos pensamientos  se hacían más fuertes. Estuve hospitalizado porque tuve un accidente, un atropello por mi culpa, crucé sin mirar, delante de mis ojos solo giraban las figuras de aquellos seres con los que había intimado.

Entonces conocí a una enfermera. Ella era tu abuela. Poco a poco, los aullidos se amortiguaron y la flexible figura y los ojos lobunos de Savanah fueron desdibujándose dentro de mí. Las historias y la voz de Jefferson perdieron sentido, y al final, dejé de ver tan a menudo a la manada caníbal cebándose sobre el cuerpo de mi amigo… y yo con ellos.

Siempre he temido que algo en mí de ese contagio hubiera quedado, que pudiera volver. Pero no ha sido así. He sido feliz. Cuando la abuela murió y yo enfermé, supe que no lucharía, quería reunirme con mi esposa. Pero antes, querido Ciryl, quería decir la verdad, no quiero llevarme esto sin haberlo compartido.

—Descansa, abuelo, no fue tu culpa.

Ciryl Willet compartió la paz que pareció relajar al anciano, que cerró los ojos con un suspiro. Su pecho subía y bajaba advirtiendo que el fin todavía no había llegado.

Al rato, llegó su madre y le cedió el turno.

Ciryl salió del vestíbulo al exterior otoñal y aspiró el viento húmedo cuajado de aromas a madera.

Ahora sabía el origen del cambio. Se había saltado una generación. No se resistiría a él. Se sentía flotar mientras cruzaba la calle para entrar en el parque. Ante sus nuevos ojos, la oscuridad absoluta de la noche no era más que una leve penumbra gris, rebosante de emociones.  La luna ya casi estaba llena y él tendría mucha hambre.

 

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Patapalo
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Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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torpeyvago
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Puntos: 1890

De «degeneración» en «degeneración».

De la forma, poca cosa encuentro. Unos puntos ausentes tras las risas, repetición de «casa» en «Bernie me dijo...». El párrafo «En la penumbra...», personalmente, poco aporta.

Un tipicísimo relato de licantropía con el extra de un original planteamiento, válanos la paradoja. El abuelo muy bien como personaje, y lo mismo, con las limitaciones lógicas, Bernie, Jefferson y la novia. Una buena referencia a las sectas truculentas de la época. Si acaso, de manera muy subjetiva, echo de menos un poco de detalle en la transformación y «aclarar» el párrafo en el que detalla el incendio. Muy bueno el detalle de darles un descansito a los lupinos en la luna nueva.

Una lectura agradable —claro, para quien le guste lo fosco no— que se merece un cuatro (4).

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En un lugar de La Mancha de cuyo nombre me acuerdo perfectamente...

https://historiasmalditas.wordpress.com/

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Ligeia
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Puntos: 1152

Graciass torpeyvago ¿de verdad que no has visto nada más? Nah, ya lo verán otros XD que miedito, lo mandé sin repasar :s

En esos puntos (transformación y churrasco de la manada) que comentas tuve una lucha titánica entre yo y Morgan y ganó él. A ver, todo se cuenta desde su punto de vista, y en los puntos más vergonzantes no quiere entrar en excesivos detalles... yo sí jajaja pero con el tiempo encima di mi brazo a torcer, además de que tenía miedo de pasarme en tamaño, que me conozco, soy muy descriptiva XDXD

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Olethros
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Poblador desde: 20/06/2015
Puntos: 352

En cuanto a la forma, problemas muy frecuentes con los signos de puntuación (por poner algún ejemplo de diferente clase, "No veo ninguno con ellos, pero ¿Crees que...", "...más desganado, hasta que, a la semana o así...", "Desde la distancia en que ya no nos atrevimos a avanzar más, parecían, en efecto, un grupito..."), algún "espacio fantasma", varias tildes que faltan y asuntos de esa categoría.

En cuanto al estilo, repeticiones cercanas evitables ("eres", "casa"), rimas evitables ("excesivamente sorprendente") y alguna frase extraña que llegó a sacarme del texto mientras intentaba entenderla ("...bajo la línea de árboles que daban sombra al cauce seco que en verano quedaba entre esta y el agua"). Podría salir beneficiado de un pulido de pronombres, reflexivos varios y posesivos para que todo fluyera con más naturalidad. Tiene un bache en mitad del texto porque se detallan cosas que, gracias al al autor, ya las daba por supuestas el lector en rasgos generales.

