Tocata y fuga
La cocina es tan grande que el humo de los fogones, para escapar por las chimeneas del castillo, ha de trazar un plan, presagiar una trayectoria, tocar a rebato, desentrañar un laberinto tan intrincado como el vientre de un dragón. Afuera, el olor alimenta a la canalla.
Sacia todas mis hambres
Tu olor me despertaba hambre y te quise comer con los ojos.
El comerte la boca no saciaba mi estómago, mis células no se hartaban de ti.
¿Y si es hambre mental? No. Con tu pecho abierto frente a mí compruebo que era hambre de corazón.
No me gusta ser pitufo. No me gusta nada.