LAS SIETE NOCHES DE NOCHUCTA (F)

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jspawn
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LAS SIETE NOCHES DE NOCHUCTA

 

 

DOMINGO

 

 

Rayos de noche llegan,

Suenan cipreses, olmos y hayas,

Juventud de hierba recorre la senda,

Un hálito de vida sale de la imagen de la caja,

Llega la hora, toca la brisa su sueño de menta,

Y explota , nada mas emerger de su propia manta.

 

 

Me coloco. Pienso qué hacer. No me sale. Nadie me responde. Abro la puerta. Genuflexiono y miro a ver qué pasa. Noche veo. Toda ella para mí. Inmensidad que, perpleja, comienzo a explorar. Succiono mi brazo con miedo y sin saber de qué. Comienzo a caminar. Me clavo los pétalos de extrañeza que hay por aquí. Siento frío y nervios. Veo múltiples caminos y escojo uno. Sí, el más alejado.¿Por qué no iba a hacerlo? Más de la mitad llevo andado del camino. Veo en las hierbas apagadas unos nombres y son todos los mismos. Nochucta. Nochucta. Nochucta. Y así, sin acabar. Me agobio. Suelto mi pelo. Busco ojos que me miren. Pero no los veo. Ya se acabó el camino. Ya está. Y ahora qué hago. Repito ese nombre de antes: Nochucta. Nochucta. Nochucta . Y descanso.

 

 

 

Gélido el viento sopla,

Haces y enveses remolineando,

Estrellas como parches revolotean sobre

Algo que no tiene nombre, sobre hojas, sobre...

 

 

 

 LUNES

Recuerdos internos de ayer

Cuervos , murciélagos, lobos,

Todos ellos en la estrella,

Pero ninguno pertenece,

Sombras hermanas alzan su voz,

Y se producirá al final la osadía,

El milagro, la unión y la fatalidad.

 

 

 

Ya descansé. Se me pasó el frío. Sigo andando. Escojo otro camino. Ahora el del otro extremo. Mi cuero es fino. Pero lo toco. No se rompe. Electricidad siento. Vuelvo al camino. Tranquila. Deprisa. Ando. Aligero. Corro. Lloro. Recojo un libro lleno de polvo. Lo abro. Lo cierro. Lo abro. Lo miro. Lo leo. Lo siento. Nombres y más nombres. Pero Nochucta no está. No lo sé. O será otra cosa. Lo cierro. Sigo andando. Sigo llorando. Miro a mi senda. Porque es mía. Eso lo sé yo y sólo yo. Porque no hay nadie más. Se acaba el camino. Corro. Me cuesta respirar. Y allí los veo. Allí sentado uno y los otros dos en su lomo. Los miro. Me miran. Me acerco. Se acercan. Y me caigo. Y me miran. Y les miro. Y...

 

 

 

Aullidos , batidos de alas,

Un aire recorre el círculo,

Hasta el infinito se alerta,

Va a pasar, y no se puede evitar,

Sufrirán hasta llegar a uno, hasta ser...

 

 

 

MARTES

 

Sonrisa malévola,

No puede quitarse su cuero

Ellos la ayudarán, se cumplirá el pacto,

Sin pactarse de antemano,

Venas que se romperán,

Corazón rasgante,

Esencia cambiante.

 

 

 

 Mis ojos son nuevos. No ven lo mismo. De mi nacen dos alas. Puedo volar. Pero no me sirve para nada. No se me quita el miedo. Sigo llorando. Sigo llorando. Robo objetos. Pero no lo puedo entender. Me siento encorvada, pequeña, brillante. Ya me dan igual las sendas. Pero sigo con miedo. No sé a dónde voy. Todavía recuerdo el libro, los nombres, el libro, los nombres, el infinito. “Saludos, me presento, soy el que duerme boca abajo, tienes que entenderme, ya no eres tú, pero ¿sabes quién eres?”. Extraña voz esa. Creo que no puedes oírme. Ni entenderme.

 

 

 

Corazón negro, ellos le dieron alas para que pudiera volar,

En sus corazones; para creer que, su corazón negro

No tiene emociones;

Siempre queda el viento, todo está en él .

Pero pronto lo negro de ella se va, fluye hacia un gris,

Pardo, casi negro, pero sumamente distinto.

 

 

 

MIÉRCOLES

 

 

 

Como tal gris pardo, sale de entre las cuevas,

Sólo le quedan las alas, pequeñas y finísimas,

Hacía frío, de esos que te quitan el alma,

Suspiros de humo gélido, bocas de cristal.

Allá va. Allá van. Miembros esparcidos y

Cognados de nuevo.

 

 

 

Sonido agudo siento. “Soy el que roba objetos brillantes”. Sigo sin comprender. Me siento fina, venosa , membranosa. Pienso en el libro. En los nombres. En mí. Tampoco me interesan ni sendas, ni andar, ni correr. Sólo volar. Volar tan alto. Volar tan rápido. Tanto que mi centro sea ése. El introducirme en el círculo. Pero mis alas no pueden parar. No pueden posar.