En cuanto al fondo, se acerca al concurso con una deriva agradable final del tipo "Pero qué me vas a contar a mí".

Mi calificación es 3,75 estrellas.

Gracias por compartirlo y suerte en el concurso.

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam... ;oP

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Bio Jesus
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Poblador desde: 11/07/2014
Puntos: 1514

Un buen trabajo, bien ambientado y bien escrito, con lenguaje que no por natural deja de ser trabajado.

El relato tiene una base sólida, bien argumentada y bien desarrollada. El contacto inicial, la licantropía, la toma de conciencia, el asesinato... todo encaja con fluidez.

Pero tras el incendio y un periodo de incertidumbre, el "chico conoce chica" y va perdiendo la licantropía. De hecho, la va olvidando. No se, no me parece natural. Y la tensión narrativa que has ido creando (y muy bien, por cierto) se viene abajo.

Luego remonta con la revelación del nieto (lo del salto generacional me ha gustado mucho) pero ya no es lo mismo.

En definitiva, una muy buena historia que demuestra oficio y talento y que, con un poco más de desarrollo final, hubiera sido perfecta (ahora se queda cerca) desde mi punto de vista, claro está.

Nota: 4

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Giawulf
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Poblador desde: 01/02/2017
Puntos: 50

El relato es ameno, no cabe duda.  Hay alguna metáfora que no entiendo bien. Varias redundancias como “luminoso sol veraniego”, "excesivamente sorprendente" y alguna más que ahora no logro encontrar... En cuanto a los acontecimientos, la muerte de Bernie estaba cantada. En ese sentido le falta originalidad al relato; podría ser perfectamente un típico film americano sobre hombres- lobo. No me acaba de cuadrar la respuesta del nieto a su abuelo cuando le dice "no fue tu culpa". Sí que lo fue... en fin, es extraño. Pero es una opinión personal, nada más. 

Por lo demás, estos detalles no le restan mérito al relato, que es fluido y engancha al lector. Muy entretenido. ¡Enhorabuena!

3,5 estrellas

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

Un buen relato, muy sólido. La ambientación, el lenguaje y los personajes muy apropiados. A mí me resulta un abordaje original de la licantropía esa especie de secta hippie, hombre-lobo en realidad, que se va adaptando a las épocas para no llamar la atención. Y las revelaciones del abuelo me parecen muy bien contadas.

Algún error detectado, como lo de ¿de por qué es una ruina? Me suena raro. Creo que sería mejor ¿Y por qué es una ruina?; y tildes que faltan o signos de puntuación.

Luego, el relato me resulta un poco apresurado a partir del punto en que decide quemarlos. Primero, no se ve cómo vuelve a ser humano, y cómo controla lo suyo de ahí en adelante. Del incendio y muerte de los lobos se habla muy de pasada, y enseguida se menciona el atropello que sufre, sus preocupaciones, que conoce a su mujer... Es decir, que toda esa parte pretende condensar medio relato en apenas unos párrafos. Una pena, porque el ritmo y la tensión de la trama son muy buenos hasta ahí.

3.75 estrellas.

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

¿Ves? Olethros, LG Morgan, tomo nota, las prisas y falta de revisión, sorry. 

Giawulf, no se refiere a todo en general, sino a la muerte de su amigo, ellos lo engañaron, no le dijeron quien iba a ser la presa.

Biojesus, LG Morgan, no dudéis de que esa bajada, por así decirlo, fue por las prisas, ya os digo, se me echaba el tiempo encima y quería que estuviera aquí, pues este es el lugar para el que fue creado jeje así que ni revisado ni repasado, ni nada  por eso cosillas que se han escapado despeluchadas perdidas, sin peinar. De lo que me alegro es que, por lo que veo, aun en ese estado, es bastante disfrutable. Me alegro.

Muchas gracias a todos yes

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Bueno, pues eso, fallos con algunas comas, por ausencia o colocación errónea, y otras cosas que ya se han comentado.

Una historia que iba leyendo con mucho interés hasta el momento del incendio, donde pasa a hablar de unos bidones de gasolina y de los remordimientos a decir que estuvo hospitalizado por un accidente,y me daba la impresión de que me había perdido algo. He tenido que releer, claro, pensando que faltaban detalles sobre el incendioy más cosas, y faltan, pero no por error, sino por decisión de la autora. A mí me hubiera gustado que se incidiera en ese hecho porque me parece importante y me da la impresión de una ausencia extraña.

Pero dejando esto de lado me ha gustado la historia del abuelo moribundo sobre esos hippies lobos (y lo del salto generacional), y me parece que se ha relatado y ambientado muy bien, con un lenguaje muy apropiado.

Creo que se ha ganado cuatro estrellas.

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Mzime
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Poblador desde: 01/02/2016
Puntos: 352

Relato entretenido y bien escrito, cosa que ya es bien común en esta edición del concurso. Es interesante la idea de la manada bohemia. No obstante, desde el punto de vista argumental no me ha quedado claro el mecanismo a través del cual se transforma Norman en uno de ellos, ni por qué método o azar deja de serlo,  salvo que el disparador sea el amor a Savanah en el primer caso, o  a la esposa en segundo. Pero si es así, no hallo causa explicable para el salto generacional. Lo dejo todo, pues, en el costal de la licencia poética y del sentido de la maravilla.

En todo caso, mi valoración es de 3,75 estrellas. 

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Un buen relato que, a mi parecer, ha perdido la oportunidad de convertirse en algo memorable. Está bien escrito y cuenta, supongo, precisamente lo que querías contar, así que como tal lo juzgo: es entretenido y funciona.

Sin embargo, no puedo evitar la sensación de que se estaba abriendo una puerta que ha quedado cerrada. A ver, el abuelo está contando sus experiencias y hay un punto de ambigüedad muy propio de los recuerdos y que además parece apoyarse en la mención a Manson. Pero, de repente, el nieto salta con lo de los hombres-lobo. Tiene su explicación, a posteriori, pero convierte a la historia en algo muy literal y se carga cualquier sorpresa.

Me he quedado con ganas de la otra senda, donde el abuelo ha tenido unas experiencias extrañas que relaciona con los hombres-lobo (las historias de Jefferson, las drogas, la naturaleza, etc., todo hila muy bien) y está muriendo mientras sufre por ello. Puede que lo haya imaginado o no, pero en esa duda está el drama.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Invierno
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Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

Falta un repasillo más para corregir tildes y algún otro desperfecto. Como ese "jajaja" whatsappero que me ha sacado un pelín del relato. Relato en el que he estado bastante metido, la verdad. Muy bien la narración de la juventud de ese abuelo tan enamoradizo, sobre todo cuando nos cuenta la impresión que le causó la primera toma de contacto real con ese grupo hippy. Contrasta mucho con la prisa con la que se pasa por momentos que también deberían ser fundamentales, ya en el último tramo, lo cual estropea un poco el regusto que deja. En cualquier caso, buen trabajo.

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Easton
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Poblador desde: 06/11/2011
Puntos: 416

Hay alguna repetición y errores de puntuación. Me ha llamado la atención sobre todo la falta de comillas para continuar el diálogo en punto y aparte.

Me gusta la idea en cuanto a que los licántropos se van adaptando a lo largo de los años y han terminado por ser un grupo de hippies ambulantes. Es una buena forma de meter a los hombres lobo y que suene creíble.

Luego hay aspectos que no me gustan tanto, como esas risas que suelta el abuelo de vez en cuando. Encuentro raro que le hable al nieto sin pudor del polvo que echó con su novia de joven (que ni siquiera era la abuela del chico). Me surgen cuestiones como que se ve un distanciamiento de Morgan con su amigo pero, sin embargo, luego se siente fatal cuando lo mata. Vale, puedo creerme que aunque no lo veamos, ellos continúen fuera de foco con la amistad pero, ¿no contarle a su amigo que los hippies son hombres lobo, que el mismo va a serlo? Y lo que más me deja pensando es que luego pueda dejar de convertirse sin más. Abandonar todo eso de la licantropía y hacer vida normal.

3,25 estrellas

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Me gusta esa forma de contar la historia dentro de la historia, con la imagen de un hombre que llega al final de sus días con un secreto. Ya que la licantropía de Morgan fue desapareciendo con el tiempo parece poco coherente que arraigara tanto en su genética y por algún tipo de capricho mendeliano se saltase una generación.