 

 

 

Si las alas no le dejan reposar,

Si su vida no para de burbujear,

Si ni gris pardo, ni negro brillante

Pueden calmar su ansia, pueden fijarla a la cúspide del círculo,

Nada queda por hacer. Vómito que necesita expandirse.

A dormir. A descansar. A soñar. A volar. A sufrir. A morir.

 

 

 

JUEVES

 

Ella trajo la escondida noche a sus recién tristes ojos cambiados

El perfume de la luz invade su cuerpo, su alma, su todo.

Ella lleva una sombra como máscara.

Hécate renovada, tripartita pero por poco tiempo,

Ahora, en su última fase, no tiene madre que la alimente,

Ni que la cure de sus profundas heridas;

La seducción de un altar la llevará  a la muerte y al amor.

 

 

 

Tentado está mi cuerpo encendido. Me siento atraída por algo. No sé lo que es. Veo compañeros. Oigo llamadas. Ahora sí lo entiendo. Debo hacer algo esta noche. Porque oigo que me lo mandan. Pero no sé quién. No sé de dónde viene la voz. Ahora camino más ligera. Puedo ir más rápido. Lo siento. Puedo sentirlo. Llego allí. He estado corriendo por la senda central. Esa era la verdadera. Noto como mi energía se libera. Me la quitan. La veo penetrar en otro. Sí es... es...

 

 

 

Ahora es su momento, erótica alquimia,

Invade su cuerpo, garras se sueltan,

Ambos dan lo mejor de sí,

Imperiosos, coléricos ,irascibles, extremos en todo,

Con una imaginación inagotable,

Ateos hasta el punto del fanatismo,

Se toman como lo que son,

¿Podría morir ella por esto?  

 

 

VIERNES

 

Ya la luna se calmó,

Ya el pétalo se cayó,

Una brisa invade la medianoche,

Corriendo hacia la madrugada,

Para acabar hacia la mañana,

Pero tardará en llegar...

 

 

 

Estoy cansada. Me pesa el cuerpo. ¿Qué pasó anoche? Miro la luna. No me dice nada. Me quedan dos sendas por recorrer. Iré hacia una de ellas. La izquierda o la derecha. Me da igual. Son las dos oscuras. Cogeré la derecha. Sí, voy por ella. Ya no camino como ayer. No puedo ir más rápido. “Nochucta, ven”. Parece que yo me llamo así. No paran de llamarme. Recuerdo el libro. Quién lo escribió, no lo sé. Puede no existir. Quiero saberlo. Quiero saberlo. “Yo soy, acércate”. No te veo. No te veo. Habla de nuevo. Voy para allá. Espera.

 

 

 

Su camino se acabó,

Sólo queda uno,

Piel helada y blanca,

Surgirá de entre los nenúfares,

Se despertará para el final,

El tiempo le dirá si el sueño es real...

 

SÁBADO

 

Se acerca, se acerca a su piel,

La mirada le acosa,

La duda se le quitará,

Sabrá quién es, la luna se lo dirá,

La vida se le irá, el día volverá.

 

 

 

El izquierdo me queda. Debo hacerlo. Pero tengo angustia. Allá voy. Está oscuro. Ando. Sigo andando. No veo a nadie. No escucho a nadie. Ni a mí. De pronto veo un rayo. Viene hacia mí. “Al tocar la tierra, el día vendrá y tú morirás”. “Ven, ven”. Me alcanza. Dejo de suspirar. Dejo de respirar. Dejo de pensar. Dejo de...

 

 

 

Ella se va, sin importarle a nadie su vida,

Ella es tranquilidad, ella es libertad,

El hombre  quiere monotonía,

No quiere resplandor azul, quiere atosigamiento,

Quiere barbarie, quiere sudor, quiere corrales,

Manadas, pisadas y sobre todo un sol torrencial.

 

 

 

"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo a mí" (Ortega y Gasset)

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Patapalo
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Este relato también lo conocía, y sin duda le viene bien una segunda lectura, pues no haces muchas concesiones al lector. Su punto fuerte y débil al mismo tiempo es la confusión transmitida, la misma que vive el narrador y que se obliga al lector. Si éste no da la suficiente complicidad, se pierde. No es un relato que se pueda seguir, a mi parecer, literalmente, y eso es arriesgado. Al mismo tiempo, me gusta el carácter que tiene la prosa. Una obra interesante.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Ninotchka
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Es... poesía. Más no puedo decir: al principio me ha chocado el estilo y la forma; una vez repuesta de la sorpresa, me ha encantado leerlo. Se aleja de lo "común", y, aunque es una apuesta muy arriesgada, a mi juicio está llevada a cabo con algo muy cercano a la maestría. Enhorabuena

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