Me hubiera gustado un final en el que hubiese aparecido Savanah en el hospital para hacerle una visita, con la misma apariencia de entonces, hubiese resultado demoledor, pero claro, esto ya es una ida de olla mía porque me ha gustado el relato.

4 estrellas

 

 

 

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Bote
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Poblador desde: 12/11/2012
Puntos: 1477

Me encantan los relatos tipo "historia de abuelo", sobre todo cuando lo que cuenta es fantástico y deja una duda al final. En este caso la historia trata el tema licántropo a raíz de la visita de unos hippies, en mitad del asunto Mason, para más inri, y eso me ha parecido muy original dentro del certamen, aunque me ha recordado a Jóvenes ocultos, pero bueno, solo porque me lo ha recordado y eso no significa nada. En cuanto a la previsibilidad, estaba claro que los hippies eran lobos y a partir de Savanah que el abuelo iba a convertirse en uno más de la manada, como está contando la historia está claro que sobrevivió así que solo quedaba encontrarse con un final sorprendente de parte de Ciryl. Y, bueno, quedaba también bastante claro que la licantropía iba a formar parte del "legado del abuelo", pero lo que no me cuadra es que desaparezca por conocer a la abuela y que encima reaparezca saltándose una generación. Con ese final admito que me he quedado sorprendido, no sé, esperaba que la familia de Morgan hubiera llevado el secreto, incluso ante el abuelo, solo que siendo más cuidadosos en el tiempo que esa manada de hippies zarrapastrosos y enloquecidos por la droga, pero de todas formas no me convence ese final.

Y ahora, con todo respeto y sin ánimo de corregir lo que has concebido de este modo, te voy a decir lo que me hubiera gustado como final de este relatazo, lo que me hubiera arrancado el 0,5 que le va a faltar: si los hippies además de porros hubieran tomado setas alucinógenas y/o LSD, si de algún modo durante el relato se hubiera relacionado eso con la transformación en lobos y al final Ciryl hubiera salido al parque, se hubiera sacado un porro del bolsillo y notado que el tripi le empezaba a subir... Eso me habría hecho flipar a mí y, creo yo, hubiera explicado ese "salto de generación".

4,5 estrellas

Mírame a los ojos...

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LCS
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Puntos: 6785

​Enhorabuena, compañera: has escrito un muy buen relato. Sin embargo, si me permites la intromisión, creo que con unos pocos retoques mejoría un montón.

En primer lugar, empezaría con la confesión del abuelo. A ser posible, lo haría incluso en la primera frase.

Continuaría con el nieto, cabreándose cada vez más, para terminar con el nieto verdaderamente enfadado con el abuelo. Éste (y el lector) creería que está enfadado porque incendió el almacén. Me imagino al abuelo, atormentado pidiéndole perdón. (Lo sé, soy muy cruel) y al nieto abandonando la habitación, medio llorando.

Ahí, ya, desvelaría que el verdadero motivo del cabrero del nieto no es que el abuelo hubiera incendiado el almacén (al fin y al cabo se lo merecían), si no que por culpa del abuelo, él tenía que convivir con aquella maldición que portaba. 

Mi puntuación: cuatro aullidos. laughlaughlaughlaugh

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

Pues me ha sorprendido agradablemente, y eso que las historias de abuelos a nietos me dan mucha pereza. Me parece que está muy bien contado (en esa línea de árboles también yo tropecé). Se ten colado un par de jeje, tú misma tras la pantalla te mondabas ¿eh? Lo que no entiendo es por qué Morgan no se va con la banda de astrosos, Savanah (casi he podido olerla, y lamerla) bien merecía que lo abandonara todo. En serio, no entiendo sus escrúpulos, ahora le parece que no es humana, y cuando follaban ¿no? Hay ahí un paso algo brusco. La mención de la abuela es decepcionante, uno ya se imagina a su lado la vida aburrida.

***' 3,5 estrellas

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Muchas gracias a tutti por los comentarios y valoraciones :) 

Resumiendo, se me echó el tiempo y el límite de palabras encima, algo bastante común por aquí, y creo que ha quedado un poco crudo XD

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